Forma y contenido
En la Naturaleza, en la Sociedad y en el raciocinio todo tiene su contenido y su forma. La mayoría de los sistemas filosóficos idealistas y metafísicos establecen una separación característica entre la forma y el contenido. El materialismo dialéctico examina la forma y el contenido en una unidad, en la cual lo determinante es el contenido. Las fuerzas productivas materiales constituyen el contenido del modo social de producción. Pero las fuerzas productivas materiales sólo son un aspecto de la producción; el otro aspecto, su forma, son las relaciones que se establecen entre los hombres en el proceso de producción, o sea, las relaciones de producción, las cuales, como forma, son determinadas por las fuerzas productivas, por el contenido. “El koljós es la forma socialista de la organización económica, al igual que los Soviets constituyen la forma socialista de la organización política. Tanto los koljoses como los Soviets constituyen una conquista grandiosa de nuestra Revolución, una conquista grandiosa de la clase obrera. Pero los koljoses y los Soviets no son mas que una forma de organización, ciertamente socialista, pero, en fin de cuentas, una forma de organización. Todo depende del contenido que se le de a esta forma” (Stalin). El contenido, el desarrollo del contenido del objeto antecede siempre al nacimiento y desarrollo de la forma. El método dialéctico, al hacer constar la primacía del contenido en relación a la forma, afirma al mismo tiempo, que la forma no es algo indiferente y pasivo en relación al contenido. La forma es activa y relativamente autónoma. La forma influye activamente sobre el contenido, cooperando a su desarrollo o frenándolo. Por ejemplo: las relaciones de producción en las condiciones del capitalismo putrefacto constituyen trabas para el desarrollo de las fuerzas productivas, detienen su ulterior desarrollo. Un ejemplo de la plena consonancia entre el contenido y la forma son las fuerzas productivas y las relaciones de producción en la sociedad socialista. Las relaciones socialistas de producción constituyen un factor poderoso de un desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas. Stalin hace notar el enorme valor organizador de la forma: “¿Quién puede negar que los koljoses son, precisamente la única forma de la economía socialista mediante la cual pueden los millones y millones de pequeños campesinos tener acceso a las máquinas y a los tractores, que son las palancas del auge económico, las palancas del desarrollo socialista de la agricultura?”. La dialéctica de las conexiones mutuas de forma y contenido radica en que, en el proceso de su desarrollo, el contenido del objeto entra en una contradicción, en una lucha contra la vieja forma que ya no corresponde al nuevo contenido; esta contradicción se resuelve mediante la destrucción, el aniquilamiento de la forma anticuada por el nuevo contenido. “El conflicto existe, no entre un contenido y una forma en general, sino entre una forma anticuada y un contenido nuevo que busca una nueva forma y tiende a llegar a ella” (Stalin). Así, el desarrollo de las fuerzas productivas llega a un agudo conflicto con las relaciones de producción de la sociedad capitalista que se han convertido en un freno para el ulterior desarrollo de las fuerzas productivas. La revolución proletaria resuelve esta contradicción. De la doctrina dialéctica sobre forma y contenido se derivan deducciones prácticas y políticas muy importantes. Si el contenido determina la forma, está claro que todo el trabajo de la construcción del socialismo, de la ulterior consolidación y desenvolvimiento de los Soviets, de los koljoses, de la cultura soviética, &c., debe ser llevado de manera que asegure su contenido socialista. Si la forma no es algo indiferente, pasivo en relación al contenido, está claro que tampoco es indiferente la forma que adopte tal o cual fenómeno: sólo la forma socialista de la organización del trabajo puede ser la fuente de los gigantescos éxitos de la U.R.S.S. en la construcción económica; la forma nacional de la cultura soviética facilita el desarrollo de su contenido socialista; los Soviets, como forma estatal de la dictadura del proletariado, facilitan el desarrollo y consolidación del Estado socialista.
