El País. Diario republicano
Madrid, lunes 11 de agosto de 1913
 
año XXVII, número 9.536
página 1

Liga española para la defensa
de los derechos del hombre

Con este sugestivo título hemos recibido una circular, notable por la forma y por el fondo, suscrita por firmas prestigiosas de todos los partidos, especialmente, hasta ahora, de los republicanos.

Juzgamos conveniente honrar la primera columna de el país con ese documento, que envuelve un propósito por todo extremo plausible y llamado a lograr grande y extendida influencia en la vida de la política española. Dice así:

«Muy señor nuestro: Al plantearse en el pasado mes de Abril la cuestión referente a la enseñanza del catecismo en las Escuelas, se constituyó en Madrid una Comisión en la que estaban representados todos los disidentes de la religión oficial del Estado, como son los evangélicos los israelitas, los anticlericales, los librepensadores, &c., y también delegados de los masones y de todos los partidos políticos que tienen escrito en sus programas la libertad de conciencia. Esta Comisión promovió en Madrid y provincias la celebración de un número considerable de reuniones públicas, veladas, conferencias y manifestaciones en las que se reveló en forma legal y con fuerza imponente, la opinión liberal de toda España.

Para evitar que las energías surgidas y desarrolladas durante esta campaña que tenía un carácter puramente ocasional, se esterilizasen luego por falta de aplicación, pensó la Comisión de qué forma podrían hacerse cristalizar en instrumentos de acción, que de una manera continua laboraran para hacer respetar no sólo la libertad de conciencia, sino también aquellos derechos de la persona humana, que son considerados como inviolables en todo el mundo civilizado.

Con este fin se inició el proyecto de constituir en España una Asociación de carácter nacional que llevará por título Liga española para la defensa de los derechos del hombre tomando la denominación y organización de las Asociaciones análogas que existen en el extranjero, con las que se habrán de mantener continuas y directas relaciones.

Los partidos políticos, las sectas religiosas y otras asociaciones humanas, se proponen fines múltiples y complejos que abarcan a veces toda la vida moral de sus adeptos o cuando menos implican su colaboración en numerosos problemas de la evolución social, (político económico, cultural, &c.) Por el contrario, la Liga para la defensa de los derechos del hombre sólo se encamina a la consecución de un objeto determinado, que interesa igualmente a hombres de diversas religiones y partidos políticos y a individuos y agrupaciones de todo género, pues el fin de ella es precisamente la defensa de los derechos individuales inherentes a la personalidad humana que, por ser considerados anteriores a toda legislación y convención social, se han llamado por antonomasia inalienables e ilegislables y que históricamente se fundan en los principios de justicia comunes a todos los pueblos civilizados.

La Liga sólo se propone la defensa del derecho, no en modo alguno la conquista del poder, y en esto se distingue precisamente de todo partido político. Es, por tanto, la Liga una asociación fuera de dichos partidos y colocada entre unos y otros y por encima de todos ellos, y a su obra pueden concurrir todos los que aspiren al fin concreto de afirmar y extender los derechos del hombre, sin renunciar a sus compromisos de escuela, religión o bando político.

Por la misma causa, la Liga tiene un carácter internacional porque los derechos del hombre en cuya defensa se esfuerza, son precisamente postulados comunes en el derecho de todas las naciones europeas y sus colonias emancipadas. Tiende, pues, la Liga a europeizar nuestra España, incorporándola a la vida moderna de Europa, no entendida como expresión geográfica sino de cultura y civilización. Para marcar este sentido se ha adoptado la denominación misma de las ligas análogas de Francia, Bélgica y otras naciones y se trabajará activamente por estrechar nuestras relaciones con estas asociaciones similares ya establecidas.

En suma, pueden concretarse las finalidades de esta Liga de la siguiente manera; su objeto es:

1.º Defender las libertades públicas y sobre todas la libertad de conciencia, 2.º, procurar la conquista de aquellos derechos que, siendo patrimonio común de todos los pueblos de la Europa culta, aún no han sido consignados en nuestra legislación; 3.º, dedicarse a la defensa permanente de los que están escritos en nuestros códigos y 4.º, prestar amparo a nuestros afiliados que por sus ideas sufran persecuciones y atropellos, para lo cual se formará un cuerpo de letrados que los defienda ante los Tribunales y promueva en su nombre cuantas acciones procedan.

La cuota señalada es la de cinco pesetas anuales y de los fondos de la Sociedad se destinará una parte a la propaganda de las ideas que son principios fundamentales de ella por medio de mítines, conferencias, veladas, publicación de hojas, periódicos, libros, folletos, etcétera, y otra parte a los gastos necesarios para los procesos que hayan de seguirse contra los atropelladores de las libertades públicas y los derechos individuales.

Para facilitar el ingreso en esta Liga de aquellas personas que estando identificadas con su fin pudieran encontrar dificultades de carácter económico, se admiten adhesiones colectivas de las sociedades afines que las ofrezcan.

Paulatinamente se irá extendiendo la organización a provincias, y en ocasión oportuna, cuando estos trabajos estén adelantados, se convocará en Madrid a una Asamblea general de la Liga que, posteriormente se reunirá con periodicidad en las diversas comarcas españolas, para despertar en toda la nación el espíritu liberal progresivo y moderno y alentar y fortificar las corrientes de opinión que por todas partes se manifiestan en España, que no puede en modo alguno continuar siendo una excepción entre los pueblos cultos.

