Filosofía en español 
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Edgar R. Romero

La problemática de la «clase universal» en el marxismo en las condiciones actuales
(Reflexiones sobre las «consideraciones gnoseológicas preliminares» de David Teira Serrano)

Santa Clara, 2 de octubre de 1995
C05-CLAS.06

En nuestra comunicación anterior, más que encontrar defectos o vacíos en la obra de Gustavo Bueno Martínez, nos apoyamos en la misma para comenzar a dilucidar un problema, tanto de las «ciencias» como de la praxis política, el cual, según nuestro modo de ver, urge de ser solucionado, sobre todo para las naciones, grupos, clases, &c., más explotadas del planeta tierra. En este sentido somos del criterio (al igual que Marx y otros pensadores revolucionarios) que estos segmentos o sectores más explotados de la humanidad, son la fuerza motriz que producirá el cambio a su favor y por lo tanto sustentábamos la tesis de que desarrollando una teoría política actualizada se podía evitar (lógicamente por medio de su divulgación y a través de la práxis política) que se confundiese el orden en que deben solucionarse el conjunto de contradicciones presentes en nuestra época y como es lógico, las de cada sociedad en concreto, evitando que las fuerzas revolucionarias asuman tareas irrealizables, teniendo en cuenta esto, es que nos pareció interesante el problema planteado por Bueno acerca de la clase universal en el marxismo.

En lo que llamaremos la teoría de Marx sobre el proletariado, existen importantes concepciones que conservan desde nuestro punto de vista, que tienen una considerable vigencia si no consideramos a dicha teoría, dentro de los parámetros dogmáticos, en que ella ha sido considerada desde la izquierda y desde la derecha.

La más importante de estas concepciones que conservan vigencia es la vinculación postulada por Marx entre la lucha por el socialismo y las dinámicas de conflictos y contradicciones sociales entre los segmentos de la sociedad realmente existentes.

Marx, primero desde el punto de vista teórico y luego con una fundamentación empírica más consistente, verá en el proletariado, a una fuerza social real, llamada a crecer bajo el capitalismo, cuyo enfrentamiento con la burguesía podrá dar lugar a una sociedad nueva. La perspectiva revolucionaria comunista se asocia a unas fuerzas sociales presentes en la sociedad y a su conflicto y encuentra así una base social realista.

El marxismo de este modo supera a las concepciones que lo antecedieron, que suponían que los principales cambios sociales son fundamentalmente la obra de grandes personalidades.

El movimiento por el socialismo o el comunismo es identificado por Marx como el «movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual» -y aclara: «Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente».{1} En ese momento concreto del siglo XIX, el movimiento comunista es identificado por Marx con el movimiento real de los proletarios en su oposición a la burguesía y está condicionado por la explotación a que son sometidos y por la forma en que se insertan ellos en el modo de producción capitalista (concentración y organización en la industria moderna) así como por el grado de universalización de estas relaciones {2}.

Como se ve, la concepción de lo universal tiene una importancia decisiva para la teoría de la misión histórico-universal del proletariado. No es ocioso entonces el preguntar como se entiende la clase universal y lo universal propiamente dicho. En la propia teoría marxista hay una explicación convincente de lo universal que desde nuestro punto de vista tiene vigencia.

Lo universal se analiza en su contexto concreto, así vemos como en la propia Ideología Alemana Marx habla de lo universal en dos sentidos (o sea, teniendo en cuenta dos momentos). Habla de «intercambio universal» en las condiciones materiales que genera el capitalismo de «explotación o sojuzgamiento universal», producto de esas mismas condiciones y por otra parte habla de la superación de estas condiciones, de estos fenómenos «con el derrocamiento del orden social existente por obra de la revolución comunista»{3}, lo cual posibilita que la historia se convierta totalmente en historia universal. O sea, lo universal es entendido como el conjunto de relaciones que en cada época concreta implica a todos los hombres. Dado que tiene un carácter concreto no podemos asumir exactamente el mismo contenido, e incluso el mismo referente empírico al evaluar la idea de la clase universal en el marxismo en las condiciones actuales.

