Filosofía en español 
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Bonifacio Kedrov

Los planes de Lenin para la elaboración de la dialéctica materialista

En el artículo La significación del materialismo militante, V. I. Lenin planteó la tarea de elaborar en forma creadora la dialéctica materialista y dominarla. Concebía que unicamente así se podía vencer al idealismo, al agnosticismo y al fideísmo, cuyos ataques contra el materialismo se habían intensificado a comienzos de los años 20. Saliendo enérgicamente al paso de las tendencias positivistas, que tenían entonces alguna difusión en nuestro país, Lenin señaló la necesidad de que los naturalistas realizasen “sólida argumentación filosófica” de sus puntos de vista científicos.

Lenin proyectó un trabajo sobre la dialéctica materialista. Por lo visto, este trabajo lo inició Lenin en 1914-1915, y quedó plasmado en sus grandes rasgos en los Cuadernos filosóficos. Pero no llegó a culminarlo como libro destinado para los amplios círculos de lectores. Todo el contenido de los Cuadernos filosóficos al parecer fue escrito por Lenin, momentáneamente solo para sí. Lógicamente surge la pregunta: ¿tenía Lenin, en verdad, el propósito de escribir un libro especial sobre la dialéctica materialista y acaso son preparativos del mismo los Cuadernos filosóficos? En los apuntes de Lenin no hay indicaciones directas acerca de esto, como tampoco existen otros testimonios de que efectivamente se disponía a escribir tal libro. Es muy posible que se planteara una tarea algo diferente: la elaboración de la dialéctica materialista para su propio trabajo teórico, con el fin de aplicarla en sus sucesivas investigaciones. Esta tarea la cumplió en su totalidad.

¿Cuál es, pues, el cuadro de los proyectos de Lenin que ofrece el análisis del contenido de los Cuadernos? Es particularmente interesante el último cuaderno, en el que están concentrados los esbozos más importantes de los planes de Lenin para la exposición sistemática de la dialéctica materialista, incluido el fragmento Sobre la dialéctica, que es la primera variante de su exposición. Si bien los cuadernos anteriores contienen detallados compendios de los libros filosóficos leídos por Lenin, en el ultimo evidentemente aborda la realización de un libro sobre la dialéctica materialista. Así lo indican sus planes y, sobre todo, el citado fragmento Sobre la dialéctica, donde precisamente examina cómo hay que exponer y, por consiguiente, estudiar la dialéctica materialista en forma sistemática.

Admitamos, no obstante, que Lenin solo proyectaba limitarse al estudio critico, para sí mismo, de las obras sobre dialéctica y que no se planteaba la tarea de escribir un libro especial sobre el tema. En tal caso, es absolutamente incomprensible por qué después de realizar un enorme trabajo sobre las obras de Hegel, Feuerbach y otros filósofos, Lenin confecciona con tanta insistencia diversos planes de exposición sistemática de la dialéctica y luego hace el primer esbozo de esa exposición. Es mas natural suponer que en 1914-1915 Lenin proyectó y comenzó a escribir un trabajo especial sobre la dialéctica, que no llegó a concluir porque los acontecimientos históricos, que se desarrollaban impetuosamente, le obligaron a concentrar su atención en otros candentes problemas ideológico-teóricos y prácticos.

En todo caso, lo escrito por Lenin en los Cuadernos filosóficos inevitablemente crea la impresión de que era la preparación y la selección de materiales para un proyectado trabajo sobre la dialéctica y, más aún, que ese fue el comienzo de su realización. Esto lo atestigua también V. Adoratski, autor del prólogo para las primeras publicaciones de los cuadernos sobre filosofía en las recopilaciones leninianas. A este respecto es interesante la manifestación de Krupskaia: “Los consejos que da Vladimir Ilich en el artículo sobre el materialismo militante a los colaboradores de la revista Pod znamenem marksizma (“Bajo la bandera del marxismo”) acerca de cómo trabajar sobre la obra de Hegel, encierran en sí un deseo ardiente, si bien no expresado hasta el fin, de que el trabajo realizado por el propio Ilich en la esfera de la filosofía y su popularización tenga sus continuadores. En la primavera de 1922 Ilich sintió ya que las fuerzas le abandonaban y deseaba que el trabajo no se interrumpiera”1.

Como resultado, se alcanza la convicción bastante sólida de que Lenin, efectivamente, dio comienzo a una obra acerca de la dialéctica materialista y que posteriormente no perdió la esperanza de proseguirla y concluirla. Cuando Lenin tuvo claro que dicha esperanza no la podría realizar, legó a otros que prosiguieran esa tarea. Todo esto arroja nueva luz sobre la historia del origen del artículo La significación del materialismo militante, que justamente es considerado como el legado filosófico de Lenin.

