Filosofía en español 
Filosofía en español


Don José Ortega y Gasset

Don José Ortega y Gasset La muerte del filósofo don José Ortega y Gasset, acaecida el 18 de octubre último, ha supuesto la más dolorosa pérdida para la cultura española. No en vano la labor docente, filosófica, crítica y social del maestro desaparecido gravitó, con todo el peso de su extraordinaria personalidad, durante medio siglo sobre el pensamiento hispano. Pocos, pues, dejarán de tener plena conciencia del vacío enorme que ha dejado la muerte del gran pensador, no obstante el clima de pasión y polémica que ha presidido su obra, clima ajeno casi siempre a lo puramente intrínseco de la misma.

La obra de Ortega y Gasset es más trascendental de lo que algunos están dispuestos a aceptar. No sólo su persona es el más alto ejemplo que la filosofía ha producido en España a lo largo de nuestro siglo y aún de los siglos anteriores, sino que esa obra suya significó, ni más ni menos, que la incorporación del pensamiento español a la universalidad de la cultura. Y todavía hay que añadir en su rico haber la acción pedagógica, por decirlo así, que llevó a cabo en el ámbito nacional, iniciada en aquellos años de principios de siglo en que la vida española acaecía sobre un verdadero páramo intelectual. A partir de entonces, la huella orteguiana es visible en todas cuantas generaciones se han ido sucediendo.

Ortega y Gasset ofreció a lo largo de su vasta obra, tan propia, tan peculiar, auténticos embriones de realidades. Su escrutadora mirada logró, en no pocas ocasiones, conjeturar con acierto en diferentes aspectos de la vida social. Por ejemplo, en su discutido libro La rebelión de las masas (1930) estableció un panorama político y social del mundo occidental a bastantes años vista. Algunos de sus vaticinios –el destino totalitario de varios países europeos, la crisis del liberalismo, &c. – se vieron cumplidos al pasar los años. Otros –la unidad de Europa, la decadencia que sucederá a un choque entre Oriente y Occidente– continúan suspensos como una esperanza o como un temor ante el futuro próximo.

Lástima grande que circunstancias especialísimas –que no son otras que la suerte corrida por España después de 1936– hayan obligado a Ortega y Gasset a interrumpir su labor docente y a poner sordina a su voz, justamente cuando se hallaba en la plenitud de su actividad mental y en la madurez de su pensamiento. ¡Ese elocuente silencio de Ortega! Por fortuna su actividad intelectual prosiguió, parece ser, con la intensidad de siempre, y fruto de la misma son unas cuantas obras, acabadas o esbozadas, todavía inéditas, que ansiamos un buen día vean la luz. Ellas nos darán sin duda una idea más acabada de sus ideas filosóficas.

Los dos estudios que siguen –con motivo del septuagésimo aniversario de Ortega Cuadernos ofreció otros–, debidos a sus destacados discípulos José Ferrater Mora y Julián Marías, aspiran a ser una inicial y firme calibración del quehacer filosófico orteguiano; el comienzo de un examen sereno y objetivo de la obra del pensador desaparecido. Y a estos estudios deberán seguir otros hasta dejar bien sentada la presencia de Ortega en la filosofía y su influencia decisiva en la cultura española.

I. I.