Filosofía en español 
Filosofía en español

Proyecto Gran Simio  1993

En 1993 un grupo de moralistas y de eminentes etólogos y hombres de ciencia, entre los que abundaban los anglosajones (norteamericanos, británicos, australianos, neozelandeses, &c.) sacó a la luz la iniciativa conocida por la rúbrica de Proyecto Gran SimioGreat Ape Project– haciendo pública además, a modo de manifiesto programático del Proyecto, la llamada Declaración de los Grandes Simios Antropoideos, un documento de ambiciosas perspectivas que vendría a moverse en claves todavía más contundentes, si cabe, que las propias de la Declaración universal de los derechos del animal que la UNESCO aprobó en 1977, e incluso fue ratificada por la ONU.

Levantando como estandarte el eslogan «La igualdad más allá de la humanidad», la declaración constituye una intentona de ampliar la «comunidad moral» de los iguales al grupo zoológico de los grandes simios (chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes) del que el Proyecto mismo toma su nombre, y ello al menos como paso intermedio en la búsqueda de la reconciliación total del ser humano con sus hermanos animales. En este sentido el Proyecto, a través de su manifiesto, dice ampararse en los fundamentos que a tal fin proporcionan los más recientes desarrollos de ciencias naturales –biología, evolucionismo darwinista, etología, psicología animal, genética– que habrían terminado por arrumbar la concepción tradicional de los animales no humanos y de la distancia que media entre éstos y los hombres tanto en lo tocante a las capacidades intelectuales (resolución de problemas, uso del lenguaje articulado, capacidades éticas, morales y políticas, &c.) como en lo que a la vida psíquica y emotiva se refiere (amistad, amor por los cuidadores, decepción, miedo, dolor, padecimientos varios, &c.).

La Declaración sobre los Grandes Simios incide fundamentalmente sobre tres puntos que señalan sendos derechos elementales que el humano despotismo habría venido a hurtar a sus parientes los chimpancés, los orangutanes y los gorilas: el derecho a la vida (salvada la eventualidad de la legítima defensa), la protección de la libertad individual (salvada la condena «en firme» tras el adecuado proceso legal frente al que los miembros de la comunidad de iguales tienen en todo caso, derecho a jurisconsulto y a abogado defensor) y la prohibición de la tortura (cuyo alcance sin duda alguna incluye prácticas tales como la doma, los espectáculos circenses o los experimentos biomédicos dolorosos). La incapacidad evidente que lastra a los interesados, imposibilitándoles hacerse cargo de su misma lucha emancipadora , requiere que sea el mismo opresor –o por lo menos grupos conscientes del mismo, la vanguardia pro-simia por así decir, de entre los humanos– quien se erija en campeón de la liberación de los simiescos oprimidos, representando de este modo su causa.

A este noble objetivo se orientan los esfuerzos del PGS cuyos planteamientos, llevados a su límite, podrían ocasionar una auténtica conmoción de repercusiones no difíciles de prever, en las formaciones sociales de nuestros días; probablemente el vegetarianismo activo sería una de las implicaciones prácticas inexcusables de la Declaración, si es que esta misma se entiende como un primer paso intercalado en un proceso de mayor alcance que tendría que ampliarse también en el futuro –¿dónde poner, si no, los confines de la comunidad de iguales?– a las «bestias de granja», ¿lo sería también la paralización inmediata de la investigación biomédica, tal vez inaceptable por el sufrimiento infringido a la cobayas que esta misma conlleva?, ¿cabría exigir en su caso la sindicación de los nuevos «trabajadores» tales como perros policía, vacas lecheras, bueyes de carga o abejarrucos, quienes seguramente podrían reivindicar un «convenio colectivo», vacaciones pagadas, holgazaneo dominical y también «dignos» subsidios de jubilación para acomodarse una vez llegados a la «edad del merecido descanso»? Se trata en todo caso de cuestiones abiertas de índole ciertamente mayor –y no ya, como tal vez pudiera parecer, burdas parodias malintencionadas con objeto de ridiculizar las posiciones de referencia– a las que, con todo, los promotores del Proyecto y de la Declaración, no han dado de momento respuesta alguna.

