Filosofía en español 
Filosofía en español


En el Ministerio de Trabajo

(Madrid, 24 de mayo de 1944.)


La trascendencia que concedo a la reorganización de esta Asesoría Técnica de la Dirección General de Previsión justifica mis palabras.

En el reajuste de Seguros y Subsidios, en la defensa del ahorro de las economías débiles –que debe revertir exclusivamente en su beneficio–, en la protección familiar, en el robustecimiento del Mutualismo nacional, principales objetivos inmediatos de Previsión, es preciso un equipo consultivo asesor que fundamente en pilares seguros cada victoria. La estadística, el cálculo actuarial, la técnica matemática, constituyen elementos indispensables en una labor meditada de transformación, y más que nunca cuando las circunstancias fuerzan a aprovechar con la máxima precisión las posibilidades.

Pero en nuestras unidades se pide, además de la inteligencia, la voluntad; además de la eficacia en el servicio, la fe en el pensamiento que lo decide. Por eso quiera afirmar ante vosotros que no entendemos agotada la previsión una vez tejida con perfección la red protectora que defiende los riesgos posibles en el presente de un trabajador. Aspiramos a un estadio más elevado en que no se previene sólo el riesgo futuro ni sólo el riesgo material.

No sólo el riesgo futuro, porque la previsión, más allá de ser defensa, debe ser ayuda; más allá de garantizar contra eventuales descensos de una normalidad en las vidas trabajadoras, ha de adoptar medidas para elevarlas, constituyendo una verdadera dirección de los porvenires individuales, facilitando una serie de escalones sobre los cuales pueda ascenderse por el esfuerzo en la escala laboral y en la escala social.

Y no sólo el riesgo material, porque el trabajador, que es hombre además –verdad cristiana con frecuencia olvidada–, necesita paralelamente a la previsión física una previsión del espíritu, y al lado de un mejoramiento económico una dignificación de su condición, un reconocimiento expreso de los derechos que como español útil a su Patria le confiere su servicio; una reglamentación de su categoría social que, contra el convencionalismo injusto del presente, defienda –estableciéndola prácticamente– la jerarquía teórica concedida al esfuerzo en nuestras cartas doctrinales.

Ninguno de estos perfiles debe escapar a nuestra previsión, y por la Patria y por el Caudillo yo os aliento tras estas banderas a la pelea y a la acción, seguro de vuestra eficacia y de vuestra fe.

¡Viva Franco! ¡Arriba España!

 
(Madrid, 24 de mayo de 1944.)