La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto Filosofía en español
Gómez Pereira

[Gómez Pereira en]
La imprenta en Medina del Campo
de Cristóbal Pérez Pastor

(Madrid 1895)



1554

112. Pereira (Gometius).

Antoniana Mar- | garita, opvs nempe Phy- | sicis, Medicis, ac Theologis | non minvs vtile, qvam necessa- | rivm. Per Gometivm Pereiram, me- | dicvm Methinae Dvelli, qvae | Hispanorum lingua Medina de el cam- | po appellatur, nunc primum | in lucem editum. | Anno M.D.LIIII. decima quarta | die Mensis Augusti.

(Al fin.) Methymnae Cam- | pi excusum est hoc opus in | officina Calchographica | Guillielmi de Millis. | 1554.

Fol. – 208 hs. de texto, numeradas por columnas (832), más 16 de prels. sin foliar – signatura .:., .:., §, A-Z, Aa-Cc – todas de 8 hs., menos las dos primeras de prels., que son de 6, y la tercera, de 4 – a dos columnas – apostillado.

Port. (frontis grab. en mad., y en el centro el título de rojo y negro. En la parte superior el E. de a. del cardenal Siliceo. En la inferior se ven un águila y un lince.) – Al vº.: «Elenchus operis.» – Ofrecimiento de esta obra a N.S. Jesucristo. – Dedicatoria al cardenal Siliceo: «Ex Methina Campi.» – «De ratione inscriptionis operis hujus. – Ad Lectorern scopus authoris in conficiendo opere.» – P. en bl. – Cautio lectoribus observanda antequam opus hoc legere agrediantur. – Erratula quae in hoc opere reperiuntur. – Index, seu tabula eorum quae in hoc opere continentur.» – Texto. – Colofón.

En la dedicatoria dice el autor que había entrado en el año 54 de su edad, y que en su juventud había tenido como preceptor in physico negotio, al que después fué cardenal Siliceo.

«De ratione inscriptionis hujus operis: ... Quas ut fugerem ambiguetatis ex paterno ac materno nominibus operis titulum conficere decrevi. Cumque meus pater Antonius et Margarita mater, dum viverent, appellarentur, Antonianam Margaritam Commentaria nostra nominari, ut decreveram, executus sum. Veraque fateri volo, non displicuisse mihi fugienti insolentem nomenclaturam, dum piam quaero, simul extollentem operis conditionem praeter propositum invenisse...»

«Ad lectorem: ... Porro vos omnes conscios facere volo, nihil praeter veritatem impulisse me, ut praesens opus conficerem, & multa alia nondum in lucem edita, & mox (si Deus concesserit) edenda, tam speculationi attinentia, quam Medicae praxi adeo utilia, ut novitate quoque extranea.»

Indica que se le ofrecían muchas dudas al leer los libros de Medicina, y que estudiando más y más sobre ellas, vió que eran falsas teorías, contra las cuales iba principalmente dirigido el trabajo que ahora daba a luz..

El primer punto del Elenchus dice así: «Bruta sensu carere ostenditur fol. I. et sequentibus, ac per universum hoc opus et in commenticulis ultimis super paraphrasim 3. de anima.»

Primera edición. – La segunda, según Nicolás Antonio, es Francofurti, 1610 – La tercera Matriti, Ex Typographia Antonii Marin, 1749.

(Bib. de la Facultad de Medicina.)


1555

123. Palacios (Michael Á).

Obiectiones Licenciati | Michaelis a Palacios, | Cathedrarij sacrae Theologiae in Salmantina | Uniuersitate aduersus nonnulla ex multi- | plicibus Paradoxis Antonianae | Margaritae, & Apologia | eorundem.

(Al fin.) Excusum est Methynae Campi in officina | chalcographica Guilielmi de Millis | vigesima die Martij | Anni. 1555.

Fol. – 18 hs. foliadas – sígn. a-b – la primera de 8, y la segunda de 10 hs.

Empieza a continuación del título una «Ad Lectores Epistola: 15 die Martij. Anni 1555.» – Al v.º: «Domino Gometio Pereira Michael Palacios.» – Texto (cinco objeciones). – Fol. 5: «Apologia Gometii | Pereirae ad qvasdam | obiectiones aduersus nonnulla] ex multiplicibus paradoxis An | tonianae Margaritae. | Domino Licentiato Michaeli a Palacios | cathedrario Theologiae in Salmanticensi Universitate Gometins Pereira S.» – A la vuelta de esta hoja empieza el texto de la Apología. –Colofón.

Dice Gómez Pereira en la Epistola ad Lectores, que habiendo recibido del Licenciado Miguel Palacios unas objeciones que había hecho a su Antoniana Margarita, determinó darlas a luz juntamente con una apología de las que dicho Licenciado llamó paradojas, contenidas en la Antoniana Margarita.

Las paradojas son, según Palacios, las siguientes:

«I. Bruta carere sensu.
II. Actum sentiendi non esse accidens diversum re a potentia, sed potentiam esse sua sensionem.
III. Impossibile esse ab accidentibus visibilibus gigni visionem.
IV. Sensum communem non esse potentiam organicam, neque potentiam particularem, sed ipsam animam esse sensum communem.
V. Materiam esse abolendam.»

A los pocos meses de publicada la Antoniana Margarita, Gómez Pereira sacó a luz esta réplica y contrarréplica, con objeto, sin duda, de que se encuadernaran con el tratado principal, como lo hemos visto en algunos casos, por lo cual no tiene portada propiamente dicha, poniendo además la foliación desde la primera plana.

Primera edición.

(Bib. Nacional.)


