Filosofía en español 
Filosofía en español

Jaime Eyzaguirre Gutiérrez  1908-1968

Jaime Eyzaguirre Gutiérrez Historiador chileno, nacido en Santiago de Chile en 1908 y fallecido en la misma capital en 1968, una de las figuras más influyentes del siglo XX en la conformación de la identidad chilena y sus relaciones con el resto de los países hispánicos. Estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Chile. El 11 de mayo de 1933 participó en la creación de la Academia Chilena de la Historia (en 1934 fue reconocida como correspondiente de la Academia de la Historia de España, desde 1964 está integrada en el Instituto de Chile). En 1942 intervino en la fundación del Departamento de Historia y Geografía de la Escuela de Pedagogía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, precedente del Instituto de Historia de esa Universidad (constituido en 1969). En los primeros años cuarenta el nicaragüense Julio Ycaza Tigerino, que se había trasladado a Chile para especializarse en Derecho del Trabajo, colaboró en la revista Estudios de Jaime Eyzaguirre, al que había de considerar como uno de sus maestros. Quizá fue Ycaza, en su etapa madrileña, quien propició que Eyzaguirre enviase una colaboración a la revista Alférez (firmada en Santiago de Chile, noviembre de 1947: «Parábola de Don Quijote»), aunque por otra parte también era colaborador de Alférez el chileno padre Osvaldo Lira, que estaba entonces en España. En 1961 Jaime Eyzaguirre fundó la revista Historia, que se ha convertido en la publicación más importante dedicada a temas históricos chilenos y que ahora es publicada una vez al año por el Instituto de Historia de la PUC (en el año 2000 apareció el nº 33). Los numerosos libros publicados por Jaime Eyzaguirre han logrado una difusión impresionante en sus ediciones sucesivas y continúan siendo una referencia presente en apologistas y detractores.

«Pero lo curioso es que los lugares comunes de historia de Chile creados por Edwards pasaron a otros importantes historiadores conservadores de línea católica. El más importante fue Jaime Eyzaguirre, quien –a su vez– por su fe religiosa, no podía estar de acuerdo con la mayor parte del pensamiento del autor alemán [Spengler], uno de los padres intelectuales del nacismo, al menos hasta mediados de la década de 1920. Y Jaime Eyzaguirre (conservador hispanista, de gran carisma) tuvo muchos discípulos, importantes hasta el día de hoy. Quizá el más destacado es Gonzalo Vial (quien está escribiendo una biografía de su maestro), sin perjuicio de que Vial también haya leído personalmente a Spengler, como me parece. Pero no sólo Vial: Cristián Zegers, Fernando Silva Vargas, Arturo Fontaine Aldunate, Javier González E. y muchas otras figuras conservadoras del presente son también los discípulos de Eyzaguirre, aunque no necesariamente de Spengler.» (Cristián Gazmuri, Director del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile, «Historiografía conservadora chilena. La Influencia de Oswald Spengler», Diario El Mercurio, 12 noviembre 2000.)

«Jaime Eyzaguirre. Con motivo del trigésimo aniversario de su prematuro deceso, se homenajea al notable académico. ¿Cómo no sumarse a tal reconocimiento? Al promediar la década del 50, alumnos del Pedagógico bajábamos –desde Macul– a nutrirnos de las lecciones de Historia Constitucional que dictaba en la Escuela de Derecho. Estábamos seducidos por su profundidad conceptual y su elegancia expresiva. Fuimos –además– devotos lectores de Fisonomía Histórica de Chile. Aún no es evaluable el impacto de la campaña demoledora de la leyenda negra antiespañola que protagonizara. Al referirse a ese tejido de estereotipos, explicaba que "el infundio del P. Bartolomé de las Casas empuja a la autodenigración a 20 pueblos que constituyen una sola familia. Ello los hizo porosos a la infiltración imperialista, frenéticos imitadores de lo exótico y enemistados entre sí". Opiniones igualmente iluminadoras le merecía el indigenismo y el imaginar nuestra historia inaugurada en 1810. El bisoño materialismo histórico –con su cogollo de prejuicios de raíz liberal que ostentábamos– tambaleaba ante los enfoques del maestro. Con posterioridad, sin embargo, nos desconcierta. Lo contemplamos –contrariado el fervor nacionalista continental–, a propósito del litigio del Lauca, en vitriólicas posturas antibolivianas. En el estudio de las fronteras de Chile, suscribe tesis que –quiérase o no– legitiman el aislamiento del país y no la reconciliación con las tres repúblicas limítrofes. Si suscribía las doctrinas iberoamericanizantes de Ramiro de Maetzu, ¿cómo era posible tal beligerancia chauvinista? Quizás pierde autonomía de vuelo brindando asesoría al Ministerio de Relaciones Exteriores. En suma, el espejo comienza a presentar grietas. Anhelábamos coherencia y el maestro defraudaba... No obstante, en la hora del balance, su contribución supera lo juzgado doble estándar. El luminoso ensayo citado, así como Hispanoamérica del Dolor, Ventura de Pedro de Valdivia, Ideario y Ruta de la Emancipación... y Chile en el Tiempo son obras que prolongan –más allá de su muerte– la docencia libertadora que impartiera desde el caserón de Pío Nono.» (Pedro Godoy P., profesor del Centro de Estudios Chilenos (Cedech), La Tercera, 6 diciembre 1998.)

