Filosofía en español 
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La Prensa

La quimérica propaganda teutona en México

Lo que sobre el asunto opina el señor general Emilio Salinas, distinguido representante de México en Los Ángeles, California. Sus aspiraciones en bien de los mexicanos residentes en los lugares de su jurisdicción consular y de la concordia entre México y Estados Unidos.


True translation filled with the Post Master at Los Angeles May 17, 1918, as required by the Act of Congress, October 6, 1917.

Con modestia y cordialidad sinceras, sin la pragmática, antesalas y prosopopeya de añejos cacicazgos, el señor General Emilio Salinas, Cónsul de México en Los Ángeles, California, bondadosamente concedió a nuestro Director, el jueves de la semana pasada, unos cuantos momentos de plática.

Cuando el Sr. Mauricio se encontró en presencia del distinguido representante mexicano, y según él mismo lo manifiesta, asaltáronle la mente una multitud de preguntas, que con la táctica propia de los cazadores de noticias, pensaba disparar a quema-ropa sobre el señor Salinas. Una bondadosa mirada del señor Cónsul, vino a moderar los impulsos del maduro periodista, que al momento, y midiendo la trascendencia de los asuntos que estaban por tratarse, se aventuró en la forma siguiente:

“Señor Salinas, nuestro periódico da a usted la bienvenida en nombre de todos los mexicanos residentes en este hermoso rincón de la bella California. La Colonia Mexicana está de plácemes por la llegada de usted, y en su nostalgia por el lejano terruño, y ávida de noticias fidedignas acerca de México, desea saber, sin ambages ni prejuicios, por medio de usted que es su representante y que ahora llega del corazón de la República Mexicana, ¿cuál es el sentir del Gobierno y Pueblo mexicanos acerca de la guerra europea? ¿cuáles sus tendencias y sus anhelos en relación con esa misma guerra y para con las naciones empeñadas en ella? Usted está en posición de decirnos mucho sobre todo eso.”…

“Le suplico manifieste a todos mis compatriotas, por medio de su acreditado semanario, mi profundo agradecimiento por los conceptos que en su nombre, usted me prodiga. El Gobierno y Pueblo mexicanos sienten una intensa simpatía hacia los que luchan en los campos de batalla, allá en la vieja Europa; respetan, bajo todo concepto, las causas y los fines que motivaron la guerra, y como la neutralidad de nuestra República se ha impuesto por la fuerza de los hechos y de los acontecimientos en que se ha visto envuelta por más de siete años, en la serie de luchas intestinas, que para alcanzar la conquista de sus legítimas libertades ha desarrollado en su seno, no está dentro de nuestro dominio o incumbencia el criticar o favorecer un fenómeno que se resuelve fuera de nuestras fronteras, lejano a la inmediata y vital resolución de nuestros problemas domésticos. Nuestra neutralidad nos lo prohíbe.”

…“¿Qué opina usted, señor Cónsul, acerca de la supuesta propaganda alemana en México y de los cargos que se hacen a México por su determinación en permanecer, como dice usted, neutral?”…

“Ante todo, la decantada propaganda alemana, no existe en México. Ha sido una ingeniosa elaboración de la fantasía de los que aspiran a crear a nuestro País dificultades internacionales. Nuestra República, con toda prudencia y discreción, ve que sus productos, (petróleo, fibras y metales), toman el camino de la Entente; es así como salen diariamente de nuestros puertos, numerosos barcos cargados de nuestra producción nacional. Las naciones Aliadas están necesitando todo eso para la guerra y se los vendemos. Es infantil, a la vez que absurdo, el pretender que nuestro País, con el fin de borrar la huella superficial, que los mal intencionados tratan de dejar tras de la gloriosa estela que va marcando nuestras evoluciones, presente y futura, deje a un lado la resolución de sus vitales problemas, para medrar, por medio de las armas, aunque fuera teóricamente, en una contienda de la magnitud de la que se desarrolla en Europa. Si impensadamente tal hiciéramos, sería lo mismo que poner en subasta pública nuestra sangre y nuestro porvenir, y ni prestaríamos a los Aliados la ayuda que se esperara de nosotros, ni resolveríamos nuestros problemas domésticos. Los Aliados no pretenden tal cosa; saben muy bien que nuestra neutralidad es benévola. No pretenden el absurdo, porque su criterio no se lo permite y jamás exigirán a México, si cabe la palabra, el que echara la casa por la ventana, creando con su participación diplomática en la guerra, otro nuevo y tremendo problema interior, que viniera a poner en peligro los intereses de los mismos aliados en México. Por más que se discuta este punto y se le muestre con los aspectos de los más caleidoscópicos, siempre se llegará a la conclusión de que nuestra República necesita de todas sus fuerzas morales y materiales para reconstruirse.