Quiero expresar una suposición acerca del porqué, después de trasladarse de Berna a Zurich a comienzos del año 1916, Lenin se vio obligado a interrumpir su trabajo en el libro sobre la dialéctica. Por las anotaciones en los Cuadernos filosóficos, se ve que Lenin se daba cuenta de que en dicho libro eran necesarias no solo sintetizar y realizar la “elaboración dialéctica” de la historia de la filosofía, sino también de la historia de cada una de las ciencias naturales. Durante 1914-1915 tuvo oportunidad de conocer una serie de trabajos sobre estas cuestiones y las reseñas de los mismos. Sin embargo, Lenin no tuvo posibilidad durante los años de la primera guerra mundial, de entregarse a un trabajo tan enorme como es la sucesiva síntesis filosófica de los resultados alcanzados por las ciencias naturales contemporáneas y, sobre todo, de su historia. Concentraban su atención otros temas candentes de la teoría marxista, referentes al análisis de la esencia del imperialismo y las perspectivas generales del desarrollo histórico y social en aquella época, a la doctrina sobre el Estado y su correlación con la teoría de la revolución, el problema nacional y otros muchos problemas. Y, puesto que sin la síntesis dialéctica de los datos de las ciencias naturales y de su historia no era posible crear un trabajo sobre la dialéctica en la forma en que lo había concebido Lenin, a juzgar por sus planes contenidos en los Cuadernos filosóficos, posiblemente (por supuesto, esto es solo una conjetura nuestra) Lenin debió aplazar la redacción de un libro sobre la dialéctica en espera de un momento mas propicio. Pero dicho momento propicio no llegó.

A pesar de que esa obra especial sobre la dialéctica quedó inconclusa, las ideas expuestas en la misma, tuvieron amplia aplicación en los posteriores trabajos de Lenin, tanto en la investigación científica, como en la dirección práctica de las acciones revolucionarias.

El enfoque de Lenin de la elaboración de la teoría de la dialéctica. ¿Qué carácter debía tener el libro sobre la dialéctica proyectado por Lenin? Es de todo punto de vista evidente que no había sido concebido en forma de simple enumeración de tesis y principios de la dialéctica, ilustrada con numerosos ejemplos tomados del mundo objetivo o del conocimiento científico. Semejante procedimiento escolástico para exponer cualquier ciencia, y más aún la propia dialéctica, lo rechazaba Lenin de la manera mas categórica. Consideraba la reducción de la dialéctica y de sus leyes a una suma de ejemplos, como la renuncia al principio de la objetividad y el paso directo a las posiciones del subjetivismo y del eclecticismo. Por eso, se oponía enérgicamente a que la identidad de los contrarios se tomara “como la suma de los ejemplos..., y no como una ley del conocimiento (y como una ley del mundo objetivo)”2. Este postulado lo elevó Lenin al nivel de uno de los principios, o elementos, de la dialéctica formulándolo como “objetividad de la consideración (no ejemplos, no divergencias, sino la Cosa-en-sí”3.

En el trabajo Estadística y sociología, Lenin siguió desarrollando esta idea, mostrando por que son inconsistentes y perjudiciales los intentos de suplantar el análisis científico por la selección de ejemplos casuales. Para discernir seriamente en una cuestión confusa y difícil son necesarios hechos exactos, indiscutibles, decía Lenin. «¿Pero cómo reunir los hechos? Cómo establecer su nexo e interdependencia? En el terreno de los fenómenos sociales no existe procedimiento mas difundido y mas inconsistente que tomarse de los pequeños hechos “aislados”, jugando a los ejemplos. Escoger los ejemplos, en general, no cuesta gran cosa, pero resulta que, o no tienen ningún significado o lo tienen puramente negativo, puesto que el fondo reside en el concreto ambiente histórico de cada caso. Los hechos, tomados en su conjunto, en su mutua correlación intrínseca, no solo son “obstinados” sino absolutamente demostrativos. En cambio los pequeños hechos tomados aisladamente y sin relación intrínseca, fragmentaria y arbitrariamente, se trasforman en un juguete o en algo peor»4. Como resultado de la selección arbitraria de los hechos, en lugar de la ligazón objetiva de los fenómenos históricos en su conjunto se ofrece una bazofia “subjetiva” para justificar todo lo que se quiera.

