Filosofía en español 
Filosofía en español

Adolfo Bonilla y San Martín · Historia de la Filosofía española · Madrid 1908

IV. Época goda

6. Datos biográficos de San Isidoro de Sevilla (570?-4 de Abril del 636). Clasificación de sus escritos


La demostración más patente de la vitalidad de la raza hispana está en San Isidoro de Sevilla, figura la más saliente en la época goda, como Séneca lo fue en la época romana.

Despojando a la biografía de San Isidoro del cúmulo de leyendas que se le han agregado, y que llegaron a hacer de él en la Edad Media un personaje sobrenatural, diremos que nació en Sevilla por el año de 570(?). Fue hijo de Severiano, natural de la provincia cartaginense (parte de la tarraconense), y de Túrtura. Tuvo tres hermanos, de mayor edad que él: Leandro{1}, que fue obispo de Sevilla y trabajó con gran tenacidad por la conversión de los arrianos al catolicismo, falleciendo el año 600; Fulgencio, obispo de Astigi (Ecija), y Florentina, que adquirió gran fama de poetisa, y a quien Leandro dedicó su opúsculo De institutione virginum.

Leandro fue quien principalmente dirigió la educación de Isidoro, después de morir Túrtura, en la Escuela por aquél fundada en Sevilla. Cuéntase que Isidoro no dio grandes pruebas de aplicación en los primeros años de estudio, pero que más tarde rectificó su conducta, sobresaliendo entre sus compañeros, y demostrando su talento y su facilidad de palabra en las discusiones científicas y en los trabajos pedagógicos que llevó a cabo en compañía de su hermano. Muerto éste, le sustituyó Isidoro en la sede episcopal de Sevilla, que poseyó hasta su fallecimiento, ocurrido el año 636 (4 de Abril). Convocó el Concilio Hispalense II y presidió el IV Toledano. Su cadáver fue trasladado a un panteón de la Iglesia Metropolitana, y después, en Diciembre del año 1063{2}, en virtud de un convenio celebrado por Fernando I de Castilla y León con el Rey de Sevilla, Abbad ben Muhammad ben Ismail ben Abbed (m. 1069){3}, a la ciudad de León.

San Isidoro fue un escritor fecundísimo. Para mayor claridad de la exposición, nosotros vamos a clasificar sus obras en seis distintos grupos:

A) Gramaticales.
B) Históricas.
C) Literarias.
D) Filosóficas.
E) Teológicas.
F) Enciclopédicas.

A) Obras gramaticales.

A este grupo pertenecen los Libri differentiarum{4}, que son dos: uno, de differentiis verborum, y otro, de differentiis rerum. No son un mero tratado de sinónimos, como el título parece indicar, sino que, con el pretexto de distinguir vocablos que aparentemente son iguales, el autor formula conceptos filosóficos y aun teológicos (por ejemplo, la diferencia entre Trinitas y Unitas, o entre la substantia y la essentia de Dios).

B) Obras históricas.

El Chronicon, donde San Isidoro dice seguir los pasos de Julio Africano (fl. 224), Eusebio de Cesárea, San Jerónimo y Víctor de Tununum (siglo VI), es un breve relato de los principales acontecimientos ocurridos en el mundo, desde Adán hasta el cuarto año del reinado de Sisebuto (616). En esta obra adopta San Isidoro, como regla para el cómputo de los años, la Era Hispánica, que comienza el año 38 después de Cristo, cuando Augusto pacificó totalmente la Península.

La Historia de regibus Gothorum, Wandalorum et Suevorum, que empieza en el reinado de Athanarico y alcanza hasta el año quinto del reinado de Suintila (626). Reconoce como fuentes principales a Eutropio, Orosio, Idacio, Próspero, Víctor de Tununum, Juan de Biclara y Máximo de Zaragoza. Existen dos redacciones de la Historia, una de mayor extensión que la otra, porque contiene el elogio de España, el de los godos y el de Suintila.

El Liber de viris ilustribus, fuente preciosa para el conocimiento de las figuras más salientes de la España goda. San Isidoro toma aquí por modelo a San Jerónimo.