“La publicidad que en este país se hace de la ‘propaganda alemana en México’, es el aturdido caballito de batalla, que con notoria malicia, mueven para todos lados, nuestros enemigos. Pero México, laborioso y rejuvenecido, sabe desmentir cada una de las calumnias que se le levantan. El ‘Official Bulletin’ de Washington, órgano del Gobierno de Estados Unidos, en su número correspondiente al día 3 de los corrientes, dice lo siguiente: ‘Cónsul General Americano en Ciudad de México, nos notifica, que el total de suscripciones por bonos de La Libertad en esa ciudad y sus alrededores, es de 384.050,00 dólares. La cuota que se esperaba colectar en la Capital Mexicana, era de 150.000,00 dólares; por consiguiente, el total anterior, presenta más del doble de la cantidad esperada.’ Esa es la propaganda alemana que se hace en México; se ha dado plena libertad a los Aliados para colectar fondos, y lo mismo que ha hecho la Ciudad de México, lo han hecho otras muchas ciudades de la República Mexicana.”

“Cómo es que la prensa de los Estados Unidos, insiste en atribuir a México entendimientos secretos con los espías alemanes?”…

“En primer lugar, no es toda la prensa de Estados Unidos la que insiste en ello. Es patente a los sensatos, que los periódicos que más se han enconado contra México en ese sentido, se publican en los Estados fronterizos a nuestra República, o en otros lugares que, como Nueva York, son asiento de la reacción, que no contenta en conspirar contra nuestra Patria, vanamente tratan de creamos dificultades con los Estados Unidos y con los Aliados, mal informando acerca de nuestros asuntos, los que no están en posición de conocer a fondo, puesto que por su antagonismo o su culpabilidad, no han tenido ninguna participación activa en ellos. Es así como directa o indirectamente, los enemigos de México, son los enemigos de los aliados de la Entente. México, con su Gobierno y con su Pueblo, están muy lejos de intentar crearse sus propias dificultades para lo futuro. México permanece sinceramente neutral, porque así lo exige su propia existencia, y lo único que desea, es que se le deje en paz para resolver sus propios problemas.”

“¿Cómo es que México se permite la publicación de periódicos que parecen anti-Aliados?”

“Nuestra Constitución da plena libertad a la prensa para expresar su opinión, siempre que esa opinión no comprometa ni la seguridad de la Patria ni los derechos de los ciudadanos. Es por esto que nuestro Gobierno, sabiamente ha pasado a todos los periodistas, una Circular, en la que les recomienda que cuando publiquen comentarios sobre la Guerra Europea, en bien de la Patria, lo hagan de modo que no hieran la susceptibilidad de las Naciones empeñadas en la misma. La opinión de unos cuantos periódicos mexicanos, no es la opinión del Gobierno ni del Pueblo; así como la opinión de unos cuantos periódicos de Estados Unidos, cuya credulidad acerca de la repetida ‘propaganda alemana’ en nuestro País es bien conocida, no puede ser la opinión del Pueblo y Gobierno de la Nación Americana. ‘Paper talk’, dicen acertadamente las gentes de aquí. ‘Charla de periódicos’ y nada más, podemos agregar nosotros en cuanto respecta a las supuestas actividades de los alemanes en México.”

“¿Qué piensa usted acerca de la situación financiera de México?”

“La circulación monetaria presente de México, es toda a base de monedas de Metal. México con sus riquezas sabiamente administradas, podrá, dentro de un lapso de tiempo, relativamente corto, subsanar esa dificultad aparente.”

“¿Cree usted que la pacificación completa de México se llevará a cabo pronto?”…

“México, en lo que respecta a su vida esencial interior, está completamente pacificado. Si todavía existen algunas partidas de bandoleros dispersos, que se dedican a ensañarse en actos reprobables, no significa absolutamente que el orden o la seguridad del Pueblo mexicano estén amenazados en lo más mínimo. Esas mismas partidas de facciosos irán desapareciendo paulatinamente, a medida que se vayan resolviendo uno por uno nuestros problemas interiores. Se van fundando numerosas escuelas; la instrucción de nuestro Pueblo será la mayor garantía para nuestro futuro. Necesitamos escuelas, escuelas y más escuelas, y nuestro Gobierno las va fundando a medida que sus recursos se lo permiten.