Todo esto de ninguna manera significa que Lenin rechazara en general la utilización de hechos y ejemplos para el análisis científico. Indudablemente, ejemplos aislados (en el sentido de casos concretos aislados) son necesarios como material para el análisis multiforme, pero no lo son cuando se trata de hechos recogidos casualmente, apartados de su nexo e interdependencia generales, con fines puramente ilustrativas (explicativos). He aquí por que Lenin escribió que en las ciencias naturales la dialéctica “hay que mostrarla con cualquier ejemplo simple”. Tal es el enfoque de los hechos en cualquier rama del conocimiento científico donde se ha desarrollado suficientemente la teoría científica.

Por lo visto, Lenin proyectó un libro sobre la teoría de la dialéctica materialista o, como a veces suele decirse, la "Lógica” (con mayúscula). Era necesario desarrollar, formular y analizar la dialéctica y todo su contenido en su propia (intrínseca) vinculación lógica. Para una tal estructuración de la dialéctica materialista como teoría, como sistema de categorías, principios y leyes, debían servir de material concreto, según Lenin, las más diversas fuentes de datos, empezando por la historia de la filosofía y de diversas ciencias por separado y terminando por El Capital de Marx y los datos de la vida contemporánea de la sociedad humana, sobre todo la práctica de la lucha revolucionaria del proletariado.

Pero la historia del pensamiento y de la práctica de la humanidad no aparecía en este plano en su forma histórica empírica, sino lógicamente (dialécticamente) elaborada, resumida, es decir, como una especie de resumen total del camino recorrido por ella, como su quintaesencia. Por consiguiente, aquí se plantea la cuestión de la génesis de la dialéctica materialista, de su origen en la acumulación de todos los conocimientos humanos, como igualmente en la práctica del ser humano (incluida la técnica), con la particularidad de que la propia dialéctica es comprendida por Lenin como lógica y teoría del conocimiento. En el caso presente, lo fundamental es la unidad entre lo histórico y lo lógico. Adquieren una significación particular las ideas leninianas acerca de la dialéctica de la historia y la lógica del conocimiento científico.

Tiene excepcional importancia la cuestión referente al método de exposición de la teoría de la dialéctica materialista, por cuanto se rechaza en principio su reducción a una suma de ejemplos. Se trata aquí de la utilización del método dialéctico marxista de ascensión de lo abstracto a lo concreto. Aplicado a cualquier ciencia, este método sirve en forma ideal para concretar el principio general del desarrollo.

El propósito de Lenin consistía en aplicar el método dialéctico marxista para la exposición y el estudio de la propia dialéctica. Precisamente así, y no de otra forma, debe exponerse actualmente la teoría de la dialéctica materialista.

La teoría de cualquier ciencia, incluida la propia dialéctica, presupone operar con las correspondientes categorías y conceptos, crear su sistema, revelar los nexos entre ellas y sus transiciones. A esta tarea de la ciencia se la puede denominar análisis de los conceptos. En la actualidad se perfila cada vez con mayor claridad la tarea, sumamente complicada, del análisis conceptual de la totalidad del contenido del conocimiento científico contemporáneo, tarea que esta ligada con la elaboración de los métodos para operar acertadamente con los conceptos científicos. Lenin consideraba que era absolutamente necesario realizar este análisis, sobre todo en la teoría de la dialéctica.

Por último, Lenin formuló consideraciones muy importantes referentes a la estructura de la dialéctica, expuesta en el plano teórico. Se trata de destacar el núcleo de la dialéctica y del ulterior análisis de su desarrollo y concreción. Definiendo brevemente la dialéctica como la doctrina sobre la unidad de los contrarios, Lenin dijo: “Esto encarna la esencia de la dialéctica, pero exige explicaciones y desarrollo”5 , que el propio Lenin da parcialmente en el mismo fragmento Elementos de la dialéctica, después de la citada definición. En el ultimo de estos elementos (negación de la negación, el paso de la cantidad a la calidad y la correlación entre la forma y el contenido) precisamente se revela con mayor plenitud el núcleo de la dialéctica, el "mecanismo" de su funcionamiento. Todo el fragmento Sobre la dialéctica, esta consagrado precisamente a este desarrollo del núcleo de la dialéctica.

El método de ascensión de lo abstracto a lo concreto se vincula con el problema del despliegue de las contradicciones, es decir, directamente con el núcleo de la dialéctica; se vincula además con el problema relativo a una serie consecutiva de contradicciones resueltas y que surgen nuevamente. Con la particularidad de que la dialéctica, que pone de relieve las contradicciones internas inherentes al proceso cognoscitivo, aparece como el método para revelar las raíces gnoseológicas y clasistas del idealismo. Por lo tanto, se hace hincapié en el núcleo estructural de la dialéctica, que determina sus elementos y categorías, lo cual permite argumentar su sistema racional, en el que Lenin considera necesario unir los aspectos genético y estructural de la dialéctica materialista, asociar dos de sus principios generales: I) el principio del desarrollo... y II) el principio de la unidad...