Diccionario filosófico marxista · 1946:120-121
Forma y contenido
Categorías de la dialéctica materialista, de una gran importancia para la concepción del desarrollo. Todo objeto, todo fenómeno de la naturaleza y de la sociedad, posee su contenido y su forma. Por contenido se entiende el aspecto más importante del objeto, lo que caracteriza su esencia íntima, el fondo que se manifiesta en sus caracteres y sus propiedades. La forma es la organización interna del contenido, la que une en un todo los elementos del contenido, y sin la cual, el contenido es imposible. La mayor parte de los sistemas filosóficos idealistas y metafísicos, separan la forma del contenido. Para el materialismo dialéctico, la forma y el contenido se hallan indisolublemente ligados, y el contenido es el factor determinante. Así, las fuerzas productivas materiales constituyen el contenido del modo de producción, pero sólo representan un aspecto de la producción; las relaciones de producción, vale decir, las relaciones entre los hombres en el proceso de la producción, constituyen el otro aspecto. Las relaciones de producción, como forma, están determinadas por las fuerzas productivas, como contenido. Un tipo determinado de relaciones de producción corresponde al nivel, al carácter de las fuerzas productivas. El molino movido por agua, dice Marx, da una sociedad con el señor feudal, mientras que el molino a vapor da una sociedad con el capitalista al frente. El marxismo enseña a considerar la forma, no como cosa que se basta a sí misma, sino como la expresión de un contenido determinado. “El koljós es la forma socialista de la organización económica al igual que los soviets constituyen la forma socialista de la organización política. Tanto los koljoses como los soviets constituyen una conquista grandiosa de la clase obrera. Pero los koljoses y los soviets no son más que una forma de organización, ciertamente socialista, pero, en fin de cuentas, una forma de organización. Todo depende del contenido que se dé a esta forma” (Stalin, “Sobre el trabajo en el campo”, en Cuestiones del leninismo, pp. 483 y 484, Ed. esp., Moscú 1941).
Los enemigos del régimen soviético han tratado de utilizar la forma del koljós y de los soviets para llenarlas de un contenido burgués y contra-revolucionario. Por eso, el Partido Comunista enseña que no debe estimar en demasía la forma, que es preciso recordar que ella no puede desempeñar un papel independiente.
Al tiempo de poner de manifiesto la prioridad del contenido con relación a la forma, el método dialéctico no pretende que la forma sea un elemento indiferente, pasivo respecto al contenido. No hay contenido sin forma ni forma sin contenido. El contenido informe deja de ser contenido; un contenido dado, concreto, no existe más que bajo una forma determinada. Por ejemplo, la agricultura socialista, por su contenido, no puede existir sin una forma determinada: la forma koljosiana. El partido del proletariado, revolucionario por su contenido, por sus objetivos, no puede actuar eficazmente sino revistiendo una forma determinada de organización, fundada en los principios del centralismo democrático, en una estricta disciplina, &c. Fuera de esta forma, el partido del proletariado no puede cumplir su función.
La forma actúa sobre el contenido favoreciendo o trabando su desarrollo, Por ejemplo, las relaciones de producción capitalistas, en las condiciones del capitalismo en putrefacción, ponen trabas al auge de las fuerzas productivas. Por el contrario, las relaciones de producción nuevas, socialistas, en conformidad con el carácter de las fuerzas productivas, dan libre curso al florecimiento de las fuerzas productivas. En la U. R. S. S., la propiedad colectiva de los medios de producción se halla plenamente de acuerdo con el carácter social de la producción, en virtud de lo cual, las relaciones de producción socialistas constituyen un poderoso factor de progreso acelerado de las fuerzas productivas.
La unidad de estas dos categorías implica las contradicciones inevitables entre ellas. El desarrollo comienza siempre por el contenido, el elemento más movedizo en los objetos y en los procesos. Dado que el contenido se halla en perpetuo devenir, no puede haber correspondencia absoluta entre el contenido y la forma. Al principio, esa contradicción no exige aún el reemplazo de la forma existente. Pero, posteriormente, la contradicción se agrava hasta que llega el momento en que la forma agota todas sus posibilidades y se convierte en una traba al desarrollo. Así pues, la conexión dialéctica de la forma y del contenido significa que en su devenir, el contenido entra en lucha con la forma vieja que no corresponde más al contenido nuevo. Esta contradicción se elimina cuando el contenido nuevo suprime y elimina la forma caduca. No existe conflicto entre la forma y el contenido en general, sino entre la forma vieja y el contenido nuevo que busca una forma nueva y tiende hacia ella. Así la dictadura del proletariado, instaurada a raíz de la gran Revolución Socialista de Octubre, se hallaba en contradicción con la forma parlamentaria burguesa del Estado. El nuevo contenido hizo nacer una forma nueva: los soviets, forma estatal de la dictadura del proletariado.