1556

130. Sosa (Francisco de).

Endecalogo, (sic) contra | Antoniana Margarita, en el qual se | tratan muchas, y muy delica- | das razones, y autoridades: | con que se prueua, que los | brutos sienten, y por sí | se mueuen. Tratanse | ansi mismo algunas | sabrosas histo- | rias dignas | de ser ley- | das. | Dirigido al muy magni- | fico cauallero, Die- | go de Ribera. | Con licencia impresso. | ¶ En Medina del Campo, por | Matheo del Canto. | Año 1556.

(Al fin). Fue impresso en Medina del Campo. | Por Matheo del Canto. Año 1556.

8º – letra gótica – 50 hs. sin foliar – signatura A-F – todas de 8 hs., menos la última, que tiene 10.

Port. – V. en bl. – «Al muy magnifico señor Diego de Ribera, de la orden equestre, de Medina del Campo, El doctor Sosa, Salud.» – Texto. – Colofón. – P. en bl.

Llámase Endecálogo por que los interlocutores son los once siguientes: Ximio, Murciegalo (sic), Cocodrillo, León, Águila, Ballena, Lobo, Elefante, Júpiter, Mercurio y Momo.

Supone el autor que, reunidos todos los animales del universo en general asamblea, comisionaron al Cocodrilo para que presentara ante Júpiter querella contra Gómez Pereira, porque en su Antoniana Margarita defendía que los animales no sienten ni por sí se mueven. Júpiter, para informarse, mandó a Mercurio a la Tierra. Mercurio intenta buscar a Momo primeramente en el monte Olimpo de Tesalia, donde piensa encontrarle entre la gente que acude a los juegos olímpicos; y no hallándole, va al Parnaso, donde tampoco le encuentra, determinando entonces pasar a Medina del Campo, donde por fin le halló, y de él fué informado completamente; de todo lo cual dando Momo entéra relación a Júpiter, éste sentenció: «Que el libro de Pereira sea sepultado en los infiernos, de donde salió. Que los brutos tienen ánima viviente y que son mas que plantas y arboles. Que los brutos tienen memoria y aprenden. Que Gómez Pereira no dispute mas contra el docto varon Miguel de Palacios, cathedratico de Salamanca... Le mandamos que dexe de estar la logica y philosophia, y medicina y teologia y los derechos civiles, sin poner en ellos dubdas ni alteraciones... y no le condenamos en costas, usando de nuestra clemencia, porque bastan las que hizo en imprimir las dichas vanidades, sin que sirvan para mas los papeles que imprimió de para que los especieros echen en ellos las especias que vendieren, que pues de especies tratan, justo es que para especias sirvan.»

La única indicación del nombre del autor está en la dedicatoria, suscrita así: Doctor Sosa.

Folio Aiiii: «Dice (Pereira) y osa afirmar que ningun animal vee, aunque el no mirando lo que habia de tratar en su libro, porque no le puso título, incurriendo por ello en gran defecto, pintó un Aguila y un Lince en la primera foja, diciendo y significando por estos animales, que el que su libro hubiese de entender habia de tener tan subido ingenio como la Aguila el vuelo, y tan agudo el entendimiento como el Lince la vista, que dicen los naturales que vee gran cantidad debaxo de tierra.»

Folio 6: «Cocodrilo... Y aun con la postura [140] de mis huevos y con la prudencia de que naturalmente soy dotado sobre todos los animales del mundo, cada año mido las grandes crecientes del rio Nilo, no sin gran provecho de los moradores de sus riberas.»

Folio 15: «Mercurio. Quiero ir a Medina del Campo, donde siendo, como es, el emporio del mundo, despues que la gran Corintho lo dexó de ser, se allegan y juntan dos vezes en el año de todas las naciones de gentes infinitos hombres por el sol. Ya soy llegado a la puerta de Salamanca, desde donde veo estar a los cambios gran concurso de gente.»

Folio 21: «Momo. Entré otra vez en la ciudad (Nápoles) y contemplé su maravilloso asiento y excelente puerto y sus tres fortissimos castillos. En uno de los cuales vi de bulto al gran capitan Gonzalo Hernandez, y en la sala todas las batallas que venció en la conquista del reyno. Mercurio. Por Saturno me di si es verdad que viste a este tan iIlustre varon que su fama resuena hasta el cielo de Júpiter. Momo. Mira si le vi, vile, y aun se muy bien todo lo que en la conquista hizo, y se su liberalidad y prudencia que tenia, y vi en el otro Marte en las batallas y otro Augusto en la ventura, y otro Alexandro en la potencia, y a Julio Cesar en la presteza... Sabras, Mercurio, que el era de nacion Español, de las ilustres casas de Aguilar y Cordova... passando en el reyno de Nápoles, le conquistó con muy pocos soldados Españoles, y menos cavalleros. Venció a los muy sabios y valientes capitanes del Rey Luis de Francia, mosieur de Nemos, y mosieur de Aubeni, y al marques de Mantua, y al marques de Saluzes, matolos muchas gentes. Tuvo tanta prudencia que traxo debaxo de las banderas españolas a Coloneses y Ursinos, bandos contrarios de Roma y de toda Italia. Fue liberalissimo en hacer mercedes de villas, y castillos y ciudades. Hizo conde al valiente conde Pedro Navarro; igualose en sacar de sus soldados valentissimos capitanes, con el grande Alexandro: porque si el otro dexó doze principes, aquellos los mas dellos habian sido criados con su padre, el rey Phelippe de Macedonia, que los habia traido en la conquista de toda la Grecia; mas este tomó los tirones, del número destos fué el maravilloso Prospero Colona, y don Hernando de Avalos, marques de Pescara, tio del marques del Gasto passado, y el señor Alarcon, aquel que dió el sano consejo a la Magestad de Carlos quinto, quando estando sobre la Goleta, privó que los cavalleros escaramuzassen con los moros, y el valiente Juan de Urbina, y el muy prudente y esforzado Bartholome Siniano, a quien algunos llaman, corrompiendo el vocablo, Bartholome de Albiano, que despues fue milagroso capitán de Venecianos, el qual sostuvo la guerra por ellos ocho años contra el Papa y Emperador Maximiliano, y contra el Rey de Francia, y algunas veces contra España. Y entrando pobre de gente & dineros, los dexó ricos, y en paz, & con mas tierras que quando la guerra comenzó: aunque entró desdichadamente en su capitanía, porque el Prospero y el marques de Pescara le vencieron en la gran batalla de Vicencia.

