Filosofía en español 
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Protesta nacional contra la represión

Aunque la ejemplar firmeza y serenidad de los mineros asturianos y leoneses durante la huelga ha dificultado la represión, la impericia del gobierno para aplastar la resistencia de los obreros le hizo “perder la cabeza” y recurrir a las formas mas feroces de violencia.

En los cuarteles de la guardia civil y comisarías de policía se han empleado los típicos procedimientos represivos fascistas: apaleamientos y vejaciones, martirios y simulacros de fusilamientos... Numerosos trabajadores de todas las tendencias y sin partido fueron detenidos y torturados. Todo el mundo conoce hoy las monstruosidades cometidas por el capitán de la guardia civil Fernando Caro, el cabo Pérez, por Ramos y Sevilla, culpables de la muerte del minero Rafael González, de la castración de Silvino Zapico y de otros trabajadores, de las graves lesiones sufridas por Alfonso Brañas, Vicente Baragaña y de Everardo Castro, &c., y de las infames violencias aplicadas contra Anita Braña y Constantina Pérez a quienes, además, se les corto el pelo a cero.

El salvajismo policiaco decretado por el gobierno ha promovido la indignación y la protesta del pueblo español y de la opinión mundial que condena la “política” ignominiosa de detenciones, torturas y vejaciones. Del conjunto de las numerosas protestas destaca, por su gran importancia y transcendencia, el valioso documento firmado por 102 prestigiosos intelectuales españoles, remitido al ministro de información Fraga Iribarne, que constituye una valerosa acción de solidaridad en favor de la clase obrera y de todo el pueblo, a la vez que golpea eficazmente el arma asesina de la represión.

En su escrito, los intelectuales denuncian 10 casos detallados de la cruenta represión. Esta denuncia pública tiene un valor extraordinario; nadie antes de las grandes huelgas de Asturias podía imaginarse una acción de tan profundo alcance. Pero los intelectuales no solo acusan, sino que exigen el que se abra una investigación sobre las criminales actividades de los torturadores. Exigen, igualmente, que se den explicaciones y se informe al país, acerca de las violencias y crueldades ejercitadas contra los mineros y sus mujeres, por el citado capitán y sus secuaces.

El quebranto producido al régimen por la huelga de los mineros lo refleja el hecho asombroso de que el gobierno, afrentado públicamente, haya tenido que responder intentando justificarse, en lugar de recurrir, como antaño, a las medidas represivas. El gobierno, además, se ha visto forzado a permitir la publicación en la prensa de la carta de los intelectuales lo que supone un duro golpe asestado a la represión, pues los polizontes necesitan el silencio para perpetrar y encubrir sus crímenes. Hay que imaginarse cuál será el espíritu de los que son denunciados por su vandalismo; qué pensarán los que de una forma u otra han participado en la represión. Es evidente que ese acontecimiento tendrá una profunda repercusión entre los miembros de las fuerzas armadas, favoreciendo la creciente corriente opuesta a la violencia contra los trabajadores.

La respuesta del ministro de información a los intelectuales revela la confusión en que se encuentra el gobierno. La misma negativa de Iribarne constituye el reconocimiento implícito de que dos mujeres asturianas han sido objeto del típico vejamen fascista de cortarles el pelo al rape. También contribuyó a divulgar el que los metalúrgicos asturianos habían escrito en grandes letras rojas: ¡Muera Franco!

La réplica al ministro, del escritor antifranquista y católico, José Bergamín, muy acertada y valerosa, pone de relieve las contradicciones, omisiones y tergiversaciones; demuestra como el ministro rehúye el dar las explicaciones e informaciones de cara al pueblo: Al mismo tiempo propone al ministro una discusión pública sobre los acontecimientos de la guerra y posterior a ella, con libertad total de expresión.

El documento de los intelectuales refleja los sentimientos populares. Es la expresión de la conciencia nacional. La voz de España que lucha contra las detenciones, las torturas y todo género de arbitrariedades. Es la lucha de todas las fuerzas antifranquistas por las libertades democráticas.

El documento de los intelectuales entraña una valiosa ayuda para acrecentar entre los españoles emigrados y en los medios extranjeros la campaña de solidaridad con los mineros y sus familiares, por la libertad de los 31 detenidos, por la vuelta de los obreros desterrados, contra los malos tratos y las torturas, por la liberación de los presos políticos.

