Filosofía en español 
Filosofía en español


Fr. Gerundio.



Si quis dexerit Fratrem Gerundium esse periodicum chavacane loquentem, anathema sit.

Si alguno dijere que Fr. Gerundio no sabe hablar en culto, como hay Dios le lleno la cara de dedos.

CONC. GERUND. CAN. 2.°


 

Et probo: a verlo vamos.

¿Hasta cuándo, ó estólidos íncolas del occidental y peninsular ibérico suelo, ha de pulular dentro la médula de vuestros cerebelos el estulto y truculento afán de escindiros en diversímodas pugnas, que de consuno y por opuestas vías la flamígera infanda lid intestina, la cancerosa plaga civil, que las patrienses entrañas con mísera corrosión devora, con arsenicoso álito soplan y encienden, y súbita más que paulatinamente a la recíproca ruinosa consunción os precipitan y empuntillan? ¿Aún no ha lucido bastante en los candelabros de vuestros caprichos la fatídica tea de la discordia, que la fumigante pira de los cruentos sacrificios con sulfúricas ráfagas enardece y aviva? ¿Quousque tandem, hasta cuándo, ó hispanos, habrá de durar vuestra estulticia? Los ínvidos ojos de las limítrofes naciones, que desde la más vetusta edad émulas de vuestros prósperos eventos han sido, dentro sus órbitas regocijadamente bullen con ignoble y maligno bullimiento, al ver cuán neciamente la honda huesa con los azadones de vuestros encontrados sistemas estáis cavando a vuestra, digna de mejor suerte, patria (transpositio vocatur hic loquendi modus).

No le causa a mi corta y minútula comprensión la más liviana extrañeza que en dos gigantescos y formidables bandos se hubiese rajado la hispánica opinión e ibera gente: el uno que el nigricante nebuloso pendón que la carlina estúpida banda ha tremolado, cecuciente y fascinado siga: y el otro, que la rutilante flámula y lucífera enseña de la gloriosa augusta libertad ondée y enarbole. Porque, ¿cómo una homogénea pasta, cómo un diapasón unísono, cómo una poética rítmica consonancia pudieran formar la luz y las tinieblas? ¿Cómo amalgamar a Cristo con Belial? Bien que tan heterogénea coalición no entrara en el probabilismo de las posibilidades o verosimilitudes.

Empero que las secuaces del mirífico Labarum, del fúlgido estandarte que el lema de la legitimidad, de la justicia, de la libertad y de las luces en cada una de las ondas y pliegues inscrito lleva: que los que sus fauces en preconización de tan sacros nombres enronquecen, en tan discordes opinativas claves se hiendan y dividan, que cual Mostólicos órganos con destemplada disonancia cada cual en distinta cuerda el eco de su opinión emita y clamorée, y que de intolerante superbia arrastrado, dominado del virus del amor propio, se descerraje y descoyunte cada quisque contra todo el que en su sentir no abunde, hasta el punto de gozarse muy mas de la ruina y vencimiento de los suyos, que de poner término y apetecido fin a la sanguinosa furibunda lucha que el sicofanta beligerante bando carlino con obstinada terquedad sustenta, traspalándole de este modo la nevada senda por dó a la áspera montañosa cúpula del ominoso triunfo trepar ansia…… este es, vive Alá, lo que en mi intelectual infecundo cerebro no puede entrar sin singular admiración y espasmódica extrañeza!!

¿Pues no conocéis, o míseros y alucinados liberales, que vuestras mismas multiplices divergencias el vomi-eruptante volcán, por do la lava urente del inquisitorial fuego a borbotones brota, a vuestros mismos pies con insana indiscreción estáis abriendo? Fr. Gerundio con bronca y estertórea voz os interpela e impreca: “Quousque tandem, hasta cuándo, o dilectos compatricios míos, hasta cuando habrá de durar vuestra estulticia?” El corazón de este vuestro capillífero consocio, en imperceptibles glóbulos diluido, en microscópicos fragmentos deshechos, el quilo del dolor en derredor difunde, a la corpórea masa la hiel de la amargura comunica, el tabescente humor por arterias y venas filtrase siente, y víctima le hacéis de la eléctrica sensación con que le hieren las erizadas divagaciones de vuestros sistemáticos e intolerantes pareceres. Concentrad, concentrad a un foco las esparsas ramificaciones de vuestras variantes sentencias, cual al fascículo cerebral concurren las fibras y lineamentos todos de la humana organización corpórea, y solo de este modo podréis robusteceros, y el vigor adquirir de una sólida inexpugnable consistencia, para repeler ilesos los bruscos ataques de la retrógrada horda parricida, que embates os asesta asiduos, y trucidaros anhela infatigable. ¿A ver quién es más Gerundio que yo?



