A la cabeza de los adversarios e impugnadores del cartesianismo, merece colocarse Voët (Gisbertus [239] Voetius), ministro protestante y profesor de teología en Utrecht, el cual atacó con dureza varios puntos de la Filosofía de Descartes durante la permanencia de éste en Holanda. En tesis públicas, en folletos, libros y hasta en procesos judiciales, Voët fue el enemigo constante y acérrimo de Descartes y de su doctrina. Esta guerra de la iglesia calvinista contra Descartes perseveró y se acrecentó después de su muerte, y la Filosofía cartesiana, además de estar excluida generalmente de las universidades calvinistas, fue reprobada por el sínodo de Dordrecht, prohibiéndose su lectura a los teólogos. La universidad de Oxford prohibió también la enseñanza de la Filosofía cartesiana. Roma fue más tolerante con las obras de Descartes, pues sólo las puso en el índice donec corrigantur.
Entre los protestantes de Inglaterra no faltaron tampoco impugnadores del cartesianismo, pudiendo citarse, entre otros,
a) Cudworth (1617-1688), el cual, a pesar de sus aficiones y tendencias neoplatónicas, en su Sistema intelectual combatió y refutó la teoría cosmológica de Descartes, el valor de su demostración ontológica de la existencia de Dios, y también algunas otras aserciones cartesianas.
b) More (Enrique, 1614-1687), filósofo de tendencias neoplatónicas y cabalísticas, que mantuvo correspondencia con Descartes, impugnando algunas de sus ideas, y con particularidad su teoría cosmológico-mecánica.
c) El obispo protestante de Oxford, Parker, combatió la Filosofía de Descartes en un tratado Sobre Dios y la Providencia, en el cual aduce varias razones para [240] probar que la Filosofía cartesiana conduce lógicamente al ateísmo.
En Francia, los principales impugnadores de la doctrina de Descartes fueron:
a) Los jesuitas P. Bourdin, autor de las Objectiones septimae, y el P. Daniel, autor del Viaje al mundo de Descartes, especie de romance en que con gracia y talento hace una crítica tan razonada como divertida del sistema físico y cosmológico de Descartes; escribió también la Historia de la conjuración formada en Stockolmo contra M. Descartes, obra no menos curiosa que la anterior, pues el jesuita francés nos presenta en ella a ciertos accidentes y cualidades, que, conjurándose contra Descartes por haberles negado realidad objetiva, le condenan a muerte como novador y sectario, encargándose el calor de ejecutar la sentencia por medio de la fiebre.
b) El ya citado Daniel Huet, además de impugnar varios puntos o teorías doctrinales de Descartes en su Censura philosophiae cartesianae, descargó sobre ésta rudos golpes, echando mano del arma del ridículo, en sus Nuevas memorias para servir a la historia del cartesianismo.{1}
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{1} En esta obra, que se publicó en París, sin nombre de autor, hacia el año de 1692, Huet supone que Descartes, engañando a los suecos, se había retirado secretamente a Sajonia, en donde tenía abierta una escuela de Filosofía, de la cual hace una descripción burlesca.