Por los emigrantes
La Fiesta de la Raza
Se celebró ayer la fiesta de la raza.
No se celebró con la solemnidad de otros años, porque una sucesión de fiestas, de la raza también, han tenido lugar en estos días.
La fiesta de la raza, sin embargo, ha tenido ayer una significación más íntima, más patriótica, más en estrecha armonía, en fraternal convivencia de relaciones, entre la vieja España y sus antiguas colonias americanas.
Con la fiesta de ayer ha coincidido –como indica un diario madrileño muy oportunamente– el hecho venturoso del triunfo de nuestras armas en Africa.
«Con doble satisfacción, pues, asistimos al espectáculo de confraternidad que nos brindan los países hispano-americanos y con reverente atención escuchamos las loas que poetas y escritores dedican a esta raza de héroes y de Quijotes que han ido trazando las bellas páginas de nuestra historia.»
Al triunfo de Marruecos han contribuido nuestros hermanos de América, que con generoso desprendimiento han puesto a contribución su sangre y su dinero tan pronto como el grito de la raza clamó venganza contra el rifeño.
Nada liga más que estas explosiones de patriotismo, flor de tragedia muchas veces, que a través de los mares funden los sentimientos en el crisol de la raza.
Las distancias se borran, las diferencias se aplacan, los odios se extinguen, y ante la bandera de la vieja Patria injuriada, España ha vuelto a ser la madre venerada de aquellos pueblos, conquista gloriosa de nuestros héroes.
Es el genio de la raza en la unidad de recuerdos de grandezas históricas, de sentimientos y relaciones.
Este es el alto sentido de la fiesta que ayer conmemoramos. Pero no se olvide que antes de adquirir la extensión que hoy ha adquirido, la fiesta de la raza existía ya en germen, solemnemente celebrada por las colonias hispanoamericanas. Era como decía un notable escritor, la fiesta de los emigrantes.
Y a este aspecto práctico, que tiene su origen en un gran fondo sentimental, es a lo que la pluma ungida de patriotismo quiere llevar la fiesta de la raza.
¡Los emigrantes! Unos van a América; vuelven enriquecidos, y generosamente derraman sus ganancias en el natal terruño. ¡Cuánto les debe Asturias!… Pero otros van y no vuelven porque carecen de recursos. ¿Quién se acuerda de ellos? ¿Quién les tiende su mano?
España tiene una deuda de gratitud que cumplir. Y en esta hora del triunfo, de la victoria guerrera, de la exaltación de la raza, es necesario acordarse de los emigrantes que añoran los aires de la «tierrina», sin medios para retornar a sus lares.
Hace ya tiempo se pidió al Gobierno, en vista de la situación angustiosa de nuestros emigrantes, que se les protegiese con socorros y auxilios para que pudiesen conllevar su dolorosa situación.
Poco se ha hecho, absortos en otras atenciones nuestros gobernantes, bajo el agobio de grandes cargas el Estado. No obstante, es necesario insistir.
Bajo el imperio de una crisis mundial, miserable producto de la «gran guerra», sabido es que las Repúblicas americanas no se hallan actualmente en aquel grado de esplendor que a todos nos brindaban otros tiempos.
Numerosos emigrantes están atravesando la época del dolor, del hambre y de la miseria. ¿Hemos de abandonarles?
Recabar del Estado los más urgentes auxilios, engrosar los socorros mediante la acción particular, es una obligación sagrada que Asturias tiene que cumplir para con sus hijos pobres emigrados.
La fiesta de la raza, fiesta de las gestas patrióticas, de las bellas conquistas, de las mutuas aproximaciones, de los grandes históricos dominios de la fe y de la raza, tiene, para corresponder a su elevada significación, que ser al mismo tiempo la fiesta de la caridad en pro de los emigrantes desafortunados y humildes.
Es un alto deber que importa tener en cuenta.
España y América
(por teléfono)
Telegramas al Rey
El Rey ha recibido cariñosos y expresivos telegramas de las Repúblicas hispano-americanas con motivo de la fiesta de la raza, entre ellos uno del Presidente de Costa Rica.
La Reina ha recibido un cablegrama de una comisión de damas uruguayas anunciando el envío de 25.000 pesetas para la suscripción de los heridos de África.
La Fiesta de la Raza
(por teléfono)
Madrid. A las tres y media de la tarde comenzó en el paraninfo de la Universidad la fiesta de la raza, presidiendo el Rector Sr. Carracido.
Comenzó la fiesta con la lectura de un mensaje dirigido a la Universidad por el estudiante de la Facultad de ingenieros de Méjico, Sr. Medrano, abogando por el estrechamiento de relaciones entre Méjico y España.
Hablaron otros estudiantes y el catedrático Sr. Robles, haciendo el resumen el Sr. Carracido.
Todos se han expresado en elevados términos, siendo aplaudidísimos.
A las seis de la tarde se celebró en el Palace Hotel un té organizado en honor de los estudiantes americanos.
La concurrencia fue muy numerosa, resultando el acto brillantísimo.