“Nuestras líneas ferrocarrileras hacen tráfico normal. Yo he venido de México a Laredo en treinta y seis horas.”

…“¿Cuáles son sus miras acerca de la Colonia Mexicana en esta región y que usted viene a representar?”…

“Nuestro Gobierno hace todo lo que puede para proteger a los ciudadanos mexicanos en el extranjero, pero nuestros compatriotas tienen la obligación de cooperar también en ello. El Gobierno y las autoridades de Estados Unidos nos han prestado en todo caso, su valioso apoyo, para conseguir, dentro de la ley, la protección efectiva de nuestros compatriotas. Esto lo saben bien todos aquellos de nuestros paisanos que hayan tenido algún asunto que arreglar en nuestros Consulados. En lo que respecta a mí, contando, como los demás Cónsules mexicanos, con el apoyo de nuestro Gobierno y con la cooperación de las autoridades locales, tengo la satisfacción de asegurar a la Colonia Mexicana en los lugares de mi jurisdicción consular, que haré todo lo posible para que se le ayude en todos sentidos y hasta donde se pueda, dentro de las leyes del País en que vivimos. El personal del Consulado: señores Ramón Sánchez Arriola, Sixto Spada, Samuel M. Reachy y Ernesto Cota, trabajarán conmigo al unísono, puesto que piensan de la misma manera y sus aspiraciones son las mismas; así podremos alcanzar los fines que nos proponemos: perfecto entendimiento entre nosotros y nuestros paisanos aquí, su acercamiento a nuestro Gobierno por medio de una información imparcial y verídica de nuestros actuales adelantos y de las libertades que vamos conquistando, paulatina, pero firmemente, como resultado de nuestras conmociones sociales; desarrollo de nuestro comercio internacional, perfecta armonía con los representantes del Gobierno Americano y de otros países con los cuales permanecemos en concierto; los trabajadores mexicanos encontrarán en este Consulado, dentro de las leyes que rigen en este País y según los propósitos de nuestro Gobierno, decidida protección.

“Deseo que, por medio de su acreditado semanario, de usted las gracias en mi nombre a todos los representantes de los Países extranjeros, en esta Ciudad, a las Autoridades, a los periodistas locales, a la respetable Cámara de Comercio de Los Ángeles, y muy especialmente a la Colonia Mexicana, por las atenciones y cortesías de que bondadosamente he sido objeto a mi llegada a ésta. Vengo de México, y con los sentimientos más amplios de afecto, tiendo mi mano de amigo a todos los mexicanos.”

Dando las gracias al señor Salinas por su bondadosa entrevista, y vivamente impresionado por los nobles y sinceros conceptos expresados por el digno representante mexicano, despidióse de la atareada Oficina Consular Mexicana en esta ciudad, nuestro Director, Francisco A. Mauricio.




Las tropas del gobierno baten a Félix Díaz

México, Mayo 15.– Las fuerzas de la Primera División de Oriente tuvieron en días pasados un fuerte encuentro con los rebeldes que encabeza el propio Félix Díaz, en un pueblo llamado Cosautlán, entre las poblaciones de Córdoba y Jalapa, del Estado de Veracruz. La anterior información fue suministrada por un miembro del Estado Mayor del general Heriberto Jara, que llegó a esta capital hace algunos días, y agregó que con Félix Díaz se encontraba el ex-general federal Manuel Medina Barrón.

Manifestó el militar que entrevistamos, que los habitantes del pueblo de Cosautlán aseguraron haber visto a Félix Díaz mandando a los rebeldes, y que es muy escaso el número de hombres que lo siguen.

Al ser ocupada la plaza, después de un combate que duró varias horas, se envió una columna de las mismas tropas de la división de Oriente para perseguirlos hacia Tlacotepec, lugar montañoso que parece fue la dirección que tomaron.




Pro-México

Que el señor Carranza consolida su gobierno firmemente, es indiscutible.

Que demuestra su gran carácter, su patriotismo, su serenidad, su espíritu de justicia, son los rasgos predominantes de su obra de nacionalista que está realizando acertadamente en medio de arduas dificultadles que existen no sólo en México, sino en todos los pueblos del mundo.

El señor Carranza llegó al poder con indiscutible legalidad, apenas hace un año este mes. En ese breve transcurso se ha significado como serio estadista que tiene por norma la ley.

