Citius Altius Fortius
Madrid, 1959
 
tomo I, fascículo 1
páginas 85-87

Bibliografía

[ Miguel Piernavieja del Pozo ]
 

Henry J. Montoye, Wayne D. Van Huss, Herbert W. Olson, William R. Pierson y Andrew J. Hudec: The Longevity and Morbidity of College Athletes. S. l., Phi Epsilon Kappa Fraternity, 1957. Un vol. de 139 pp. en 4º, con numerosos diagramas y tablas. Precio: $ 3.25.

Se trata, como dicen los autores, de un estudio piloto sobre tema tan importante como el de la longevidad entre los deportistas universitarios. La Hermandad Phi Epsilon Kappa, que es una asociación profesional de Educación Física, inició en 1950 un estudio en todo el territorio norteamericano sobre el objeto del libro, a base de un bien planeado cuestionario, con el que se esperaba llegar a conclusiones de valor científico. La colaboración de la Universidad de Michigan y de más de 1.300 de sus alumnos, hizo posible la edición de este interesantísimo libro. Naturalmente, tratándose de un estudio piloto, los métodos empleados son, quizá, de más importancia que los resultados mismos. No ha sido intención de los autores justificar los programas deportivos de las Universidades, sino estudiar sistemáticamente las diferencias vitales entre los deportistas laureados y aquellos estudiantes que no se distinguieron deportivamente durante su paso por la Universidad.

Aunque el análisis es obra de especialistas para especialistas, los autores no han querido dejar al margen a los posibles lectores profanos y, así, dedican todo el capítulo II a explicar los métodos estadísticos utilizados y el concepto de probabilidad en su relación con este tipo de investigación, es decir, métodos generales, métodos estadísticos y datos cualitativos y cuantitativos, que son descritos con toda claridad.

Para nuestros fines, sin embargo, son más interesantes los resultados conseguidos, si bien éstos no deben ser interpretados como generales. No obstante el elevado número de sujetos estudiados, es aún insuficiente para llegar a una conclusión definitiva, a la que, por lo demás, no aspiraron los autores. Muchas circunstancias y muy variadas se oponen a que semejante estudio llegue a tener la amplitud deseable. Entre otras, la indiferencia de los propios individuos sometidos al control, pero, sobre todo, la enorme suma de dinero necesaria para [86] llevar a buen término el estudio. Ya es mucho, empero, lo logrado hasta ahora, y es de suponer que esta investigación sirva de cimiento para otras más amplias que nos permitan conocer con exactitud el verdadero papel que desempeña el deporte, considerado desde el punto de vista higiénico y geriátrico.

De los cuestionarios enviados se recibieron 628 respuestas de deportistas laureados y 563 de los controles o de sus familiares. Los datos fueron tabulados y analizados estadísticamente por medio de fichas punteadas y de las prestigiosas máquinas IBM. Los resultados, en líneas generales, fueron los siguientes:

Longevidad: No hay diferencia apreciable entre atletas y no atletas. En cuanto a las causas del deceso, parece haber mucha evidencia en la literatura de que los deportistas distinguidos son más propensos a la muerte violenta (guerra, accidentes, suicidios). El historial clínico tiende a probar que la trombosis coronaria, la hipertensión y la arterioesclerosis se presentan más tardíamente en los atletas. La historia familiar presenta algunos curiosos resultados, como la tendencia en los atletas a muertes violentas, la mayor longevidad de los abuelos de nadadores, la mayor frecuencia de enfermedades cardíacas en las familias de los corredores a pie y jugadores de pelota-base y baloncesto, así como más casos de hipertensión en los penúltimos. Por otra parte, hay pruebas convincentes de que los atletas proceden de familias más numerosas que los no atletas. La diferencia se atribuye a los hermanos (no a las hermanas) en la familia. Esa misma tendencia se aprecia en los luchadores, mientras los jugadores de tennis son de reducida familia.

El peso de los deportistas es superior al de los otros estudiantes, creciendo con los años el de los laureados durante su permanencia en la Universidad. Una vez graduados, los no atletas aumentaron unos ocho kilos, contra poco más de cuatro de sus rivales. Estos, sin embargo, continúan ganando peso hasta los cuarenta y cinco años, aproximadamente. Los corredores y los baloncestistas son los que más ganan, y los futbolistas los que menos.

En cuanto a la situación económica, hay signos apreciables de mayor éxito entre los deportistas, una vez graduados. El matrimonio no presenta diferencias acentuadas entre unos y otros, El porcentaje de los que eligen el «dulce yugo» viene a ser el mismo, si bien los tennistas son más resistentes a Eva. Los antiguos deportistas parecen imponerse también en el uso del tabaco, encontrándose un porcentaje desproporcionadamente elevado entre los corredores de «cross» con afición a la pipa.

No ha sido sorprendente comprobar que un superior número de atletas han continuado tomando parte regularmente en alguna actividad deportiva hasta los cuarenta y cinco años. Pero los no atletas han probado tener más actividad en ocupaciones profesionales no deportivas. [87] El servicio militar parece haber sido cumplido por igual entre atletas y controles. Por último, hay abrumadora proporción entre ambos grupos, que consideran beneficiosa la participación en los encuentros deportivos.

En resumen, este libro debe despertar el interés de nuestros médicos deportivos y profesores de Educación Física y animarles a emprender unos estudios casi impracticados en España. Sería deseable la participación del Instituto Nacional de Estadística en esta importante labor. Felicitemos a los autores por su espléndida obra y sigamos su loable ejemplo. El libro está impreso con esmero, en buen papel y clara tipografía. El texto, claro y conciso. Vale lo que cuesta.

M. Piernavieja

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Deporte
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