Filosofía en español 
Filosofía en español


Palabras de Girón en Mieres


El ministro de Trabajo, señor Girón, ha pronunciado un trascendental discurso en Mieres.

Con un problema principal en nuestro país –el económico–, la polémica más continuada, los comentarios más vivos, llevan girando varios años en su torno. Resulta perfectamente comprensible. Pero toda actitud polémica, para que sea seria, tiene que haber dejado constancia de que los sujetos de discusión han sido explorados debidamente y de que del error nadie podemos salvarnos: otra cosa es la de procurar matizar toda nuestra conducta de limpieza de intención, que esto no es, lógicamente, exigible.

El tema de nuestra política social es la gran cuestión de nuestros días. La discusión, por fortuna, no gira alrededor de si nos conviene o no nos conviene una política social, sino en su identificación, en su extensión y en el ritmo con que se instaure. Aquí hay una viva polémica, y a nosotros nos parece muy oportuna y saludable. Pero ¿dominamos, al discutir, una serie de realidades actuales que resulta obligado conocer? Es más: creemos perfectamente natural que de este conocimiento se nos inste a partir.

El discurso de Girón –ministro con quien empieza la política social propugnada por Franco– es un examen minucioso de estas realidades y, sobre todo, es un documento político de excepcional interés, que justifica las realizaciones sociales de estos años con apelaciones de más rango, entre las que se cita a nuestro sentido cristiano, a la moral social, a la Patria y a nuestros compromisos ideológicos de julio.

Ciertamente, hacer depender la política social de un estado de situación de perfil económico liberal es un gran absurdo. No hemos entrado, realmente, en una etapa de transformaciones o de cambios de estructura, porque esto tiene que estar precedido de ambiente político, de coyunturas varias y de rigor intelectual. Pero ¿qué hubiera pasado estos años sin esta política social, que, fundamentalmente, ha limitado egoísmos, ha podado injusticias y ha ablandado incomprensiones?

El discurso del señor Girón es una brillante pieza dialéctica que va a poner mucha luz sobre una cuestión que, como decimos, está sujeta a revulsión polémica. Principalmente la claridad va a entrar en muchas mentes de trabajadores, en donde ciertos especiosos argumentos de algunos sectores habían hecho tambalear fuertes convicciones.

En Asturias –“roca inexpugnable del trabajo español”, como ha dicho el ministro– ha tenido lugar este histórico acto, en donde el ministro, brazo ejecutor de la política social del Régimen, ha pronunciado el discurso de justificación y de devoción política más importante de los pronunciados en su vida política.




“Queremos liberar al trabajador de la servidumbre abrumadora de la mera SUBSISTENCIA”

Girón habló en Mieres ante una imponente multitud
Girón en Mieres
El ministro de Trabajo, señor Girón, que ha recorrido varios pueblos de la cuenca minera asturiana, habla en Mieres a los mineros

El ministro de Trabajo, señor Girón, que estuvo ayer tarde en Mieres, donde se le tributó un entusiasta recibimiento, pronunció ante una inmensa muchedumbre un discurso, del cual ofrecemos el siguiente extracto.

Primeramente aludió a las grandes farsas sociológicas del siglo pasado y del presente. Recordó la muerte trágica al otro lado del telón de acero de muchos cientos de trabajadores españoles engañados, y especialmente el suicidio del jefe del comunismo español.

“He venido –dijo– a hacer una recapitulación de la política social española y a examinar lo que en ella hay de erróneo. No estamos satisfechos de nuestra labor ni queremos volver la vista a atrás, sino mirar hacia adelante.

Si los códigos regulan todas las relaciones humanas, ¿por qué no han de regular la suprema relación del hombre con su destino, que es el de trabajar?

Franco prometió al desembarcar en África que el régimen no sería un régimen de privilegios para una clase social.

 
La elevación del costo de la vida

Contra su política se esgrime el arma de que conduce a la elevación del costo de la vida porque eleva los salarios. La política de Franco jamás ha justificado la elevación del costo de la vida. Esa elevación está solamente justificada por la codicia. También se ha dicho que si se entregara a los obreros eso que cínicamente se llaman “cargas, sociales”, ellos administrarían mejor ese dinero. Eso es incierto. Nadie puede decir en serio que con el importe de las cuotas de atenciones sociales y sin obligatoriedad, los obreros hubieran podido levantar las magníficas residencias sanitarias que hoy son la envidia de las clases económicas más fuertes. Precisamente por eso la contrarrevolución ataca. Ha habido un momento en que el ataque fue tremendo. Sólo la elocuencia de los números hizo retroceder a la banda de malhechores del bien. Un grupo de españoles beneméritos, al frente de los cuales está el director de la Caja del Seguro de Enfermedad, ha resistido heroicamente, en servicio de los trabajadores españoles. También los médicos han resistido a las campañas insidiosas y se han dado cuenta de cuál es su deber. A ellos expreso, en nombre de todos los trabajadores nuestra más grande gratitud.