Si está usted conforme con los propósitos expuestos en esta circular, le rogamos suscriba el adjunto boletín, remitiéndolo al Círculo Federal, calle del Horno de la Mata, 7, y al mismo tiempo le suplicamos haga la mayor y más eficaz propaganda de la Liga española para la defensa de los derechos del hombre. A la mayor brevedad le remitiremos el Reglamento.

Confiados en que su amor a la libertad y al progreso le obligará a dispensarnos el honor de concedernos su valioso concurso, quedamos de usted afectísimo seguros servidores q. e. s. m.,

Gabriel Alomar, Joaquín Salvatella, Eduardo López Parra, Roberto Castrovido, Rafael Salillas, Víctor Gallego, Jorge Fliedner, Francisco Oviedo, Miguel Morayta, Benito Pérez Galdós, Odón de Buen, Francisco Lozano (Demófilo), Dio A. Valdivieso, Luis Simarro, Ricardo Fuente, Facundo Dorado, Arturo Mori, Juan G. Arroyo, Eduardo Ovejero Maury, Vicente Millán, Eugenio Moriones, Nicéforo Casarrubios, Laureano Miró, Francisco Escola, Enrique Barea, Augusto Barcia, Segismundo Pey Ordeix, Manuel H. Ayuso, Rafael Sánchez Ocaña, Lorenzo Luzuriaga, Demófilo de Buen, Rodrigo Soriano, Francisco Rivera Pastor, José Moreira, Manuel del Pino, Luis Lozano, Enrique Jaramillo, Manuel García Gómez, Ramón Martínez Sol, Fausto Matas de Grado, Antonio de la Villa, Fermín Herrero Bayllo, Severino López Cid, Baldomero Villegas, Eduardo Barriobero, Mario Roso de Luna, Luis Blanco Soria, Álvaro de Albornoz, Alejandro Lerroux, Emilio G. Linera, Melquiades Álvarez, Prudencio Iglesias Hermida, Andrés López Solans, Fernando Tous, Leovigildo Abans, León Cervera Cremades, Alejandro Bueno, Nicolás Estévanez, Isidoro L. Lapuya, Ramón Sánchez Díaz, Eugenio Muguruza, Carlos Cerrillo Escobar, Victoriano G. Rodríguez de Sanabria, Toribio Mena, Antonio Alcaráz, Luciano Narganes, Enrique Gras, Pedro Cebreros, Francisco Sotés, José Velasco Pacheco, Rodolfo de Micheli, Antonio López del Villar, Andrés Ovejero, José Verdes Montenegro, Juan Antonio Catena, Manuel Val Abréu, Carlos F. Calzada, Pedro Niembro, Bonifacio Rozalem, Ricardo Villamor, Miguel Moya Gastón, Constantino Rodríguez, Nicolás García Salmerón, Juan Madinaveitia, León Vega, Evaristo Salmerón, Emilio Carrere, Rafael Fernández, Rafael Pelegina, Félix Lunar, Feliciano López, José López Ríos, Francisco Pérez Carrasco, Julio Gómez de Fabián, José Salmerón, F. Rodríguez Rojo, Marcelino Gómez Arias, Augusto Vivero, Rafael Ginard de la Rosa.

Madrid, Julio, 1913.»

La lectura del preinserto documento revela su importancia. No es obra de partido ni de secta, ni está llamado tan sólo a evolucionar en los estrechos límites de nuestra nación. Pretende, por el contrario, extender su influencia más allá de nuestras fronteras en demanda de brazos fraternales de otros hombres y de otras razas.

Engendrada la idea al calor de un movimiento de protesta contra la intolerancia religiosa, sin perder este carácter, antes bien, sumando a su acción nuevos elementos, borra de ella lo que significaba guerra y combate, invitando a los mismos católicos a colaborar en la redención humana con la defensa de los derechos del hombre, credo que aceptan todas las profesiones religiosas y políticas que se inspiran y respetan un régimen de libertad, es decir, el mundo entero, salvo algunos países bárbaros y una agrupación de reaccionarios y fanáticos que lucha en vano en pro de un salto atrás en la progresiva marcha de la humanidad.

El descrédito da los antiguos partidos políticos, la especialización de los programas circunscritos a la consecución de una limitada finalidad religiosa, política, social o cultural, piden, como necesidad suprema, algo que una a los hombres de buena voluntad de un país en un credo universal, compatible con los particularismos, complemento de todos, dominante, soberano, con raíces hondas y entrecruzadas amorosamente por la vasta flora de las ideas y los problemas humanitarios, algo que salve las fronteras y que sea común a todo hombre de toda nacionalidad y estirpe.

Este magno punto de vista se vislumbra desde las alturas escaladas por la circular de la Liga en pro de los derechos del hombre. Es de esperar que sus iniciadores desenvuelvan el pensamiento y lo pongan en marcha con actos resonantes en la política española.

el país se asocia a la idea y ofrece su cooperación resuelta y entusiasta.

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