Filosofía en español 
Filosofía en español


Aprobación
del M. R. P. M. Fr. Benito Marín, Maestro General de la Religión de S. Benito, del Claustro, y Gremio de la Universidad de Salamanca, y su Catedrático de Prima de Teología, Abad que ha sido, y actualmente es del Colegio de S. Vicente de dicha Ciudad, &c.

Nuestro Rmo. P. el Maestro Fr. Miguel de Herce, del Claustro, y Gremio de la Universidad de Salamanca, y su Catedrático de Prima Jubilado, Teólogo de S. M. en la Real Junta de la Concepción, y General de la Congregación de S. Benito de España, &c. me manda vea, y le diga mi dictamen sobre el Tomo nono, su título: Suplemento con Correcciones, y Adiciones a los ocho Tomos del Teatro Crítico Universal, compuesto por el Rmo. P. M. Fr. Benito Feijoo, Maestro General de nuestra Sagrada Congregación, Catedrático de Prima Jubilado de Teología de la Universidad de Oviedo, Abad que ha sido dos veces, y actualmente es del Colegio de S. Vicente de aquella Ciudad, &c.

Y aunque hecho cargo de la obligación que se impone por el precepto, debía, antes de dar la sentencia en esta causa, leer la Obra con la mayor reflexión, siguiendo el orden, que, según Santo Tomás {(a) Div. Thom. sup. Psalm. 28.}, ha de observar un Juez: In Judice tria requiruntur, quod sumat judicandum, quod consideret merita causae, & quod proferat sententiam justam; confieso, que he invertido el orden impuesto por el mandato. Para explicar mi dictamen, y dar la Aprobación del Suplemento, no ha esperado mi obediencia, y veneración debida al Autor, y sus Escritos la prolijidad de registrarles los ojos; porque sabiendo se da recomendación a la Obra nombrando sólo al Autor, hallando en su nombre célebre la Aprobación más insigne: Optimus enim Auctor approbat suo de nomine sua, (como no ignoran los Sabios en las Estatuas de Fidias, y las Pinturas de Apeles, [150] aprobadas generalmente de todos con singulares aplausos, sabiendo que eran hechuras de estos Artífices diestros) sería, a mi ver, injuria, y falta de estimación al Rmo. P. M. pasar sus Obras al examen de los ojos para la alabanza, cuando ésta sólo se afianza en su singular destreza; no habiendo más justo juicio, ni dictamen más seguro en tan elevadas Obras, que una fe ciega, fundada en la luz, que a todo el mundo se ha extendido con su nombre: Habent interpretem fulgorem sui luminis, quo totus repletus est orbis. Illius illuminatio est fides sine judice.

Así discurría yo, para dar la Aprobación que se me pide, sin tener ya que añadir, habiéndose dicho el nombre del Rmo. P. M. sirviéndome de ejemplar, según nos refiere Erasmo, las voces más expresivas de que se valían doctos, para aplaudir la doctrina, los Discípulos de Pitágoras {(a) Erasm. Libel. de Lingua.}: Ille dixit, ille fecit. Pero sabiendo no faltan Censores de las Censuras, y temiendo que la mía se note de apasionada, o defectuosa en el orden, o en el modo que pide el más justo juicio; siguiendo observante el orden impuesto por el mandato, digo, que he visto, y leído con la mayor reflexión el Suplemento a los ocho Tomos del Teatro Crítico Universal. Y si antes de leer sus cláusulas, y admirar su erudición, fue sólo el Autor motivo, que me impelía gustoso a sentenciar en su abono con cariñoso respeto: considerados ahora los méritos de la causa, y viendo su nombre impreso en todas las Obras que hace; aún más que lo fue el de Fidias en la Estatua de Minerva, no me parece hay sentencia más justa del Suplemento, que la que se dio a aquella Obra para admiración del mundo, por discurrir que venía fabricada de algún Cielo {(b) Paus. lib. 1. Paserat. v. Phidias Mart. lib. 6.}: Inter Phidiae opera maxime commendata est Minervae statua, quae omnibus ejus operibus antecellit.

