Filosofía en español 
Filosofía en español


Prólogo dirigido al muy ilustre y reverendísimo señor don Julián de Alva, Obispo de Miranda

Mandaba Dios en aquella ley antigua, muy ilustre señor, que en sintiéndose uno tocado de lepra publicase su dolencia, y abriese la vestidura, y descubriese la cabeza, a los trece del Levítico. La cual ceremonia representa el sacramento de la penitencia que tiene tres partes. Confesión, y Contrición, y Satisfacción. El publicar el enfermo su dolencia, dice la confesión de la culpa. El abrir la vestidura, es la contrición o dolor della: porque cuando acaecía algún desastre a la gente Hebrea, rompían las vestiduras en señal de tristeza. Como se lee de Jacob por las nuevas de José, y de David, y los suyos, por la muerte de Saúl. Y en descubrir la cabeza, quedando sin defensión sujeta al frío y calor, se señala la satisfacción, que es obra penosa con que paga la pena temporal, a que queda obligado el penitente, perdonada la culpa. Y si parece cosa mala decir uno a otro sus males secretos, con esperanza del premio se sufre todo trabajo y este sacramento es tan poderoso, que en diciendo el sacerdote yo te absuelvo, le justifica Dios el alma, como él dijo a los primeros sacerdotes, recibid el Espíritu santo. Los pecados que perdonares son perdonados, a los veinte de san Juan. Pero porque esta confesión requiere muchas condiciones: juntóse aquí esta familiar doctrina, por mandado de vuestra señoría, y en verdad con trabajo de tres años, así porque se mudó y apuró muchas veces, porque fuese sin calumnia y quedase tan clara que a ninguno de mediano ingenio se le hiciese oscura, como por lo que se ha de escribir no se ofrece así luego sino poco a poco por discurso de tiempo. Comunicose con varones doctos esta obra porque para todas las cosas es muy seguro camino el consejo. Podrá saber por ella cada uno lo que cumple para salvarse y confesarse, y los sacerdotes para confesar a otros. Avisándolos que para otros mas casos que aquí no se ponen, ahí tienen las sumas Latinas, y digo Latinas porque esas que andan en romance o son muy breves, o prolijas, o confusas y oscuras. Alegarse ha muchas veces el Cardenal Tomás de Vio Cayetano, por ser doctor de grande autoridad, y que pesó mucho lo que dijo en casos de conciencia. Ofreciendo todo lo que se dirá a la censura de la iglesia con la debida obediencia.

Mandaba Dios en aquella ley antigua, muy ilustre señor, que sintiéndose uno tocado de lepra, publicase su dolencia, y abriese la vestidura, y descubriese la cabeza, a los trece del Levítico. La cual ceremonia representa el sacramento de la penitencia, que tiene tres partes, confesión, y contrición, y satisfacción. El publicar el enfermo su dolencia dice la confesión de la culpa. El abrir la vestidura, es la contrición o dolor de ella, porque cuando acaecía algún desastre a la gente Hebrea rompían las vestiduras en señal de tristeza, como se lee de Jacob por las nuevas de José, de David y los suyos por la muerte de Saúl. Y en descubrir la cabeza quedando sin defensión, sujeta a frío y calor, se señala la satisfacción, que es obra penosa con que paga la pena temporal a que queda obligado el penitente perdonada la culpa. Y si parece cosa grave decir uno a otro sus males secretos, con la esperanza del premio se sufre todo trabajo, y este sacramento es tan poderoso, que en diciendo el Sacerdote, yo te absuelvo, le justifica Dios el alma, como él dijo a los primeros Sacerdotes. Recibid el Espíritu santo. Los pecados que perdonaredes son perdonados, a los veinte de san Juan. Porque por esta confesión se requiere muchas condiciones, juntóse aquí esta familiar doctrina por mandado de vuestra Señoría, y en verdad con trabajo de tres años, así porque se mudó y apuró muchas veces, porque fuese sin calumnia, y quedase tan clara que a ninguno de mediano ingenio se hiciese oscura, como porque lo que se ha de escribir no se ofrece así luego, sino poco a poco por discurso de tiempo. Comunicose con varones doctos esta obra: porque para todas las cosas es muy seguro camino el consejo. Podrá saber por ella cada uno lo que cumple para salvarse, y conservarse, y los sacerdotes para confesar a otros. Avisándolos que para otros mas casos que aquí no se ponen ahí tienen las Sumas Latinas, y digo Latinas porque esas que andan en romance, o son muy breves o prolijas, o confusas y oscuras: alegarse ha muchas veces el Cardenal Tomás de Vio Cayetano, por ser Doctor de grande autoridad, que pesó mucho lo que dijo en casos de conciencia. Ofreciendo todo se dirá a la censura de la iglesia con la debida obediencia.

 

[ Juan de Pedraza, Summa de casos de conciencia, Coimbra 1568, 1-2 ]

[ Juan de Pedraza, Summa de casos de conciencia, Barcelona 1588, 3v-4v ]