Obras completas de Platón | Madrid 1871-1872 |
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Obras completas de Platón, tomo 10, Medina y Navarro, Madrid 1872, págs. 7-68.
Después del nacimiento de los hijos de ambos sexos, está en el orden que tratemos de la manera de alimentarlos y educarlos. Es absolutamente imposible pasar este punto en silencio; pero lo que sobre él habremos de decir tendrá, no tanto el carácter de ley, como el de instrucción y de consejo. En la vida privada y en el interior de las casas pasan infinidad de cosas de poca importancia, que no aparecen a los ojos del público, y que no se conforman con las intenciones del legislador; por dejarse llevar del mal humor, del placer a de cualquiera otra pasión, resulta que las costumbres de los ciudadanos no tienen nada de parecido ni de semejante entre sí, lo cual es un mal muy grande para los Estados. Como las acciones de esta clase son tan repetidas y de tan poca monta, no es conveniente ni digno de un legislador hacer leyes para castigarlas; pero por otra parte el hábito que se adquiere de traspasar lo justo en cosas pequeñas, que se repiten continuamente, hace que de esto se pase fácilmente a la violación de las leyes escritas, de manera que es muy difícil hacer reglamentos sobre esta materia y al mismo tiempo es imposible dejar de hablar de ella. Pero es indispensable que os explique mi pensamiento, procurando hacerle patente por medio de ejemplos, tanto más cuánto que lo que acabo de decir es algo oscuro.
Clinias
Veamos.
Ateniense
Hemos dicho, y con razón, que una educación buena es la que puede dar al cuerpo y al alma toda la belleza y toda la perfección de que son susceptibles.
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