Bastante se han criticado los trabajos históricos de San Isidoro, y no hay duda de que no están redactados con la mayor escrupulosidad, y de que sería poco cuerdo fiarse ciegamente de ellos; pero preciso es reconocer que, así y todo, esos trabajos son utilísimos para el conocimiento de la época, y que en ellos se dan interesantes noticias acerca de la historia interna{5}.

C) Obras literarias.

En este grupo incluimos las Epistolae que se conservan, y varias composiciones poéticas, como el poemita De fabrica mundi y ciertos himnos{6}.

D) Obras filosóficas.

El Liber de ordine creaturarum, donde habla de la Trinidad, de la criatura espiritual, de las aguas quae super firmamento sunt, de los cielos, del sol y de la luna, del paraíso, de la región inferior, del diablo, del mar, de la tierra, del pecado y del lugar de las penas, del fuego del Purgatorio, y de la vida futura.

El Liber de natura rerum, dedicado a su discípulo el Rey Sisebuto, donde en cuarenta y ocho capítulos compendia el saber de su tiempo en materia de filosofía natural. Allí trata de los días, noches, semanas, meses y años; de los solsticios y equinoccios; del mundo y sus partes; del cielo y de los siete planetas; de las aguas quae super coelos sunt; del sol, de la luna y de las estrellas; de los truenos, rayos, arco-iris, nubes, lluvias, nieve, granizo, vientos, tempestades y pestes; del mar y del Océano; de los ríos; de los terremotos y volcanes, y de otras cuestiones análogas. En mucha parte tiene en cuenta las Quaestiones naturales de Séneca, y también obras de Higino, de San Ambrosio y de San Agustín. Los tres Libri sententiarum vienen a ser, como acertadamente ha dicho el Sr. Menéndez y Pelayo, un primer esbozo (y aun algo más que esbozo) de una Suma de Teología escolástica. Con las Etimologías, constituyen la fuente más importante para el conocimiento de la doctrina filosófica de nuestro doctor, el cual toma por base en esta ocasión los escritos de San Agustín, San Fulgencio y San Gregorio el Magno, citando también las opiniones platónicas y aristotélicas. En el libro I estudia: la existencia, inmutabilidad, inmensidad, omnipotencia e invisibilidad de Dios; la creación del mundo; el origen del mal; la naturaleza del hombre y de los ángeles; el alma y los sentidos; Cristo y el Espíritu Santo; la Iglesia y las herejías; la Ley; la oración y el símbolo; el bautismo, la comunión, el martirio y los milagros de los santos; el Anti-Cristo; la resurrección; el juicio final; el infierno y la gloria. En el II trata de: la sabiduría, la fe, la caridad, la esperanza, la gracia y la predestinación; los conversos; los ejemplos de los santos; la confesión; el pecado, las virtudes y los vicios. En el III examina: los castigos de Dios; la debilidad de la carne; las tentaciones del demonio; la oración y la lección; la contemplación; la vida monástica; la jactancia, la hipocresía, la envidia, el fingimiento, el odio y el amor; la amistad; la corrección; los sacerdotes y prelados; los príncipes; los jueces, testigos y abogados; la tribulación de los justos, la brevedad de la vida, &c. Se ve, pues, que, salvo algunas doctrinas psicológicas contenidas en el libro I, y ciertos principios de Derecho Natural consignados en el III, todo lo demás ofrece aspecto teológico-moral{7}.

E) Obras teológicas.

De tales pueden calificarse las siguientes:

a) Allegoriae Sacrae Scripturae, ad Orosium. Aquí estudia el simbolismo místico de los nombres del Antiguo y del Nuevo Testamento.

b) De ortu et obitu Patrum, qui in Scriptura laudibus efferuntur. Se ocupa en los principales (86), desde Adán hasta los Macabeos (Antiguo Testamento), y desde Zacarías hasta Tito (Nuevo Testamento).

c) In libros veteris ac novi Testamenti Prooemia. Son breves argumentos o prelecciones a los libros referidos.

d) Liber numerorum, qui in Sanctis Scripturis occurrunt. Obra de indagación simbólica, no exenta de cierto sabor cabalístico{8}.

