Filosofía en español 
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El conflicto teatral

El señor Fraga no se muestra intransigente


El Sindicato de Actores Españoles, en asamblea recientemente celebrada, acordó rogar a varios críticos teatrales «que no fueran autores» que aceptaran el encargo de acercarse al empresario don Isaac Fraga a fin de procurar que dicho señor, deponiendo la actitud de intransigencia en que le suponían colocado, se aviniese a tratar con autores y actores de los asuntos del teatro en general y particularmente de los que afectan al señor Fraga y a las dos referidas colectividades.

Designados para este fin por el Sindicato don José de Laserna, don José Alsina, don Justo Larios de Medrano, don Gonzalo Latorre y don Francisco Aznar Navarro, los cinco aceptaron la misión que se les confiaba, deseosos de contribuir, si ello era posible, a la solución satisfactoria de un pleito enojoso del que podrían derivarse incalculables daños para cuantos viven a la sombra del teatro español.

Por encontraros ausente de Madrid el señor Fraga, no habían podido los comisionados realizar la misión que se les confiara.

Dos de ellos, los señores Larios de Medrano y Aznar Navarro tuvieron ayer (día 29) noticia de haber llegado a esta Corte el señor Fraga, y decidieron poner manos a la obra. Ausente de Madrid el señor Latorre, y no habiendo recibido a tiempo la invitación que se les hizo los señores Laserna y Alsina, no vacilaron, los dos primeramente referidos, lamentando mucho, como es natural verse privados de la asistencia de los otros queridos compañeros, en avistarse con el señor Fraga, temerosos de que la estancia de dicho empresario en la Corte fuese brevísima, y de no aprovechar la oportunidad se difiriera excesivamente la realización del cometido.

Con el señor Fraga, que recibió de modo muy afectuoso a los representantes de la crítica, mantuvieron éstos un amplio cambio de impresiones.

Los señores Larios de Medrano y Aznar Navarro declaran con toda sinceridad que no encontraron en el señor Fraga esa actitud de intransigencia absoluta en que se le ha supuesto colocado.

Asimismo dedujeron de la conversación mantenida que lo que ha envenenado la cuestión ha sido un equívoco, una mala inteligencia, origen de lamentables desviaciones.

Realmente, la actitud del señor Fraga no es bien conocida, porque mientras autores y actores han hablado, la otra parte guardó silencio.

El señor Fraga debe hablar. Como de ello esperan los críticos que el equívoco desaparezca, y éste pueda ser el principio de la aproximación y hasta de la buena inteligencia, se ha convenido en que el señor Fraga, que a ello se presta muy gustoso, exponga el próximo día 2 de septiembre, en el teatro de la Zarzuela, a las siete de la tarde, sus puntos de vista acerca de la situación general del teatro, lo que, naturalmente, habrá de llevarle a tocar puntos concretos de la cuestión en que su nombre anda mezclado.

Autores, actores, empresarios, críticos, cuantos contribuyan al sostenimiento del teatro, deben ir a escucharle con toda serenidad.

El día 4 volverán a entrevistarse con el señor Fraga los críticos a quienes el Sindicato de Actores confió la misión de que acabamos de dar cuenta.

* * *

El Sindicato de Actores nos ruega la publicación de la siguiente nota:

«Al telegrama-circular dirigido por el señor Fraga a casi todos los empresarios de España han contestado los autores y los actores, enviando Comisiones de su Junta directiva, que, unidas al representante de la Sociedad de Autores, visitaron las principales plazas teatrales de España, entrevistándose con propietarios y empresarios para conocer su opinión y su actitud acerca de lo propuesto por el señor Fraga. Los comisionados de los actores y el representante de la Sociedad de Autores presentaron a la firma de propietarios y empresarios el adjunto documento:

“El que suscribe, propietario o empresario de..., hace presente a loa señores representantes de la Sociedad de Autores y Sindicato de Actores Españoles que en su local no hay inconveniente alguno en que se haga el mismo número de representaciones teatrales con obras de la Sociedad de Autores y artistas del Sindicato de Actores Españoles que los años próximos pasados. También declara que no tiene contrato ni compromiso con Empresa ni entidad alguna por el cual esté privado de libertad de hacer cuantas obras de la Sociedad de Autores tuviera por conveniente.”

Fueron recibidos los representantes de autores y actores por empresarios y propietarios con verdadero gusto, y he aquí la lista de los que firmaron el citado documento.

