Zeferino González (1831-1894)
Obras del Cardenal González

Historia de la Filosofía
La Filosofía de los pueblos orientales

§ 9

La Filosofía independiente y separatista de la India

Enfrente de la Filosofía Mimansa y de la Vedanta, aparecieron en la India otros sistemas filosóficos, que, lejos de cuidarse, como aquellos, de armonizar sus conclusiones y teorías con la doctrina y las tradiciones védicas, afectaron seguir y siguieron un movimiento independiente y más o menos separatista. Todos ellos pueden reducirse a cuatro direcciones o escuelas principales, que son las siguientes:

A) La escuela Nyaya, cuyo autor o fundador fue Gotama. Lo que caracteriza principalmente la Filosofía Nyaya, es su importancia lógica y su teoría psicológica. Gotama puede ser considerado como el Aristóteles de la India, en atención a sus trabajos y especulaciones sobre los términos, las ideas, las categorías y las [28] argumentaciones o modos de demostrar. A ejemplo de Aristóteles, reduce los conceptos a ciertas ideas o categorías fundamentales, que son para el filósofo indio la substancia, la cualidad, la relación, lo general, lo propio o específico y la acción. La inducción y una especie de silogismo, si no idéntico, al menos parecido al de Aristóteles, representan los principales medios de investigación y demostración de la verdad.

La teoría psicológica contenida en el sistema Nyaya es espiritualista, y muy superior a la que encontraremos en otros sistemas de la India. Así se desprende, al menos, de los términos en que se expresa el ya citado Colebrooke, al exponer o resumir la psicología de Gotama. Según éste, «el alma es enteramente distinta del cuerpo: aunque es infinita en su principio, es al propio tiempo una substancia especial, diferente en cada individuo». Posee esta alma atributos especiales, como son el conocimiento, la voluntad, el deseo, atributos que no convienen a todas las substancias y que constituyen una existencia especial para el ser que los posee.

Téngase presente, sin embargo, que este espiritualismo psicológico de la escuela Nyaya lleva en su seno el principio panteísta que se halla en el fondo de la Filosofía india. Para esta escuela, el alma humana, el alma pequeña (djivatma), es idéntica en el fondo y en realidad con el alma divina y universal, principio cósmico de todas las cosas.

B) La escuela Vaisechika, cuyo origen y desarrollo se atribuyen a Kanada. Es esta una escuela esencialmente atomística pero con el atomismo de Demócrito y no con el de Epicuro y Lucrecio. Kanada, lejos de [29] negar la existencia de Dios, como estos últimos, afirma que de Dios emanan los átomos que constituyen las cosas. Por otra parte, los átomos del filósofo indio no poseen sólo movimiento y solidez, como los de Epicuro, sino que algunos de ellos son átomos dotados de vida y pensamiento.

C) La escuela Yoga, cuyo fundador y principal representante es Patandjali, es una escuela esencialmente mística, y entraña, por lo mismo, las tendencias y afirmaciones que caracterizan generalmente los misticismos paganos. El yoguismo, en efecto, no solamente prefiere y antepone la contemplación a la ciencia, la inacción extática a las obras, sino que aspira y se lisonjea de alcanzar por estos medios un poder prodigioso y mágico sobre la naturaleza. «Este poder, escribe Colebrooke, consiste en la facultad de tomar toda clase de formas, ya una forma tan pequeña y sutil que puede atravesar toda clase de cuerpos; ya una forma o magnitud tan gigantesca que puede llegar hasta el disco del sol y tocar la luna con la punta del dedo. Por medio de esta fuerza se puede ver en el interior de la tierra y del agua, cambiar el curso de la naturaleza y obrar sobre las cosas inanimadas lo mismo que sobre las cosas animadas». Fácil es reconocer, por estas indicaciones, que la doctrina del yoguismo puede considerarse como el antecedente histórico doctrinal de los misticismos paganos, y especialmente del alejandrino o neoplatónico, sin excluir las operaciones mágicas y las pretensiones teúrgicas tan preconizadas por Jámblico.

En el orden metafísico o especulativo, la escuela Yoga hállase caracterizada por una especie de panteísmo [30] idealista que ofrece puntos de contacto y de analogía con el panteísmo neoplatónico y con el de Schelling. Para el yogui, o partidario del yoguismo, Dios es el ser único y absoluto que constituye la substancia y esencia de todas las cosas, sin ser ninguna de ellas, ni poseer atributo alguno determinado. No es ni materia, ni espíritu, ni vida, ni inanimado, ni pensamiento, ni inconsciente; es el ser puro, la abstracción del ser, la substancia o esencia sin ningún atributo, algo, en fin, parecido al Unum de los neoplatónicos de Alejandría y al Absoluto neutro e indiferente de Schelling, y también, hasta cierto punto, a la Idea pura y abstracta de Hegel.

D) La cuarta y la más extendida tal vez de las escuelas filosóficas de la India, es la que lleva el nombre de Samkhya, cuyo autor, Kapila, puede ser considerado como el padre de los sistemas y teorías sensualistas, materialistas y ateístas que vienen sucediéndose en la historia de la Filosofía. Según Kapila, escribe Cousin, en pos de Colebrooke y Burnouf, «hay dos medios de conocer. El primero es la sensación o percepción de los objetos externos; el segundo es la inducción, el procedimiento que conduce de una cosa a otra, del efecto a la causa, o de la causa al efecto... El primer principio de las cosas, del cual se derivan todos los demás principios, es pracriti o moula pracriti, la naturaleza, la materia eterna, sin formas, sin partes, la causa material universal, que se saca por inducción de sus efectos, que produce y no es producida». En estos términos se expresa Colebrooke... El segundo principio es boudhi, la inteligencia, «la primera producción de la naturaleza, producción que, a su vez, produce otros [31] principios». Luego el primer principio no era la inteligencia; la inteligencia ocupa el segundo, «procede de la materia, y es obra de ésta».

En relación con esta cosmología esencialmente materialista, el fundador de la escuela Samkhya enseña que el alma es el resultado atómico de la combinación de otros principios anteriores, que reside en el cerebro y que «se extiende debajo del cráneo, a la manera de una llama que se eleva sobre la mecha». Colebrooke añade que algunos partidarios de la escuela Samkhya niegan explícitamente toda distinción entre alma y el cuerpo. En todo caso, es cierto que para dicha escuela el alma y el pensamiento son el resultado de la combinación de otros elementos o principios de las cosas, y que desaparecen con la muerte o disolución del cuerpo.

Finalmente, Kapila, que, si no se distingue por la verdad y nobleza de sus doctrinas, suele ser lógico en sus deducciones y aplicaciones, niega la existencia de Dios y hace profesión de ateísmo. Ni hace al caso en contra, que nos hable de la inteligencia como de uno de los principios de las cosas; porque ya hemos visto que esta inteligencia no es el primer principio, ni es siquiera espiritual, puesto que procede de la pracriti o naturaleza material. Por otra parte, esta inteligencia mal podrá ser Dios, en concepto de Kapila, cuando éste enseña terminantemente que es finita, que es contemporánea de los demás cuerpos, y que se desarrolla y perecerá con el mundo de que forma parte.

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Zeferino González
historias de la filosofía

Historia de la Filosofía (2ª ed.)
1886, tomo 1, páginas 27-31