Filosofía en español 
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Conciencia

no figura

Diccionario filosófico marxista · 1946

Conciencia

Forma superior, específicamente humana, del refleio de la realidad objetiva. La conciencia del hombre es una función de “ese fragmento especialmente complejo de la materia que se llama cerebro humano” (Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, p. 252, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1948). Por conciencia social, se entiende el conjunto de ideas, de teorías, de concepciones sociales que reflejan las condiciones de la vida material de la sociedad, el modo de producción de los bienes materiales.

La conciencia humana se forma en el transcurso de la actividad social en la producción, y es el producto del desarrollo social. Al trabajar, al fabricar los instrumentos de producción, al actuar sobre la naturaleza, el hombre conoce las propiedades de los objetos, aísla lo esencial de lo secundario, lo necesario de lo fortuito, y pone al descubierto los vínculos necesarios y las leyes de los fenómenos. En el transcurso del trabajo, el hombre adquiere conciencia igualmente de sus relaciones con el medio ambiente, con los hombres que participan en la producción. Dado que la conciencia no aparece sino como consecuencia del trabajo social, no la poseen ni siquiera los animales superiores. La conciencia supone una actitud activa y reflexiva con respecto al medio circundante, la capacidad de sustraerse a él, de determinar sus relaciones con ese medio, de organizar racionalmente la producción material. Entre las particularidades del trabajo humano que lo distinguen de las “formas instintivas del trabajo” de los animales, Marx cita la actividad racional del hombre. El desarrollo psíquico de los animales no es más que la prehistoria de la conciencia humana. La aparición de la conciencia está ligada a la del lenguaje: conciencia y lenguaje tienen la misma edad. La formación del lenguaje ejerció una influencia enorme sobre la formación y el progreso de la conciencia. El lenguaje articulado constituye una de las fuerzas que ayudaron a los hombres a desarrollar su conciencia, su pensamiento.

La cuestión de la relación de la conciencia con la materia, con el ser, es la cuestión fundamental de la filosofía. Contrariamente al idealismo que proclama la anterioridad del “espíritu”, de la conciencia, el materialismo filosófico-marxista parte del principio de que la materia, existente aparte e independientemente de la conciencia, constituye el dato primario, pues ella es la fuente de las sensaciones, de las representaciones, de la conciencia, mientras que la conciencia es un dato secundario, derivado, puesto que es el reflejo de la materia, el reflejo del ser. La anterioridad de la materia, del ser con relación a la conciencia está probada por el hecho de que esta última surge en cierta etapa del desarrollo de la materia, de la naturaleza; que las ideas y las teorías que constituyen la conciencia humana no son más que el reflejo del medio circundante en el cerebro del hombre; que la conciencia social en su conjunto –la vida espiritual de la sociedad– está determinada por las condiciones de la vida material, por el modo de producción de los bienes materiales. La vida social de los hombres determina su conciencia social. Las condiciones de la vida material de la sociedad determinan las ideas, las teorías, las opiniones e instituciones políticas. La conciencia social cambia con la existencia social. La vida espiritual de la sociedad se manifiesta bajo las diferentes formas de la conciencia social: política, filosofía, religión, arte, &c. En la sociedad de clases, la conciencia social de los hombres tiene siempre un carácter de clase.

Los clásicos del marxismo-leninismo explicaron los orígenes de la conciencia, así como de su papel, del papel de las ideas en el desarrollo social. La conciencia social actúa a su vez sobre la vida social que la ha engendrado. Las ideas, opiniones y teorías nuevas, progresistas, que expresan los intereses de las formas avanzadas de la sociedad, ayudan a combatir lo envejecido, lo caduco, y favorecen el progreso de la sociedad. “Sin su labor organizadora, movilizadora y transformadora sería imposible llevar a cabo las tareas que plantea el desarrollo de la vida material de la sociedad”. (Stalin, “Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico”, en Cuestiones del leninismo, p. 649, Ed. esp., Moscú, 1941). (ver igualmente Pensamiento).