El Proyecto Gran Simio: la igualdad más allá de la humanidad es también el título que ha recibido en español el libro donde se contienen las aportaciones textuales de quienes en 1993 firmaron la Declaración de los Grandes Simios. La egregia relación de los autores participantes, a cuya cabeza destacan como coordinadores de la obra el filósofo australiano Pedro Singer –después presidente del PGS-Internacional– y la ideóloga italiana Paula Cavalieri (directora de la revista Etica&Animali), incluye personalidades de muy diversa procedencia disciplinar –etólogos, sociobiólogos, filósofos, antropólogos, juristas, &c.–. Tal circunstancia quizás sea la central de cara a explicar la correlativa confusión y heterogeneidad detectable en los discursos que se hilvanan en el libro y que ciertamente compadecen a veces muy mal unos con otros: la filosofía espontánea de los etólogos y primatólogos, pongamos por caso (sensibilizados acaso por sus años de contacto con los primates en la selva, pero también urgidos según puede sospecharse por un imperativo profesional –análogo a nuestro juicio al que anima el conservacionismo relativista de los antropólogos respecto de los salvajes– que les insta a evitar que se les acabe el material de investigación) se ve acompañada por posiciones utilitaristas «benthamianas» como las de Pedro Singer y sus acólitos, o por la visión «inherentista» que respecto de los animales dice sostener Tomás Regan; el grosero reduccionismo sociobiológico de Ricardo Dawkins o el «darwinismo moral» que defiende Jaime Rachels poco tienen que ver con el prisma formalista de naturaleza analítica al calor del cual los finlandeses Heta y Matti Häyry se acercan a tales cuestiones.

Según se anuncia en el prólogo que encabeza el libro, los autores de las colaboraciones decidieron prescindir de cobrar sus correspondientes honorarios por las mismas a fin de que los beneficios que las ventas produjesen fuesen destinados a la financiación del Proyecto. En el propio prólogo se informa del apartado de correos que por entonces venía a fungir de dirección postal oficial del PGS, sita en Collingwood, Melbourne, en el estado australiano de Victoria, que vio crecer precisamente a Peter Singer. Se informa asimismo del número de fax internacional al que los lectores interesados pueden dirigirse si desean patrocinar con su mecenazgo o con su firma el proceso emancipador por el PGS iniciado. Sin embargo para 2002, la sede central del PGS Internacional había sido ya trasladada a la ciudad norteamericana de Portland, en Oregón. También en los primeros años del siglo XXI puede constatarse la gran variedad de países en los que el PGS cuenta ya con sus propias filiales: así los Estados Unidos del Norte de América (con sede en Portland, Oregón), Taiwán, Inglaterra (sede en Londres, figura como responsable David Pearson), Australia (sede en Collingwood, Melbourne, Victoria), Canadá (radicada en Vancouver), Japón (responsable: Prudence Foster, Universidad de Okayama, Misasa), Nueva Zelanda, Suecia (en la ciudad de Kivik, Henrik Ahlenius es el nombre del adalid local), Finlandia (bajo la dirección de Mike Garner), Alemania (sita en Hamburgo, figura como responsable Kalvin Karcher) y Benelux (dependiente de la anterior). También se han dado a extender las semillas de la iniciativa entre los países de tradición católica como lo son España (el presidente del PGS España no es otro que Jesús Mosterín, como secretario aparece Paco Cuellar), Argentina (sede en Buenos Aires, dependencia a cargo de Ana María Aboglio) o Brasil (en San Pablo, con Pedro Ynterian a la cabeza) y Portugal. No parece en cambio que la iniciativa se haya propagado por el momento a China –aunque sí a la vecina isla de Formosa–, a Rusia ni a ninguna de las naciones de su entorno, pero tampoco entre los países islámicos –no existe, por ahora, ninguna sucursal del PGS en Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudita o Pakistán–.

Autores que participaron en el libro Proyecto Gran Simio

A continuación ofrecemos la lista completa, dispuesta en orden alfabético, de los «desinteresados» colaboradores que participaron inicialmente en El Proyecto Gran Simio: la igualdad más allá de la humanidad. Podrá comprobarse la presencia en la misma de nombres que son bien conocidos por todos en gracia a sus labores científicas, filosóficas o periodísticas.

Douglas Adams, Christoph Anstötz, Marc Bekoff, David Cantor, Mark Carwardine, Paola Cavalieri, Stephen L. R. Clark, Raymond Corbey, Richard Dawkins, Jared Diamond, R. I. M Dunbar, Gary L. Francione, Deborah Fouts, Roger S. Fouts, Jane Goodall, Wendy Gordon, Heta Häyry, Matti Häyry, Dale Jamieson, Adriaan Kortlandt, Colin McGuinn, Harlan B. Miller, Robert W. Mitchell, Toshisada Nishida, Barbara Noske, Francine Patterson, Igmar Persson, James Rachels, Tom Regan, Bernard Rollin, Richard D. Ryder, Steve F. Sapontzis, Peter Singer, Betsy Swart, Geza Teleki, y H. Lyn White Miles.

Textos que conforman el libro Proyecto Gran Simio

Los artículos y trabajos que componen el libro aparecen organizados bajo un esquema formado por siete secciones a título de núcleos temáticos diferenciados. De esta manera, al margen de la Declaración y del Prólogo General, la obra queda estructurada del modo que sigue:

I. Encuentros con Grandes Simios que viven en libertad:

  1. «Los chimpancés llenando el vacío», Jane Goodall.
  2. «El encuentro con un gorila», Douglas Adams & Mark Carwardie.
  3. «Los chimpancés son siempre algo nuevo para mí», Toshisada Nishida.

