Filosofía en español 
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Sobre la virtud profiláctica de la Bella-dona o Bella-dama, contra la fiebre escarlatina, por el Dr. Berndt, de Custrin, con una nota del Dr. Hufeland, consejero de estado y primer médico del Rey de Prusia.

La virtud profiláctica que, según Hahnemann, tiene la belladona contra el contagio y probablemente también contra el desarrollo de la calentura escarlatina, es, sin disputa un objeto digno de la mayor atención a los médicos; pues, si esta propiedad preservadora se confirma, su descubrimiento será uno de los más importantes de los tiempos modernos, y se podrá colocar al lado del de la vacuna. Merece tanto más este objeto la atención cuanto que no se puede negar que, de medio siglo a esta parte, se ha hecho más frecuente y mortal la fiebre escarlatina que lo era antes; fenómenos en que tiene parte sin duda la introducción de la vacunación, la cual, preservando a los niños de una enfermedad grave y frecuentemente mortal, les expone en mayor número a la fiebre escarlatina.

Referiremos muchos hechos que debemos a los experimentos del Dr. Berndt, médico en Custrin, de los cuales resulta manifiestamente que la belladona goza de la propiedad de preservar de la fiebre escarlatina. A estos hechos seguirán algunas otras observaciones análogas, que, reunidas a las primeras, podrán servir de fragmentos, mientras se publica el tratado que el Dr. Berndt se propone dar a luz sobre la epidemia que de esta enfermedad observó en los años de 1817, 18 y 19.

“En 1818 fue cuando, identificado con la naturaleza de la fiebre escarlatina mediante una larga serie de observaciones, me formé una opinión propia sobre el desarrollo de esta enfermedad, y cuando concebí la idea de la posibilidad de preservarnos de esta enfermedad.

Partiendo de la idea que esta enfermedad afecta primero el sistema nervioso ganglionario, pensaba que, para impedir su contagio, bastaría encontrar un medio que, mediante una excitación específica producida en este sistema, destruyese o a lo menos debilitase la susceptibilidad para el contagio, mientras que ejerce su influjo en el organismo viviente.

La belladona recomendada ya por Hahnemann y aun usada con esta idea por algunos prácticos, me parecía de tal modo propia para llenar esta indicación, que resolví hacer un ensayo con este remedio y señaladamente con el extracto recientemente hecho.

Para conseguir resultados ciertos, me decidí a usar este medicamento en individuos sujetos al influjo directo de la escarlatina y particularmente en niños de menos de 15 años que, en razón de su edad, son los más susceptibles en contraer esta enfermedad, y que por otra parte, en razón de su contacto permanente con semejantes enfermos, se hallaban en las circunstancias más favorables para contraerla.

La dosis de belladona, indicada para este efecto por Hahnemann me pareció demasiado débil para poder producir el efecto deseado; por esta razón he creído debería modificar según la edad y constitución del sujeto, como también según el efecto más o menos rápido que me proponía conseguir; porque pensaba que, en tal caso, era necesario que la acción fuese pronta y que se conservase por algún tiempo, mediante dosis menos fuertes que la primera. Así es que principiaba por la prescripción siguiente:

Extracto de belladona recientemente preparado... dos granos.
Agua vinosa de canela... una onza.

De esta disolución hago dar a los niños de un año, en los primeros días, de dos o tres gotas mañana y noche; a los de dos años, de tres o cuatro gotas, y así sucesivamente. Esta dosis, aumentada, de tantas gotas como años tenía el niño, de más, se aumentó hasta doce gotas; lo que era el maximum, a lo menos en el principio; y que yo administraba aun a los individuos de más de doce años, por espacio de cuatro semanas y más, según la duración de la epidemia, con esta modificación sin embargo, que más tarde se redujeron las dos tomas por día a una sola, pero siempre sin ningún inconveniente en la salud del individuo.

Los experimentos hechos por mí en Custrin y en las inmediaciones, han dado los resultados siguientes: 1.º De 195 niños expuestos diariamente a la infección, y a quienes había administrado la belladona, hubo catorce que, a pesar de este medio preparativo, contrajeron la escarlatina, al paso que los 181 se preservaron de ella; 2.º Los mismos ensayos hechos, con una disolución de tres granos de extracto de belladona, en un gran número de individuos expuestos igualmente al influjo de la epidemia, tuvieron por resultado el preservarse todos de esta enfermedad; 3.º El pequeño número de niños que, a pesar del uso de este remedio, contrajeron la escarlatina, presentaron síntomas menos graves que los que se observan en semejante caso.

Cualquiera que sea el modo como obra la belladona en este caso, a lo menos es cierto que afecta, del mismo modo que el miasma de la escarlatina; señalada y específicamente la garganta, como así mismo la piel, lo que corresponde exactamente a la virtud profiláctica o preservativa, atribuida a la belladona, y que, confirmada por ensayos ulteriores, probaría que el principio homonopático de Hahnemann, no es una pura hipótesis, aun cuando no pueda admitirse como principio fundamental en medicina.”

[ En el original se dice “Bernt” por Berndt, “Hanheman” por Hahnemann, y “homonopático”. ]