Diccionario filosófico abreviado · 1959:81-82

Conciencia

1. Forma superior, propia tan sólo del hombre, del reflejo de la realidad objetiva. La conciencia constituye un conjunto de procesos psíquicos que participan activamente en el que conduce al hombre a comprenaer el mundo objetivo y su ser personal. Surge en relación con el trabajo del hombre, con su actividad en la esfera de la producción social, y se halla indisolublemente vinculada a la aparición del lenguaje, que es tan antiguo como la conciencia. El lenguaje ha ejercido una influencia enorme sobre el desarrollo de la conciencia, sobre la formación del pensar lógico y abstracto. Únicamente en el proceso del trabajo, en las relaciones sociales que los hombres establecen entre sí, llegan éstos a hacerse cargo de las propiedades de los objetos, a descubrirlas, a darse cuenta de su propia relación con el medio circundante, a destacarse de este último, a organizar una acción orientada sobre la naturaleza con el fin de subordinarla a las propias necesidades. De ahí que la conciencia sea un producto del desarrollo social y no exista al margen de la sociedad. El pensamiento abstracto y lógico, vinculado al lenguaje, no sólo permite reflejar el perfil externo, sensorial, de los objetos y fenómenos, sino, además, comprender su alcance, sus funciones y su esencia. Sin la comprensión y sin el saber que están unidos a la actividad histórico-social y al lenguaje humano, no hay conciencia. Cualquier imagen sensorial del objeto, cualquier sensación o representación forman parte de la conciencia en la medida en que poseen un determinado sentido en el sistema de conocimientos adquiridos a través de la actividad social. Los conocimientos, las significaciones y los sentidos conservados en el lenguaje, orientan y diferencian los sentimientos del hombre, la voluntad, la atención y otros actos Psíquicos, uniéndolos en una conciencia única. Los conocimientos acumulados por la historia, las ideas políticas y jurídicas, las realizaciones del arte, la moral, la religión y la psicología social constituyen la conciencia de la sociedad en su conjunto (Ser social y conciencia social). Sin embargo, no cabe identificar la conciencia tan sólo con el pensamiento abstracto y lógico. El pensamiento no existe en lo más mínimo al margen de la actividad viva sensorial y volitiva de la esfera toda de lo psíquico. Si el hombre produjera sólo operaciones lógicas, una tras otra, sin percibir, sin sentir y sin experimentar en la práctica la correlación constante que existe entre el significado de sus conceptos las acciones activas y las percepciones de la realidad, no comprendería o no aprehendería la realidad ni se comprendería a sí mismo, es decir, no poseería conciencia de las cosas ni de sí mismo. Por otra parte, no es posible identificar los conceptos de “psique” y de “conciencia”, o sea, no debe considerarse que todos los procesos psíquicos en cada momento dado se incluyen en la conciencia. Hay vivencias psíquicas que, durante cierto tiempo, pueden encontrarse como “más allá del umbral” de la conciencia (Subconsciente). La conciencia, incorporándose la experiencia histórica, los conocimientos y los métodos del pensar elaborados por la historia anterior, se asimila la realidad idealmente, a la vez que establece nuevos fines y objetivos, crea proyectos de instrumentos futuros, orientando toda la actividad práctica del hombre. La conciencia se forma en el hacer para influir, a su vez, sobre ese hacer determinándolo y regulándolo. Llevando a la práctica sus ideas creadoras, el hombre transforma la naturaleza, la sociedad, y con ello se transforma a si mismo. En este sentido, Lenin demostró que “la conciencia del hombre no sólo refleja el mundo objetivo, sino que, además, lo crea” (t. XXXVIII, pág. 204). En todo el transcurso de la lucha ideológica sostenida en torno a la concepción del mundo la cuestión más aguda y fundamental ha sido y sigue siendo la de la conciencia y su relación con la materia (Cuestión fundamental de la fílosofía). Gracias a la concepción materialista de la historia, Marx logró resolver científicamente, por primera vez, el problema indicado y crear con ello una filosofía realmente científica.

2. Complejo de vivencias emocionales basadas en la comprensión que el hombre tiene de la responsabilidad moral por su conducta en la sociedad, estimación que hace el individuo de sus propios actos y de su comportamiento. La conciencia no es una cualidad innata, está determinada por la posición del hombre en la sociedad, por sus condiciones de vida, su educación, &c. La conciencia se halla estrechamente vinculada al deber. El deber cumplido produce la impresión de conciencia “limpia”; la infracción del deber va acompañada de “remordimientos” de conciencia. La conciencia, como activa reacción del hombre en respuesta a las exigencias de la sociedad, constituye una poderosa fuerza interna de perfeccionamiento moral del ser humano.

