Filosofía en español 
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[ María Zambrano Alarcón ]

Mujeres obreras

Recientemente La Gaceta Literaria publicó uno de sus magníficos números, dedicado a los obreros. Realmente, fue el mejor modo de conmemorar el centenario de Tolstoi; ya estamos todos cansados de ver pasar ineficazmente alabanzas solemnes, que nada crean. Fue por una vez el “snob”, periódico de vanguardia –según le dicen–, el altavoz de la aristocracia obrera, del que hemos da aguardar su redención. Y no vemos otro medio para ello más eficaz y directo: hay que darle al obrero su palabra –la que hace tiempo le corresponde– y también la nuestra.

Desde luego, que el obrero, como tal y como clase, tiene su papel y su fuerza específica en la vida social. Pero nadie duda en nuestros días –y parece absurdo que se haya dudado, después de la concepción cristiana– que exista una aristocracia real superadora de las diferencias de clase. Nadie piensa hoy en una separación insuperable en la cultura entre burguesas y obreros, y nosotros los jóvenes no comprendemos ni que se haya podido pensar. Nuestro propósito es integrar a la juventud, burguesa u obrera, es lo mismo, pues estamos seguros de coincidir esencialmente una vez que nos conozcamos.

Mas, ¿y las obreras? ¿Dónde están? La mujer sigue ausente, al parecer, de su puesto personal como clase y como sexo. Es triste que no aparezca más que como ornato, presea o adorno; como una bandera más en las amadas procesiones cívicas. ¿Cuándo va a decir la mujer obrera su palabra? Nosotras las burguesas, que no nos conformamos con serlo, queremos ir a su encuentro, vamos a ir. Más nos alegraría con entusiasmo encontrarlas a mitad del camino con el gesto cordial y la mirada en alegre inteligencia.

Porque tenemos fe en la juventud del mundo y en el seguro advenimiento de un orden nuevo (organización, estructura social), creemos imprescindible la integración espiritual de la juventud toda, masculina y femenina, burguesa y obrera.

Paralela a la renovación científica, artística, mecánica y filosófica, ha de marchar la social; nuevos instrumentos y nuevos fines han de dar una estructura nueva. Concurriendo en ella nuestras miradas, aguardamos la fuerte colaboración de la mujer obrera.

María Zambrano