φñZeferino GonzálezHistoria de la Filosofía (1886)

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§ 32. Condillac de Villalpando

Entre los filósofos españoles, relativamente independientes, que contribuyeron a la restauración de la ciencia en general y de la Filosofía escolástica en particular, merece figurar Cardillo de Villalpando (Gaspar, 1537-1581), natural de Segovia. Este ilustre escritor, que fue a la vez filólogo notable y teólogo insigne del [137] Concilio de Trento, compuso y publicó comentarios sobre la mayor parte de los libros que constituyen el Organon de Aristóteles, y también sobre varios libros del mismo pertenecientes a las ciencias físicas. En unos y otros, Cardillo de Villalpando expone con lucidez el texto del filósofo griego, rechazando y corrigiendo de paso la versión que sirvió de texto para los Comentarios de Averroes; pero ante todo procura y consigue poner de manifiesto la doctrina genuina del Estagirita, acudiendo a las fuentes, y no al comentador cordobés,{1} cuya autoridad en la materia es de poco peso, según Villalpando.

En todos los comentarios dichos, vese a Cardillo, después de fijar el pensamiento de Aristóteles, exponer, proponer y discutir las cuestiones relacionadas con este pensamiento; pero cuestiones de verdadera importancia filosófica, evitando las inútiles y estériles, como evita igualmente el lenguaje descuidado y las fórmulas sofísticas y extrañas de algunos escolásticos de su tiempo,{2} excesivamente apegados a las [138] fórmulas y prácticas correspondientes al período decadente de la escolástica.

Con este mismo objeto de restaurar la Filosofía escolástica, desterrando y corrigiendo sus vicios y abusos en la enseñanza de la lógica o dialéctica, que era el terreno en que más abundaban, escribió nuestro doctor de Alcalá su Summa Summularum, obra en que se propuso extractar lo que había de verdaderamente útil en las muchas Summulae que por entonces corrían, omitiendo lo inútil, modificando ciertas formulas y escribiendo latín más puro y más claro. Obtuvo mucha boga este trabajo por entonces, y la universidad de Alcalá mandó que en sus escuelas no se usara otro texto para [139] explicar lógica. Aunque algo incompleta, la Summa de Villalpando vale indudablemente más que las Summulae que hasta entonces habían servido de texto.

Cardillo Villalpando, no solamente conserva el fondo de la Filosofía escolástico-peripatética, sino que, reconociendo que Aristóteles ha sido objeto de excesiva veneración por parte de algunos (quem majore fortasse quam par est, veneratione plerique sunt prosequuti), le concede, sin embargo, el primer lugar entre los filósofos. Su Apologia Aristotelis adversas eos qui ajunt sensisse animam cura corpore extingui, es, a no dudarlo, una de las más notables y curiosas del filósofo segoviano, el cual no se limita a probar que el Estagirita enseñó la inmortalidad del alma humana, sino que se esfuerza a probar que también enseñó la providencia divina (quod Aristoteles crediderit Deum immortalem humanarum rerum curam atque rationem habere), y que sus ideas acerca de esto, como también acerca de la naturaleza de Dios y la felicidad verdadera o último fin del hombre, coinciden con las de la Filosofía cristiana. Los que otra cosa afirman, deben considerarse como infamadores de Aristóteles (doctissimum atque optimum philosophorum omnium Aristotelem infamasse), según Cardillo. Con no menor energía rechazó la opinión de su contemporáneo y amigo Sepúlveda, el cual suponía que Aristóteles había profesado la teoría de la migración humana, o sea que las almas racionales pasaban de un cuerpo humano a otro.

Para Cardillo de Villalpando, la Filosofía es el conocimiento de las cosas universales; y al hablar de la metafísica, dice que no sin razón ha sido apellidada [140] scientiarum scientia, porque de ella se derivan los principios de todas las demás ciencias, de las cuales es como la reina: veluti regina caeterarum disciplinarum, cum ab ea tanquam a capite atque fonte, omnium scientiarum principia proficiscantur.

Concluiremos haciendo notar que este escritor puede y debe ser considerado como uno de los representantes más decididos –y aún pudiéramos decir exagerados– de la tendencia a conciliar la doctrina de Aristóteles con la platónica, que se nota en Foxo Morcillo y otros españoles de aquel siglo. Y decimos exagerados, porque nuestro doctor complutense no se contenta con aproximar y conciliar las dos doctrinas, sino que pretende identificarlas: Ergo peripatetici ab accidenti ita nominati sunt, cum re ipsa cum his qui academici dicebantur, consentirent.

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{1} Después de indicar su propósito de citar, cuando sea necesario, los textos genuinos de Aristóteles, añade: «Non ut vulgo inepte admodum fit: invaluit enim consuetudo citandi textum commenti, quae majorem Averroi, quem Commentatorem appellant, auctoritatem concedit quam Aristoteli; idque praeter rationem, cum non pauci reperiantur ex enarratoribus, qui longe exactius atque melius, Aristotelis sententiam sunt assecuti quam Averroes.» Comment. in lib. Arist. de phys. auscult., lib. I, cap. I.

{2} A consecuencia sin duda de la ruda oposición que encontraba en algunos de sus contemporáneos, y acaso comprofesores, demasiado apegados a la escolástica degenerada, Cardillo de Villalpando habla con cierta viveza, y acaso con alguna exageración, de la barbarie que reinaba en las escuelas públicas, siendo de notar que hace una especie de excepción en favor de las de Coímbra y Valencia. No sería extraño que el silencio que guarda sobre Salamanca obedeciera a la naciente rivalidad entre las universidades salmantina y complutense, a la cual pertenecía nuestro doctor. He aquí uno de los pasajes en que se expresa con más viveza y energía sobre este punto: «Apud nos vero.... tam altas radices egit urenda seges (horrenda barbaries), ut non sine magno nostro malo atque incommodo saeva quadam tyrannide praestantissimas quasque Hispaniae academias oppresserit atque afflixerit, easdemque apud caeteras nationes barbarie infames reddiderit....

»Hinc effectum est, ut in quibus locis minor copia sophistarum erat, qui Enzinas, Dulardos, Strodos atque Naveros mordicus defenderent, et eorum somnia merasque nugas tuerentur, feliciter hic conatus successerit. Hujus rei testes facio Conymbricam et Valentinam, nobiles academias, quae per sophistas calcatos ad praestantes disciplinas confugerunt.» Comment. in Categ. Arist., prefac.

La sospecha de que Villalpando aquí se hizo eco de la rivalidad entre Alcalá y Salamanca, confirmase por lo que escribe en el prólogo de su Summa Summularum, donde se dirige al rector y profesores de Alcalá en los siguientes términos: «Effugite jam tandem nigram illam notam, quam nobis tot annos Salmantica inurit, quod mendicato vivamus atque aliena discamus diligentia, quam nobis tam care vendit quam cupit.... aliena procul abjiciamus, quando nos nobis atque aliis satis esse possumus.»