Frai Gerundio y un comerciante.

¿Quiere V. tomar algún género barato, Padre nuestro? —¿Y quién le ha dicho a nuestro hijo que yo sea su padre? —Por eso no se enoje V., buen amigo; por la pinta saqué que V. había sido Fraile, y por eso le llamé así. —¿Y no me dirá V. dónde me ha visto esa pinta para podérmela limpiar, aunque sea con un poquito de saliva? —Quiero decir que le conocí a V. en el aire que era un exclaustrado, como se les conoce a todos a la simple vista, sin que ellos lo puedan remediar; pero eso no es un delito, Padre nuestro, válganos Dios. —Válgate el Diablo, y tanto como le gusta al hombre padrear. Vamos ¿qué trae V. de bueno? —Sr. aquí vienen unos paquetes de garantías; vea V. si le gustan. —¿Son del Gobierno? —Del Gobierno, si señor. —Pues excusa V. de desempaquetar, porque me consta que es género falso. —Si quiere V. buenos antecedentes, también los traigo. —Políticos, supongo. —Si señor, políticos. —Retírelos V., que esos ya no rigen. —Hay también buenos principios, ¿quiere V. alguno? —Ya me contentaría yo con tener seguro un simple puchero, cuanto más meterme ahora en principios ni postres. —Si son principios políticos también, Señor. —Pues bien, esos lléveselos V. a los Ministros y a los Diputados, y dígalos V. que los cambien por los que poden a la mesa, y verán como engordan con ellos. —Quiere V. alguna tabla de derechos? —¿De derechos de puertas? —No señor, de derechos del hombre. Estos son arreglados; pero es todavía género de contrabando; y me cuesta traerlos embutidos en sociedades secretas debajo de estos periódicos de la oposición, y bien liados con cinta de teorías: ¿quiere V. también teorías sueltas? —Nada de eso me acomoda: ¿trae V. libramientos de Frailes? —No Señor. —Pues hemos concluido, amigo: vade in pace.



Estado numérico de las opiniones de España.

Verdaderos patriotas, desinteresados y decididos…

1 a 2

NOTA. El uno somos Nos Fr. Gerundio.

Que se dicen liberales, y cuidan principalmente de hacer negocio…

2.000.000

Pasteleros…

2.000.000

Carlistas:

Ex tribu Ruben, duodecim millia signati…

Ex tribu Dan, duodecim millia signati

Ex tribu Nephtali, duodecim millia signati…

Ex tribu Zabulon, duodecim millia signati…

Ex tribu, ex trilus, ex tribu, vaya V. echando hasta doce…

Sobre estos los que acomode.

Autoridades que se llaman liberales, y son despóticas…

las más.

Diputados a cortes… multi sunt vocati, pauci vero electi

Ministros que acierten a hacer la felicidad de España…
vocativo caret

00.000.000

Generales buenos… el que concluya la guerra, si hay quien haga esta buena obra…

1

Suma total… que lo sume el que quiera, que a mí se me compone mal sumar quebrados.



Frai Gerundio hace una proposición a las cortes.

Pido que se declare que para los destinos de Jefes políticos, Capitanes generales, Jefes de ejército, y especialmente para Ministros, se eche mano solamente de los pintores. Apoyo mi petición. Duelen ya los oídos de oír decir: este jefe político no ha pintado bien: aquel general no pinta bien en el ejército: ningún ministro ha pintado bien hasta ahora. Soy de parecer que eligiendo buenos pintores para dichos cargos, podremos tener el gusto de decir: Estos pintan bien. Justamente el gusto del día se ha pronunciado por las pinturas, y si hay la fortuna de que acierten a pintarnos bien una felicidad, tendremos cuanto pudiéramos apetecer: o a lo menos no nos moriríamos sin el gusto de haber visto la felicidad siquiera pintada: porque eso de realidades… Dios guarde a V. muchos años. León &c. fecha ut supra.



Treinta mil Dioses dice la historia que llegaron a adorar los gentiles. No baja de treinta mil los partidos que hay entre los liberales. Aquellos llegaron a adorar por Dioses a los perros y a los gatos, y hasta a los ajos, puerros y cebollas. Los liberales unos quieren puerros; otros cebollas, y otros rábanos fritos. Los gentiles por último adoraban al Dios desconocido. Algunos liberales no se sabe lo que quieren, ni ellos mismos saben lo que les pide el cuerpo. Tu auten, Domine, miserere nobis.