e) Quaestiones in vetus Testamentum. Se refieren al Génesis, al Éxodo, al Levítico, a los Números, al Deuteronomio, a Josué, alos Jueces, alos Reyes, a Esdras y a los Macabeos.

f) Quaestiones de veteri et novo Testamento{9}. Opúsculo de escaso valor, que dudamos pertenezca a San Isidoro.

g) Contra iudaeos, libri II, ad Florentinam sororem suam. Obra de polémica, conocida también con el título De fide catholica. En el capítulo XX del libro II insiste en que la Sagrada Escritura, “non solum historialiter, sed etiam mystice intelligenda est”.

h) De origine officiorum. Trata de las ceremonias del culto.

i) De origine ministrorum. Trata principalmente de las diversas dignidades eclesiásticas.

j) Synonyma, de lamentatione animae peccatricis. Muy probable parece que la lectura de los Soliloquios, de San Agustín, y del tratado De consolatione philosophiae, de Boecio, sugiriese a San Isidoro la idea de escribir esta obra. Comprende dos libros.

k) Regula monachorum. Expone las reglas de la vida monástica, con algunas consideraciones acerca de los delitos y las penas eclesiásticas{10}.

Los Synonyma son una de las obras más elocuentes, más profundamente sentidas, y más altamente poéticas de la literatura cristiana medieval. Supera quizás a la Imitación de Cristo. Recuérdense aquellos sublimes lamentos:

“Melius mihi fuerat non esse ortum, melius non fuisse genitum, melius non fuisse in hoc saeculo procreatum, quam aeternos perpeti cruciatus. Flete me, coelum et terra; lugete me, omnes creaturae; plorate me, omnia elementa; ingemiscite super me, universum genus, et quo potestis vitae sensu, super me lamentum effundite; peccavi enim crudeliter, lapsus sum fortiter, cecidi graviter, corrui miserabiliter, nullum invenitur peccatum cuius sordibus non sim coinquinatus. Nullus est morbus vitiorum a quo non contraxerim contagium, milla sordium sentina exstitit, quae in me miserum non confluxerit”, etc.

“Este misticismo del obispo de Sevilla –escribe Bourret{11}– está impregnado a veces de una religiosa tristeza, que recuerda la sensibilidad de Gregorio de Nazianzo y de Synesio. Los hombres de aquel tiempo habían visto ruinas y desgracias sin cuento; su carácter se resiente un poco de esa melancolía que sigue siempre a los duelos amargos y a los dolores profundos. Tocamos a una época en que los escritores experimentaban a menudo el deseo de pedir a su filosofía o a su fe consuelos que no excluían los remordimientos. Podían hallarse también en el fondo de esas almas, en apariencia tan tranquilas, penosas victorias. Más de una vez, quizá, la naturaleza protestó en secreto del rigor del trabajo y de lo dilatado de la prueba; la violencia de la lucha y el deseo de llegar a su término pudieron algunas veces entristecer los corazones, aunque no debilitar los ánimos.”

F) Obras enciclopédicas.

Se reducen a los Originum sive Etymologiarum libri XX, obra capital de San Isidoro y de la España goda, fuente copiosísima de conocimientos para los escolásticos de la Edad Media, resumen admirable de la cultura clásica, y empresa que acredita fuerzas de titán en quien pudo realizarla en tal lugar, en tales tiempos y con medios tan escasos. Las Etimologías de San Isidoro figuran, al lado de la Biblia y de los libros aristotélicos, entre las obras que irremediablemente han de hallarse en la biblioteca de cualquier científico medieval. La lectura de diverso género que las Etimologías revelan es inmensa, porque apenas hay ciencia ni arte de que no hable San Isidoro; pero, sin duda alguna, el autor que mejores servicios le prestó fue Plinio Segundo.

