Internacional de los Trabajadores de la Enseñanza
Pedagogía Proletaria. Jornadas Pedagógicas de Leipzig 1928
III. La organización del sistema escolar
C) Discusión
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Un camarada de Hamburgo: Tenemos en Hamburgo unas “escuelas superiores” cuyos alumnos tienen determinadas preferencias para colocarse, en ciertas industrias, sobre los alumnos de las escuelas primarias ordinarias, que suponen dos años menos de estudios. Existe un profundo espíritu de casta de carácter nacionalista. Debemos evitar que se vaya a esas escuelas y debemos advertir a los padres que el niño que envían a esas escuelas es niño perdido para nuestra clase.
En cuanto a las escuelas experimentales de Hamburgo, lamento no se encuentre entre nosotros el camarada Pistrak. Lo que dice en sus conclusiones es justo: o esas escuelas degeneran en centros burgueses, o ceden en tantos puntos, que se hacen inadmisibles, o se liquidan rápidamente ellas mismas. Las que se adaptan a las circunstancias escolares, se las tolera. El director de una de esas escuelas experimentales acaba de publicar un libro y demuestra que los programas renovadores no pueden aplicarse. Lo que todavía subsiste de las escuelas experimentales es objeto de grandes ataques. Eso sucede con la “Thorschule”, de Berlín, que es la más revolucionaria y que continuamente la están molestando con inspecciones y retoques de programas. Hemos llegado, pues, a la conclusión de que las escuelas experimentales tienen que adaptarse al Estado burgués. Los maestros y los padres están desesperados. Esa es la situación de las escuelas experimentales de Hamburgo. Padres y maestros reconocen ya francamente que no pueden realizar su escuela en un Estado burgués.
Para que nos demos cuenta de lo que han llegado a ser esas escuelas, basta recordar que un director de una de ellas, en el festival de fin de año, pronunció un discurso con este tema: “Reza y trabaja.”
Dos palabras acerca de las escuelas superiores. Se promete que los alumnos que hayan pasado por ellas podrán colocarse inmediatamente. Eso es verdad, siempre que logren entrar en una escuela técnica. Es decir, que debe advertirse a los padres que, además de los dos años que tienen que hacer en las escuelas superiores, tienen que pasar varios años en las escuelas técnicas. Y, por ultimo, todos esos alumnos serán aspirantes a funcionarios de categoría media; pero conviene no olvidar que precisamente esos puestos están reservados, el 75% a los de la Reichswehr y a los de la “Schupo”, eso sin contar con que esos puestos los codician los bachilleres. En resumen, que apenas si quedará algún puesto para los alumnos de las escuelas superiores.
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Brauner (Leipzig) : En Leipzig no puede llegarse a la 9ª y a la 10ª sección escolar sino después de pasar por cuatro clases donde se enseñan las lenguas vivas, constituyendo un círculo paralelo al ciclo de las clases normales. Las dos clases superiores sólo son accesibles mediante examen. De esa forma se rompe la unidad de la escuela.
Por otra parte esta unidad queda igualmente cortada con las clases especiales. En 1925, las familias cristianas se quejaron de que los maestros procedentes de las Iglesias pudiesen ejercer sobre sus hijos una influencia moral. Por el hecho de que determinado maestro no puede enseñar ninguna religión, se cree que tampoco puede dar la enseñanza moral que hemos introducido en nuestras clases superiores en sustitución de la enseñanza religiosa. En efecto; ha sido necesario nombrar para esta enseñanza a un maestro que haya pasado por una Iglesia. Además, se ha prescrito dedicar 4 o 5 horas a la historia de las religiones. He ahí otra causa que destruye la unidad de la enseñanza.
[Pedagogía Proletaria, París 1930, páginas 152-153]