Elocuencia frailesca del año 23.

Envolviendo dos cuartos de hojas de sen (porque es de saber que hace dos días que me he purgado) llegaron a mis manos dos páginas de un sermón en letras de molde, que predicó en Burgos un fraile el año 23, y del cual me dio desde largo tentación de copiar el siguiente trozo, modelo de elegancia y de buen gusto, dedicado a un Fr. Mauro, lego de aquel convento, que había sufrido la pena capital por haber sido cogido en la facción. Dice así:

¡Ó justo Fr. Mauro! ¡ó fanfarrón Fr. Mauro! ¡ó valiente, Jonatás español! ¡Cuánto te quisimos en vida, y cuánto te lloramos en muerte! ¡no habías dado el primer paso hacia el patíbulo, cuando todos aturdidos, y sin saber lo que sucedía a cada uno, corríamos como locos por esas calles y plazas, sin que se oyese otra causa, ni otra palabra, que alguna voz desmayada y confusa que decía: Fr. Mauro!!! Fr. Mauro!!! hasta los elementos se resistieron de tan alevosa muerte, levantándose en seguida un formidable huracán, que se hizo resonar contra los edificios más soberbios de este grande Imperio. ¡Ó hermoso Fr. Mauro! hermoso sí… porque, aunque como la Esposa de los Cantares eres moreno y atezado, el benigno garrote te transformó en azucena, mezclada de color de rosa! a Dios mártir del mercado, (así lo llamaremos siempre) disfruta el lleno de gloria esencial, que consiste, en ver la cara de Dios: y no te veas defraudado en la gloria accidental de ver a María Santísima, de cuya hermosa imagen humildemente te despediste al salir de la cárcel, diciendo: a Dios amiga, hasta luego.

Nota de la Redacción. Ó Gerundio del año 23!! Ó Frailón de Barrabás! Ó hijo de Belcebú, y qué albarda merecías!



Los historiadores.

Hay hombres historiados, y hombres historiadores: de estos últimos les tenemos en las cortes, tan legítimos, que parecen hechos de encargo. O no han de tomar la palabra, o nos han de espetar velis nolis la historia de la Constitución del año 12, con todos sus apéndices, notas y adicciones, y aún la suele preceder un prólogo galeato tamaño como se pudiera escribir para una obra de 20 tomos en folio. Se trata de ley de imprentas; allá te va la historia del descubrimiento, progresos y efectos del arte tipográfica, y cuidado no nos encajen las vidas, hechos y hazañas de todos los impresores del mundo desde que hubo letras de molde hasta ahora. Se trata de cámara de Senadores…… ¿Pues no sé cómo han dejado hueso sano al senado de Atenas, y al de Roma, y al de Venecia, y aún al mismo concilio de Jerusalén, que también se puede llamar Senado si se quiere? Señores diputados, menos pinturas y más razones de conveniencia hic et nunc, es lo que se quiere y nada más. Y si no oigan VV. lo que me decía a mí en una ocasión mi tío el familiar, cuando era alcalde en Fregenal del Palo:

“Yo soy ogaño Alcalde de Fregenal; junto mañana Concejo pa saber si se han de guardar o no los plaos. Escomienzo por decir que esto de Concejos es cosa muy añeja: porque les Gabilonios, los Presas, los Calderos, y los Mamaculos los usaban allá dende el tiempo que hablaban los animales, Paso dimpues a desprayarme sobre las diversas usanzas que había para esto de enjuntarse el Concejo, y digo por ejempro: que en unas partes andaba el Menistro de Justicia de puerta en puerta tocando con el cencerro: que en otras era encumbencia del Porquerizo ir sonando por las calles el mesmo cuerno con que juntaba los cardos: que acullá tocaba al munitor pregonar al Concejo por las calles: que acá se enseñaba dende niño a rebuznar (con perdón de quien me escucha) un Burro con tales y tales señas, y que este Burro estando ya bien endustriado, y en teniendo, como dicen, uso de razón, se le entregaban al Fiel de fechos con la carga y obrigacion de que los días de Concejo había de ir rebuznando por todo el puebro, para que viniese a noticia de todos los vecinos, y dilguno pudiese alegar incusa ni inorancia. De aquí me meto a espricar la importancia de los Concejos, y la grande honra que han tenido siempre, no solo en Uropa, sino también en toda España. Digo por fin y postre que todos los Concejos, si se ofrece hacer información de nobreza y hidalguía, han de venir a probar su arcúrnia de los Concejos, y así como estos son sobre las Audencias, pues vemos que de las sentencias de estas se apela a aquellos; ansina tamién, si estuviera el mundo como dibia de estar, se hubia de ellos a la indecisión de los Concejos. Y concruyo con preguntar, si en vertu de todo esto se han de guardar los plaos? Dime Gerundio, así Dios te haga bien; ¿vendría todo esto al caso pa la enresolucion de aquel punto?”

