Filosofía en español 
Filosofía en español


(De La Razón de Montevideo del miércoles 2 de Abril de 1919.)

Recepción universitaria.– El homenaje de ayer al doctor Belaúnde.– Un acto de alta cultura


Esto fue, en realidad, la ceremonia realizada ayer en el salón de recepciones de la Universidad en homenaje al doctor Víctor Andrés Belaúnde, el distinguido intelectual peruano que, entre nosotros representa diplomáticamente a su país. Un público selecto y numeroso llenó el amplio salón de la Universidad central, figurando en él desde el presidente de la república, altos dignatarios, miembros del profesorado, &c., hasta el modesto estudiante representante de la generación futura. El estrado fue ocupado por los señores Enrique Rodríguez Castro, Félix Boix, Enrique Cornú, Roberto Borro, Santín Carlos Rossi y Buenaventura Dolgor. El doctor Santín Rossi pronunció el discurso de apertura, iniciando su peroración, siempre cálida y brillante, con una reminiscencia de oportunidad. Dijo el distinguido facultativo que por una feliz coincidencia, él, que como estudiante, había tenido que dar la bienvenida a los delegados del Congreso de Estudiantes Americanos, abría ahora el homenaje a su vicepresidente, el entonces y ahora doctor Belaúnde. Formuló luego una sentida alusión a la muerte del presidente de aquel Congreso, doctor Héctor Miranda, poniendo después en transparencia la importancia vital de los problemas que se plantean actualmente a la juventud de América. Habló del error que se había cometido hasta ahora, al considerar a la inteligencia como un dependiente del instinto: la inteligencia, a su juicio, es nuestra facultad fundamental, y por consiguiente debe tenerse muy en cuenta su aumento: la ciencia. De ahí deduce el doctor Rossi la importancia que debe darse a la Universidad, el templo donde la ciencia se cultiva, y donde ha de ir a beber la juventud para luego convertirse en el nervio director de la sociedad, a cuyo cargo está la solución de todos los arduos problemas de la hora presente. Las palabras del doctor Rossi fueron muy aplaudidas, dejando en el espíritu de la concurrencia una profunda impresión.

Ocupó luego la tribuna el doctor Belaúnde, quien con frase elegante, clara, persuasiva y elevada, disertó sobre este tema de indiscutible interés: ¿Cuál es la función de la Universidad actual? Empezó por distinguir el doctor Belaúnde, cuatro caracteres dominantes: 1º el fervor; 2º la organización democrática; 3º papel educativo de la disputa en el aula, y 4º espíritu de internacionalidad. Estos cuatro caracteres deben realizarse en la universidad moderna. Haciendo muy precisas reflexiones, el doctor Belaúnde explicó cuál es la eficacia del fervor, y el concepto real de la Democracia, que necesita de valores morales y espirituales para integrar su fórmula de justicia. Sobre el internacionalismo que debían predicar las Universidades, expresó su concepto sobre el americanismo, unión real y efectiva de todos los pueblos, pero sin aniquilar el concepto de la nacionalidad. [319] Al contrario, la afirmación cada vez más imperiosa y honda de la nacionalidad hará un americanismo más elevado y comprensivo, cuya fórmula última es la coincidencia del amor y de la justicia. La otra función de la Universidad moderna es la tolerancia. Pero, ¿qué es la tolerancia? Filosofar. Pero es preciso combinar las ventajas pragmáticas de la idea única y la dispersión vacilante que produce la tolerancia. Para armonizar la tolerancia espiritual y la acción sólo hay un camino: elevarse, es decir, ascender, para abrir el espíritu sobre una perspectiva ilimitada. Por ese camino se lograrán las tres bases de la edad futura: Deber, Ideal, y Amor. El doctor Belaúnde declaró en el correr de su discurso que él aprendería entre nosotros a amar a nuestro Artigas, el héroe que junto con el Libertador del Norte, con Bolívar, fue el primero en vislumbrar la democracia americana, y el primero también, que predicó la forma más avanzada de gobierno: el federalismo. Hizo votos porque en la tierra que había dado a luz al primer humanista de América, a Rodó, se creara una Facultad de Filosofía y Letras. Terminó elogiando el estudio hecho a base de Filosofía, pero no de una Filosofía cerrada y sistemática, sino de una Filosofía amplia y abierta a todas las corrientes y a todas las orientaciones.

La conferencia del distinguido hombre peruano, oída con placer e interés, provocó una gran ovación que se prolongó durante largo rato.

No debemos cerrar esta crónica sin mencionar al Bachiller Vargo, que saludó con frase expresiva al doctor Belaúnde, de quien hizo un cumplido y sereno elogio.