Diccionario filosófico · 1965:76-77

Conciencia

1. Forma superior, propia exclusivamente del hombre, del reflejo de la realidad objetiva. La conciencia es la unidad de los procesos psíquicos que participan activamente en la intelección por el hombre del mundo objetivo y de su propio ser. Surge en el proceso de la actividad laboral, socio-productiva de los hombres y está enlazada indisolublemente con el lenguaje que es tan viejo como la conciencia. Desde su nacimiento, el hombre se encuentra en el mundo de los objetos creados por las generaciones precedentes y se forma como tal únicamente en el proceso de enseñanza de su utilización concreta. El modo de relación del hombre con la realidad no se determina directamente por su organización corporal (como en los animales), sino por las habilidades de acciones con los objetos que sólo adquiere comunicándose con otros hombres. En la comunicación, la actividad vital propia del hombre aparece ante él también como actividad de otros. Por eso, el hombre valora cada una de sus acciones con la misma medida social que otros hombres. El modo de relación del hombre con el mundo se denomina conciencia precisamente porque él comprende y conoce los objetos. Sin comprensión y conocimiento, frutos de la actividad objetiva socio-histórica y del habla humana, no hay conciencia. Toda imagen sensorial del objeto, toda sensación o representación son parte de la conciencia por cuanto poseen determinada significación y sentido. Los conocimientos, la significación y el sentido, que se conservan en el lenguaje, orientan y diferencian los sentimientos del hombre, su voluntad, atención y otros actos psíquicos, unificándolos en una conciencia única. Los conocimientos acumulados por la historia, así como las ideas políticas y jurídicas, las realizaciones del arte, la moral, la religión y la psicología social constituyen la conciencia de la sociedad en su conjunto (Ser social y conciencia de masas). Ahora bien, no se debe identificar la conciencia solo con el conocimiento y el pensamiento idiomático. El pensamiento no existe en general al margen de la actividad sensorial-volitiva de toda la esfera de lo psíquico. El pensamiento no es el tratamiento de la información, sino el cambio activo, sensorial-objetivo y concreto de la realidad conforme a su propia esencia. El pensamiento idiomático –cambio de las significaciones y del sentido de los vocablos, signos, símbolos, &c.– no es sino una forma del pensamiento real del hombre. Por otra parte, no se debe identificar los conceptos de psique y de conciencia, es decir, considerar que todos los procesos psíquicos en el hombre se incluyen en cada momento dado en la conciencia. Una serie de vivencias psíquicas puede encontrarse cierto tiempo, diríase, “al margen” de la conciencia. (Subconsciente). Al asimilar la experiencia histórica, los conocimientos y los métodos del pensamiento, elaborados por la historia precedente, la conciencia concibe la realidad idealmente, planteando también nuevos fines y tareas, creando proyectos de futuros instrumentos y orientando toda la actividad práctica del hombre. La conciencia se forma por la actividad para influir a su vez sobre ella, determinándola y regulándola. Al poner en práctica sus ideas creadoras, los hombres transforman la naturaleza, la sociedad y, de este modo, a sí mismos. En todo el curso de la lucha ideológica en la ciencia, el problema fundamental y más agudo ha sido y continúa siendo el de la conciencia y su relación con la materia (Problema fundamental de la filosofía). Gracias a la comprensión materialista de la historia, el marxismo fue el primero en resolver científicamente este problema, creando así una filosofía auténticamente científica.

2. Categoría ética que expresa la forma superior de capacidad del individuo de ejercer autocontrol moral. A diferencia del motivo (sentido del deber), la conciencia incluye también la autovaloración por el hombre, sobre la base de la comprensión de su responsabilidad ante la sociedad, de las acciones realizadas. La conciencia obliga al hombre a que no simplemente logre con sus acciones el respeto a sí mismo (que no se humille), a que no pierda el sentido del humor y la dignidad personales, sino también a que dedique todas sus fuerzas al servicio de la sociedad, la clase de vanguardia y toda la humanidad. La conciencia presupone asimismo la capacidad del individuo de valorar de igual manera sus propias opiniones y las de otros en conformidad con las necesidades objetivas de la sociedad, así como la responsabilidad del hombre no solo por sus propias acciones, sino también por todo lo que ocurre en el mundo circundante. La conciencia del hombre se forma socialmente y se determina por la medida del desarrollo histórico del mismo, así como por su posición social en las condiciones objetivas en las que se encuentra. La conciencia puede manifestarse tanto en forma de concientización por el individuo del significado moral de sus acciones como en un conjunto de vivencias emocionales (remordimiento de la conciencia). La educación de la conciencia en cada hombre es un importante aspecto de la formación de la moralidad comunista.

Diccionario de filosofía · 1984:79-80