¿Qué les parece a VV. que contestaría yo a mi tío el Alcalde, señores Diputados Historiadores?



Los remiendos de mi lego.

El camastrón de Tirabeque se me presentó esta mañana con una capa toda llena de remiendos de distintos paños, de diferentes colores, y de más o menos uso; en fin una capa de un pordiosero, remendada con seda negra, hilo blanco, hilo morado, y aun algunas puntaditas de lana encarnada. Tal pasión de risa me entró al verle, que con el movimiento se me cayó la peluca, y aun se me chamuscó un poquito en el brasero. —Vaya, señor, que V. también parece que es de los que se ríen de los pobres. Si yo le dijera a V. ahora que solamente me había puesto la capa por experimentar si V. caía en la misma debilidad de los demás hombres, esto es, de hacer mofa y escarnio de la pobreza, ¿qué diría V.? —Muy filósofo vienes, Tirabeque. Pero has de saber que yo no me río de la pobreza; si así fuese, tendría que estar siempre riéndome de mí mismo: me río de la ocurrencia tuya, y celebro tu capricho. —Bien; pues a que con todo su saber no acierta V. qué significa esta capa? —Significa que tú eres un loco: ¿qué otra significación ha de tener? —Buchas y gordas: soy yo más simbólico de lo que V. piensa, mi amo Frai Gerundio: esta capa, así como V. la ve, representa la historia del plan de estudios. —Bendito seas, Tirabeque: tú eres la mapa de los ex-legos, la flor y nata de la exleguería exclaustrada: eres más satírico que Juvenal, más que Marcial, más que Boileau, más que Fígaro, más que Nabucodonosor… —Señor, eso no vale nada; con el permiso de V. voy a cubrirme, que esto está frio… —Calla, calla: ¿Qué es eso que te has encasquetado en la cabeza? ¿Es gorro de dormir, peluca, gorro griego, montera malagueña, marmota, o qué diablos es? —Es todo lo que V. dice y además es polaca, gorra de cuartel, capilla de fraile, y cuanto V. quiera: en una palabra, es el reglamento de Milicia Nacional. Esos retazos que V. divisará allá abajo, son los mayores contribuyentes: esos azules, son los voluntarios: los que están cosidos con torzalillo son los forzosos: esos que se están escapando, y parece que reciben orden de estarse quietos, son los movilizados: esos otros que V. verá más embutidos, son los sedentarios. —Ven acá, Tirabeque mío; ven, abrázame, que merecías ser plenipotenciario: no he de parar hasta verte en los Comunes… —Muchas gracias, señor. —En la cámara de los Comunes de Francia quiero decir, hombre. Pero dime, ¿cómo has podido inventar…? —Señor, otro día hablaremos; voy a hacer a V. chocolate, que ya es hora.



Parte no oficial.

