φñZeferino GonzálezHistoria de la Filosofía (1886)

tomo segundo:6970717273747576777879Imprima esta página

§ 70. Escuela escotista

El movimiento escotista, en cuanto representa cierta oposición a la doctrina de Santo Tomás, es anterior a Escoto, y se halla representado en este concepto por el ya citado Guillermo Lamarre, autor del Correctorium operum fratris Thomae, y por el maestro del Doctor Sutil Guillermo Warron (Doctor fundatus), quien [334] parece haber inspirado a su discípulo parte de sus teorías y opiniones contrarias a las de Santo Tomás.

Después de Escoto, y organizada ya su escuela, los principales representantes de ésta, hasta llegar a Ockan, fueron:

a) Francisco Mayronis, discípulo y sucesor inmediato de Escoto, cuya tendencia a dividir, abstraer y sutilizar desenvolvió y exageró hasta el punto de decir que Aristóteles había sido pésimo metafísico, aunque buen físico, por no haber sabido abstraer: Aristoteles fuit optimus physicus, sed pessimus metaphysicus, eo quod nescivit abstrahere, et ideo pessimam metaphysicam fecit.

Así no es de extrañar que sus contemporáneos quisieran honrarle con el nombre de Doctor acutus, y también –acaso con mayor fundamento– con el de Magister abstractionum. Excusado es añadir que en sus diferentes escritos, y principalmente en los Comentarios sobre los cuatro libros de las sentencias, Mayronis expone, desarrolla y defiende la doctrina de Escoto. Mayronis insiste especialmente en la distinción formal ex natura rei entre los atributos divinos. También se esfuerza en probar que Platón no atribuía existencia objetiva a las Ideas, o sea alguna realidad fuera del entendimiento divino, manifestando, en éste y en algunos otros puntos, marcadas aficiones y preferencias platónicas.

b) El aragonés Antonio Andrés, que recibió el epíteto de Doctor dulcifluus por la facilidad y dulzura de su palabra, fue acaso el discípulo más fiel y entusiasta de Escoto, a quien sigue paso a paso (si quid bene dictum est in quaestionibus supradictis, ab arte doctrinae [335] scoticae processit, cujus vestigia quantum potui... sum secutus) hasta en sus dudas, dejando sin resolver los puntos que su maestro deja indecisos. Así es que sus comentarios y cuestiones sobre los libros de las sentencias son una especie de extracto de los publicados por Escoto.

Al lado y al mismo tiempo que este escolástico aragonés, sostuvieron las tradiciones y la enseñanza de la escuela escotista, Gerardo Odón, General que fue de la Orden franciscana, Juan Dumbleton, profesor de la universidad de Oxford, autor dé una Suma de teología y comentador de la Moral de Aristóteles, y Juan Bassolis, a quien concedieron el dictado de Doctor ornatissimus.

c) El que adquirió mayor renombre por esta época fue Pedro Oriol, franciscano y arzobispo de Aix, según la mayor parte de los historiadores antiguos, sin embargo de que, a juzgar por las razones –no despreciables por cierto– alegadas por Oudris, sería preciso decir que este escritor (Petrus Aureolus), ni fue franciscano ni arzobispo de Aix. Sea de esto lo que quiera, es lo cierto que este escolástico, a quien se dio el epíteto de Doctor facundus, y que murió en 1321, dejó escritos, además de sus Quodlibeta, extensos comentarios sobre el Maestro de las Sentencias, que gozaron de bastante fama y de cierta autoridad durante los siglos XIV y XV.

En realidad, no puede apellidarse escotista, toda vez que combate algunas opiniones del Doctor Sutil, a la vez que combate otras del Doctor Angélico. Rechaza todas las teorías acerca del principio de individuación, y concluye dando a entender que esta cuestión carece [336] de sentido, y que buscar el principio de individuación es lo mismo que no buscar nada: Quaerere aliquid per quod res extra intellectmn est, et singularis, nihil est quaerere.

Uno de los puntos en que este escolástico reproduce y hasta exagera la opinión de Escoto, apartándose a la vez de Santo Tomás, es la doctrina que se refiere a la voluntad divina como causa de la creación y conservación del mundo y de sus leyes. Lejos de admitir, con Santo Tomás, que el ejercicio de la voluntad y de la omnipotencia en Dios va acompañado de motivos racionales y justos, por más que para el hombre éstos sean desconocidos con frecuencia, el discípulo fiel de Escoto en esta parte, afirma que Dios está sobre toda razón y sobre toda norma, sobre toda ley y justicia, y que su poder es absolutamente independiente de todo orden y de toda regla: Potentia (est in Deo) absoluta ab omni ordine et omni debito, nulli subjecta regulae.