Además de tener en cuenta el cambio de los referentes empíricos en las condiciones actuales, para evaluar las posibilidades revolucionarias de la clase obrera, hay que tener claros, cuáles son los elementos distintivos del proletariado en la teoría marxista acerca de la misión histórico-universal de la clase obrera. A Marx se le critica planteándosele que privilegia en exceso la división clasista en su análisis social. Las posiciones de esta naturaleza son simplistas y exageradas, como sucede con la de Daniel Bell al afirmar: «La sociología marxista probablemente puede ser resumida en una sola frase: toda estructura social es, fundamentalmente, una estructura de clases. Esta es la fuerza del marxismo, pero también es su problema. Decir que todas las divisiones de la sociedad derivan de las clases es brindar un poderoso prisma para examinar la conducta social. Postula un sólo eje que divide intereses básicos, identifica diferentes concepciones del mundo (y hasta verdades) y diferentes estilos de vida en términos de clase. La dificultad es que el enunciado es más metafórico que demostrativo. Empieza a derrumbarse cuando se pregunta: ¿qué significa clase?» {4}.

Otra posición típica crítica al evaluar el problema de las clases sociales en el marxismo, es la de echarle en cara la simplificación de la contradicción proletariado-burguesía como única a la que prestó atención el marxismo clásico como hace Ralf Dahrendorf {5}.

Teniendo en cuenta estas posiciones y el diálogo con David Teira, quisiéramos aclarar lo siguiente: El marxismo clásico nunca estrechó demasiado su concepción acerca de las clases y de la lucha de clases, esta concepción mas que económica o filosófica responde a la política y sobre todo a la práctica política, a la necesidad política de unas sociedades y unas circunstancias históricas concretas. A lo largo de sus escritos C. Marx y F. Engels hablan de otras clases además del proletariado, así relacionan «terratenientes», «agricultores», «pequeños burgueses» y «otros niveles medios y de transición», el vocablo clase es utilizado para la definición de los polos de un conflicto relacionado con la explotación de uno de los polos por otro a través de mecanismos económicos y relaciones de propiedad y con él se alude a categorías heterogéneas como por ejemplo en: Las luchas de clase en Francia de 1848 a 1850 se menciona a la aristocracia financiera, burguesía industrial, pequeños burgueses, campesinos, obreros, domésticos, empleados, mozos de labor, escribientes proletarios, &c. {6}.

En El Capital C. Marx habla de profesiones ideológicas como fuerzas sociales extremas al cuadro clasista. Dichas profesionesideológicas eran «el Gobierno, el clero, las gentes de leyes, los militares, &c.»{7}.

Desde nuestro punto de vista, no apreciamos en Marx y Engels ceguedad ante otros conflictos sociales que tenían lugar, en la época que les tocó vivir, ya que: tuvieron en cuenta el mosaico multiclasista de las sociedades en que vivían; los conflictos nacionalistas que afloran en sus obras sobre los movimientos guerrilleros y la guerra de guerrillas {8}, y en otras muchas como el propio Manifiesto del Partido Comunista{9}; los problemas de género también son ampliamente tratados tanto en el Manifiesto…{10} como en otras obras (véase por ejemplo el tratamiento que le da Engels al conflicto entre sexos en: El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado en donde lo equipara con el conflicto entre burgueses y proletarios{11}). Así pues nos parece que la utilización en el marxismo del conflicto bipolar (burgués-proletario, explotadores-explotados, hombre-mujer, metrópolis-colonia, &c.) sirve para jerarquizar las contradicciones que tenían lugar en ese momento y establecer una estrategia y táctica de lucha para los oprimidos.