«Por tanto, si los términos Latinoamérica y América Latina sólo pretender con torpeza diluir el nombre español en fórmulas amplias y genéricas que den cabida y preponderancia –como apunta Jaime Eyzaguirre– a otras naciones, muy ilustres, pero que estuvieron ausentes en las etapas culminantes de la Conquista y de la Colonia, si dicha terminología supone, como escribe Lohman, una aberración conceptual, debemos con justicia exigir, en nombre de la historia, como pide Osvaldo Lira, y de los principios mas elementales de la filosofía de la cultura, que tales denominaciones son eliminadas y abolidas.» Blas Piñar, Mística y política de la Hispanidad (Conferencias pronunciadas a invitación del Gobierno de la República Argentina en el Palacio de las Artes Decorativas de Buenos Aires, el día 19 de abril de 1961).

«Sintetizando podemos recordar las palabras del chileno Jaime Eyzaguirre: "el término Indoamérica sustituye el factor común cristiano y occidental de nuestra cultura común por una deificación racista y que se despliega ciegamente en bajos estratos de la biología para rechazar todo contacto con el espíritu universal, la otra denominación de Latinoamérica... disfraza malamente el propósito de diluir el nombre español en una familia genérica de que daría cabida preponderante a otras naciones, (Hispanoamérica del dolor, Santiago de Chile 1968).», Francisco Lombay, «Latinoamérica, denominación al servicio del imperialismo,» Arbil.)

«Pero ¿qué rasgo propio de aquellos aborígenes de mil lenguas y centenares de etnias perduran en nosotros? Y ¿Qué rasgos propios habitan en nuestra conciencia de aquellos españoles de mil razas que poblaron Ibera y forjaron América? Destacamos dos: la categoría de tiempo que nos viene de nuestra matriz telúrica y el sentido jerárquico de la vida y de valores objetivos que proviene de la cosmovisión católica ó bajo medieval "que es la que rescata al indio americano de la oscuridad de sus ídolos" en la expresión de Jaime Eyzaguirre. Aclaremos que cuando hablamos de "lo católico" no lo hacemos en tanto que categoría confesional sino en cuanto a que es el rasgo que caracteriza la Weltanschauung del hombre europeo arribado a las tierras americanas.» (Alberto Buela, Mestizaje e Igualitarismo en América.)

«La emoción de ese día culminó esa noche cuando la Junta Militar apareció en la televisión, anunciando el claro carácter antimarxista del movimiento, pero tuvo una expresión aun más culminante e intensa el pasado 11 de octubre, cuando se celebró el primer aniversario del levantamiento. Este se realizó con un acto solemne en el salón de Actos del Edificio Unctad (hoy "Diego Portales" y sede del Gobierno) colmado por 1500 personas invitadas, particularmente diplomáticos, autoridades religiosas y judiciales, dirigentes gremiales y uniformados. Te mando el discurso pronunciado por Pinochet, pero desgraciadamente no puedo traspasarte el clima sobrecogedor que se produjo cuando los acordes de la Canción Nacional, ejecutada por la Sinfónica con el coro de la U de Chile, entraron marchando desde atrás los cuatro miembros de la Junta. Creo que todos los presentes tuvimos que hacer un esfuerzo para no llorar de emoción. La majestuosa solemnidad del acto nos hizo vivir experimentalmente ese Chile que nos enseñara a amar y admirar don Jaime Eyzaguirre, lleno de reservas morales, de sentido, de autoridad y dignidad, en una modestia no exenta de glorias. Cuando Pinochet se refirió al "espíritu portaliano que hoy alumbra esta sala", sentimos que aludía a una realidad viva y verdadera, y cuando juró ante la misma bandera en que O'Higgins había sellado la independencia, percibimos que Chile había reencontrado su verdadero destino. No hubo ni una sola concesión a la demagogia, el populismo o la chabacanería. La prestancia y reciedumbre del mando emergió como en los mejores tiempos de nuestra República.» (Carta de Jaime Guzmán a su madre, Santiago 15 de octubre de 1973).

