Filosofía en español 
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Tomo tercero Carta VII

Sobre la impugnación de un Religioso Lusitano al Autor

1. Habrá cosa de mes y medio que recibí de V. S. I. la noticia de que en la Gaceta de Lisboa acababa de publicarse un Libro intitulado: Teatro do Mundo visibel, Filosófico, Matemático, &c. ou coloquios varios en tudo o genero de materias, con as que se representa a fermosura do universo, e se impugnan muytos Discursos do Sapientísimo [81] Fr. Benito Jerónimo Feijoo: cuyo Autor es el muy Reverendo P. M. Fr. Bernardino de Santa Rosa, Doctor en Sagrada Teología, Calificador del Santo Oficio, &c. Entonces insinué a V. S. I. la baja idea que de la Obra me ofrecía el título de ella: y cuanto más le medité, tanto más me firmé en el mismo concepto, diciendo para mí con Horacio:

¿Quid dignum tanto feret hic promissor hiatu?

2. ¿Qué esperanza de cosa buena, ni aun mediana se puede concebir en esta imitación, o traslación ridícula, y pedantesca del título de mi Obra principal? Porque yo escribí Teatro Crítico Universal, escribe el nuevo Autor Teatro del Mundo visible. Porque yo expliqué el título añadiendo: O Discursos varios en todo género de Materias. Muy pobre Escritor es, quien aun el título del Libro ha menester mendigar de otro Autor.

3. Estando yo en el concepto que he dicho, ve aquí V. S. I. que acabo de ver una Carta de un Eclesiástico de bellas prendas, natural de este País, y residente en la Ciudad de Tuy, a un hermano suyo, Monje nuestro, que está estudiando en este Colegio, en la cual hay la siguiente cláusula: Dile al P. Maestro Feijoo, que en Portugal salió ahora a luz un nuevo N. (aquí nombra un Escritor Español de estos tiempos, que ha logrado muy poca aceptación) a quien sus mismos paisanos desprecian, y dicen... No puedo copiar lo que se sigue, porque no merezco que se haya escrito, y mucho menos que se estampe; aunque no tiene inconveniente manifestar que el fondo se reduce a que los eruditos Lusitanos se impacientan de que uno de su Nación se haya entrometido a impugnarme; lo que yo no extraño, por las repetidas experiencias, y noticias que tengo de lo mucho que me favorece aquella gloriosa, y sabia Nación; en cuya aceptación acaso tendrá la mayor parte, el que sabiendo que he nacido en sus confines, me consideran los señores Portugueses, como medio compatriota suyo, y suple la pasión lo que le falta a la justicia. [82]

4. ¿Pero no le parece a V. S. I. que este nuevo campeón que la Carta de Tuy caracteriza nuevo N. es el mismo Autor de que V. S. I. me dio noticia? Yo no puedo poner duda en ello, pues sobre que aquella expresión es muy conforme a la idea que da del Autor la inscripción de su Libro; si a un tiempo hubiesen salido en Portugal dos Impugnadores míos, el que escribe de Tuy, que no puede ignorar el que expresa la Gaceta de Lisboa, por ser esta Gaceta a causa de la gran inmediación a Portugal, muy vulgar en Tuy, hablaría de dos nuevos NN. y no de uno sólo.

5. Vaya ahora otra conjetura en orden a la substancia, y contenido del Libro, que aunque no tan seguramente fundada como la antecedente, hallo en ella un aire de verosimilitud que casi me persuade como prueba positiva. Discurro habrá visto V. S. I. una excelente Obra, dividida en cuatro Tomos de octavo, que salió de Francia pocos años ha con el título de Espectáculo de la Naturaleza, y ha sido recibida con aplauso de los Eruditos curiosos de todas las Naciones Europeas. Si V. S. I. vió, o ve esta Obra, hallará que es sumamente adecuado a ella el título de Teatro del mundo visible; y no menos la substancial circunstancia de representar la hermosura del Universo, porque realmente el Autor Francés no hace otra cosa en todos cuatro Tomos, que exponer a los ojos, y mente del Lector el gran Teatro del Mundo visible en toda su extensión (del Mundo invisible nada), con bellas reflexiones que muestran la hermosura del todo, y de sus partes. Añado, que lo de Filosófico, Matemático, con su et caetera, también le cuadra admirablemente, porque lo más de la Obra del Francés, con gran exceso, es Filosófico, y Matemático; y el et caetera puede venir a lo que se mezcla en ella de Político, y Moral. ¿No podremos, pues, discurrir con bastante verosimilitud que el nuevo Escritor Lusitano es un mero plagiario del Francés, que sólo puso de su casa alguna diferencia en estilo, y método, y algunas impugnaciones buenas, o malas contra varios Discursos míos? [83]

6. Pero me replicará V. S. I. ¿por qué no podrá ser el Autor Original el Lusitano? El Teatro del Mundo visible se puede exponer a la consideración debajo de muy diferentes aspectos, y representarse su hermosura a muy diferentes visos; así como de cualquier objeto, según los varios puntos de vista de donde se mira, se pueden hacer distintas pinturas, todas buenas, y todas originales. Pudo, pues, muy bien el Autor Lusitano, debajo de un título adaptable a la Obra del Francés, formar otra diferente, y muy original.