Aunque a nosotros sólo nos interesa por ahora la parte filosófica, expondremos en el siguiente cuadro el plan general de las Etimologías, que viene a ser también el de la ciencia en la época del doctor hispalense{12}:

 Libros
1. GRAMÁTICAI
2. RETÓRICAII
3. DIALÉCTICA
4. ARITMÉTICAIII
5. GEOMETRÍA
6. MÚSICA
7. ASTRONOMÍA
8. MEDICINAIV
9. DERECHOV
10. CRONOLOGÍA
11. TEOLOGÍA Y CÁNONESVI
VII
VIII
12. POLÍTICA y SOCIOLOGÍA  IX
13. LEXICOLOGÍAX
14. ZOOLOGÍAXI
XII
15. GEOGRAFÍAXIII
XIV
16. ARQUITECTURAXV
17. AGRIMENSURA
18. MINERALOGÍAXVI
19. AGRICULTURAXVII
20. MILICIAXVIII
21. MARINAXIX
22. ARTES MANUALESXX

Como se ve, San Isidoro comienza (procedimiento de rigor en aquella época) por el estudio de las que denomina siete disciplinas liberales, tres de las cuales (Gramática, Retórica y Dialéctica) constituían el Trivium, y cuatro (Aritmética, Geometría, Música y Astronomía) el Quadrivium. Esta división, que probablemente arranca de San Agustín{13}, tenía sus precedentes en dos escritores a quienes de seguro tomó por modelos San Isidoro: Marciano Mineo Félix Capella (siglo V), autor del curioso libro rotulado Satyricon{14}, y Magno Aurelio Cassiodoro (siglos V-VI), a quien se debe el tratado De artibus et disciplinis liberalium litterarum. Semejante clasificación de las artes sirvió de base a casi todos los planes de enseñanza en la Edad Media. Como veremos, en el siglo XIII, al escribir Alfonso el Sabio su Septenario, después de clasificar las naturalezas en siete grupos, añade: “Onde todas estas siete cosas de las siete naturas que son dichas sabiduría, segunt dixeron los sabios, fazen venir a ome a acabamiento de todas las cosas que sabe fazer e acabar. E por ende ordenaron los sabios los siete saberes, a que llaman artes; e estas son maestrías sotiles e nobles que fallaron por saber las cosas ciertamente, e obrar dellas segunt conuiniese.”

——

{1} He visto, en la Biblioteca Nacional de Madrid, los siguientes manuscritos, que contienen obras de San Leandro:

A) El 112 (siglo X). Contiene el Liber de institutione virginum. Doy cuenta de él al tratar de Alvaro Cordubense.

B) El 4.307 (siglo XVI). Papel. Sin numerar. Mide 158x101 milímetros. Contiene una copia del libro De institutione virginum y la Oratio in laudem Ecclesiae ob conversionem gentis, post concilium et confirmationem canonum edita. Es copia fechada en Toledo, el año 1587, por Jerónimo Torés Pinciano, quien la dedica al obispo D. Lorenzo Suárez de Figueroa y Córdoba, y de quien hay al final unas Castigationes al tratado De institutione virginum.

C) El 5.785 (siglo XVI). Papel. Es un tomo de varios. Mide 262x153 milímetros. Contiene, a los folios 201-206, la Homilía de San Leandro.

D) El 13.062 (siglo XVIII). Papel. Es un tomo de varios, procedente del P. Burriel. Mide 230x137 milímetros. 256 folios numerados. Contiene, a los folios 1-99, dos copias del libro De contemptu mundi y del De institutione virginum, y tres de las correcciones de Jerónimo de Torres.

Véase también el códice 51 (siglo XI) de la Real Academia de la Historia (procedente de San Millán de la Cogolla).

{2} Don Carlos Cañal (San Isidoro, pág. 35; Sevilla, 1897) dice, con error, año 1073.

{3} Abbad ben Muhammad ben Ismcil ben Abbed, primer rey árabe de Sevilla, por D. F. Fernández y González; en la Revista de Ciencias Históricas, de Barcelona (tomo IV, número 6.º).

Las principales fuentes para el conocimiento de la biografía de San Isidoro son las siguientes:

La vida de San Leandro, por el mismo San Isidoro, en el capítulo XLI de su libro De viris illustribus. (Cf. Flórez: España Sagrada, V, 444.)

La vida de San Isidoro, por San Ildefonso, en su libro De viris illustribus, capítulo IX. (Cf. ídem, ibíd., pág. 459.)

Las epístolas de San Braulio. (Cf. ídem, ibíd., pág. 448, y el tomo VI de la edición de San Isidoro, hecha por el P. Arévalo.)