De la concepción dialéctica de la forma y el contenido derivan conclusiones políticas y prácticas muy importantes. Puesto que el contenido determina la forma, es preciso organizar todo el trabajo relativo a la edificación del socialismo, el reforzamiento y el desarrollo de los soviets, de los koljoses, de la cultura soviética, &c., a fin de salvaguardar su contenido socialista. Puesto que la forma no es un elemento indiferente, pasivo con relación al contenido, no se puede tampoco permanecer indiferente ante la forma que adquiere tal o cual fenómeno. Por ejemplo, sólo la forma nacional de la cultura soviética favorece, en la etapa histórica actual, su contenido socialista. Sólo los soviets, como forma política de la dictadura del proletariado en la U.R.S.S., favorecen el desarrollo y el reforzamiento del Estado Socialista, &c. El partido Comunista orienta el arte soviético por la vía del realismo socialista, en la lucha contra toda especie de formalismo burgués, extraño a la cultura socialista. El formalismo significa la ruptura del arte con la vida social, con la lucha del pueblo por el comunismo, significa la transformación de la forma en un fin en sí. En las decisiones de postguerra sobre las cuestiones ideológicas, el Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética sometió a una crítica profunda las supervivencias burguesas en el arte soviético, e indicó que sólo por medio de la representación de la vida del pueblo bajo sus múltiples aspectos, extrayendo de ella ideas profundas y participando activamente con el pueblo en la lucha por el comunismo, puede desarrollarse con éxito el arte soviético. Por otra parte, las decisiones del Comité Central del Partido Comunista reclaman de los artistas el continuo perfeccionamiento de la forma de sus obras, pues sin una forma perfecta es imposible expresar un contenido ideológico profundo, es imposible pintar la realidad en forma veraz.
Es preciso señalar, igualmente, que el contenido nuevo puede utilizar tal o cual forma antigua sin romperla, sino penetrándola, transformándola, adaptándola a sus fines. Por ejemplo, la sociedad soviética se sirve de formas económicas antiguas tales como el dinero, la mercancía, los bancos. Pero su contenido, sus funciones comparadas con las de la sociedad capitalista, han cambiado fundamentalmente. Lo único que queda en la economía socialista de esas categorías del capitalismo, es la forma; en cuanto al fondo, han sufrido un cambio radical conforme a las necesidades de la economía socialista.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:208-210
Forma y contenido
Categorías filosóficas que sirven para poner de manifiesto las fuentes internas de la unidad, de la integridad y del desarrollo de los objetos materiales. El contenido es el conjunto de los elementos y procesos que constituyen la base de los objetos y condicionan la existencia, el desarrollo y la sustitución de sus formas. La categoría de forma expresa el nexo interno y el modo de organización, de interacción de los elementos y procesos del fenómeno tanto entre sí como con las condiciones externas. El desarrollo de la forma y del contenido es el de dos aspectos del mismo fenómeno, es el desdoblamiento de lo uno, desdoblamiento que da origen a contradicciones y conflictos que llevan a desechar la forma y a modificar el contenido. La unidad de forma y contenido es relativa, transitoria y se altera a raíz de los cambios, de los conflictos y de la lucha entre una y otro. La fuente de las contradicciones entre forma y contenido radica en la diferencia de sus funciones en el desarrollo: el contenido es la base del desarrollo, la forma es el modo de existencia de la cosa; el contenido posee movimiento propio, la forma depende de él; el contenido encierra en sí posibilidades de desarrollo sin fin, la forma lo limita; el contenido es el elemento rector del desarrello, la forma posee una independencia relativa, puede facilitar u obstaculizar el desarrollo, &c. El cambio de forma tiene lugar como resultado de un cambio en el contenido mismo, lo cual condiciona su función rectora en el desarrollo. La forma nunca permanece invariable. Pero, el cambio de la forma, su eliminación, no siempre se produce de golpe; lo frecuente es que tenga lugar como resultado de una acentuación gradual de las contradicciones entre forma y contenido. Además, sobre los cambios de forma ejercen también determinada