En suma, la teoría de la dialéctica materialista debía aparecer, igual que toda la filosofía marxista, moldeada, utilizando las palabras de Lenin, de una sola barra de hierro.

Cuatro planes de Lenin. La posibilidad de su realización. El análisis minucioso de los Cuadernos filosóficos hace pensar que durante su trabajo sobre la dialéctica, Lenin se forjó por lo menos cuatro planes diferentes para su exposición sistemática6. A primera vista puede parecer que estos planes no son totalmente compatibles uno con otro. Sin embargo, al examinarles en profundidad se advierte que guardan unidad intrínseca y contienen en si precisamente la idea de tal exposición de la dialéctica y de su teoría en la que sus aspectos genético y estructural se desarrollan consecutivamente uno tras otro, por consiguiente, no en contraposición, sino en conexión mutua. La exposición de cada uno de estos dos aspectos de la dialéctica va precedida del análisis de sus diversos elementos o componentes.

El tiempo de surgimiento de los planes leninianos cronológicamente no siempre corresponde al lugar que en la exposición ordenada de la dialéctica debía ocupar el correspondiente campo de problemas de la dialéctica en estudio.

Por orden cronológico, el primer plan que surgió es el que figura en la página (ciento) de los cuadernos denominado por Lenin Elementos de la dialéctica. Este plan puede considerarse como la introducción a la exposición estructural de la dialéctica, presentada en el fragmento Sobre la dialéctica. En Elementos de la dialéctica sus partes estructurales se examinan, en lo fundamental, aisladamente, pero todavía no como originadas (desarrolladas) de su núcleo común; solo al final del plan se observa el paso a su exposición partiendo ya del núcleo de la dialéctica. Por el contrario, el fragmento Sobre la dialéctica está escrito íntegramente, desde el principio hasta el final, desde el punto de vista del desarrollo y de derivar del núcleo de la dialéctica sus distintos aspectos y problemas. Por consiguiente, los dos planes mencionados están en la misma correlación, como la introducción y las partes fundamentales de la exposición de la teoría de cualquier ciencia.

Es análoga la correlación de los otros dos planes, que ofrecen una exposición genética de la dialéctica como síntesis de la historia, del pensamiento, de la ciencia y de la técnica. La introducción contiene el plan que escribió Lenin en el compendio del libro de Lassalle sobre Heráclito. Sigue casi inmediatamente al plan fundamental de la parte del trabajo sobre la dialéctica, denominado en la obra de Lenin Plan de la dialéctica (lógica) de Hegel. En el primero de estos dos planes se enumeran las fuentes (“toda la esfera del conocimiento”) de cuya síntesis debía originarse la dialéctica materialista: historia del desarrollo intelectual del individuo (niño) y su prehistoria (en los animales) es decir, “la historia del conocimiento en general”. Lenin cita también la historia del desarrollo de la base material del pensamiento del hombre (lengua, órganos sensitivos) y concluye: “Estos son los campos del conocimiento con los cuales debe construirse la teoría del conocimiento y la dialéctica”7. El segundo plan se fundamenta en la formulación de la correlación entre lo histórico y lo lógico y es el desarrollo directo del anterior. Precisamente aquí el análisis dialéctico de la historia del pensamiento humano, de la ciencia y de la técnica se muestra como la continuación de la obra de Hegel y de Marx. “En la lógica, la historia del pensamiento debe, en general, coincidir con las leyes del pensamiento”8, subrayaba Lenin. De aquí se desprende la confrontación: “La historia del capitalismo y el análisis de los conceptos que la resumen”9.

Tales son los cuatro planes leninianos que permiten confeccionar el plan general de exposición de la teoría de la dialéctica materialista. .Es posible en la actualidad realizar su exposición de acuerdo con ese plan general? Evidentemente, para responder a esto es ante todo necesario un gran trabajo de investigación de los Cuadernos filosóficos y de todos los planes, para revelar el contenido de cada uno de ellos, su interconexión y unidad intrínseca.

