Filosofía en español 
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Santiago Laporta

Desde Berlín

El escándalo de la “Phoebus”

Al dimitir el antiguo ministro de la Defensa Nacional, Gessler, ministro con Ebert, ministro con Hindenburg, y que parecía ser el ministro necesario e insubstituible, se dijo que entre las razones de salud y de desgracias familiares aducidas por él al solicitar su retiro, había otras causas que pesaban al menos tanto como aquellas puramente personales.

Una de ellas era la cuestión de la sociedad cinematográfica Phoebus, en la cual aparecía el presupuesto de la Defensa Nacional comprometido en una suma que, al dimitir Gessler, se calculó en ocho millones y que ahora parece exceder de los veinte, aunque todavía no puede asegurarse la cantidad, ya que hay que esperar a que el canciller, doctor Marx, se restablezca para intervenir personalmente en el debate que este asunto ha motivado en el Reichstag.

El asunto es conocido. El capitán de marina Lohmann fue el intermediario entre el Reich y una sociedad privada para poner a disposición de ésta los fondos necesarios para una propaganda patriótica y de sentido estrechamente nacionalista. En el debate se plantea la cuestión de si el capitán Lohmann ha dispuesto de esos fondos del Reich sin consentimiento del ministro de la Defensa y a espaldas del departamento de Marina, en cuyo caso el asunto sería una vulgar ocultación de fondos, o si, por el contrario, dicho capitán Lohmann no era más que la mano que servía de nexo entre los designios del ministerio y la empresa necesitada.

Como he dicho antes, no podrá saberse el resultado del debate hasta dentro de unos días; pues según la declaración hecha por el actual ministro de la Defensa, doctor Groener, el canciller, doctor Marx, tiene especial interés en intervenir personalmente en la solución parlamentaria de una cuestión que tan grandes proporciones puede alcanzar.

La posición del doctor Groener en esto que la prensa está titulando estos días “el escándalo de la Phoebus”, consta también en dicha declaración. “Condeno con todas mis fuerzas --ha dicho-- la conducta del capitán Lohmann y estoy decidido a terminar radicalmente con toda suerte de empresas ilegales, y tomaré todas las medidas necesarias para que no puedan repetirse tales hechos.”

Si la actitud del ministro de la Defensa, doctor Groener, es todo lo sincera que sus palabras dejan deducir, no puede negarse que se encuentra en una situación bastante difícil, porque no hay que olvidar que, aunque el anterior ministro fuera sorprendido en su buena fe por el capitán Lohmann, sin embargo, era el ministro responsable con el cual se solidarizó toda la coalición, y aunque ésta se encuentra de hecho disuelta, a todos los partidos que la forman les toca una parte de responsabilidad.

De todas maneras, aunque en este debate no lleguen a depurarse completamente las responsabilidades, porque hay que contar siempre con los recursos aletargadores de la oratoria parlamentaria, contribuirá desde luego a que las inversiones que en lo sucesivo se hagan de los fondos del Estado, puedan desafiar en todo momento el examen de la publicidad, y cuando menos se habrán evitado esas peligrosas pendientes secretas por donde se derraman estérilmente a veces los recursos del Tesoro.

Santiago Laporta

Berlín, 3 marzo