»Fue su discipulo el señor Antonio de Leyva, maravilloso Español que en la conquista del ducado de Milan, y en el cerco de Pavia, y en otras muchas batallas hizo maravillas. Crio assi mismo a Marco Antonio Colona, sobrino del Prospero, que hizo mas en la defensa, de Novara, que cercada de Franceses y Venecianos con dos poderosos campos gran tiempo estuvo, que el fuerte y discreto Asarraez, sobrino de Dragut en la defensa de Africa... Fue su soldado y despues capitan famoso, Diego de Vera, & Andres de Olivera & Gutierre Quixada, y el vallientissimo Diego Garcia de Paredes, varon en quien nunca entró temor, todos de nacion españoles,

»Finalmente fue su capitan el gran conde Pedro Navarro, aquel que dió el saludable consejo, en la batalla de Ravena, de poner ciertos soldados con espadas & rodelas entre los cavalleros, para que jarretassen los cavallos de los enemigos, & ayudassen a cavalgar a sus cavalleros, si de los cavallos fuessen derrivados. Este en la memorable batalla que el Rey Francisco dió a los Suizos, ingenió de hacer un repecho de tierra, y empavesarle, para que desde allí a su salvo tirassen los ballesteros Gascones sus saetas: este ganó de los moros de Africa, en espacio de un año, a Oran, y a Tripol y a Bugia, y dió el sano consejo a Don García de Toledo, que no desembarcasse en los Gelbes, conociendo quanto peligro era echar los soldados, [141] muertos de sed, en tierra a ojo de los enemigos: y dió estando assi mismo en servico del rey de Francia, el maravilloso consejo en la batalla de la bicoca al grande almirante de Francia, y a mosieur de la Tramulla, contra la nacion Española: en el qual si no erraran, fueran vencedores.

»Otros muchos discipulos tuvo este soberano capitan, que cada uno podia ser general de un poderoso ...

»Despues ví a este rey Francisco de Angulema, inquietando a toda Italia, tener en el parco de Pavía un poderoso exercito, con que al señor Antonio de Leyva, que dentro estaba, tenia cercado; mas mosieur de Borbon y el Marques de Pescara generales de la cesarea Magestad de Carlos quinto, yendo a socorrer los cercados, le dieron la batalla, la qual fue vencida por esfuerzo, saber y valentia de los generales, y principalmente por la fortaleza y sabiduria del marques del Gasto, que aquel dia capitaneaba cinco mil arcubuzeros Españoles, con los quales ganó la ciudadela, & habiendole su tio el marques mandado que la robasse, y fixasse alli sus banderas, él, oyendo los tiros que por todas partes resonaban, y la arcabuzeria que oia, considerando que él tenia la mejor gente, y que no se mezclando en la batalla podria su parte ser vencida, desamparó el puesto y socorriendo luego a un esquadron de Alemanes con ochocientos arcabuceros, rompió un esquadron de catorze mil Suizos, gente ferocissima, en quien el Rey de Francia tenia toda la esperanza de su vitoria, por llevar como llevaba del un costado catorze piezas de artilleria, & del otro quatrocientos hombres darmas. Y despues socorriendo a los cavallos ligeros Italianos, que rompian con el esquadron real del rey, fué causa de su vencimiento y prision, y de que le truxessen preso a España. Dexando a este principe de los capitanes del mundo, y a los que despues le sucedieron, volé á, Roma, donde hallé los campos llenos de soldados, y gente de armas, que la Iglesia habia puesto en orden, para contra Carlos quinto Emperador de Alemania, patron y defensor de la Iglesia. (Mercurio) Mas a tí, Momo, que se te da, pues estas aquí en Medina comiendo buenos pasteles y ojaldres del mejor pastelero del mundo, y bebiendo muy buen vino blanco y tinto. (Momo) Por toda la Italia vi los poderosos exercitos de los Españoles y Franceses, despedazarse a veces unos a otros miserablemente, más, por la divina clemencia, en breve los vi concertados en tranquilidad y sosiego... Te quiero contar la memoratissima conquista de Africa, que fue la mas peligrosa que jamas se vió, assi por ser la ciudad fortissima, como por estar en su defensa aquel Asarraez, no menos valentissimo que muy discreto capitan, con tantos turcos y muy valientes moros, como eran los Españoles que fuera estaban: mas Juan de Vega visorey de Napoles, y Don Garcia de Toledo, y Luis Perez de Vargas, general de la Goleta, y el capitan Hernan Lobo, y Don Hernando de Toledo, y otros muchos y muy sabios capitanes por tierra, y Andrea Doria por la mar, juntando dos galeras, y haciendo un tabado (sic) en ambas puentes, donde assentaron ocho culebrinas y cañones, los combatieron tan animosamente por dos baterias que les habian hecho, que los entraron la inexpugnable ciudad, aunque era tanta la multitud de la artilleria que el Asarraez sobre los muros tenia puesta, y tanta la arcabuceria y botafuegos, y granadas de alquitran, y buzanos & otra suerte de tiros, que, comenzando a disparar, estaba el aire tan escuro por algun tiempo, que parecia ser noche muy escura: mas todo esto no pudo quitar que la ciudad no fuese entrada, aunque con muerte de muchos y muy señalados cavalleros, y valientes soldados. Y lo que te contaré de tus mancebos hermanos, es para poner admiracion, assi en los presentes como en los venideros varones: es el caso que andando como andaban los españoles peleando por todas las calles con Ios Turcos, y renegados y moros, que valentissimamente los defendían las plazas y casa y calles, assi los que en ellas se hallaban, como desde los torreones y rebelines, que todos volvieron sus tiros y flechas contra los que dentro andaban. Uno de los tres hermanos, que te dixe, llevando una bandera, fue herido mortalmente con un arcabuz: luego tomó la bandera, que en el suelo estaba, el segundo hermano, y fué assi mismo herido y muerto: y tomando el tercer hermano la bandera, le sucedió la misma ventura que a los otros dos, la qual levantada por un valiente soldado la tuvo hasta el fin [142] desta famosa vitoria. Mercurio. Sabes otra cosa alguna digna de memoria, que ay hubiesse acaescido, assi en el cerco, como en la entrada dessa ciudad, porque he sabor de oir algo dessa historia. Momo. Si se, y aun mas de una. Mercurio. Pues mentamela por tu vida. Momo. Plazeme, sabrás que durante el cerco se determinaron cincuenta turcos de salir una noche a dar una vista al real, y partieronse en dos partes, y fue un moro descalzo por el arenal muy pasito, y hallando la centinela durmiendo entre dos pipas, lo volvió a decir a sus compañeros: ellos seguramente llegaron al que roncando a su sabor estaba, donde le cortaron la cabeza antes de que recordasse, y acometieron con grande impetu a la guardia del real, y, matando algunos, hubo una recia escaramuza por la otra parte, siendo sentidos por la centinela, no dexaron de pelear animosamente, tanto que si a esta hora todos los de la ciudad hubieran salido, se tiene por cierto que el real de los Españoles corriera último peligro. Assi mismo viniendo Dragut Arraez a socorrer al sobrino Asarraez, que la ciudad por él tenia, con dos mil y quinientos Turcos, y renegados, gente fortissima que consigo traia; y con el concierto que con los cercados tenia fecho, que quando él llegasse, ellos saliessen, y assi acometiessen a los Españoles por dos partes, para mas facilmente los vencer, él acometió, saliendo de una celada con sus arcabuzeros y flecheros, a los que aquel dia hacian la escolta de yerba y leña, poniéndolos en súbito espanto y alteracion y casi en huida; mas siendo del real socorridos por el general y por otros muy valientes capitanes, no solamente traxerón por lo que habian ido, mas aun muy vergonzosamente hicieron huir a Dragut para los Gelbes a pedir socorro a su Xeque, estando todos los del real puestos muy en orden, esperando quando saldrian los de la ciudad en favor de Dragut; mas ellos hicieron a mi parescer mejor, que se estuvieron dentro de sus fuertes muros sin osar cometer su negocio, a aquel solo recuentro, mayormente habiendolo de haber con Españoles, gente casi invencible. Otra cosa te quiero, Mercurio, contar de gran tristeza, mezclada con heroyco esfuerzo, y fue ver mortalmente herido a Don Hernando de Toledo, tendido en el suelo, y queriendose parar a llevarle al real algunos capitanes y otros soldados, los dixo: Ea, señores, seguid vuestra vitoria, que yo un hombre solo soy; y assi, le dexaron y fueron a dar en los Turcos y Moros, que muy animosamente se defendian.