Reinaba en España Doña Isabel II de Borbón: la Santidad de Gregorio XVI seguía en Roma negando Bulas a Obispos, y dejando iglesias huérfanas: el ex-Príncipe D. Carlos repantigado en Estella atizando la guerra civil: los ejércitos contendientes se observaban, preparándose a entrar en encarnizado combate: la Europa entera estaba en ansiosa expectativa: los gabinetes de las Tullerías y San James parecía que tomaban con calor el arreglo de los asuntos de España: las cortes discutían en la mejor armonía del mundo con el Gobierno el proyecto de Constitución: era el año 1837 de la era cristiana: el tiempo seguía áspero, crudo y borrascoso: la grippe tenía trastornada todas las cabezas, estaba pronosticado un eclipse total de Luna visible para las ocho de la noche del 20 de abril… en este estado se hallaban las cosas… cuando vi entrar a mi bendito Lego con el jicarón de chocolate y el par de vasos de agua. Era el suceso más próspero que me había ocurrido en todo aquel día 15 del citado abril de 1837. Dado que fue el último sorbo, cuya operación fue ejecutada empinando la cabeza hasta enfrentar los ojos con el punto del cielo que llaman cenit, y que según dicen, cae línea recta sobre el cogote de cada uno, y asegurando la peluca con la mano izquierda, me puse a leer el correo de aquel día. Empecé por la Gaceta de Madrid, y vi que el primer acto del Gobierno de la del día 9, que era una circular del Ministerio de la Gobernación de la Península, decía así: Habiendo dado motivo a multiplicadas dudas y consultas la inteligencia del Real decreto de 6 de octubre de 1836 (sobre el depósito de las alhajas de los templos). Calla, calla; gerundiada tenemos, dije yo: la inteligencia del decreto dice que dio motivo a dudas y consultas… Si fuera la no inteligencia, pase; ¿pero la inteligencia de una disposición dar motivo a multiplicadas dudas y consultas…? Si dijera: Habiendo dado la oscuridad del Real decreto motivo a multiplicadas dudas y consultas sobre su inteligencia, entonces ya lo entendería Frei Gerundio; pero ya se ve, esto no es exacto; porque ¿qué decreto ha salido hasta ahora en España oscuro, confuso, y que dé motivo a dudas y consultas? Lo más que necesita cada uno de ellos son ocho o diez aclaraciones; diez o doce modificaciones; seis u ocho adiciones; alguna otra suspensión hasta nueva orden: veinte o treinta respuestas a dudas y consultas; pero esto es por la poca penetración y mucha impertinencia de los encargados de su ejecución, que a los primeros pasos se hallan atascados, encontrando contradicciones, inconsecuencias, oposición con otras reales órdenes y otros reparillos así, que maldita la cosa valen. Yo Ministro, dividiría los decretos para mayor claridad, lo mismo que las comedias, en cinco artos o jornadas por lo menos; de este modo: Acto o jornada 1.ª Real decreto. Acto 2.° Aclaración. Acto 3.° Modificación. Acto 4.° Aclaración de la primera aclaración. Acto 5.° Revocación del decreto, o sea suspensión de su ejecución hasta nueva orden. Y concluiría diciendo:

Aquí da fin el Decreto,
perdonad sus muchas faltas.

O si quería finalizarlo eclesiásticamente, diría: Ite, misa est, alleluya, alleluya (porque todo Real decreto de estos tiempos es de por sí alegre como unas pascuas), y nosotros contestaríamos a lo sacristán: Deogratias, alleluya, alleluya.



Pepitoria

Si a Frai Gerundio lo hicieran Ministro de la guerra (que nada tendría de extraño según van las cosas), el primer nombramiento que hacía era el de D. Martín Zurbano para General en Jefe del ejército de operaciones.

—Si alguno hubiese encontrado la carrera eclesiástica que se ha perdido hace tres años, dará cuenta a Fr. Gerundio, quien ofrece el desperdicio de un higo por el hallazgo.

¿Hay nación o no hay nación?

Parece que la hay; parece que no la hay: videtur quod non; videtur quod sic: si la hay, ¿está constituida, o no está constituida? ¿quién la constituyó? y si la están constituyendo, ¿quién la constituye? ¿Espartero o los Diputados? Si no la hay, ¿a quién representan estos? Representan la España, que no es nación y la van a hacer nación: luego la España no era nación española: y si era nación española, ya estaba constituida: y si estaba constituida, ¿a qué fin constituirla de nuevo? —España, nación, Constitución, embrollo, greguería, logomaquia, gerundios, voces y palabras…? ¿Y a los facciosos cuándo les constituimos? ¡Qué bien haríamos aquello después de esto!



Advertencia.

Como que los mayorazgos de Frai Gerundio están reducidos a los 170 mrs. (que no se cobran), y a los productos de sus suscriciones (que todavía tardarán en ingresar en arcas); y siendo ya su correspondencia punto menos que la de un Ministro de Estado, merced a la buena acogida que el público va dando a sus capilladas; suplica a todo el que tenga que dirigirle alguna comunicación, se sirva franquearla, sino quiere oír el día menos pensado que Frai Gerundio hizo bancarrota por solo el importe del correo.

Los que suscriban en todo el mes de abril se entenderán suscritos desde el primer número, siendo de cuidado de la Redacción remitir a cada uno los números vencidos, para que pueda tener completo el tomo que habrá de formar la entrega del primer trimestre.

Se suscribe en las administraciones de correos a 18 rs. por trimestre franco de porte, y 16 para los exclaustrados. Da noticias de la guerra todos los correos.

León: imprenta de D. Cándido Paramio.