φñZeferino GonzálezHistoria de la Filosofía (1886)

tomo tercero:8081828384858687888990Imprima esta página

§ 87. Los enciclopedistas

Durante el reinado de Luis XIV, y antes de él, los hombres de letras ingleses solían pasar a Francia para ponerse en comunicación con sus sabios y completar su instrucción. Después del reinado de aquél, el comercio intelectual entre las dos naciones tomó dirección inversa, y muchos franceses pasaban a la Gran Bretaña, poniéndose en comunicación con sus sabios y sus libros, y apropiándose sus ideas. Ya dejamos indicado arriba que de la permanencia de Voltaire en Londres arranca el prestigio de Locke en Francia, cuya doctrina popularizó en su patria, a la vez que popularizaba también las ideas materialistas, deístas y racionalistas de los Shaftesbury, los Wollaston, los Hartley, los Bolingbroke y otros. Este comercio [418] intelectual entre los dos países, y la preponderancia que adquirieron en Francia las ideas religiosas, políticas y filosóficas que privaban entre las clases ilustradas de Inglaterra, preponderancia que contribuyó a la vez poderosamente a la horrible y universal corrupción de las costumbres públicas y privadas durante la Regencia y el reinado de Luis XV, explican en parle la aparición de esa nube de escritores irreligiosos, materialistas y ateos, que, poseídos de furor satánico contra el Cristianismo, organizaron conjuración inmensa y universal contra éste y contra su divino fundador Jesucristo.

Encarnación completa, al mismo tiempo que resultado de esa conjuración sañuda contra el Cristianismo, fue la famosa Enciclopedia, o sea el Diccionario razonado de las Ciencias y las Artes. Excusado parece advertir que el objeto principal de este factum enorme, que consta de treinta y tres volúmenes en folio, fue esparcir y diseminar en todas las clases sociales sentimientos de menosprecio e ideas de incredulidad contra el Cristianismo, contra sus hombres y contra sus instituciones. Así es que representa los esfuerzos, las aspiraciones, las ideas y tendencias de los llamados filósofos de la época, los cuales, todos o casi todos tomaron parte en su publicación. Además de Voltaire, y además de los directores o fundadores inmediatos de la empresa, Diderot (1713-1784) y D'Alembert (1717-1783), pueden citarse como colaboradores, auxiliares y fautores, Maupertuis (1698-1759), el abate Raynal (1713-1796), Grinm (1723-1807), nacido en Ratisbona, pero que pasó la mayor parte de su vida en París en comercio de amistad y de ideas con los enciclopedistas, [419] y principalmente con Diderot; La Mettrie (1709-1751), cuyos escritos prepararon la Enciclopedia; el marqués de Argens (Juan de Boyer, 1704-1771), Tossaint (1715-1772), Helvecio (1715-1771), el barón de Holbach (1723-1789), natural del Palatinado, pero domiciliado en París, amigo íntimo de Diderot, y cuya casa sirvió de centro de reunión para los filósofos de la época; Robinet (1735-1820), del cual se dice que modificó sus ideas después de la revolución y que murió cristianamente; Naigeon (1738-1810), autor de muchos artículos de la Enciclopedia; el marqués de Condorcet (1743-1794), quien, perseguido y encarcelado por la revolución francesa, en la que había tomado parte principal, se suicidó en la cárcel.

A preparar o aplicar las ideas de la Enciclopedia contribuyeron también Montesquieu (1689-1755) con sus escritos y especialmente con sus Cartas persianas, el ya citado Saint-Lambert (1716-1803) con su Catecismo universal, y el autor de las Ruinas de Palmira, que perseveró en sus ideas a pesar de haber presenciado los desmanes y resultados en la revolución, puesto que Volney nació en 1755 y murió en 1820.

El naturalismo, el sensualismo, el materialismo y el ateísmo, constituyen el fondo de las ideas y doctrinas que contienen los escritos de estos autores, todo ello sazonado y saturado de ironía, de sátiras groseras, de odio y saña contra todo lo que lleva el nombre y la señal de Jesucristo o de su Iglesia católica. Ciencias y artes, historia y Filosofía, talento y fuerza, libertad y autoridad, todo es bueno si declara la guerra a Jesucristo; de todo echan mano para vilipendiar, combatir y extirpar la idea cristiana. [420]

Por lo que hace a la Enciclopedia, considerada como monumento científico y filosófico, apenas hay en ella cosa que merezca llamar la atención. Lo más notable en este concepto es su introducción, o sea el Discurso preliminar, debido a la pluma de D'Alembert, y en el cual este escritor traza a grandes rasgos el génesis, la historia y las relaciones de las diferentes ciencias o ramos del saber humano. Este trabajo es sin disputa digno de encomio, por la claridad y fuerza de ideas, así como por la precisión de estilo que brillan en él, siquiera abunden en el mismo apreciaciones poco exactas, y se resienta en su conjunto del empirismo baconiano que le sirve de base y de norma, y sobre todo de tendencias e ideas anticristianas, naturalistas y hasta ateístas.