»Despues vi a dos mil ochocientos soldados Españoles estar con su capitan Don Alvaro de Sande defendiéndose animosamente de mas de treinta mil de caballo, todos alarabes muy escogidos en un campo raso quatro leguas de Monasterio ciudad de la Africa , donde, a pesar suyo, llegaron sin perder diez soldados, habiendo fecho en los alarabes gran daño... Vi la miserable y calamitosa entrega de Bugia fecha a Salarraez rey de Argel, cosa maravillosa de oir, y muy lamentosa de ver; porque aliende de ser cosa fortissima por su natural asiento, tenia dos antiguos castillos muy fuertes, sin el imperial, que parescia inespugnable: al qual si los varones y valientes soldados, que dentro estaban, se acojeran, aun agora estubiera Bugia en su primero estado; mas con mal consejo le procuraron bolar con la pólvora, que para se defender habian menester, y le desampararon perdiendo luego todo su esfuerzo, porque desde el mismo castillo que los Turcos le señorearon, hacian gran daño con su artilleria por las casas y calles de la ciudad, y faltando a los Españoles municion, se rindieron con miserable partido al rey que sobre ellos traxo cinco mil Turcos, & renegados arcabuzeros & flecheros, & doze o quince mil Moros con lanzas & hondas, y catorce galeras y algunos Alarabes & renegados, & moros a cavallo. Antes desto vi a los franceses batir a una plaza fuerte, la qual defendia en Italia un capitan Español, que se decia Diego Diaz, maravillosamente con una guarnición de trezientos Españoles; mas teniéndole ya dos lienzos llanos y queriéndole dar el salto, el general de Francia le requirió se diesse con honroso partido: el lo hizo y salió con sus soldados y artilleria, & preseas, & armas, & con sus banderas tendidas, tocando sus atambores. Con tal aparato se presentó ante el Duque de Alba, general de la Magestad de Carlos quinto, teniendo entendido que le habia de remunerar por llevarle, como le llevaba, aquellos válientes soldados en salva, con tanta honra: mas no fue bien llegado, [143] quando le mandó cortar la cabeza. Mercurio. Justamente pagó ese capitan; mas segun sospecho debia ser nuevo en el mandar, aunque podia haber sido valiente soldado. Momo. Assi es, que por su esfuerzo y valentia habia venido a alcanzar la capitania. Mercurio. Estas cosas aparte, por su vida, Momo, pues tocaste en Africa, me digas que te paresce a tí, pues se eres hombre ingenioso, de esta conquista que agora se suena en España, que se quiere hacer de Bugia, o de Argel: a donde será mejor ir primero. Momo. Bien se, o Mercurio, que tu lo sabes mejor que yo; mas por te hazer plazer, porque creo quieres passar tiempo conmigo, segun la flaqueza de mi saber en cosas de guerra, mayormente en cosa tan importante como esta, te diré lo que siento. Sepas, como te he dicho, que Bugia es cosa fortissima, y no tiene cien passos de combate su muralla, y los tres castillos son guarda desta muralla, especialmente el imperial, y assi los castillos como la ciudad son agora guardados por Turcos, gente acostumbrada a sufrir cercos, y sed, y hambre, y tienen muy buena artillería, y no echaran su polvora en valde: estos, siendo cerrados, la defenderan muy bien, porque apenas hay por donde la combatir, y el rey de Argel los irá luego a socorrer con todo su poder de Turcos y renegados, y convocará los Moros y Alarabes de toda la tierra, que vayan contra los Españoles sus mortales enemigos, lo qual ellos haran de buena voluntad, porque los tienen grande enemistad. Mas si van sobre Argel, es la ciudad menos fuerte, y podrase con mas facilidad combatir y entrar, y estando el rey cerrado, no habrá quien campee acaudillando los Moros & Alarabes contra los Españoles, & los de Bugia, & de Fez, & de Velez de la Gomera no irán a meterse en Argel, ni osarán ponerse en campo: y tomada Argel, luego es entregado el resto de la potencia de su Rey, y aun todo lo mas de Berbería; mas aunque Bugia se conquiste, no se rendirá otra fuerza alguna. Mercurio. Satisfecho me has. Momo. Como he podido, mas si otra cosa paresciere a otros que sepan mas que yo, hagase tomando primero maduro y sano consejo. Mercurio. Bien estoy en eso, mas resta saber, pues has andado todas esas tierras, me digas yendo sobre Argel, pues es cierto que los Turcos han hecho en la montañuela una casamata bien fuerte, y en la playa un castillo pequeño, para ocupar el puerto, con mucha artilleria, adonde será bien que vaya la armada de España a desembarcar, que sea seguro puerto, y que desde allí en poco tiempo se ponga el sitio en oportuno lugar sobre la ciudad de Argel. Momo. Esso no te lo osaré decir por miedo de los Españoles; porque si yo lo descubriesse, y los Africanos Argelistas pusiessen defensas en aquella parte, por ventura me costaria caro, mayormente ahora que es feria, y rescibe gran sabor el juez en hacer una justicia, especialmente en un hombre tan famoso como yo. Mercurio. Pues qué remedio tendrán los Españoles para lo saber. Momo. Porque por su esfuerzo & valentia los quiero mucho, y assi mismo por ir un caballero mancebo de aquí de Medina, cuyos antepasados dieron gran lustre de sí en España, por capitan, a quien yo soy afficionado por las buenas artes de caballeria que en el he visto, te daré mi parecer. Aquí en esta villa estan dos hidalgos bien entendidos, que algun tiempo estuvieron cautivos en Argel, y saben los puertos comarcanos demas de diez leguas del poniente y otras tantas a levante: destos y de otros Españoles sabios y entendidos, agora que hayan sido presos en Argel, agora no, te podrás tu, y quien saberlo desseare, enteramente informar; porque yo muy acertadamente los he oido hablar en ello, y aun te digo que desseo dar este aviso a los Españoles, que procuren lo mas pronto que fuere possible rematar la potencia de Argel: porque si alli se encabalgan treinta mil Turcos, que son gente ferocissima, facil cosa les será convocar a los moros y alarabes, que otra cosa no dessean, para que passen a España: porque estos pretenden que es suya de derecho, desde que la ganaron al Rey Don Rodrigo, y podria se ver España en trabajo, pues los de Argel solos hacen al presente harta guerra, y hase de considerar que desta manera han conquistado todo el imperio que tienen. Por tanto yo te digo que conviene a los Españoles velar y no dormir para su seguridad, porque tienen muchos enemigos dentro en su casa, y yo entiendo, en dexando de ser Raposo avisarlos...