Medina del Campo: teatro Principal, Demetrio Maestre; Salamanca: Liceo, don Joaquín de Lestel; Orense: Principal, don Joaquín Álvarez Jaén; Orense, Monforte y Sarriá: Salón Liceo Recreo, Salón Moderno y Salón Sarriá, don Eduardo Barbagelata; Gijón: Jovellanos y Robledo, don Federico Trabanco y don Antonio Méndez de la Serna; Santiago: Linares Rivas; Coruña: Salón Royalti; Ferrol: Renacimiento; Madrid; teatro Goya; Vigo: Pinocho, Cine Royalti e Ideal Cinema, Antonio Méndez Laserna; Huesca: Principal y Odeón, José María Aventín; Sevilla: San Fernando y Cervantes; Jerez de la Frontera, Huelva y Puerto de Santa María, Fernando González Serna; Albacete: Cervantes y Circo, Eduardo Serna; Sevilla: teatro Duque, Máximo Meyer; Cádiz: Cómico, Rafael Gil; Cádiz: Principal, Antonio de la Torre; Cádiz: Parque Genovés, Manuel Sánchez Gil; Cádiz: teatro de Verano, Benito Quintana; Almería: Cervantes y Variedades, Manuel Orland; Huelva: Cómico y Mora, Cuevas y Sanz; Cartagena: Circo, Casimiro Ríu; Alicante: Principal y Verano, Luis Altolaguirre; Murcia: teatro Circo Cuyas, Manuel Fontes Pérez; Sanlúcar de Barrameda: Principal, Antonio Barreiro; Ciudad Real: Cervantes, Manuel Gijón; Vitoria: Nuevo Teatro, Rafael Santaolalla. De palabra dieron su conformidad don José del Diestro, de Bilbao, Arriaga; Sevilla, señor Lloréns; Zaragoza: Principal, Parisiana y Variedades, señores Romero, Alfonso y Burgos; Oviedo, Campoamor y Jovellanos; León: Principal; Palencia; Principal, don Constantino Fernández; Valladolid: teatro Calderón, Lope de Vega y Zorrilla, señor Allué; Santander: Casino del Sardinero; San Sebastián: Principal, Gran Casino, Kursaal, Príncipe y Victoria Eugenia; Badajoz: Ayala, señor Molíns; Toledo: Mora, señores Paniagua y Mota; Ceuta: teatro del Rey, señor Gallardo; Valencia: teatro Apolo, señor Ripoll; teatro Rodefa, señor Díaz; Regües y Principal; Guadalajara: Trujillo, Principal, señor Blanco; Valencia: Olimpia, señor Soldevilla; Soria: Principal, señor Díez; Logroño: Bretón de los Herreros, señor Trevijano; Pamplona: Gayarre; Cáceres: Principal, propietarios; Zaragoza: teatro Circo, señor Bargués; Cádiz: Gran Teatro, señor López de Toro. Todos los teatros de Madrid, exceptuando el de la Zarzuela, harán sus temporadas como es de costumbre, ocurriendo lo mismo en Barcelona y en toda la región catalana.

Hemos creído innecesario dar más nombres, porque con toda seguridad figurarían en la lista los de la casi totalidad de empresarios y propietarios de los teatros españoles. Aquellos que no han firmado han hecho manifestación verbal de su adhesión incondicional a la Sociedad de Autores y al Sindicato de Actores, haciendo presente que es de absoluta necesidad acudir a la rebaja de los impuestos, evitar que los alquileres de locales alcancen precios cuyas cantidades, por razón natural, han de restarse luego a la bondad del espectáculo, y modificar en pequeña parte algunos detalles de las condiciones de trabajo y retribución en ciertas colectividades del teatro. Los comisionados tomaron buena nota de estas palabras, que han transmitido a sus respectivas Juntas, las cuales, dando prueba una vez más de su gran amor al teatro, están dispuestas a estudiar y resolver aquellos puntos que puedan interrumpir la buena marcha de los negocios teatrales.

Enemigos de la intransigencia y teniendo una alta idea de su deber, contestan a la actitud inexplicable del señor Fraga con la ecuanimidad privativa de todos aquellos que por estar entregados a un trabajo intelectual saben hasta dónde ha de llegar en sus concesiones y en qué momento han de poner término las ambiciones de los demás.

Esta es la mejor contestación que podemos dar al señor Fraga y a los pocos que, sin pensarlo bien, se han puesto a su lado. Para autores y actores es de una inmensa satisfacción el resultado hasta ahora de sus trabajos, y envían las gracias más expresivas a todos los propietarios y Empresas de teatros que, dándose cuenta del problema, no han vacilado en firmar el documento que arriba se copia.– Las Juntas directivas.»

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En los centros en que se reúnen personas relacionadas con el teatro y directamente afectadas por este pleito, hemos oído discutir la oportunidad de esta nota, que, publicada en los momentos en que los críticos teatrales llevan adelante su amigable gestión, con tan buenas impresiones, puede producir resquemores que dificulten una solución favorable, tan beneficiosa para todos.