La biografía de San Isidoro, escrita por Rodrigo Cerratense. (Cf. ídem, ibíd., IX, apéndice VI.)

La que escribió el llamado Canónigo de León (quizá Lucas de Tuy), inserta por el P. Arévalo en el apéndice II del tomo I de su espléndida edición de San Isidoro.

Las de Flórez (España Sagrada, tomo IX) y Arévalo (tomo I de su edición de San Isidoro, en siete volúmenes, impresa en Roma en 1797).

Y los libros:

L'École chrétienne de Séville sous la monarchie des visigoths, par l'abbé J-C. Ernest Bourret; París, 1855.

P. Tailhan: Les bibliothéques espagnoles du Haut Moyen-Age; París, 1877.

San Isidoro, exposición de sus obras, é indicaciones acerca de la influencia que han ejercido en la civilización española, por Carlos Cañal; Sevilla, 1897.

Isidor v. Sevilla: Die altdeutschen Bruchstücke des Tractats de fide catholica contra Judaeos. M. Abhandl. n. Glossar hrsg. v. K. Weinhold, 1874.

H. Seedorf: Ueber syntaktische Mittel d. Ausdrucks im althochdeutschen Isidor, u. d. verwandten Stücken, 1888 (disertación).

Gr. A. Heneh: Der althochdeutsche. Isidor. Facsímil.-Ausg. d. Pariser Codex. Mit Einleitg. grammat. Darstellung u. Glossar. Strssbg., 1893.

G. v. Dziatowski: Isidor. und Ildefons. als Litteraturhistoriker, Kirchengesch. Stud. 1898.

M. Menéndez y Pelayo: San Isidoro (en sus Estudios de crítica literaria; Madrid, 1884).

Adolf Ebert: Allgemeine Geschichte der Literatur d. Mittelalters im Abendlande bis zum Beginne des XI Jahrhunderts; Leipzig 1880-1889.

La mejor edición de las obras completas de San Isidoro es la citada de Arévalo, reproducida en 1862 por Migne (cuatro volúmenes en 4.º mayor). Los dos tomos de Prolegómenos (Isidoriana) de Arévalo son un monumento de erudición y de crítica.

{4} Cf. la edición de Arévalo, tomo V.

{5} Por ejemplo, lo que de la escritura vulfilana dice en el Chronicon, apuntando su relación con la griega. Hoy se cree que la escritura vulfilana era mezcla de la rúnica, la griega y la latina. (Cf. Ernst Bernhardt: Vulfila, Die Gotische Bibel; Halle, 1875.) La llamada escritura gótica, que Rodrigo de Toledo afirma fue sustituida por la galicana a fines del siglo XI (1091), era simplemente escritura latina. En ella están escritos los códices isidorianos que se conservan del siglo VII. Rodrigo de Toledo la califica de toledana, y equivocadamente cree que es la de Vulfila.

Véanse las obras históricas de San Isidoro en el tomo VII de la edición Arévalo. Th. Mommsen ha hecho una edición más esmerada del Chronicon y de la Historia en las Chronica minora saec. IV, V, VI, VIII, tomo II; Berlín, 1894.

Cf. Hertzberg: Die Historien und die Chroniken des Isidorus von Sevilla; Göttingen, 1874.

Acerca de Vulfila véanse:

Ulfilas: Veteris et Novi Testamenti versionis gothicae fragmenta. Recogn. adnotat. crit., glossario et grammatica linguae goth. instr. H. C. Gabelentz et J. Loebe. Lipsiae. 1843-46 (dos volúmenes).

Ulfila, oder die uns erhaltenen Denkmäler d. gothischen Sprache. Text Grammatik und Wörterbuch. Bearb. und hrsg. v. Fr. L. Stamm. Paderborn, 1858. (Hay otra edición de 1896, adicionada por M. Heyne.)

W. Bessell: Ueber das Leben d. Ulfilas und die Bekehrung d. Gothen z. Christentum. Gött., 1860.

P. U. Kirchner: Ueber die Abstammung d. Ulfilas (1879).

K. A. Hahn: Auswahl aus Ulfilas gothischer bibelübersetzung. Mit glossar. und grundr. d. goth. laut.-u. flexionslehre. 3. Aufl. v. A. Jeitt eles. Heidelb., 1874.