El grupo del Instituto de Filosofía de la Academia de Ciencias de la URSS, que encabezo para el estudio de la teoría de la dialéctica materialista, se ha dedicado durante 14 años a tal labor, y ha preparado una serie de trabajos publicados en dos series: “Dialéctica y lógica” y “La dialéctica, teoría del conocimiento”, en los que se ponen de relieve las funciones lógica y gnoseológica de la dialéctica. Tiene afinidad con ellas la serie “Leyes objetivas del desarrollo de las ciencias naturales”, publicada por el Instituto de Historia de las Ciencias Naturales y la Técnica de la AC de la URSS. Como preparación directa del trabajo sobre la teoría de la dialéctica, pueden ser considerados los libros: Lenin acerca de los elementos de la dialéctica (trabajo colectivo) (1965). Del laboratorio del pensamiento leniniano (del cual soy autor) (1972).

El trabajo preparatorio realizado por el grupo del Instituto de Filosofía, culminó con la confección (a base de la fusión en un todo único de los cuatro planes leninianos) de un plan general detallado sobre la teoría de la dialéctica. A continuación se reproduce íntegramente.

Dialéctica

(Experiencia de la realización de los planes leninianos sobre la teoría de la dialéctica)

Introduccion: a) dos enfoques de la dialéctica: genético (fuentes de la dialéctica) y estructural (núcleo de la dialéctica y su desarrollo); b) definición general de la dialéctica como doctrina sobre el desarrollo, incluido el desarrollo del conocimiento humano; c) acerca de la verdad como problema central de la dialéctica (lógica); d) el papel de la práctica en el proceso de la cognición; e) contraposición de la dialéctica marxista a la hegeliana; f) el papel de Lenin en la elaboración de la teoría de la dialéctica materialista.

Primera Parte. La dialéctica como síntesis de la historia del pensamiento (Génesis de la dialéctica).

Libro I. Historia del pensamiento como una de las fuentes de la dialéctica.

(Plan del compendio de Heráclito, de Lassalle)

Capítulo I. Filogenia del pensamiento humano mundial: a) historia de la filosofía (con la filosofía griega antigua como su germen); b) historia de ciencias aisladas.

Capítulo II. Ontogenia del pensamiento humano individual: a) historia del desarrollo intelectual de los animales; b) historia del desarrollo intelectual del niño; c) psicología.

Capítulo III. Base material de la filogenia y la ontogenia del pensamiento humano: a) historia de la lengua; b) fisiología de los órganos sensitivos y del cerebro.

Libro II. Dialéctica de lo histórico y lo lógico.

(“Plan de la dialéctica (lógica) de Hegel”)

Capítulo I. El curso general del conocimiento humano: a) fenómenos directos; b) su esencia; c) su cognición.

Capítulo II. Categorías de la dialéctica como escalones del conocimiento y de la actividad del hombre: a) categorías concernientes a los fenómenos directos; b) categorías concernientes a la esencia; c) comprobación con la práctica y las categorías relacionadas con ella, el papel activo de la conciencia.

Capítulo III. Lógica de El Capital: a) unidad de la lógica, la dialéctica y la teoría del conocimiento del materialismo en El Capital; b) historia del capitalismo y análisis de los conceptos que le resumen; doble análisis y comprobación mediante los hechos y la práctica.

Segunda parte. La dialéctica como doctrina sobre la unidad de los contrarios. (Estructura de la dialéctica)

Libro III. Elementos de la dialéctica.

(Fragmento “Elementos de la dialéctica”)

Capítulo I. Objetividad de la dialéctica: a) la cosa en sí y su desarrollo; b) la cosa en sí y sus relaciones.

Capítulo II. La esencia de la dialéctica: a) contradicciones internas; b) transformaciones y transiciones; c) repeticiones y retornos.

Capítulo III. Dialéctica del conocimiento: a) infinidad del conocimiento; b) contradicción del conocimiento.

Libro IV. El núcleo de la dialéctica.

(Fragmento “Sobre la dialéctica”)

Capítulo I. La unidad de los contrarios como fuente de todo desarrollo: a) la unidad de los contrarios como esencia de la dialéctica; b) correlación entre lo relativo y lo absoluto.

Capítulo II. El método de la ascensión de lo abstracto a lo concreto: a) el método de la ascensión en El Capital; b) el método de la ascensión en la dialéctica; c) el pensamiento “celular” (de ciencia) y su desarrollo.

Capítulo III. El conocimiento como una serie de círculos: a) los círculos en filosofía; b) aplicación de la dialéctica a la teoría del reflejo; c) la dialéctica, reveladora de las raíces gnoseológicas y clasistas del idealismo.

Conclusión: a) unificación de los principios de la dialéctica: unidad del mundo y desarrollo del mundo; b) definición total de la dialéctica como teoría del conocimiento del materialismo y la lógica; c) significado de la dialéctica marxista para la ciencia y actividad revolucionaria.

