Filosofía en español 
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Al Qaeda

No se repetirá la tragedia de Al Andalus

Afganistán, 7 de octubre de 2001


acto

La organización Al Qaeda [La Base], sólo una hora después de la primera intervención de Estados Unidos de Norteamérica y sus aliados contra Afganistán, el domingo 7 de octubre de 2001, logró difundir, a través de la televisión Al Gecira [La Isla], de Qatar, un vídeo, luego reproducido por casi todas las televisiones del mundo, en el que su adalid, Osama ben Laden, reconoce la autoría islámica del ataque al corazón del Imperio de 11 de septiembre de 2001, amenaza tanto a los infieles, a los cafres, como a los musulmanes hipócritas, y alude un par de veces a los ochenta años de sumisión de Palestina. Esta referencia ha permitido vincular el atentado del 11 de septiembre de 2001 con el 11 de septiembre de 1921, fecha que los sionistas actuales (la Organización Sionista Mundial, por ejemplo) recuerdan como la del primer asentamiento moshav en Palestina: Nahalal [proyectado por el urbanista Richard Kauffman, es hoy un lugar simbólico en Israel: fue el modelo de muchos moshavim organizados tras 1948 (círculos concéntricos con los edificios públicos en el centro, luego las viviendas, las granjas y los campos cultivados); allí creció y allí está enterrado Moshe Dayan, &c.; la fecha del 11 de septiembre que se escogió para su fundación conmemoraba, a su vez, la constitución en Londres, treinta años antes, el 11 de septiembre de 1891, de la Asociación Colonial Judía, con la donación de dos millones de libras que hizo el Barón de Hirsh para formar a tres millones de judíos rusos en la agricultura, y lograr su asentamiento en tierras adquiridas en otros países]. En esa comparecencia desde las montañas afganas Osama estaba acompañado de Aiman el Zawahri (dirigente del grupo egipcio Yihad Islámica), de Solimán Abu Gehiz (portavoz de Al Qaeda) y de otras dos personas. Solimán Abu Gehiz aludió al ataque norteamericano a Afganistán (habían previsto por tanto que se iba a producir) y proclamó: «La declaración de guerra de Estados Unidos de Norteamérica contra Afganistán es un claro acto de hostilidad contra el Islam. […] El mundo tiene que saber que no vamos a permitir que se vuelva a repetir con Palestina la tragedia de Al Andalus.» Aiman el Zawahri dijo: «Pueblo de Estados Unidos, vuestro gobierno os está llevando a una batalla que perderá. Recordar que vuestro Gobierno fue vencido en Vietnam, huyó con pánico del Líbano, se retiró apresuradamente de Somalia y fue abofeteado en Adén. Desde hoy vuestro Gobierno os está llevando a otra guerra perdida, utilizando vuestra sangre y vuestro dinero.» Y esto es lo que dijo Osama ben Laden, según las agencias cristianas y judías de noticias:

«Los Estados Unidos de Norteamérica han sido atacados por Alá Todopoderoso en uno de sus órganos vitales, y sus edificios más grandes han sido destruidos. ¡Por la gracia y gratitud de Alá! El horror se ha vertido sobre los Estados Unidos desde el norte hasta el sur, desde el este hasta el oeste, y gracias a Alá están ahora padeciendo los Estados Unidos sólo una muestra de lo que nosotros hemos padecido. Nuestra nación islámica ha estado sufriendo lo mismo durante más de ochenta años, de humillación y desgracia: sus hijos han sido asesinados, su sangre ha sido derramada, y sus lugares santos han sido profanados.

Alá ha bendecido a un grupo de la vanguardia de los musulmanes, de la primera línea del Islam, para destruir a los Estados Unidos de Norteamérica. Que Alá les bendiga y les conceda un lugar supremo en el Paraíso. ¡Él es el único que puede y tiene capacidad para hacerlo! Se han levantado en defensa de sus débiles niños, de sus hermanos y de sus hermanas de Palestina y de otras naciones musulmanas, y el mundo ha quedado conmocionado, tanto los infieles como los hipócritas que les secundan.

Un millón de niños inocentes han muerto ahora mismo, asesinados en Irak sin culpa alguna. Pero no hemos oído denuncia alguna, no hemos oído ningún decreto de los gobernantes hereditarios. En estos días, los tanques israelíes atraviesan Palestina, y Ramala, Rafá y Beit Jala, y muchos otros lugares de la tierra del Islam, y no oímos a nadie levantar su voz o reaccionar. Pero cuando la espada ha asestado su golpe sobre los Estados Unidos de Norteamérica, después de ochenta años, la hipocresía sí que ha levantado su cabeza, para gemir junto con esos asesinos que han jugado con la sangre, el honor y los lugares santos de los musulmanes.

Lo menos que se puede decir de esos hipócritas es que son apóstatas que siguen el camino equivocado. Apoyan al carnicero y no a la víctima, apoyan al opresor y no al niño inocente. Busco consejo en Alá contra ellos, ¡y Le pido que nos deje ver lo que se merecen!

Aseguro que el asunto está muy claro tras estos acontecimientos: cada musulmán debe luchar por su religión, perseguir a los funcionarios de los Estados Unidos de Norteamérica, empezando por Bush, el jefe internacional de los infieles, y todos los suyos, los que muestran su vanidad con hombres y caballos, y también contra quienes se volvieron contra nosotros, incluso en países que creían en el Islam, esos grupos que se sirven del nombre de Alá, el Todopoderoso, pero que se niegan a someterse a su religión.

Le han estado diciendo falsedades al mundo, y han anunciado que están luchando contra el terrorismo. Y en una nación del confín de la tierra, en Japón, asesinaron a cientos de miles, jóvenes y viejos, pero ellos no dicen que eso fue un crimen mundial. No quieren ver lo evidente. Han muerto un millón de niños asesinados en Irak, pero ellos tampoco quieren ver lo evidente. Mas cuando murieron poco más de diez en Nairobi y en Dar es Salam, entonces bombardearon Afganistán e Irak, y la hipocresía permaneció tras el adalid internacional de los infieles, el símbolo del paganismo en el mundo moderno, los Estados Unidos de Norteamérica y sus aliados.

Les digo a todos esos que estos acontecimientos han dividido el mundo en dos frentes, el frente de los creyentes y el frente de los infieles. Que Alá nos proteja a nosotros y a vosotros de ellos. Cada musulmán debe levantarse para defender su religión. El viento de la fe está soplando y el viento del cambio está soplando para expulsar al demonio de la Península de Mahoma, ¡que la paz sea con él!

Y a los Estados Unidos de Norteamérica y a sus gentes les digo sólo unas pocas palabras: Juro por Alá que los Estados Unidos de Norteamérica no vivirán en paz hasta que no reine la paz en Palestina, y hasta que todos los ejércitos de los infieles no abandonen la tierra de Mahoma. ¡Que la paz sea con Él! ¡Alá es el más grande! ¡Gloria para el Islam!»