Quis te Phidiaco formatam Julia coelo,
Aut quis Palladiae non putet artis opus?
[151]

En todas las Obras que hizo el grande Artífice Fidias, ostentó con tal arte su destreza, que todas ellas se juzgan muy dignas de la alabanza. Mas cuando llegó a formar, y pulir de última mano la Estatua de quien se ha hablado, es de sentir Quintiliano, que ella sola era bastante para celebrar a Fidias entre todos excelente; porque añadiendo con arte cuanto podía desear Religión supersticiosa en culto de Deidades, salió tan perfecta la obra, conforme en todo a la idea de la fingida Deidad, que aunque grande en todas obras, y siempre excelente Fidias, aun era mucho mejor en las Divinas Estatuas {(a) Quintil. lib. 12. Instit. Orat.}: Diis potius quam hominibus efficiendis melior Artifex traditur; vel si nihil, nisi Minervam Athenis effecisset, cujus pulchritudo adjecisse aliquid etiam receptae Religioni videtur, adeo majestas operis Deam aequabat.

Fidias diestro el Rmo. M. Feijoo esculpió en los ocho Tomos del Teatro Crítico Universal sólidos ingeniosísimos conceptos, mostrándose siempre grande en la variedad de todos, y robándose aun por eso la complacencia de todos: Et veritate placet {(b) Picinel. Mund. Symb. lib. 15.}. En la talla entera de sus conceptuosos bultos, animados de la viveza de los Discursos e inimitable elegancia, han hallado que admirar cuantos, conociendo el fondo y los primores del arte, han dado a sus libros con justicia la fortuna; pudiendo decir sin jactancia con Propercio: Libris est data palma meis. En su admirable Teatro, más universal que aquel donde solícito Lipsio {(c) Lyps. lib. 2. Epistolic. quaest. ep. 14.}, hallaba ejemplos de todos siglos: Non unius aevi, aut urbis exempla, sed omnium temporum, omnium gentium, quasi in diffuso Theatro spectantur; encuentra la erudición selectísimas noticias, con que desterrando Errores Comunes, a todos tiempos, y entre todas las Naciones, reconozca en la verdad sus más subidos quilates. La fama, volando airosa, y publicando sonora su nombre por todo el mundo, ha abierto camino nuevo, en que siguiendo los pasos [152] de un Artífice tan diestro en las facultades todas, se pueda ya caminar con singulares noticias:

...Praesens tibi Famam benignum
Stravit iter, dicitque novum mostrare futuris

{(a) Stat. lib. 2.}.

Sus Obras, en fin, lograron universales aplausos, sin que al parecer hubiese aplauso ya que añadir a sus singulares Obras, sino alabar con estudio las alabanzas ya dadas; pues ya se fue estilo antiguo repetir la alabanza con misterio {(b) Psalm. 105. vers. 13.}: Crediderunt verbis ejus, & laudaverunt laudem ejus. En medio de esto es tan grande el Rmo. P. M. en lo que su ingenio emprende, que no queriendo faltar al juicio que tengo hecho de sus relevantes prendas, si sólo me contentase con repetir alabanzas {(c) Hermol. lib. 2. ep. 6.}: Tu jam tantus est, ut qui te non laudat, judicio, & existimationi suae detrahat; he de añadir nuevo elogio en las Adiciones mismas que propone el Suplemento; porque si en las Obras del Sapientísimo Autor mereció grandes elogios debidos muy de justicia, la alabanza que se forma en los Escritos presentes, no sólo es grande, que es máxima: Maxima laus operis scriptis formatur in ipsis.

Hasta ahora en todos los ocho Tomos que hemos visto del Rmo. P. M. en su Teatro Magnífico, parece imitaba a Apeles, poniendo sólo por inscripción de sus Obras {(d) Orat. in Praef.}: Faciebat. En este Tomo, que añade por Suplemento a los ocho, se encuentra ya la inscripción en el grado muy perfecto. Fecit. Antes hacía. Ahora hizo. Dio diestro la última mano, con que añadiendo matices a sus elevadas Obras, se aumentasen más, y más las alabanzas debidas {(e) Casiod. lib. 8. ep. 13.}: Famam, gloriamque factorum, ac dictorum adeo sincera veritate non abstulisti, ut augeres. Sin el Suplemento es cierto que era ya grande el Teatro. Con el Suplemento logra otra [153] excelencia distinta, que es el verse ya completo: {(a) Idem. lib. 1. Divin. Inst. cap. 22.}: Opus suum in aliam summitatem, Domino largiente, perduxit. Es, en fin, vivo retrato de este Teatro del mundo, quien, aun siendo ya perfecto, gozando las excelencias que le dio Divina mano, recibe la perfección, cuando le dan complemento {(b) Gen. 2.2. Perfectione complevit, & ornatu consummavit; Juxta Pagn.}: Complevit Deus opus suum, quod fecerat. Para que fuese perfecta, bastaba ser obra suya: Opus suum. Para ser digna de elogio, sobraba ser obra hecha por tan soberanas manos: Fecerat. Y en medio de estar perfecta, digna de toda alabanza, se dice, que Dios le da con perfección complemento, acreedor a nuevo elogio, porque mostrando con él su mayor gloria la fábrica de este Teatro del mundo, diese nueva alabanza, complaciéndose gustoso en la hermosura añadida con el orden más perfecto {(c) Alcim. Avit. lib. 1. in Gen.}:

En praeclara nitet mundano machina cultu.
Ergo ubi completis fulserunt omnia rebus,
Ornatuque suo perfectus constitit Orbis,
Illustrans quodcumque videt: placet ipsa tuenti
Artifice factura suo: laudatque Creator
Dispositum pulcro, quem condidit ordine mundum.