»Otras muchas cosas que me dan placer & [144] contentamiento te dexo de contar por te decir como tambien me hize Raposo, por ver por experiencia si era verdad lo que oí leer a un philosoplio en Italia en un libro que me paresce se intitula Antoniana Margarita, & no sé a qué propósito tiene este título, pues en el no se trata de Antonio, ni de Margarita, antes se trata en dezir que los brutos no sienten, ni por si se mueven. Mercurio. O Jupiter, es verdad, que has visto esse libro, y que en el se trata essa cosa? Momo. Mira si es verdad, & aun de aqui de Medina dezia el libro que es el autor, & por eso vine aqui, & andando en su rastro muchas veces le he oido disputar con otro philosoplio sobre esta razón, & no solamente ha la cosa venido en disputa, mas con juramentos afirmar lo que de los brutos dice, ser mas verdad que el sol alumbrar la tierra, quando mas claro al medio dia sobre nuestro hemisferio se nos muestra...

»Me paresce que veo aquel philosopho, de quien agora tratabamos, venir hacia los cambios por la rua arriba, y aun viene con el otro varon bien sabio, que muchas veces le hace cruxir los dientes, y de la otra parte viene el famoso albeytar Vasquin, muy alterado, haciendo juramentos de le probar por Ipocras, y por experiencia, que los brutos sienten, y no assi como quiera, mas muy mas perfectamente que los hombres. Acechemos un poco, que no será mucho que venga a puñadas el negocio, segun se va encendiendo: por la otra azera se van, dexemoslos ir que ya paresce que van algo mas callando, y creo que es porque Vasquin le debe haber persuadido con algunos fuertes y verdaderos experimentos, y mira que es lo que mas mandas en que te sirva.»

