Filosofía en español 
Filosofía en español


Crónica americana

El Instituto de la Raza

En Cuba resurge el proyecto de una Universidad hispano-americana.

Comentando estas iniciativas dice un distinguido redactor del Diario Español, de la Habana:

“Rebajemos algo de la grandiosidad encarnada en el proyecto del catedrático Sr. Errazquiu. Contentémonos con algo más modesto, sin que pierda lo substancial del propósito. No pidamos la creación en la Habana de ese Instituto de la Raza, al que los hispano-americanos ricos de otras Repúblicas no acudirían con preferencia a las Universidades de sus naciones, y los pobres tampoco vendrían por eso mismo: por ser pobres.

Demos paso amplio, pues, a la idea expuesta por el eminente Aramburo Machado en el Casino Español de Sagua: la creación de la Universidad hispano-cubana, sostenida por los Centros benéficos y de recreo españoles que cada país americano puede emitir.

Mas aun así, subsisten los mismos obstáculos, si bien de menores resistencias. Es preciso, pues, intentar eliminarlos. ¿Cómo? A nosotros se nos ocurre una fórmula, y es la siguiente:

¿Se pretende que a esa Universidad acudan cuantos cubanos y españoles tengan verdaderas ansias de saber, para enseñarles artes y ciencias en un ambiente de compenetración espiritual? Pues fúndese y organícese tal Centro docente con carácter nocturno. Tanto los cubanos como los españoles que necesiten ganar el sustento y tengan al mismo tiempo avidez de cultivar sus facultades intelectuales, podrán sin perjuicio acudir a las aulas de esa Universidad, y los cubanos hijos de familias pudientes, si en ese Centro docente quisieran instruirse en lugar de procurarlo en los de enseñanza diurna, con ningún inconveniente tropezarán.

Todos los proyectos de difusión cultural con iniciativa no oficial, si han de ser verdaderamente hermosos, deben de llevar por divisa la intención de que los estudios sean lo más asequibles a quienes para cursarlos sólo cuentan con deseo y voluntad. Y esto, a más de ser una simpática labor social, es muy humana, puesto que recoge unas energías mentales que habrían de malgastarse en otras aptitudes impropiamente, y, dicho en una palabra, siempre fue mejor estudiante el pobre que el rico, y más sabios ha dado al mundo la pobreza que la opulencia.

Por eso entendemos también que ese Centro docente, cuya fundación aun no vislumbramos, debe de proporcionar una enseñanza práctica que no exija extensos estudios en privado, y con la cual el estudiante no necesite distraer muchas horas en los libros.

A esto conviene añadir que tampoco sería muy acertada la creación de una Universidad tal cual son las que ese nombre llevan. No basta proporcionar a cubanos y españoles la obtención de títulos universitarios tras haber cursado una Facultad de Medicina o Derecho, &c. Para llegar a esto es preciso cursar el Bachillerato, y esa Universidad debe de incluirlo en su plan de estudios.

Pero también habrá cubanos y españoles deseosos de estudiar, mas no dispuestos a invertir en el estudio un largo número de años. Algunos querrán ser tenedores de libros, pilotos, etcétera, y no faltará quien sólo desee aprender taquigrafía, por ejemplo. Y entonces, lo que verdaderamente se necesita crear es un gran Centro docente, donde se proporcionen todas las enseñanzas, incluso las de artes y oficios, y no una Universidad, aunque lleve ese título.”

Estas discretísimas observaciones, de sentido tan práctico, merecen algún comentario, que haremos con mucho gusto otro día.