No es razón que me detenga en aplicación tan obvia, y acaso ya anticipada; y más llamándome el texto a otro reparo, que aunque le juzgo casual, le considero preciso. Dada ya la última mano en las Adiciones que hizo Dios a este Teatro del mundo, se nota, que descansó, y que cesó de la Obra que veía ya completa {(d) Gen. ubi sup.}: Complevit, & requievit ab omni opere, quod patrarat. Al Rmo. P. M. Feijoo se le debe suplicar que no descanse; y aún tengo por conveniente se le mande que no cese en añadir nueva hermosura a su Teatro con infatigable estudio. Y en caso de que se le permita cesar de la Obra empezada, sea el descanso conforme al que [154] nos previene el texto, y explica con agudeza San Ambrosio {(a) Ambros. lib. 4. in cap. 4. Lucae.}: Requievit... ut faceret. Opera operibus intexeret, & prosequeretur opus, quod ipse jam coeperat; pues si imitó su ejemplar en el Teatro que ha hecho, no es justo le falte el modo de imitarle en el descanso: In labore requies:

... Docuit veneranda exempla quietis.
Sic cessare Deus, sic otia sumere novit:
Plus ut agat cessans
{(b) Mar. Vict. lib. 1. Gen.}.

Volviendo, pues, al asunto, digo que este Tomo nono es Complemento perfecto del Teatro Crítico Universal, a imitación del Teatro que formó mano Divina; no sólo por las Adiciones que en él se encuentran, sino también por las Correcciones que se hallan {(c) Divisit lucem a tenebris. Genes. 1. 4.}; pues si dividiendo Dios de las tinieblas la luz, llegó a formar su Teatro con el mayor lucimiento, no puede menos de ser lúcido en todo el Teatro que ha compuesto el P. M. cuando se esmera solícito con correcciones discretas, sacar tan pura la luz de la verdad que propone, que no se vea ya en él ni aun una sombra más tenue. El candor propio a su genio, e ingenuidad con que procede en sus palabras, se manifiestan al vivo en sus excelentes obras: Documenta Artis suae dum ostendit, ipse se pinxit. Si faltasen estos apreciables dotes en sus lúcidos Escritos, donde corrige y separa lo verdadero de lo falso, y aun de lo dudoso, podría acaso la envidia, exhalando los vapores tan propios a causar niebla, disminuir lucimientos que ha publicado la Fama {(d) Lyps. apud Picin. Mund. Symb.}: Candor si abest ab scriptis, nebulam livor habet, nec illustravit ea diuturnior lux Famae. Pero poniendo tan claros, sin ocultar la verdad, libres de toda fraudulencia, los Discursos, como decía el Niseno {(e) Gregor. Nis. in cap. 5. Cant.}, aunque a otro asunto: Omnia sunt dilucida libera ab omni fraudulenta occultatione, ac profunditate separata, ita ut [155] pueris manifesta sint, se hace tan claro el Teatro, que hasta los niños podrán reconocer su esplendor, y prorrumpir en elogios de la más perfecta luz; pudiendo decir entonces, que la alabanza es perfecta, por proferirla una lengua en quien no se halla malicia {(a) Psalm. 8. 3.}: Ex ore infantium, & lactentium perfecisti laudem.

