Filosofía en español 
Filosofía en español


Apertura del Real Conservatorio de Música María Cristina

El 2 del presente mes por la tarde se verificó este solemnísimo acto con asistencia de nuestros amados Soberanos y Real Familia, y de un concurso tan brillante como numeroso. La parte exterior del edificio, compuesta de trece balcones, se ostentaba colgada de un cortinaje de color azul y anaranjado, y en el balcón central se veían los retratos de los Reyes nuestros Señores pintados por D. Vicente López, y colocados bajo un dosel de carmesí, pendiente de una corona. Desde el dintel hasta la entrada del salón estaba entapizado el pavimento y escalera de verde, y adornado todo de arañas de cristal. En el fondo del salón se elevaba un hermoso trono de raso blanco con guarniciones de color azul, y debajo dos sillones regios, también de raso azul, con curiosas molduras doradas, figurando las extremidades de los respaldos mascarones de león y las descansaderas unas esfinges. Decoraban los lienzos laterales del salón seis “mesas de mármol”, sobre cada una de las cuales había un elegante jarrón de flores acompañado de dos candelabros de seis ramas, cuyas luces, con las de cuatro arañas de bronce que pendían en toda la longitud del techo, iluminaban vistosamente el local. A la derecha del trono estaban las doce alumnas del establecimiento con dos superioras, y continuaba la hilera de trece alumnos con el rector, y a su inmediación los ministros, embajadores y grandes de España. A la izquierda estaba colocada la Real Familia y las grandes en bellísimas sillas de raso carmesí, teniendo su sitio inmediato al trono el señor director y directora del establecimiento y los demás profesores, vestidos de su peculiar y vistoso uniforme azul con bordado de oro.

SS. MM. y Real Familia llegaron a cosa de las cinco y cuarto; y no bien pisaron el umbral, cuando rompió un coro dulcísimo de música, entonándose por los jóvenes alumnos internos y seis pensionados externos un himno en italiano, compuesto por el señor director D. Francisco Piermarini, vertido al español por D. José Joaquín Virués, y armonizado por el maestro D. Ramón Carnicer, alternando otro coro de la Sra. Adelaida Tosi, y los Sres. Pasini, Trezzini, Inchindi, Rossi y coristas. El himno, acompañado por la música de Guardias de la Real Persona, es el siguiente:

Inno.

 Caste suore del Parnaso,
sú venite al nuovo tempio;
nuovo culto e nuovo esemp
quá v’attende di splendor.
 Sú la soglia voi vedrete
sculto un nome, che s’adora:
á sol dirlo si divora,
e sen fugge invidia alior.
 Palla cinse il ferro e l’asta,
e fú dea pur della guerra:
ma Cristina è diva in terra
sol di pace, scienza, e amor.
 E Fernando, eccelso Sposo,
la real sua man vi stende;
el v’accoglie, e vi difende
dal disprezzo e dal livor.
 Sú venite, e insiem cantiamo
in festivo suon gridando
Viva l’inclito Fernando
e Cristina viva ognor.

Imitación.

 Castas ninfas del Parnaso,
hoy venid al nuevo templo,
a admirar un nuevo ejemplo
de alto auspicio y de esplendor.
 Al dintel veréis cifrada
la deidad que en él se adora,
y a la envidia que huye y llora
arrastrando al vil rencor.
 Si al mortal da susto armada
Palas, diosa de la ira,
nuestra diosa solo inspira
ciencia, gozo, paz y amor.
 El sublime regio esposo,
que la mano afable os tiende,
ved cuan próvido os defiende
del audaz rival furor.
 Ea, venid, y al aire demos
grata voz, sin fin cantando,
¡a Cristina y a Fernando
guarde el cielo protector!

 

En seguida leyó el expresado director un discurso inaugural, probando en breves, pero escogidos periodos, el influjo de las bellas artes en las naciones cultas, y la gloria que redunda a los regios protectores que las patrocinan, dando una idea de las bases del establecimiento y los opimos frutos que promete, y agradeciendo en su nombre, el de los comprofesores, discípulos e individuos del establecimiento la amable dignación con que la Soberana fundó bajo su augusto nombre, y protege maternalmente, el Real conservatorio. Concluido el discurso, dicho director y directora con los profesores y alumnos tuvieron el honor de besar las Reales manos, e imprimir en ellas toda la efusión de la gratitud y lealtad. En seguida se cantó otro himno, cuyo verso y música es composición de los expresados en el anterior, y decía así:

Inno.

 Non fú stella matutina,
che precede i rai del giorno,
la venuta di Cristina
dell'Iberia nol soggiorno:
 Ma fra notte la più tetra
fú splendor del sole istesso,
che tutto anima, e penétra
fin de’boschi nel recesso.
 Salve amore-d’ogni core,
ti sorrida eterno il fato,
e Fernando il tuo candore
goda eterno e Fortunato!
 Possa l’alba matutina
recar mille d’un tal giorno;
è udir voi viva Cristina
risuonar in tal soggiorno!

Imitación.

 No fue luz de la alborada
que precede al claro día
de Cristina la llegada
a la ibera monarquía.
 Fue el sol mismo en noche oscura
que con rayo incontrastable
inundó de su luz pura
hasta el bosque impenetrable.
 ¡Salve, amor de un pueblo amado;
tu hado fausto eterno sea,
y a tu esposo idolatrado
a tu lado eterno vea!
 ¡Miles años invocada
nuestra diosa en igual día
por nosotros sea cantada
a la ibera monarquía!

 

SS. MM. manifestaron la mayor complacencia en todo el rato en que honraron con su Real presencia tan delicioso acto. El respetable concurso presidido por los Monarcas: el semblante halagüeño de una Soberana, respirando en cada sonrisa un afecto maternal, en cada ojeada una complacencia al ver los tiernos objetos cuya existencia ha asegurado: el contemplarla adornada con los mismos colores del uniforme propio del conservatorio en un vestido de casimir azul celeste bordado de oro y un airoso turbante de tela de oro esmaltado de piedras preciosas: el considerar la magnificencia de los adornos de los Sermos. Señores Infantes e Infantas, grandes de España, cuerpo diplomático y demás individuos: el sentir en fin las suavísimas emociones de una música llena de vida, de fuego, y aun diremos de poesía, pues imitaba a la bella naturaleza en el entusiasmo de una aclamación instantánea, obligaban al más insensible a decir: «Sí, en este momento habitan aquí la Majestad amable, la gratitud enternecida, la bizarría española entrelazadas por el poderoso imán con que el cielo ha distinguido a la augusta Reina y fundadora de este establecimiento

María Cristina de Borbón

A la salida de SS. MM. tuvo el director el alto honor de dar la mano para que la Reina nuestra Señora subiese al coche. Por la noche se iluminó la fachada con vasos de colores y hachas, brillando en el primer cuerpo del edificio transparentes con los atributos de la música; en las rejas laterales a la puerta principal y en las de los ángulos unos con el letrero de Viva Fernando VII, y otros con el de Viva Cristina. En una tribuna levantada frente al Conservatorio estuvo tocando las piezas más escogidas la banda de música de voluntarios realistas de esta corte, atrayendo un numeroso concurso hasta las 11 de la noche.