 
Seguro de enfermedad

Otra gran conquista ha sido el Seguro de Enfermedades Profesionales, que ha conseguido que no haya en toda España ningún enfermo de silicosis que no esté asegurado. Se extenderán a estos camaradas los beneficios del Seguro de Enfermedad.

El Caudillo percibe la rapidez con que os habéis capacitado desde los órganos rectores de los Montepíos, en colaboración con los técnicos y los empresarios, para garantizar la vejez, la enfermedad, la viudedad, la invalidez.

El decreto de Jurados hace intervenir al obrero en aquello que le interesa y en lo que interesa a la colectividad empresaria y en el arbitraje previo en los conflictos laborales antes de recurrir a la Magistratura del Trabajo.

Política social es una política para la sociedad, en la sociedad y por la sociedad. Política social es crear cultura, riqueza, salud y justicia, acudir a las situaciones catastróficas contra las dificultades imprevistas, como ha hecho el Estado español ante el problema de la sequía, que no ha quitado un solo jornal de los hogares trabajadores.

Por defender estas verdades hemos sido tachados de demagogos. Pero contra la confabulación de las fuerzas del mal levantemos repetidamente la bandera de nuestra verdad. Y al final nos encontraremos incorruptibles e inmaculados, tundidos como Quijotes, pero enteros por dentro.

Y en estas condiciones en que está planteada nuestra lucha todavía hay estetas de la política que nos brindan soluciones oportunistas. Pero cuando se tiene en juego la existencia, falta el tiempo para la estética.”

 
Exigimos dignidad

Queremos decirle a Franco que estamos en la vanguardia para exigir con él, de la sociedad que nos rodea, dignidad para nuestras personas, y del mundo que nos circunda, dignidad para nuestra Patria.

Cuando España imponía normas al mundo los trabajadores españoles eran los más capacitados del orbe. Queremos volverlo a ser sobre la fórmula que la Revolución española ha encontrado: libertando al trabajador de la servidumbre abrumadora de la mera subsistencia. Nos falta para eso mucho camino que andar. Vamos a andarle todos al mando de Franco, con la ayuda de Dios. Se ha sido injusto con los trabajadores hasta en la Historia, y no se ha dicho que sin ellos hubiera sido imposible la grandeza de nuestra Patria, así como se ha olvidado decir que, cuando el trabajador español dejó de ser bueno y se dejó ganar la mano por los trabajadores de otros países, fue cuando se inició la decadencia de España. Cuando los productos de la industria, el campo y la cabaña españoles fueron peores que los de otros países, España decayó.

El error de España durante siglo y medio consistió en condenar el maquinismo y asustarse de él. La Revolución española ha tratado de ganar las etapas perdidas por la rutina, la indolencia, las guerras civiles y el renunciamiento de una clase, la clase rectora, a cumplir con el cometido que le había designado la Historia.

Con la escuadra de granaderos que abre el camino, los ingenieros, los empresarios modernos, los técnicos y los administrativos avanza el ejército laboral español para conquistar la línea máxima que nos coloque, por lo menos, a la altura de los demás pueblos del mundo.

Es necesario que nosotros, los que tenemos la orden de no descansar, no decaigamos. Necesitamos vuestra colaboración. Estáis obligados a prestárnosla por mandato imperceptible pero inexorable de la sangre asturiana que corre por vuestras venas.

Me marcho de aquí para decirle al Capitán con toda verdad que la legión está en pie y vela las armas. Los camaradas caídos al pie del trabajo nos dan desde sus tumbas la orden de que permanezcamos vigilantes.

Trabajemos para dar ejemplo en un mundo desintegrado y a la deriva. Cada jornada sea un paso hacia nuestros ideales y que nosotros o nuestros hijos encontremos al final al hombre nuevo, al trabajador puro como el cristal del diamante, que también nace entre las oscuridades de la mina.

Con Franco al frente, camaradas, ¡Arriba España!”

(Durante varios pasajes del discurso, que duró dos horas y fue seguido con creciente interés y emoción, el ministro fue interrumpido por ovaciones y gritos de aprobación y entusiasmo. Al final, una interminable ovación estalló clamorosamente.)


El señor Girón inaugura un sanatorio en Oviedo y emprende el regreso a Madrid.

OVIEDO, 14. Ha sido inaugurado oficialmente este mediodía el sanatorio destinado a residencia sanatorial provisional de la Caja Nacional del Seguro de Enfermedad, construido en la plaza de América de esta capital. El coste del edificio se eleva a 4.900.000 pesetas, y tiene capacidad para 75 camas y está dotado de clínicas y toda clase de servicios.

Al acto asistieron el ministro de Trabajo, señor Girón; el director general del Instituto Nacional de la Vivienda, don Federico Mayo: autoridades provinciales y locales, jerarquías e invitados.

El nuevo sanatorio fue bendecido por el obispo de la diócesis, doctor Lauzurieta. El Ministro de Trabajo recorrió todas las dependencias y conversó con los enfermos, a los que hizo diversas preguntas, interesándose por el estado de su salud. El señor Girón fue despedido cariñosamente por el numeroso público allí congregado y, seguidamente, emprendió viaje de regreso a Madrid, proponiéndose almorzar en Valgrande. (Cifra.)