En un informe difundido el año 2000, la Fundación Jaime Guzmán (senador chileno nacido en 1946, presidente del Partido Unión Demócrata Independiente y principal opositor, hasta que fue asesinado en 1991, del presidente Patricio Aylwin) denuncia que en el libro de texto Comprensión de la Sociedad, que el Gobierno de Chile reparte en el sistema educacional chileno (para curso 6º básico), se omite cualquier información sobre personalidades que, como Jaime Eyzaguirre, son principalísimas figuras intelectuales y culturales de Chile durante el siglo XX.

«El historiador chileno Jaime Eyzaguirre (1908), recalcitrante hispanista, sostiene: «Cuando el indio americano, rescatado de la oscuridad de sus ídolos, conoció al Dios del amor y se dirigió a Él con las voces tiernas y confiadas del Padrenuestro, no lo hizo en francés, ni en italiano, sino en la lengua viril de Castilla... A España no se le puede disputar el derecho de unir su nombre al de una tierra a la que abrió las puertas del cielo, infundiendo en el alma triste de sus moradores, la virtud, para ellos desconocida de la esperanza»(J. Eyzaguirre: Hispanoamérica del dolor, Colección Hispano-Americana de estudios Políticos, Imp. S. Aguirre, Madrid, 1947).» (cita contenida en un curso difundido por la Organización Islámica Argentina, Buenos Aires).

«La educación en nuestro país es totalmente racista. Jaime Eyzaguirre dice que la última pena de Pedro de Valdivia fue la traición de Lautaro...¿cómo puede decir eso un historiador para referirse a un joven que escogió el camino de la lealtad a su pueblo, porque no respetó a su amo? La historia de Francisco Encina, en su primer tomo, dice que la lengua de los indios era bonita, pero tuvo que corresponder a un pueblo de mayor desarrollo cerebral...» (Sergio San Martín, «Programas educacionales son racistas», El Siglo, nº 926, 9-15 abril 1999.)

«Se me ha pedido participe en el Seminario organizado por CIEPLAN para que hable sobre el Alma de Chile. Es decir, se ha pedido a un Pastor que esboce lo que a su juicio constituye la esencia de la Nación Chilena; lo que caracteriza a Chile como nación. Es evidente que en este campo son muchos los elementos que se podrían señalar como relevantes. Dejando de lado muchas cosas he querido en mis reflexiones hacer presente valores que, a mi juicio, constituyen el acervo más rico de nuestra nacionalidad. (...) Y Jaime Eyzaguirre, estudioso y enamorado como ninguno de la historia y el alma de nuestro Chile, de quien tomamos esta cita, nos descubre un misterioso rasgo de nuestro ser: Chile crece mejor en el dolor. La lucha y el quebranto han llegado a ser compañeros inseparables de nuestra raza. Es la Cruz, es la huella de los pueblos que tienen historia y son capaces de hacerla. Por eso el Chile vencedor en todas sus guerras recuerda apenas sus grandes éxitos bélicos y se detiene más en sus epopeyas de dolor: la Concepción e Iquique -allí donde se entrega la vida, allí donde prima el holocausto, y el espíritu, desnudo de todo éxito temporal, se hace noble y puro en el crisol del sufrimiento.» (Cardenal Silva Henríquez, El alma de Chile.)

Bibliografía cronológica de Jaime Eyzaguirre

Privilegios diplomáticos; síntesis teórica y de legislación comparada, Prensas de la Universidad de Chile, Santiago de Chile 1932, 118 págs.