Lo decisivo al crear el trabajo sobre la teoría de la dialéctica materialista es el problema acerca de que materiales de partida deben ser sometidos a elaboración dialéctica y síntesis. Además de los señalados por Lenin en los Cuadernos filosóficos y en el artículo La significación del materialismo militante, el grupo para la teoría de la dialéctica materialista incluye los materiales siguientes:

En primer lugar, datos sobre el desarrollo sociohistórico contemporáneo, el movimiento revolucionario internacional, la construcción del socialismo y del comunismo en nuestro país y en otros países del campo socialista, el movimiento de liberación nacional y el derrumbe de todo el sistema colonial. En segundo lugar, todos los trabajos del propio Lenin, en los que se desarrollo con maestría y de modo creador y se aplicó concretamente la dialéctica materialista a la solución de los problemas mas diversos; sirven también de fuente inapreciable para la elaboración de la teoría de la dialéctica los documentos de las conferencias internacionales de los partidos comunistas y obreros, de los congresos del PCUS y las resoluciones del CC del PCUS. En tercer lugar, los abundantes datos del desarrollo de toda la ciencia contemporánea, incluidas las ciencias naturales en impetuoso desarrollo, de la revolución de nuestro tiempo con la que se ha fusionado orgánicamente la revolución en la técnica, el impetuoso proceso la revolución científico-técnica contemporánea, testimonio de la materialización de lo ideal, (la ciencia). En cuarto lugar, y por ultimo, los análisis críticos de las distintas corrientes de la filosofía burguesa contemporánea y del revisionismo tanto de derecha como de “izquierda”; los resultados de tales análisis deben ser tenidos en cuenta para el trabajo sobre la teoría de la dialéctica en aquellos casos en que hayan sido realizados desde las posiciones de la dialéctica y utilizando sus métodos.<7p>

Como se ha subrayado anteriormente, la utilización de todos estos materiales no se debe llevar a cabo tomando trozos aislados que ilustran la dialéctica, sino mediante el análisis multilateral del fenómeno que se estudia en conjunto, retomando a el constantemente para revelar con la mayor plenitud y profundidad la dialéctica que oculta.

Un trabajo así sobre la teoría de la dialéctica, escrito en nuestros días, seria la continuación directa de la enorme obra realizada por Lenin y cuya finalización legó a sus discípulos y sucesores.

Sin embargo Lenin, al preparar en los años 1914-1915 el trabajo sobre la dialéctica materialista, partió directamente de las obras de Hegel, construyendo desde posiciones marxistas la dialéctica contenida en ellas. Precisamente por esta vía, basándose en la experiencia propia, recomendó en 1922 a los filósofos marxistas y a los naturalistas de vanguardia avanzar en el estudio de la dialéctica hegeliana, convirtiéndola en materialista, enriqueciéndola con las conclusiones generalizadoras de la práctica histórico–social y los logros de las ciencias naturales, y también mostrando la utilización concreta de la dialéctica en El Capital y otros trabajos de Marx.

Nos encontramos en una situación incomparablemente mejor: no necesitamos partir de las obras de Hegel, sino que tenemos la posibilidad de partir directamente del gigantesco trabajo de análisis materialista de la dialéctica hegeliana realizado por Lenin y plasmado en sus Cuadernos filosóficos. De aquí surgió la idea fundamental de intentar realizarlos planes que en su tiempo fueron trazados por Lenin y, ademas, hacerlo complementándolos con el material filosófico contemporáneo acumulado (histórico-social y científico) y utilizando ampliamente los trabajos mas importantes del propio Lenin.

