Filosofía en español 
Filosofía en español


En la Unión Naval de Levante (Valencia)

(Valencia, diciembre de 1947.)


Camaradas trabajadores: No hemos venido a Valencia para hablaros, sino para veros y para acercarnos, en nombre del Jefe Nacional de la Revolución, a vuestras angustias y a vuestros trabajos. ¡Camaradas, el servicio a la Revolución impide tratar de embobaros con palabras, al estilo de aquellos charlatanes que por escuchar una ovación no tenían inconveniente en empujaros hasta la muerte! Tenemos mucho que ver, mucho que hurgar en las entrañas de la Valencia proletaria, que oculta detrás de su aparente despreocupación la tragedia permanente de la injusticia que tratamos de desarraigar. A vosotros no quiero entreteneros con palabras, porque entre vosotros y nosotros todo está ya hablado y ha terminado la hora del palique y ha empezado la hora de la acción.

No estamos satisfechos. Nuestro espíritu combativo no se aquieta jamás y todos los días amanece una nueva angustia clavada en lo alto de nuestro corazón; cada día la arrancamos y cada día siguiente la realidad brutal nos vuelve a clavar otro dardo para recordamos que el número de los que sufren los zarpazos de la injusticia es infinito. Una cosa quiero deciros, sin embargo, camaradas trabajadores valencianos, y es que por mucho que hagamos nosotros, por mucho que quiera hacer la Revolución, nada haremos de permanente, nada haremos de útil si vosotros no estáis apiñados en torno a los Sindicatos como un solo hombre, dispuestos a defender el baluarte de vuestra razón como numantinos, sin dejaros arrebatar ni un palmo del terreno ganado. Todo aquel que trate de apartaros del Sindicato, camaradas, sabe que os aparta de la única trinchera desde donde podéis defenderos contra vuestros enemigos seculares.

No estamos contentos. Cuando volvemos la vista atrás, si de un lado nos parece que estamos muy lejos de los días de la trágica farsa que representaban, moviendo los muñecos del guiñol, el capitalismo liberal y el socialismo marxista; si vemos que ambos fantasmas huyen por el horizonte de la Historia, descubiertas sus intenciones y enseñando el vergonzoso tinglado interior que los unía y los hermanaba, vemos en cambio que en el camino de la auténtica, de la verdadera justicia social, en el camino de la Revolución que ponga en orden el desorden moral causa de nuestra desgracia, hemos dejado lo mejor de nuestra vida, hemos dejado pedazos de nuestro corazón; pero, camaradas, hemos adelantado muy poco.

Los pasos iniciales están dados, la dirección está marcada, la sociedad burguesa se ha convencido de que es inútil resistir, el frente está roto y el futuro se anuncia próvido de victorias. Pero si estamos unidos, camaradas, si estamos apiñados en torno a una fe, si poseemos una mística revolucionaria y si nos dotamos de armamento para avanzar sin tregua. De otro modo no. De otro modo, con indolencia, con escepticismo, con guasa, camaradas, seremos arrollados y seréis nuevamente esclavizados por unos y por otros y volverán los fantasmas del capitalismo liberal y del socialismo marxista a bailar en torno a vuestros hogares yertos, a vuestros hijos depauperados, a vuestras mujeres desesperadas, la danza trágica con que tanto les gustaba anunciar la huelga general, el paro, la cárcel, el hambre y, finalmente, aquella muerte feroz, desesperada y sin gloria, con que el monstruoso contubernio masónico-marxista se refocilaba en Casas Viejas.

Camaradas: He venido a Valencia a exigir, en nombre de la paz que vosotros queréis, los mismos derechos para el acceso al Poder, al mando, a la influencia que tienen otras clases mediante el arma de la cultura.

Yo espero, camaradas, que esta exigencia que hago en vuestro nombre entre gentes que tienen la alta condición de cristianos y de españoles será oída y será cumplida. Estoy seguro de que la sociedad no meterá más la cabeza bajo el ala; de que no os cerrará más el camino de acceso a la cultura que os capacite; de que no volverá más a recluirse en el castillo roquero de su egoísmo y de que no será necesario que se tomen al asalto posiciones que la Revolución Nacional, hecha con la sangre de los mejores, ha conquistado. Y la propia Revolución Nacional y sus Jefes os darían lo que quisiera el egoísmo negaros.

¡Viva Franco! ¡Arriba España!

 
(Valencia, diciembre de 1947.)