(Bib. de D. José Sancho Rayón.)

En el Archivo de Protocolos de Medina del Campo hemos encontrado los siguientes documentos, que además de darnos a conocer el nombre del autor, nos ofrecen algunos datos para su biografía:

1º Escritura de venta de unas casas en Medina del Campo, en la Plazuela del Mesón de Sardón, otorgada por Pedro Azcona al Doctor Francisco de Sosa, médico de la dicha villa. Medina del Campo 16 de Octubre de 1551. La firma autógrafa dice así: el doctor fran.co de sosa. (Protocolo de Gregorio de Santillana, 1551, folio 560.)

2º «Memoria de lo que yo el Doctor Francisco de Sosa he dado a Pero Ruiz para en pago de dozientos ducados que quedé de le dar de oro, y vestidos y axuar para su muger y mi hija Doña Catalina de Sosa.»

3º Carta de pago y recibo de dote de lo contenido en la Memoria anterior, otorgada por Pero Ruiz en favor de su suegro el Doctor Francisco de Sosa. Medina del Campo 9 de Diciembre de 1556. (Protocolo de Juan Losa, 1556, folio 1096.)

4º Partición de los bienes que quedaron por fin y muerte de Doña María del Río, muger que fué del Doctor Francisco de Sosa. Medina del Campo, Diciembre 1571. (Protocolo de Baltasar de Soto, 1572 a 76, folio 16.)

A pedimento de García de Zaballos, marido de doña Ana de Sosa, hija del Doctor, se incoó este expediente de partición, en el cual no intervino nuestro autor sino por medio de su procurador; pero habiéndosele exigido que diese cuenta de lo que había gastado con sus hijos varones, tuvo que comparecer ante la Justicia y hacer la siguiente

Declaración del Doctor Francisco de Sosa.

«En Med. del campo a quinze dias del mes de diziembre de mil y quinientos y setenta e un años el dicho dotor Francisco de Sosa declarando al dicho pedimento fecho por Melchor de Villa en nombre de García de Zaballos como marido y conjunta persona de doña Ana de Sosa, en el dicho dia habiendo jurado en forma de derecho dixo que confiesa que lo que se le dio al dicho Juan Bautista de Sosa para ir a la dicha ciudad de Roma se lo dio Maria del Rio difunta, muger deste que declara, y que no sabe ni tiene memoria de que dineros se le dio para lo susodicho. Y que asi mismo no sabe ni se acuerda de que dineros haya pagado por el en la dicha razon, porque como no [145] tenia voluntad de se lo contar, nunca lo asentó ni contó. Y en quanto a lo que se le pide declare que ha gastado con el dicho Juan de Sosa y Quintino de Sosa en el tiempo que les tuvo en el estudio de Salamanca dixo que nunca en esta razon gastó con ellos cosa alguna, porque si algun tiempo estuvo en el estudio de Salamanca el dicho Quintino de Sosa, le daba lo que avia menester se lo daba pero muñoz de guzman y que al tiempo que el dicho pero muñoz de guzman se metió frayle, mando dar al dicho quintino de sosa por el servicio que le habia fecho doscientos y quarenta reales, los quales recibio este que declara y dellos es debdor al dicho su hijo. Y en quanto a lo que piden que declare que mrs quedaron en dinero al tiempo que fallecio la dicha doña Maria del Rio su muger, dixo que lo que quedó está puesto en el inventario que hizo y que por alli parecerá y que al presente no se acuerda qué tanto es, y que esta es la verdad para el juramento que hizo y lo que responde a las dichas pusiciones. y lo firmo de su nombre. El doctor Sosa. Ante mí Baltasar de Soto.»

Resulta de esta partición que cuando el Dr. Francisco de Sosa se casó y veló con doña María del Río, prometió en arras 1.570 maravedís, que cabían en la décima parte de sus bienes; que doña María llevó de dote 16.000 maravedís, que después heredó otros 16.000, y que al morir dicha señora el cuerpo de hacienda alcanzaba a 526.047 maravedís, los cuales se habían de repartir entre el cónyuge superviviente y los hijos, que eran: Doña Catalina de Sosa, casada con Pero Ruiz. Doña Ana de Sosa, mujer de Garcia de Zaballos. Juan Bautista de Sosa, mayor de 20 años y menor de 25, debajo del dominio paterno. Doña Leonor de Sosa, menor de 25 años. Quintino de Sosa, menor de 25 años. Entre los bienes inventariados se encuentran «las casas de la Plazuela del Meson de Sardon, en que vive el dicho doctor Sosa, tasadas en 700 ducados», otra «casa al Peso del Comendador», ambas en Medina del Campo. Además se tasaron tierras de pan llevar, viñas, casa y lagares en Villanueva de las Torres, que debieron ser de la legítima de doña María del Río.

Nicolás Antonio, que al tratar de la Antoniana Margarita cita el Endecálogo como de autor anónimo, dice, en el artículo correspondiente, que el Dr. Francisco de Sosa, médico de Medina del Campo, ofreció al Príncipe de Éboli, Ruy Gómez de Silva, para que éste lo presentara a Felipe II, un libro manuscrito intitulado: Del Arte como se ha de pelear contra los Turcos; y como defendiéndose dellos se ha de rematar su potencia.

Añade que en esta obra hace constar el autor que la terminó en Medina el año 1549, y que tenía también concluído otro trabajo, cuyo título era: De las ilustres Mujeres que en el mundo ha habido.

Las repetidas alusiones que en el Endecálogo se hacen a españoles que pelearon en Italia y en África, las relaciones de estas campañas llenas de detalles propios de un testigo ocular, y el escribir un médico el Arte como se ha de pelear contra los Turcos, nos afirman en la opinión de que nuestro autor debió en su juventud servir en aquellos ejércitos, que hicieron reverdecer los laureles de las armas españolas.