Un critico superficial, acostumbrado a conclusiones definitivas y apreciaciones categóricas sin meditar profundamente sobre los puntos de vista que se discuten y sin analizarlos a fondo, echando un vistazo al plan propuesto mas arriba y sin detenerse a leer el texto explicativo que le acompaña, se apresurara a una conclusión definitiva (pero, por supuesto, absolutamente errónea) de que al exponer la dialéctica nosotros proponemos ceñirse principalmente, o incluso exclusivamente, solo a los Cuadernos filosóficos, dejando a un lado todo lo demás. Con un enfoque superficial, dicha falsa impresión puede crearse porque en el citado proyecto de plan todos los encabezamientos están tomados textualmente de los planes leninianos contenidos en los Cuadernos filosóficos. Pero lo principal no son los títulos, sino el contenido que hay tras ellos y que impregna el esquema estructural en cuestión. El critico serio fijara su atención en dicho contenido, mientras que el critico superficial se limitara solamente a los encabezamientos. Sobre esta “base” el critico superficial, sin comprender en absoluto la esencia de la cuestión, puede lanzar toda clase de acusaciones de tipo ideológico-teórico contra nuestro grupo. Puede culparnos de menosprecio de todo el conjunto de trabajos de V. I. Lenin y de la dialéctica contenida en ellos, de desvincular de ellos los Cuadernos filosóficos, de tratar de ligar la dialéctica solo con el esclarecimiento de la actitud hacia la herencia hegeliana, etc., etc. Por supuesto, en resumidas cuentas, muy bien pueden surgir acusaciones de estancamiento e intentos de tirar hacia atrás, de dogmatismo típico y afición a las citas, de escolasticismo filosófico desligado de la vida. Para que esta confusión no tenga lugar, nos dirigimos al lector con el ruego de que no solo lea el plan escueto que ofrecemos, sino también y, sin falta, el texto que le acompaña.

Señalamos que el plan que proponemos de trabajo sobre la dialéctica no es más que una experiencia de realización de los planes sobre teoría de la dialéctica confeccionados por V. I. Lenin. Nuestro grupo se plantea como tarea exponer la teoría de la dialéctica según su propio plan, elaborado de acuerdo con las recomendaciones de Lenin en el orden de ascensión de lo abstracto (objeto “celular”) a lo concreto (el objeto desarrollado). El libro se titulara: Dialéctica. Sistema y teoría. Se trata de un trabajo excepcionalmente complicado y difícil, pero llevándolo a cabo la presente generación de filósofos marxistas e historiadores de la ciencia y la técnica podrá demostrar, en la practica, como comprende y realiza las tareas planteadas hace medio siglo por Lenin en el articulo La significación del materialismo militante.

La finalidad del trabajo leniniano “Cuadernos filosóficos" era poner en manos del proletariado revolucionario y de su partido un arma ideológica y teórica segura: la dialéctica materialista, “alma” de toda la doctrina marxista. Mas los acontecimientos, que afluyeron en torrentes de todas partes, le impidieron llevar hasta el fin la labor proyectada, obligándole con insistencia a centrarse en los problemas teóricos mas candentes y políticamente importantes, a saber: analizar la esencia y las perspectivas históricas del imperialismo, de lo cual emanaba la cuestión de la posibilidad del triunfo del socialismo primeramente en un solo país; continuar elaborando y defendiendo la doctrina marxista del Estado y la revolución, de la dictadura del proletariado; el problema nacional, planteado en forma particularmente violenta por el curso de la guerra mundial y el del internacionalismo proletario –ligado en modo indisoluble con el anterior–, dado que los partidos de la II Internacional habían traicionado a ese magno principio y se vieron dominados por el chovinismo.

La obra sobre el materialismo dialéctico quedo inconclusa, pero las ideas expuestas por Lenin en los Cuadernos filosóficos se plasmaron ampliamente en la practica al abordarse los problemas enumerados, problemas que surgieron antes de 1917, pero asimismo durante la revolución en Rusia y en los siguientes anos de lucha por el poder soviético y al iniciarse la edificación de la sociedad socialista. El “alma” de la labor teórica y practica de Lenin, en lo referente a la dirección del Estado soviético, fue en todo momento la dialéctica, pese a que ya no podía, de hecho, dedicarse a su elaboración filosófica: era muy intenso el trabajo corriente, y escaseaba el tiempo como para entregarse por entero a la labor teórica en general y, aunque solo fuera por un breve plazo, a la filosofía.

La dialéctica materialista, tal como se expone en los Cuadernos filosóficos, fue luego utilizada y desarrollada por V. I. Lenin como método de investigación científica y como guía para la acción revolucionaria concreta. Lo comprobamos en El imperialismo, fase superior del capitalismo (1916) libro en el que continua el análisis, de las leyes del movimiento de la sociedad capitalista, realizado por Marx en El Capital; luego en El Estado y la Revolución (1917) dedicado a la cuestión mas tirante y compleja de la vida sociopolítica contemporánea; en las obras de los primeros años que siguieron a la Revolución de Octubre, y, particularmente, en Las tareas inmediatas del poder soviético, donde la dialéctica está presente y se desarrolla a medida que se analizan los problemas concretos surgidos ante el poder soviético y el partido bolchevique y, por consiguiente, ante Lenin. En este sentido, corresponde señalar especialmente el trabajo de Lenin La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo (1920), que tuvo trascendental importancia para elaborar los problemas del movimiento comunista internacional.