Por otra parte al examinar el contenido de los conceptos de proletariado y burguesía con los que operan Marx y Engels, vemos que no son conceptos cerrados, sino categorías-universales, que se distinguen por su adaptabilidad al momento histórico concreto y pueden utilizarse teniendo en cuenta el cambio de las condiciones en el paso de capitalismo pre-monopolista a capitalismo monopolista y transnacionalizado. Así en el primer capítulo del Manifiesto… se nos aclara: «Por burguesía se comprende a la clase de los capitalistas modernos que son los propietarios de los medios de producción social y emplean trabajo asalariado. Por proletarios, se comprende a la clase de los trabajadores asalariados modernos, que, privados de medios de producción propios, se ven obligados a vender su fuerza de trabajo para poder existir»{12}.

¿Acaso no podemos hablar hoy del gran sector de los capitalistas modernos y en oposición a él, del de los trabajadores asalariados? Lo que ocurre en el mundo actual, es que como han cambiado las condiciones económicas y sociales que originan las divisiones en la estructura socio-clasista es imposible pensar que los asalariados europeos del siglo XIX puedan ser identificados en nuestro tiempo y en nuestras condiciones. Por otra parte, el cambio más importante acaecido desde que Marx elaboró su teoría, a la fecha, es la clara bipolarización mundial en países desarrollados y países subdesarrollados, a partir de la cual los explotados de estos últimos están sometidos a un doble sojuzgamiento (a veces triple ó cuádruple, &c., según sea el caso), que comprende el de sus explotadores nativos y el de los externos, debido a lo cual y siguiendo la idea de Marx y de Lenin es necesario jerarquizar las contradicciones existentes tanto a nivel social, como a nivel mundial para poder orientar correctamente, tanto en el plano estratégico, como en el táctico a las masas potencialmente revolucionarias encargadas de los cambios sociales.

Esto desde nuestro punto de vista es una responsabilidad ineludible de los profesionales y estudiosos de las ciencias sociales y de la filosofía, máxime cuando somos testigos de la derechización que está teniendo lugar en nuestro mundo. De esta forma aunque la contradicción que se establezca como primera debido a la necesidad de su solución inmediata, no tenga una salida propiamente socialista, de todas maneras estaríamos contribuyendo a buscar alternativas al desarrollo de las relaciones de explotación capitalista y a no describir contemplativamente las mismas.

Si estas líneas sirven para orientar las colaboraciones de los participantes en este intercambio en la dirección antes señalada, pensamos que nuestro objetivo se cumplió, aún cuando nuestras argumentaciones sean refutadas, por juicios más sabios y mejor argumentados.

Santa Clara, 2 de octubre de 1995

Notas y referencias

{1} C. Marx, F. Engels, La Ideología Alemana. Editorial Política, La Habana 1979, pág. 36.

{2} Véase op.cit. págs. 34-35.

{3} Idem. pág. 38.

{4} Daniel Bell, Las ciencias sociales desde la Segunda Guerra Mundial, Alianza, Madrid 1984, pág. 12.

{5} Véase Ralf Dahrendorf, Sociedad y Libertad. Tecnos. Madrid 1971, págs. 131-132.

{6} C. Marx, Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850, Obras Escogidas en 3 tomos, tomo 1, págs. 257-260.

{7} C. Marx, El Capital, Venceremos, La Habana 1965, tomo 1, pág. 397.

{8} Véase por ejemplo: F. Engels, «La derrota de los Piamonteses», tomo 6, págs. 413-423; «La Toma de Delhi», tomo 12, págs. 337-345 y «La defensa de Laknau», tomo 12, págs. 382-390, &c. Estas obras son citadas por la cuarta edición de las Obras Completas de Carlos Marx y Federico Engels en ruso, ya que en Cuba traducidas al español solo existen obras escogidas en tres tomos y diferentes obras editadas por separado.

{9} C. Marx, F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista, O.E. en 3 tomos, tomo 1, pág. 127.

{10} Idem. págs. 126-127.

{11} F. Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, O.E en 3 tomos, tomo 3, págs. 261-265.

{12} C. Marx y F. Engels, op.cit., pág. 111.