Historia de la orden «Al Mérito» de Chile, Santiago de Chile 1934, 35 págs.

Ventura de Pedro de Valdivia, Ediciones Ercilla, Santiago de Chile 1942, 198 págs. 6ª ed.: Zig-Zag, Santiago de Chile 1963, 206 págs.

O'Higgins [primer premio del certamen organizado por el Ministerio de Educación de Chile para honrar al libertador, Bernardo O'Higgins], Zig-Zag, Santiago de Chile 1946, 477 págs. 2ª ed.: 1946. 3ª ed.: Zig-Zag, Santiago de Chile 1950, 489 págs. 6ª ed. rev.: Zig-Zag, Santiago de Chile 1965, 440 págs.

Viejas imágenes, Editorial Difusión, Santiago de Chile 1947, 127 págs.

Fisonomía histórica de Chile, Fondo de Cultura Económica, México 1948, 198 págs. 2ª ed.: Editorial del Pacífico, Santiago de Chile 1958, 175 págs. 8ª ed.: Editorial Universitaria, Santiago de Chile 1980, 181 págs.

Historia constitucional de Chile [Apuntes de clase], Editorial Universitaria, Santiago de Chile 1952, 201 págs.

Chile durante el gobierno de Errázuriz Echaurren 1896-1901, Zig-Zag, Santiago de Chile 1957, 380 págs.

Ideario y ruta de la emancipación chilena, Editorial Universitaria, Santiago de Chile 1957, 165 págs. 13ª ed.: Editorial Universitaria, Santiago de Chile 1984, 159 págs.

La soberanía de Chile en las tierras australes, Zig-Zag, Santiago de Chile 1958, 60 págs.

Archivo epistolar de la familia Eyzaguirre 1747-1854, Buenos Aires 1960, 450 págs.

«La actitud religiosa de Don Bernardo O'Higgins», Historia (Santiago de Chile) 1961, 1:7-46.

Chile y Bolivia, esquema de un proceso diplomático, Zig-Zag, Santiago de Chile 1963, 61 págs.

Historia de Chile, génesis de la nacionalidad, Zig-Zag, Santiago de Chile 1964. 4ª ed.: Zig-Zag, Santiago de Chile 1982, 693 págs. Traducción al japonés por Masatoshi Yamamoto, Shinhyoron, Tokio 1998, 908 págs.

Breve historia de las fronteras de Chile, Editorial Universitaria, Santiago de Chile 1967, 107 págs. 10ª ed.: 1979. 13" ed.: 1983. 14ª ed.: 1984.

Historia de las instituciones políticas y sociales de Chile, 1967 4ª ed.: Editorial Universitaria, Santiago de Chile 1979, 215 págs. 6ª ed.: 1984.

El alcalde del año diez, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile 1968, 106 págs.

Hispanoamérica del dolor, Editorial Universitaria, Santiago de Chile 1969, 95 págs 2ª ed.: Editorial Universitaria, Santiago de Chile 1982, 95 págs.

Hispanoamérica del dolor y otros estudios, Ediciones de Cultura Hispánica del Centro Iberoamericano de Cooperación, Madrid 1979, 456 págs.

Sobre Jaime Eyzaguirre

Ricardo Krebs Wilckens, «Algunos aspectos de la visión histórica de Jaime Eyzaguirre», Historia (Santiago de Chile), nº 7, 1968, págs. 7-14.

Walter Hanisch, S.J., «Jaime Eyzaguirre», Biblioteca Nacional, Santiago de Chile 1970, 8 h. (es tirada aparte de Mapocho, nº 23, 1970, págs. 303- 318).

Juan Andrés Orrego, «Evocación de Jaime Eyzaguirre», Academia, nº 15, 1987, págs. 303-308.

Gonzalo Vial Correa, «El pensamiento social de Jaime Eyzaguirre», Dimensión Histórica de Chile, nº 3, 1986, págs. 99-138.

Armando de Ramón Folch. «Ausencia de Jaime Eyzaguirre», Boletín de la Academia Chilena de la Historia, nº 99, 1988, págs. 395-403.

Fernando Silva Vargas, «Jaime Eyzaguirre y la revista Historia», Historia (Santiago de Chile), nº 27, 1993, págs. 15-18.

Textos de Jaime Eyzaguirre en el Proyecto Filosofía en español

1947 Parábola de Don Quijote

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