II. Conversaciones con Grandes Simios:

  1. «El uso del lenguaje de los signos por los chimpancés», Roger S. & Deborah H. Fouts.
  2. «El lenguaje y el orangután: la vieja 'persona' de la selva», H. Lyn White Miles.
  3. «En defensa de la condición de persona de los gorilas», Francine Patterson & Wendy Gordon.

III. Semejanza y diferencia:

  1. «Lagunas en la mente», Richard Dawkins.
  2. «El tercer chimpancé», Jared Diamon.
  3. «¿Qué hay en una clasificación?», R. Im. Dunbar.
  4. «Los grandes simios y la idea de parentesco», Stephen R. L. Clark.
  5. «Los simios ambiguos», Raymond Corbey.
  6. «¿Espíritus vestidos de pieles», Adriaan Kortlandt.

IV. Ética:

  1. «Grandes simios, humanos, alienígenas, vampiros y robots», Colin McGuinn.
  2. «¿Por qué los darwinianos deben apoyar la igualdad de trato de los grandes simios», James Rachels.
  3. «Una comparación entre los seres humanos con discapacidad mental profunda y los grandes simios», Cristoph Anstötz.
  4. «¿Quién es como nosotros?», Heta & Matti Häyry.
  5. «Una base para la igualdad (interespecífica)», Igmar Persson.
  6. «Ganancias mal adquiridas», Tom Regan.
  7. «El ascenso de los simios: la ampliación de la comunidad moral», Bernard E. Rollin.
  8. «Sensibilismo», Richard Ryder.
  9. «Los grandes simios y la resistencia humana a la igualdad», Dale Jamieson.

V. Los simios antropoides como personas:

  1. «Los wahokies», Harlan B. Miller.
  2. «Humanos, no humanos y personalidad», Robert W. Mitchell.
  3. «Personalidad, propiedad y capacidad legal», Gary L. Francione.
  4. «Los grandes simios como sujetos antropológicos: una deconstrucción del antropocentrismo», Barbara Noske.
  5. «Imitando a las personas: pros y contras», Steve F. Sapontzis.

VI. La realidad:

  1. «Objetos de propiedad», David Cantor.
  2. «La granja de los chimpancés», Betsy Swart.
  3. «Ellos son nosotros», Geza Teleki.

Epílogo:

Ediciones y traducciones del libro Proyecto Gran Simio

El Proyecto Gran Simio: la igualdad más allá de la humanidad, es obra que apareció originalmente en 1993, en edición británica a cargo del sello londinense Fourth State (The Great Ape Project: The equality beyond humanity). Al año siguiente, en 1994, se presentan la edición estadounidense (bajo el marchamo editorial St. Martin's Press, de Nueva York, con el mismo título), la alemana (Menschenrechte für die groben menschenaffen «The Great Ape Project», publicada al amparo de la editorial Goldman, radicada en Hamburgo) y la italiana (Il Progetto Grande Scimmia eguaglianza oltre i confini della specie umana, Ediciones Teoría, Roma-Nápoles). Desde 1998 El Proyecto Gran Simio puede ser leído también en español. No parece que los promotores de la liberación póngida, una vez traducidos sus planteamientos a dos lenguas universales (y también al alemán y al italiano), hayan tenido hasta la fecha necesidad alguna de propiciar traducciones chinas, árabes, rusas o francesas, y ello por citar sólo los casos más llamativos. Tampoco existe versión en portugués del libro coordinado por Singer y Cavalieri. No nos extrañaría en cambio lo más mínimo asistir, próximamente tal vez, a la publicación de ediciones de la obra en lenguas tales como el vascuence, el bable, el catalán (de hecho el PGS España dispone ya en sus páginas en internet de la obligada traducción al catalán de la Declaración de los grandes simios antropoideos), el guanche, el bretón, el occitano o el quechua.

La versión española de tal obra colectiva vio la luz en el año 1998 –precisamente en el mismo año en que el Papa Juan Pablo II denuncia la «inhumanidad» del trato conferido a los animados animales– bajo el amparo de la editorial Trotta (regida por Alejandro Sierra, un católico creyente y practicante, al parecer progresista y postconciliar, como se decía hace algunos años) en su colección «Estructuras y Procesos», serie «Medio Ambiente». Según figura en la primera página de tal edición el patrocinio de la Cátedra de Medio Ambiente de la Universidad de Alcalá de Henares vino a contribuir, y aun de modo considerable, en el sufragio –al menos parcial– de los costes de la edición. El vertido a nuestra lengua de los trabajos y artículos corrió a cargo de Carlos Martín y Carmen González (los mismos traductores que, un año después, y para la editorial Los Libros de la Catarata, vertieron a la lengua el opúsculo de Enrique Salt, Los derechos de los animales considerados en relación al progreso social). Es curioso comprobar como es también la editorial Trotta quien, en 1999, ratificado ya el auge del animalismo, se decide a publicar en lengua española la obra temprana de Peter Singer, Liberación Animal, cuyo original inglés se había ya publicado hacía veinticinco años.

iof