Imparte sin obstáculo la justicia, haciéndola expedita y gratuita, la cual ya es solicitada sin erogaciones de estampillas, cumplimiento de las garantías que reconoce la Constitución, el cual nunca pudo afectar la del 57.

Así todo individuo puede ejercer su derecho de petición ante las autoridades de lo administrativo y en lo judicial, sin impuesto alguno de Timbre. Ese acuerdo liberal hace honor al señor Carranza, quien presenta con ello nuestro país como uno de los más cultos y avanzados. Recordemos que Pericles vive aún después de veinticuatro siglos, por haber fomentado la justicia democrática de Atenas.

El señor Carranza respeta la libre emisión del pensamiento, demostrando su culto por la prensa. Los periodistas de oposición convendrán honradamente en que en la misma metrópoli no se les persigue, no se les molesta, no se les perjudica. Sus apreciaciones las toma en cuenta el gobierno, cuando se ve que con ellas contribuyen al bien común. Lo han reconocido así, en frecuentes ocasiones. Más de treinta años hacía que la prensa libre no existía en México. Los periodistas honrados y patriotas saben hasta donde cumplen con buena fe su sagrada misión, cuidando sin apasionamientos ni mercenarismos, que la nación sostenga dignamente la altura que le corresponde, conservándose rigurosamente neutral ante el conflicto Europeo que todos lamentamos. Insistir en eso la prensa, los políticos, los intelectuales, los estudiantes, todo el pueblo consciente, es salvar al pueblo entero.

Hacer lo contrario significaría un crimen imperdonable de lesa patria, ya que el señor Carranza cumple rectamente su política más favorable para sus conciudadanos.

En tal sentido la prensa debe apoyarlo, debe sostenerlo, sobre todo en los momentos actuales solemnes.

El Gobierno sostiene con grandes esfuerzos la circulación en moneda metálica, presentando así un verdadero fenómeno en abierto contraste ante todos los países que nunca han vivido sin el papel fiduciario, hoy como ayer, máxime ahora por causa del conflicto mundial. México no puede continuar sin la imprescindible necesidad de un Banco, por las exigencias del comercio y por las atenciones públicas, siendo éstas en más de ciento ochenta millones de pesos. A pesar del cúmulo de dificultades por las que atraviesa no un pueblo sino todas las naciones, es halagador notar que sobre noventa millones de pesos en oro y plata, se han acuñado, del primero de enero de 1917 a los primeros días de abril que antecede. Dato muy significativo, sin comentarios.

Tal Administración en el pequeño período transcurrido, manifiesta que el señor Carranza es apto y honrado a toda prueba, inspirado en su mejor intención para el bien del pueblo que lo eligió.

El sufragio efectivo se respeta, haciéndosele respetar ante la ley en cualquier caso, principalmente en el de conflicto, atendiéndose los dictados del voto, con serena imparcialidad, poniéndose entonces el Ejecutivo en lugar digno, justiciero y enérgico que le corresponde, sin invadir facultades de cualquier otro poder.

El sindicalismo de los obreros progresa, entre ellos y los capitalistas en general, quienes todos tienen en su favor en fuerte lazo de unión al gobierno, que atiende a unos y otros, estudiando con solicitud las pretensiones de ambos, para oírlas con justicia, preocupándose siempre por el aumento de sueldos, en cuanto sea razonable sin que se lesionen los intereses en general.

La repartición de tierras se está efectuando con la distribución de los ejidos, de los cuales se han dado posesión gran número de miles de hectáreas a muchos vecinos de cada región respectiva. El cultivo de los campos se aumenta satisfactoriamente, esperándose muy abundantes cosechas, constándonos que existen numerosísimas labores de trigo y de maíz en la región lagunera de Coahuila y en gran parte de Chihuahua.

Varias estaciones agrícolas de experimentación se han establecido, las cuales darán sin duda los mejores resultados.

Referir con esos cuantos hechos la obra del señor Presidente Carranza, es justo, es patriótico, es labor nacionalista. En torno del Jefe del Estado debemos consolidarnos, uniéndonos patrióticamente, apoyando y defendiendo nuestras instituciones, y sosteniendo siempre al señor Carranza, por cuyo Gobierno hacemos votos más sinceros, ya que apenas hace un año nos presenta su actuación notable como atinada, serena, justa y progresista.