Sebastián Esturiz

Los 102 intelectuales que se han dirigido al Ministro

Vicente Aleixandre (Académico de la lengua)
Pedro Laín Entralgo (Académico de la lengua y Ex-rector de la Universidad de Madrid)
Valentín Andrés Álvarez (catedrático y Ex-Decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Madrid)
José Luis Aranguren (Catedrático de Ética de la Universidad de Madrid)
Paulino Garagorri (Filósofo, colaborador de la Revista de Occidente)
José Bergamín (escritor)
Gabriel Celaya (Poeta)
Antonio Buero Vallejo (Dramaturgo)
Alfonso Sastre (Dramaturgo)
Fernando Baeza (Editor)
Antonio Saura (Pintor)
José María Castellet (Crítico)
Francisco Fernández Santos (Ensayista)
Carlos Barral (Editor y poeta)
Ángel María de Lera (Novelista)
(ilegible)
Mateos (pintor)
José María Moreno Galván (Crítico de Arte)
Ángela Figueroa Aymerich (Poetisa)
Manuel Arce (Novelista)
Francisco Rabal (Actor)
Fernando Fernán Gómez (Actor)
Juan García Hortelano (Novelista)
Ángel González (Poeta)
Luis Goytisolo (Novelista)
Gabino Alejandro Carriedo (Poeta)
Antonio Ferres (Novelista)
Carlos Muñiz (Dramaturgo)
José María de Quinto (Director teatral y novelista)
Rodríguez Buded (Dramaturgo)
Juan Marsé (Novelista)
Ángel [Crespo (poeta)
Armando] López Salinas (Novelista)
Pablo Serrano (Escultor)
Juana Francés (Pintora)
Lucio Muñoz (Pintor)
Jesús López Pacheco (Poeta y novelista)
José Esteban (Poeta)
Millares (Pintor)
José Manuel Caballero Bonald (Poeta y novelista)
Manuel Ortiz Valiente (Pintor)
Benigno Quevedo (Novelista)
José Antonio Parra (Escritor)
César Santos Fontela (Crítico cinematográfico)
Consuelo Bergés (Escritora)
Daniel Sueiro (Novelista)
Patiño (Director de cine)
José Arés (Profesor de la Universidad de Madrid)
Pedro Dicenta (Maestro)
Juan Eduardo Zúñiga (Escritor)
Lauro Olmo (Dramaturgo)
Ricardo Zamorano (Pintor)
Alfonso Grosso (Novelista)
Manuel Calvo (Pintor)
Ricardo Domenech (Crítico teatral)
Pérez Navarro (Ensayista)
Ramón Nieto (Novelista)
Julián Marcos (Ayudante cinematográfico y poeta)
José Duarte (Pintor)
Fermín de la Solana
Jorge Campos (Ensayista)
Ángel Fernández Santos (Sociólogo)
Francisco Moreno Galván (Pintor)
Marcial Suárez (Dramaturgo)
José Ayllón (Crítico de Arte)
Jaime Gil de Biedma (Poeta)
Daniel Gil (Pintor)
L. G. Egido (Crítico Cinematográfico)
Angelina Gatell (Poetisa)
E. Sánchez
Manrique de Lara (Poeta y novelista)
Eloy Terrón (Filósofo)
Pablo Martí Zaro (Dramaturgo)
Fernando Chueca (Arquitecto y Director del Museo de Arte Contemporáneo)
Faustino Cordón (Científico)
Leopoldo de Luis (Poeta)
Díaz Caneja (Pintor)
Ramón de Garciasol (Poeta)
Ignacio Aldecoa (Novelista)
Cortijo (Pintor)
Adán Ferrer (Pintor)
Arturo Martínez (Pintor)
F. Alvarez (Pintor)
José Agustín Goytisolo (Poeta)
Joam Petit (Traductor)
Joam Oliver (Ensayista)
Joaquín Horta (Editor)
Jordi Carbonell (Poeta y Ensayista)
Oriol Bohigas (Poeta y Ensayista)
Joaquín Molas
María Aurelia Capmany (Directora de teatro)
Joam Traidú (Ensayista)
Francesc Vallverdú (Poeta)
Salvador Espriú (Poeta)
Manuel Sacristán Luzón (Catedrático de la Universidad de Barcelona)
Alfonso Carlos Comín
Josep Fontana (Profesor de la Universidad de Barcelona)
Joaquín Jordá (Ayudante de cinematografía)
Román Gubern (Ayudante de cinematografía)
José Luis Sureda (Catedrático de la Universidad de Barcelona)
Ángel Latorre (Catedrático de la Universidad de Barcelona).