En los meses del último verano aparecieron en Santander, haciéndose pasar por representantes de los estudiantes mexicanos, dos individuos, los señores Soto y Zaldúa, que venían, según afirmaban, para realizar una labor de acercamiento. Tal afirmación nos causó extraordinaria extrañeza, a los pocos días, al ver que estos individuos realizaban determinados actos, que no podían por menos de causarnos profunda e irreprimible indignación. Al mismo tiempo, nuestro director recibió una carta de don José Vasconcelos, referente a la aludida actuación de los señores Soto y Zaldúa, carta que publicó El Sol, y en la cual se desmentía, en forma categórica, la afirmación de los falsos representantes. Quedamos conformes, entonces, con tan seria denuncia, pensando que sería suficiente para ahuyentar a los impostores. No fue así, sin embargo. Aún continúan los señores Soto y Zaldúa actuando, como tales representantes de los estudiantes mexicanos, en varias provincias del Norte, últimamente en Valladolid. Como ello lo estimamos lamentable, volvemos a publicar la carta del señor Vasconcelos, por ver si con esta repetición conseguimos inhabilitar definitivamente a esos falsos estudiantes:
Marsella, 20 de agosto de 1925.
Sr. D. Rafael Giménez Siles. Madrid.
Muy querido amigo: Creo necesario prevenirles contra ese señor Soto que se dice representante de estudiantes mexicanos. Le puedo asegurar que su representación es falsa. También he visto en periódicos del Norte de España que Soto se hace pasar por mi ex secretario. Puesto que es necesario, debo decirle la verdad: Soto salió de Colombia, de donde es oriundo, porque cometió una estafa. En México robó a mucha gente, entre otros, a mí –fue empleado mío y cometió el delito de abuso de confianza–, cobrando cantidades en La Antorcha, que nunca me entregó. Averigüé entonces sus antecedentes y supe que no era su primera falta.
Viene a España a ver a quién estafa. Le prevengo de quién es, en la inteligencia de que le perdonamos en México la acción penal por sus robos; pero conservo la prueba. Sólo así se explica la misión que trae.
Mándeme con gusto. Salude a los amigos y cuente siempre con el afecto de su amigo y s. s.,
J. Vasconcelos.
Los informes que les doy en esta carta no son secretos; si es posible, será conveniente hacerlos públicos. Respondo de lo que le digo.
Como puede suponerse, este incidente no viene a reducir, en lo más mínimo, el concepto altísimo que tenemos del pueblo mexicano. Precisamente porque consideramos a México, entre las naciones de América, como una de las más respetables, es por lo que deseamos desenmascarar definitivamente a los promotores de la carta del señor Vasconcelos. Nada tiene de particular que el ministro de México en España, nuestro admirado colaborador señor González Martínez, ignore este hecho. Sea como fuere, nos permitimos rogarle desde aquí acuda, con su autoridad, a evitar que continúe la usurpación señalada, que, si bien no puede perjudicar, en manera alguna, a Méjico, no deja de ser un incidente lamentable, sobre todo, claro está, para los señores Soto y Zaldúa.