Por esta razón, decidido el Dr. Sosa a escribir algo contra la Antoniana Margarita, y no siendo filósofo, sino satírico, compuso este diálogo burlesco, en el cual, a falta de razones filosóficas, hizo uso de la sátira, y no dándole ésta materia bastante para un pequeño volumen, acudió a sus recuerdos militares, intercalando varias digresiones, muy curiosas por lo que tengan de autobiográficas y por la luz que dan sobre algunos hechos de aquellas campañas, pero nada pertinentes en una obra de polémica filosófica.


1558

135. Pereira (Gometius).

Novae veraeqve | Medicinae, experimentis et evi- | dentibus rationibvs comprobatae, | Prima pars: Per Gometium Pereiram, medicum | Methymnae Duelli (quae Hispanorum nomi- | ne, Medina del Campo nominatur) | Nunc primûm in lu- | cem edita. | Qvae in hoc volvmine tra- | ctantur, Elenchus versae paginae docebit. (E. de a. r.) Methymnae Dvelli. | Escudebat Franciscus a Canto. | Anno. 1558. Mense Octobris.

(Al fin.) Methymnae Dvelli. | Excudebat Franciscus a Canto. | Anno. 1558. Mense Octobris.

Fol. – 228 hs. a 2 columnas (éstas son las numeradas, alcanzando hasta la columna 916, en cuya numeración hay alguna equivocación), más 4 hs. de prels. sin numerar – sign. ¶, A-Z Aa-Pp – todas de 6 hs., menos ¶, que tiene 4 – apostillado.

Port. – Al v.º: «Elenchus.» – Ofrecimiento de esta obra a N. S. Jesucristo. – Dedic. al [148] principe D. Carlos. – Ad lectorem. – P. en bl. – Operis prohemium. – Texto. – Colofón. – Página en bl.

La dedicatoria al Príncipe dice así:

«Cum nuper coram celsitudine tua, Serenissime Princeps, exemplo ostenderem, inventum illud nostrum, quo fluminum & fontiuni aqua, ad quantumvis distantia loca sine cuniculis, ac pontibus posset deduci, & si inter media montosa, & multo origine fluminis, aut fontis altiora, aut flumine, fonteve ipso profundiora fuissent, firmum ac perpetuum esse. Memoror causam ascensus aquae illius Celsitudinem tuam a me petiisse: tibique amplissimo Principi respondisse. Dilucide ipsam tibi posse me ostendere putare si edoctus (hactenus enim per aetatem non licuit) in physica facultate fuisses. Utque investigare rerum causas, cum velles, posses, Celsitudinem tuam hortabar physicae facultatei incumberes. Quod eventuum naturalium inquisitio dulcissima & honestissima sit, & quae perennem laudem Principes & quosvis alios assequi efficiat, & a mortalitate vindicare valeat. Cumque liventer & aequo animo Celsitudo tua illud accepisset, spem non exiguam sumpsi, non irrita consilia nostra apud te futura, maxime cum talem Praeceptorem adeptus sis, ut magno Alexandro, qui Aristotelem magistrum habuit, fortunatior sis habendus, a quo quotidie doctus & institutus idem ut facias admoneris. Mihique praeterea persuasi coacturum te ut praesens hoc opus humano generi adeo proficuum totius orbis medici complectantur (concius enim sum te universo orbi imperaturum) simulque jussurum, ut in medendo nostras methodos exequantur. Tuam ergo Celsitudinem obsecro ne me insolentem, & superbum putes, cum talia te facturum sperem, quod examini doctissimorum in physica & medica facultate virorum, librum hune, me praesente subjici jubeas. Spero enim cum aliquos peritissimus medicos curam tuae valetudinis habentes, atque Hispaniae physycae, medicae ac theologicae facultatis professores ad hunc examinandum, in unam convenire praeceperis, vera nostra dogmata esse veritate ipsa compulsos affirmaturos. Vale.»

El Prólogo Ad lectorem empieza:

«Etsi intelligam, candide lector, quam ardua et difficilia sint, quae molior et intrepide aggredior, non tantum condendo opera, i in quibus Aristotelis et Galeni adeo probatorum a tot seculis auctorum decreta refringnutur, confutantur ac dedocentur: verum contemnendo, et posthabendo doctrinas quae nunc sunt in pretio, & quarum praecipuam curam omnes, qui nunc discunt, habent, ut eas, quae verae sunt scientiae, legentium lucubrationes nostras mentibus inferam: non tamen ob has difficultates moror, tardor, aut ab inceptis desisto. Sum enim adeo captus efraeno quodam amore docendae veritatis, et hujus superstitionis extirpandae ab universae Europae scholis, jam annos ferme retro quinquaginta in professores scientiarum subrepentis, et jam nunc publice grassantis, ut de me vere dici illud Ovidianum valeat: Nec capiunt inclusas pectora flammas. Neque est cur quis hos nostros conatus miretur, maxime hunc, de quo postremo agebam, quinpotius majori admiratione digni sunt illi, qui profitentes ut voce inquiunt Dialecticam, Physicam, & Theologicam, & Medicam facultatem harum quarum se professores esse falso affirmant curam nullam habent, ut tantum voculae cujusdam Latinae, Graecae, aut Hebraicae significatum, originem, accentum orthographiam ad ungrem calleant, idque praecipue sit eis cordi, ut loquendo, scribendo, orando, summam laudem quod latinissimi, graecissimi, aut hebraicissimi sint, obtineant aliis jam Chaldaeissimos & Arabicissimos esse insuadentibus: scientias, quas dixi, nec labiis degustando, quasi futuri sint ipsi aliquorum qui orbem peragraturi sunt, & in relatas barbaras gentes transgressuri interpretes, & quod Hispane dicitur Farautes. Porro Erasmus ille horum sectae primus ac maximus haeresiarcha...»