El elogio que a las Correcciones me parece debo dar, sin nota de adulación, ni otro defecto que haga ser injusta la sentencia, le veo ya prevenido con gran complacencia mía por el doctísimo Caramuel. Dudando sobre la verdadera etimología del nombre Latino Littera, pone algunas con singular agudeza; pero cuando más la explica, es dándole el mismo significado, que corresponde a esta voz Litura, del verbo usado Oblitero, que significa borrar, o corregir. Y así, notando en un libro que se enviaba a su censura, las correcciones que hacía con discreción el Autor, se explica con este elogio, muy propio de nuestro asunto {(b) Caram. tom. 2. Theolog. Regul. epist. 31.}: Librum assero magno studio, labore compositum: & ab his lituris incipio sperare multas luces, quae argumentum illustrent, & clarissimum Auctorem reddant. Me enim Judice, indignus est qui legatur a Doctis, Scriptor qui nihil delet. Hay Escritores tan tercos en mantener su dictamen, que no queriendo mudarle, aun viendo que les convence la razón, siguen la máxima errada de aquel infeliz Autor, que contra la misma verdad se mantuvo en repetir: Quod scripsi scripsi. Bien distante el Rmo. P. M. Feijoo de este peligro, siguiendo siempre prudente la fuerza de la razón, si alguna vez la ha encontrado contraria a lo que ya ha escrito, no se desdeña en decir con el Poeta Virgilio al tiempo que componía las Eneidas, obra celebrada en todos siglos: Quod scripsi deleo; pues si es perpetua ignominia no ceder a la razón, mudando el dictamen hecho, como ponderó Catúlo, no hay gloria mayor de un hombre, por todas razones célebres en el Teatro del mundo, que las Correcciones que hace [156] de sus palabras y Escritos, según observó curioso de un Emperador, Suetonio.

¿Pero para qué me canso, y molesto a los Lectores en probar esta verdad, cuando la prueba mayor es el prodigioso Libro que compuso S. Agustín de las Retractaciones, o Correcciones? Son tantos los elogios que ha merecido con él este Doctor de la Iglesia, que falta tiempo para referirlos; y aunque sobrase a proporción del deseo, lo impediría sin duda la admiración, o el pasmo, pudiendo decir con Virgilio {(a) Virg. lib. 9 Aeneid.}:

Obstupui, magno laudum perculsus amore.

Sólo diré, para concluir con mi sentencia, manifestando que es justa, vistos los méritos de la causa, que así como a S. Agustín entre los Doctores Grande, se le pudo aplicar con fundamento aquel superior elogio, que se verifica en Dios con la mayor propiedad {(b) Psalm. 138. 12.}: Sicut tenebrae ejus, ita & lumen ejus, aludiendo a que S. Agustín, no sólo es grande en sus Obras, sino también en las Retractaciones, o Correcciones que hizo de ellas, porque unas, y otras en sí son el mejor testimonio de haber siempre procedido con acierto: Habuit testimonium lucis, & tenebrarum, que dijo mi Padre S. Pedro Damiano: así, sin violencia alguna juzgo se puede adaptar el mismo elogio al Rmo. P. M. Feijoo: pues luciendo no menos con las Correcciones que hace en este Tomo, que lo luce en las Adiciones al Teatro, encuentra tantos testigos que favorezcan su causa, y aprueben concordes la Obra, cuantos son los que mirando Correcciones, y Adiciones sin emulación ni envidia, deponen que en todas ellas, y por diversos caminos no sólo hay clara doctrina, sino también luz que luce aun entre tinieblas densas, para quitar la ignorancia.

De este modo tengo dicho, por no omitir el cotejo con la proporción debida, que el Rmo. Autor en este Tomo merece aquellos elogios que dio a S. Agustín Próspero {(c) Prosp. lib. 3. de Vit. Contempl. cap. 31.}: [157] Acer ingenio, suavis eloquio, saeculis litteraturae peritus, in Ecclesiasticis laboribus operosus, in quotidianis disputationibus clarus, in quaestionibus solvendis acutus, in omni actione sua compositus, & in expositione sua Fidei nostrae Catholicus. Y si el Concilio Toletano VIII aplaudía a este Doctor de la Iglesia con las siguientes expresiones {(a) Concil. Tol. VIII.}: Vestigationis acumine cautus, inveniendi arte praecipuus, asserendi copia profluus, eloquentiae flore venustus, sapientiae fructu fecundus; manifestando el Rmo. P. M. estas singulares prendas en la Obra que se remite a mi Censura, no hay arbitrio para dejar de decir es Obra en todo perfecta; y al mismo tiempo afirmar, no se opone a nuestra Santa Fe, buenas costumbres, y Leyes particulares. Este es mi sentir, salvo meliori. S. Vicente de Salamanca, y Noviembre 30 de 1739.

Fr. Benito Marín.


{Benito Jerónimo Feijoo, Suplemento de el Teatro Crítico, o Adiciones y Correcciones a muchos de los Asuntos, que se tratan en los ocho Tomos de el dicho Teatro. Tomo IX (Madrid 1740), los principios reeditados en Justa Repulsa..., texto tomado de la edición de Madrid 1777 (por Pantaleón Aznar, a costa de la Real Compañía de Impresores y Libreros), páginas 149-157.}