Licenciado Enrique O. Arreguín




La política imperante y el salvajismo reinante

La Prensa Capitalina nos sirve día a día el platillo del desprestigio, ante propios y extraño; día a día puebla la República con sus noticias de escándalo, abultadas inconmensurablemente con el solo fin de hacerse réclame, con los títulos a grandes letras rojas, comentando lo acaecido duramente sí, pero sin ofrecer el remedio, sin dar la más ligera idea para contener el caos que se avecina, así se nos ofrecen las más duras noticias.

Por ellas, nos enteramos de los crímenes salientes sucedidos en los últimos días.

Ora son los indios tepehuanes, levantados en Chihuahua, que en su furor salvaje, en su sed de sangre, único anhelo de su espíritu feroz, andan por Baltopilas, cercenando vidas, destruyendo haciendas, torturando seres y ofreciendo el espectáculo espeluznante de rendir el bárbaro tributo de un corazón caliente acabado de desprender de una víctima inocente, al más bárbaro de todos ellos, a su Jefe que le llaman Dios.

Ora son las ordas canibalescas del rebelde Chávez García sembrando la tortura, la desolación y la muerte en el rico Estado de Mchoacán, donde desgarran honras, destruyen riquezas y a su paso de villanos y asesinos dejan una estela de Sangre mezclada con tristeza; tristeza y sangre demasiado cara para la Patria nuestra.

Ora es el zafio Peláez, que en las orillas del Pánuco amenaza quemar los pozos de petróleo existentes en las Huastecas Tamaplipeca y Veracruzana si se le bate en forma, es decir, si se pretende imponerle un “hasta aquí” a sus desmanes sin dique, a su pérfida avaricia de dinero, sangre y honras de púdicas doncellas.

Ora es el aspirante a la primera Magistratura de un Estado quien nos ofrece el nada edificante caso de contribuir, con su sed de poder el desmembramiento de la energía nacional, levantándose contra el “Gobierno” seguido de un puñado de imbéciles, que no pueden llevar otras miras que ejercer el bandolerismo; ejercicio que ofrecerá por fruto el mayor desbordamiento de sangre humana, el entorpecimiento al adelanto de la Patria y las dificultades inherentes a todo mal estado.

¡Y nosotros contribuimos al desquiciamiento nacional con la indiferencia para una eficaz ayuda!

No debemos esperar que vaya la bala de cañón a exterminar esas Espundias Nacionales, porque desgraciadamente los que manejan esos cañones a veces pugnan por quedar a la misma altura de los fariseos, debemos hacer algo más efectivo, más viable.

Si sabemos que el medio más eficaz para acabar con esta escoria, es dar poder a hombres honrados, a hombres de fe, amantes de la justicia y de la ley; si ya que por fortuna tenemos al frente del Poder Ejecutivo a un hombre ecuánime, nombrémosle colaboradores dignos, políticos y sinceros, administradores íntegros que solo velen por el adelanto efectivo de la Patria desentendiéndose del interés personal.

¿Cómo lograrlo? Con la formación de verdaderos y puros partidos políticos que lleven a los más altos escaños del Gobierno, individuos que reúnan las condiciones de que hablamos antes.

No demos nuestra ayuda de “silencio” a esas agrupaciones que se llaman pomposamente “Clubs Políticos” y que no persiguen más que encumbrar a sus amigos para apoderarse de la riqueza nacional, riqueza que luego miramos en manos espurias y que naturalmente levantan el odio, la desconfianza popular que llevada hasta el coraje, produce las revoluciones.

Impongamos a la Prensa de gran circulación el deber de mirar por la Patria, juzgando serenamente a los hombres públicos, haciendo caso omiso de esa conducta servil que se ha trazado y que redunda en perjuicio de los intereses populares, ya que al público no le importa el que sus Directores coman huachinangos con tortilla o huacamole con queso.

Demos pues una verdadera información al público, vayamos poco a poco inculcando la idea de establecer un gran partido, un verdadero y constante partido que estudie a los hombres, que imponga un programa de gobierno a los que encumbra hasta el poder y sobre todo, que una vez llegados exija el cumplimiento de las cláusulas del mismo.

Así salvaremos a la Patria, procurando que formen esa personalidad moral que se llama “Gobierno” hombres honrados y la oportunidad llama a la puerta, la formación del nuevo Poder Legislativo se avecina; procuremos formarlo con hombres verdaderamente “nacionales” no solo de nacimiento, sino de convicciones e ideales.

Alejandro.