Duélese de la perniciosa influencia de Erasmo en la enseñanza de las ciencias, y añade:

«Certe si ego tantus apud Christianos Principes forem, ut meis consiliis de hoc negotio acquiescerent, nemo in theologica & medica facultatibus laurea potiretur, quam qui per annorum duorum spatium summulis insudasset, & per tot Physicae, Logicaeque per unum.»

Prohemium:

«Non levi augustia cruciabar toto eo tempore, quo opus praesens & alia post excudenda [149] jam dudum mente concepta in lucem edere distuli. Neque immerito, quod saepius mecum ipse meditabat, si quae a nobis referenda sunt, adeo hominum saluti conducent, ut nulla plus, eorundemque ignorantia millies inmature infantiam & juventutem, caeterasque hominum aetates deleri fuerit ac sit occasio, qui fieri poterit, quin diferre promulgari adeo praeclaras veritates, cum tacentis labe ac ignominia fiat. Quod ut vitem, generique humano (quoad possim) opem feram, omnia, quae a medicis sine controversia recepta sunt, & aliter secundum meam sententiam habent, in hoc & sequentibus voluminibus congeram. Exordio sumpto ab universaliori morbo, & totum hominem occupante, a febre scilicet: cujus essentiam causas, ac species esse usque in haec tempora ignotas, ni fallor, dilucide monstrabo, Galenunque, non dolo, sed ignorantia excaecatum potissimum suis de hac re scriptis medicis posteris imposuisse evidenter docebo...»

Empieza refutando las opiniones de los antiguos, y especialmente de Galeno, sobre la esencia, pronósticos y diagnósticos de las diferentes fiebres, y despues expone su doctrina empezando por la definición de la fiebre, diciendo (col. 109.):

«Sciendum est febris esentiam nihil aliud esse, quam quemdam calorem inmmodicum sensibiliter operationes hominis laedentem, productum in toto corpore a natura hunc gignere moliente, tam per impulsum velocissimum & frequentissimum sanguinis & spirituum a corde in arterias universi corporis, quam superincalescentiam ejusdem cordis ex velocissimo & frequentissimo motu expansionis & constrictionis suae, quam etiam ob calorem allectum ex celeri motu arteriarum se comprimentium & expendantium.»

Lástima es que el autor no continuara publicando los trabajos que tenía preparados acerca de las demás enfermedades, así como también sería de desear que se encontrase el proyecto que para la elevación de las aguas había presentado el príncipe D. Carlos.

En el Archivo de Protocolos de Medina del Campo hemos encontrado los siguientes documentos referentes a Gómez Pereira:

1º Testamento de Pedro Sadornyu, vecino de Pozal de Gallinas. Medina del Campo, 5 Abril 1554. Fué testigo el licenciado Pereira. (Protocolo de Diego de Espinosa, 1554.)

2º Escritura otorgada por el Licenciado Gomez Pereira, Medico de la villa de Medina, para sacar a paz y a salvo a Juan Perez y a Luis Alvarez de Escobar, vecinos de dicha villa, en la escritura de censo que avian fundado y vendido a Diego de Medina Beneficiado en la Iglesia de San Antolin. Medina del Campo veinte y cuatro de Abril de mil quinientos cincuenta y cuatro. (Protocolo de Juan Losa, 1554, folio 292.)

3º Poder del Licenciado Gomez Pereira, Medico, vecino de la villa de Medina del Campo, a Garcia de Sampedro, para obligarle hasta en cuantia de sesenta ducados, ó dende abaxo en la suma que quisiere. Medina del Campo veinte y dos de Agosto de mil quinientos cincuenta y cinco. (Protocolo de Juan Losa, 1555, folio 716.)

4º Concierto entre el Licenciado Gomez Pereira y Juan Perez, con Geronimo Ruiz, sobre la hacienda de Gonzalo Ruiz, padre de este último, que habian comprado los primeros. Medina del Campo doce de Febrero de 1556. (Protocolo de Juan Losa, 1556, folio 222.).

Acerca del nombre del autor, dice el Sr. Menéndez y Pelayo en el tomo II de La Ciencia española: «Llámanle casi todos los que de él escriben Antonio: algunos extranjeros, mal informados y de poca autoridad, y a su frente el abate Ladvocat, compendiador de Moreri, le apellidan Jorge. La verdad es que su nombre no fué Antonio ni Jorge, que fué Gómez, y su apellido Pereira, de la misma manera que se llamó Gómez Arias aquel mal caballero cuyas fechorías pusieron en las tablas Luis Vélez de Guevara y Calderón, y de la misma suerte que conocemos por Gómez Manrique al autor del Regimiento de príncipes, no siendo en ninguno de estos casos patronímico el Gómez, como no lo es en el caso de Pereira. Así lo indica la misma forma de latinización de su nombre: Gometius Pereira. Nicolás Antonio debió pensar [150] como yo en esta parte, y por eso colocó a nuestro filósofo en la letra G de su Diccionario y no en la lista de los autores nominis ignoti.»

Los documentos han venido a confirmar esta opinión. En el texto de todos los que hemos visto se le llama siempre el licenciado Gómez Pereira (nombre y apellido), y cuando éste ha de firmar, lo hace invariablemente de este modo: el licenciado Pereira (sólo el apellido).

Primera edición.

(Bib. de la Facultad de Medicina.)


{Cristóbal Pérez Pastor, La imprenta en Medina del Campo, Establecimiento Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra», Madrid 1895, papeletas 112, 123, 130 y 135, respectivamente en las páginas 127, 134-135, 139-145 y 147-150.}


Gómez Pereira / Sobre Pereira
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