{6} Cf., sobre las obras dudosas de San Isidoro, el tomo II de la edición de Arévalo. Las Epistolae (en número de XIII) van en el tomo VI, y los versos en el VII.

{7} Los libros De ordine creaturarum y Sententiarum pueden consultarse en el volumen VI de la edición de Arévalo. El De natura rerum, en el VII.

G. Becker ha hecho una excelente edición del libro De natura rerum (Berlín, 1857). Véase también su estudio De Isidori Hispalense de natura rerum libro (Berlín, 1857).

Los libros Sententiarum sirvieron de principal fuente a D. Federico de Castro y Fernández para su notable disertación acerca de La Filosofía andaluza (discurso de apertura del año académico de 1891-92 en la Universidad de Sevilla), en la parte referente a San Isidoro. Dichos libros merecen un detenido análisis, y son realmente de importancia capital en la historia de la filosofía.

{8} El capítulo VIII, De septenario numero, influyó notablemente en los prólogos de las Partidas y del Septenario. Dice San Isidoro que el número siete, entre los que están por bajo del diez, se distingue por no engendrar ni ser engendrado. El seis y el ocho son engendrados. El cuatro y el dos crean y son creados.

{9} Los seis tratados precedentes pueden consultarse en el volumen V de la edición Arévalo.

{10} Los cinco tratados precedentes pueden consultarse en el volumen VI de la edición Arévalo.

{11} L'école chrétienne de Séville sous la monarchie des visigoths, página 111; París, Douniol, 1855.

{12} La división de la obra en veinte libros no es de San Isidoro, sino de San Braulio, según éste mismo declara en la prenotación (ego in viginti libros divisi).

Sobre las fuentes de las Etimologías, véanse:

E. Dressel: De Isidori Originum fontibus (Torino, 1875; en la Rivista di Filología e d'istruzzione classica de Octubre-Diciembre de 1874).

Marius Michel: Le livre “Des Origines”, d'Isidore de Séville; en la Revue intern. de l'enseignement de 15 de Septiembre de 1891, páginas 198-224 (mediano artículo).

La primera edición de las Etimologías que lleva fecha es de 1472 (Augustae Vindelicorum; Gintherus Zainer). Nosotros poseemos las de S. Gervasii, Apud Haeredes Eustathii Vignon, 1602 (en los Auctores latinae linguae in unum redacti corpus), y la de F. V. Otto (Lipsiae, 1832). Cítanse otras a las páginas 124-125 del mencionado libro del Sr. Cañal.

En la edición Arévalo, las Etimologías ocupan los tomos III y IV.

{13} Zeller hace notar, sin embargo, que Ammonio Saccas (siglo III) señala ya las ramas del Quadrivium como parte de las Matemáticas. Es probable que la división agustiniana se funde en los libros De las disciplinas, de Terencio Varrón.

{14} Esta obra comprende nueve libros; los dos primeros suelen llevar el extraño título De nuptiis Philologiae et Mercurii. Los siete restantes, De septem artibus liberalibus. M. De Wulf (Histoire de la philosophie médiévale, segunda edición, pág. 155) cree, equivocadamente, que el Satyricon y el De nuptiis Philologiae et Mercurii son dos tratados distintos.

La mejor edición del libro de Capella es la de Ulrico Federico Kopp (Francof. ad Moenum, Varrentrapp, 1836). La más moderna de que tenemos noticia es la de Eyssenhardt (en la colección Teubner).

En el inventario de la biblioteca del canónigo de Toledo D. Gonzalo Palomeque (año 1273), que cita Martínez Marina en su Ensayo histórico-crítico sobre la legislación española (nota del número 12 de la Introducción), figura Marciano Capella, además de los “libros de Casiodoro”.

Poseo ejemplar de la obra de Capella, impresa en Lyon, apud Haeredes Simonis Vincentij, 1539 (398 páginas numeradas +16 sin numerar, en 8.º). El título Satyricon procede de la mezcla de prosa y verso.

(Adolfo Bonilla y San Martín, Historia de la Filosofía española, Madrid 1908, páginas 224-235.)