El ciclo de las tiranías

Se ha tenido por un axioma destilado en los alambiques de los sociólogos, –y en México nos lo han repetido hasta el cansancio para justificar, desde los tiempos de Santa Anna, todas las opresiones,– que la guerra engendra la anarquía y ésta la dictadura, y que luego sigue la dictadura engendrando guerras civiles y las guerras dictaduras. De tal suerte resultan los pueblos condenados a un ciclo funesto, al eterno voltear en torno de lo absurdo, a girar como la bestia en derredor de la noria, sin poder escapar jamás hacia nuevas formas de organización.

Si examinamos la Historia de nuestra América –raza nueva, que todavía ensaya sistemas y aun no plantea definitivamente muchos de sus magnos asuntos,– encontraremos que, efectivamente, se ha pasado muchas veces de la tiranía a las formas agudas de la revuelta (bien distinta, por cierto, de la revolución) se ha caído en los métodos más trágicamente represivos.

Pero estos ciclos no son eternos. Si lo fueran, el progreso de las sociedades resultaría imposible, y ninguna nación lograría llegar a la justicia, que es la libertad, el honor y la grandeza en todos los órdenes. El anillo salomónico se rompe al fin, –cuando el pueblo que daba vueltas fatalmente alrededor de sí mismo, en busca de equilibrio, aclara su conciencia, eleva su corazón y realiza el supremo esfuerzo que ha menester para franquear los hierros que lo circundaban.

Esta época –la de romper las vallas por medio de una iluminación del espíritu y un animoso empeño de los corazones,– ha llegado ya para la joven América. Si echamos una mirada a lo largo del continente, nos sorprenderán de fausta manera el orden que reina en casi todos los pueblos hermanos, y el firme avance conque éstos buscan formas cada vez más justas y más liberales para su organización. Allí está Chile, modelo de la verdadera democracia; allí está la Argentina, gobernada conforme a un régimen enteramente constitucional, a cuya sombra realiza progresos maravillosos; allí está el Brasil, también libre y también en sorprendente desarrollo; ahí está el Uruguay, gala y ornato de nuestra gran familia; allí está Colombia, que se ufana de ser una de las Repúblicas más libres de la tierra; allí está el Perú, llamado a tan grandes destinos, y que, como Bolivia, se ha transformado por el civismo de sus hijos; allí está, igualmente, El Salvador, que tan seguros pasos ha logrado en el camino de la democracia y de la libertad, y que sirve de estímulo a la bella y rústica Honduras. Y allí está, por último, la pequeña Costa Rica, que ahora mismo padece una terrible crisis, de donde habrá de salir fuerte y purificada.

A México le corresponde la honra de haberse esforzado, como ninguno de los jóvenes pueblos hermanos, por romper el ciclo funesto: de la Dictadura oprobiosa de Huerta pasó a la Revolución y de la Revolución vino finalmente a la Libertad.

Y cuenta que en ninguna parte fue necesario un esfuerzo mayor, y en ninguna parte hubo en un momento dado más desproporción entre los elementos que estaban al servicio de la tiranía, y los elementos de que les era posible disponer a los paladines de la lucha purificadora. Huerta llegó a poseer un ejército temible por su número y ampliamente dotado de todos los elementos necesarios para resistir; en tanto que los justadores del decoro y de la ley que se alzaron contra él, no poseían, en aquellos primeros días de la lucha, más que su bravura y su inquebrantable deseo de vivir con dignidad o de morir por lograrlo.

Triunfó a la postre, la indómita voluntad de la parte sana del país; se impuso la conciencia honrada, se restableció el imperio de la Ley, y ha advenido el régimen actual, que garantiza todas las libertades; cuya fuerza serena y augusta puede medirse por el modo como resiste, sin quebrantarse, los embates de sus adversarios; y cuya eficiencia se comprueba con los grandes actos de justicia social que ha realizado, y realiza diariamente, en beneficio de las clases humildes, enantes expoliadas y martirizadas por el odioso caciquismo.

Regocijémonos, pues, por nosotros y por toda la América. Pregonemos que el ciclo fatal de las dictaduras y las demagogias ha muerto, y que si en alguno de los países hermanos no se cierra aún, todo indica que acabará en breve.

Los pueblos que han adorado como divinidad suprema al Sol, sienten que su alma múltiple se alegra cuando la luz empieza a dorar las montañas; y al ver que el oro vivo desciende de las cumbres e ilumina los valles, entonan himnos y elevan al cielo los brazos en señal de gratitud y alegría. Así nuestra América, que vive del sol de la Libertad, porque nació a la vida autónoma luchando por la libertad, experimenta ya en su grande espíritu el jubiloso sentimiento, y ahora mismo eleva los brazos regocijados.

Es de día.