7. Esto está muy bien discurrido; y me hiciera alguna fuerza, si en el mismo título no reconociese señas de Autor pobre, mendigo, y plagiario. Si aun los pocos, y pequeños renglones, de que consta la inscripción, no pudo componer sin arañar la mitad de la mía, ¿qué se puede esperar en el cuerpo del Libro? Pero la peor seña está en aquella infeliz adición: Y se impugnan muchos Discursos del Sapientísimo Fr. Benito Jerónimo Feijoo. Los Impugnadores, Ilustrísimo Señor, son la gente más miserable que hay en la República Literaria. Son éstos unos pobres, que a falta de fondo propio trabajan en el ajeno: unos desnudos, que no teniendo tela para vestirse, se cubren con hilachas, y trapos recogidos aquí y allí: unos infelices, cuyo caudalejo se reduce a unas tristes raeduras que sacan de las monedas de plata, y oro que pueden haber a las manos. Lo peor es, que cuanto está en ellos las alteran, y destruyen, porque son como unos Alquimistas al revés. La Alquimia de los metales bajos, como hierro, plomo, y estaño pretende hacer plata, y oro: éstos de la plata, y oro: esto es, de los Escritos más preciosos pretenden hacer hierro, estaño, y plomo, procurando envilecerlos con sus imposturas; porque es muy común en ellos suprimir, o alterar las pruebas, truncar pasajes, interpretar siniestramente las voces, ocultar, o dejar entre renglones todo aquello que da luz clara a las materias, haciendo con éstas, y otras fraudulencias semejantes decir al Autor impugnado lo que no le pasó por el pensamiento. [84]

8. Mas cuando haya impugnadores de mejor fe, lo que es bastantemente raro, no se puede negar, que generalmente hablando, todos los que no dan a luz otros Escritos que impugnaciones, o censuras de otros Escritos, son Autores al baratillo; porque esto de impugnar es aún más fácil que pedir prestado; y bien, o mal, ninguno hay tan ignorante, o rudo que no pueda hacerlo. Un Barbero de esta Ciudad, y mal Barbero, estuvo para escribir contra mí en defensa de la Medicina; y se hubiera salido con ello, si tuviese con qué costear la impresión, que fue lo único que le faltó al pobre para constituirse Autor. Por eso, como escribí en otra parte, el célebre Trágico Racine llame Autorcillos (petits Auteurs) a los que no escriben sino censuras de los que son propriamente Autores. Se puede decir que éstos son una especie de ratones racionales, porque su ocupación es la misma de los ratones, hacer ruido, inquietar, y roer. Hacen ruido en el vulgo, y con el ruido que hacen en el vulgo, inquietan al que no es vulgo. Unos, y otros se sustentan royendo, mas con una considerable diferencia. Los ratones irracionales roen los Libros por afuera, estotros por adentro: aquéllos el pergamino, éstos la escritura. Y aun hay entre ellos algunos tan ruines, y malignos, que no sólo roen los Escritos, mas aun los zancajos de los Escritores: a lo que nunca llegan aquellas bestezuelas domésticas.

9. Podrá oponerse a favor del nuevo Escritor Lusitano, que éste no es un mero Impugnador, pues el título anuncia cuerpo de obra distinto de las impugnaciones, y en que éstas es verosímil que entran como accesorias, por tocarse puntos en el asunto principal en que el Autor lleva opiniones opuestas a algunas mías. Ya veo que esto bien podría ser, pero dudo que sea, porque abultar el título con el anuncio de las impugnaciones, significa en ellas algo más que cosa accesoria. Y cuando no signifique esto, significa por lo menos, que el Autor desconfía del mérito de su Obra para el despacho; y para lograrlo se vale del pegote de título, que impugna muchos Discursos [85] míos. Este es el artificio de que antes del Lusitano se han valido muchos. Ya en alguna parte he dicho, que soy dotado de una gracia gratis data, de que renunciaría muy gustoso la mitad; y es, que no sólo tienen mucho curso mis Escritos, mas también mi nombre hace que tengan alguno los de mis contrarios. Son muchos los que no se contentan con saber lo que dice el Padre Feijoo, si no saben también lo que se dice del Padre Feijoo, o contra el Padre Feijoo. De aquí es, que a ninguno de la turba multa de Escritores ramplones del año de 27 faltaron compradores, y lectores.

10. Este es el concepto, que conjeturalmente pude hacer del nuevo Autor Lusitano. Si por algún accidente llegare su Libro a mis manos, y me mereciere otro, estoy pronto a hacer públicamente justicia a su mérito. Entretanto sujeto ese tal cual dictamen mío al de los Eruditos que le leyeren. Nuestro Señor guarde a V. S. I. muchos años, &c.


{Feijoo, Cartas eruditas y curiosas, tomo tercero (1750). Texto según la edición de Madrid 1774 (en la Imprenta Real de la Gazeta, a costa de la Real Compañía de Impresores y Libreros), tomo tercero (nueva impresión), páginas 80-85.}