influencia condiciones exteriores, factores y nexos que no conciernen directamente al contenido. La forma posee una independencia relativa que se intensifica tanto más cuanto mayor es la historia de la forma dada. La estabilidad de la forma es un factor que garantiza el desarrollo progresivo del contenido. Pero esa misma estabilidad que en las primeras etapas estimula el desarrollo, se transforma con el tiempo en fuente de conservadurismo. Las contradicciones entre forma y contenido no lo son de una parte pasiva y otra activa. El proceso real acontece como resultado de su acción recíproca en cuanto contrarios que influyen acitivamente en el desarrollo. La falta de correspondencia entre la forma y el contenido, debida al retraso de la primera respecto al segundo, aunque es de gran importancia para el desarrollo, caracteriza tan sólo una de las contradicciones de este último. La solución de las contradicciones entre forma y contenido depende del carácter que aquéllas tengan, de su grado de desarrollo y de las condiciones en que se produzcan. La solución puede ocurrir mediante el cambio de la forma en consonancia con los cambios del contenido, mediante el cambio del contenido en consonancia con la nueva forma, mediante el rechazo de la forma, la subordinación de la vieja forma al nuevo contenido, &c. Al pasar de un estado cualitativo a otro, o bien se liquida la vieja forma o bien se transforma, con la particularidad de que la vieja forma no puede liquidarse antes de que en ella misma se hayan preparado las premisas y los elementos para pasar a una forma más perfecta. Éste es el proceso dialéctico de la «superación», en la cual la vieja forma raras veces se desecha por completo y de manera absoluta; la nueva forma no siempre se convierte, de golpe, en dominante, sino que empieza a prevalecer gradualmente; las viejas formas aseguran el desarrollo en menor medida que las nuevas y por este motivo la nueva forma, con el tiempo, ocupa un lugar cada vez más importante. Semejante carácter de la «superación» de la vieja forma hace también posible un desarrollo regresivo, la restauración de las viejas formas. La dialéctica del contenido y de la forma se manifiesta brillantemente en el proceso de constante renovación y progreso de la sociedad.
Diccionario filosófico · 1965:190-191
Lo formal y lo substancial
(lat. forma): conceptos que se usan en filosofía, lógica y metodología de la ciencia en las siguientes acepciones principales: 1) derivados de las categorías del contenido y forma en su intelección filosófica general, cuando se refiere a lo formal reglas y métodos orientados preferentemente a la investigación de la forma (estructura) del objeto o fenómeno (métodos matemáticos, sistémico-estructurales, &c.), mientras que las demás reglas y métodos se enfocan como lo substancial; 2) derivados de los conceptos de contenido y forma del pensamiento; en este caso se llama formal la investigación de las estructuras cognoscitivas y lógicas en relativa independencia, en primer lugar, del contenido concreto del pensamiento y, en segundo lugar, de las propiedades y conexiones de los fenómenos naturales y sociales como su base objetiva, mientras que lo substancial es la investigación de las formas cognoscitivas y lógicas en ligazón orgánica con el conjunto históricamente formado de conceptos, modelos y abstracciones relativos al objeto de la ciencia dada, y con los aspectos y relaciones universales de la realidad, que se expresan con las categorías filosóficas; 3) en la lógica formal moderna y en las bases de las matemáticas se entiende por lo formal las operaciones y métodos sintácticos, que sólo toman en consideración la especie y el orden de los símbolos de las expresiones idiomáticas, y por lo substancial, las operaciones y métodos semánticos que tienen en cuenta su significación y sentido. La diferencia entre lo formal y lo substancial es relativa, pues en un sistema de suposiciones de partida e idealizaciones, lo formal puede constituir lo substancial en otro sistema, y viceversa. La relación de lo formal a lo substancial es relación de un contenido con otro (del relativamente poco desarrollado y abstracto al más desarrollado y concreto). Los métodos y medios substanciales desempeñan un papel determinante en el conocimiento; la absolutización de los componentes formales de la investigación lleva al formalismo.
Diccionario de filosofía · 1984:183-184