Con motivo del centenario de F. Engels, V. I. Lenin publicó el artículo Correspondencia de Marx y Engels, en el cual recalco que el foco de toda la correspondencia, el punto central en el que converge la esencia de las ideas expuestas y discutidas en ella, es la dialéctica. Aplicar la dialéctica materialista a la elaboración de toda la economía política, a la historia, a las ciencias naturales, la filosofía, la política y la táctica de la clase obrera es lo que –señalaba Lenin– interesaba mas que nada a Marx y Engels. En esto consiste lo nuevo que aportan y este es su genial paso adelante en la historia del pensamiento revolucionario.

En los años de la NEP, Lenin escribió importantes trabajos, entre los que debe destacarse, en particular, Algo más sobre los sindicatos... (1921). Lenin se detuvo especialmente en definir la esencia de la dialéctica marxista, de la lógica dialéctica marxista en su confrontación con la metafísica de Trotstki, con el eclecticismo y la lógica formal de Bujarin.

El hecho de que Lenin recurriera en forma constante a la dialéctica marxista incidía enormemente en la preparación ideológica y teórica de los miembros del partido y de toda la clase obrera, así como en los representantes de otros grupos sociales de nuestro país que se adherían a ella. Pero, repetimos, V. I. Lenin estaba entregado a la titanio labor de dirigir el Estado soviético y el partido, y no podía dedicar excesiva atención especialmente al trabajo teórico, incluida la propaganda de la dialéctica marxista. Después del triunfo de la Revolución de Octubre y, en particular, luego de terminar la guerra civil, esa tarea hubieron de asumirla los grupos especiales de propagandistas del marxismo y las revistas teóricas especializadas.

En los primeros meses de poder soviético no se publicaba en nuestro país ninguna revista marxista teórica. A partir del 1o de mayo de 1918 comenzó a aparecer en Petrogrado, bajo la dirección de A. Lunacharski, la revista Plamia (“Llama”), que pretendía ser de amplia orientación ideológica y debía esclarecer también los problemas de la filosofía marxista. Mas el personal de la revista no podía asegurarle artículos sobre temas filosóficos que estuvieran a la debida altura marxista. Esta revista se publicó hasta fines de 1920 y desempeñó un determinado papel positivo, ante todo, porque descubrió el interés que despertaba la temática filosófica entre un amplio círculo de lectores, preferentemente entre los jóvenes. En los primeros tres años posteriores a la Revolución de Octubre de 1917, el Partido Comunista y toda la clase obrera del país estaban demasiado ocupados en la defensa de la revolución frente a la intervención militar y la contrarrevolución interna, como para dedicar las fuerzas y los medios necesarios a desplegar el trabajo filosófico. Mas inclusive en esas condiciones extraordinariamente difíciles, por iniciativa de Lenin se fundó en 1918 la Academia Socialista, y en 1919 la Universidad Comunista Sverdlov, donde se preparaban los cuadros del partido, que adquirían los conocimientos teóricos y prácticos imprescindibles (en 1920, casi toda la promoción de los cursos de seis meses de la Universidad marcho al frente a derrotar a Wrangel).

Al pasar a la edificación pacífica creció sensiblemente la necesidad de especialistas no solo con preparación practica, sino también teórica. En las condiciones históricas complejas y hondamente contradictorias que se dieron en los primeros años de la NEP, los trabajadores prácticos tropezaban con grandes dificultades si no habían dominado el marxismo. Estallaban constantes discusiones en el seno del partido, se ponían de manifiesto las vacilaciones ideológicas y políticas de determinados grupos, adheridos al partido en los años anteriores, pero situados en posiciones muy distantes del marxismo. Todo ello imponía que el partido consagrara con urgencia la debida atención a las cuestiones teóricas, a discutirlas y elaborarlas, aplicándolas a las nuevas condiciones históricas.

No fue casual, por lo tanto, que al cabo de un año de cesar de aparecer Plamia –que no pudo cumplir la función que en aquel tiempo correspondía a una publicación teórica marxista– naciera una nueva revista, Pod známenem marksizma (“Bajo la bandera del marxismo”). Era la respuesta a la demanda de la propia vida, de la contemporaneidad.

Parecía lógico que esta revista centrara su futura labor en elaborar lo que constituye el “alma” de la doctrina marxista, bajo cuyas banderas llamaba a ponerse a sus lectores y autores, o sea, la dialéctica materialista y todo el conjunto de problemas que encierra, tanto en el plano teórico general como en el de su aplicación, en concepto de método científico, al análisis de los problemas concretos de la practica revolucionaria contemporánea y de toda la realidad histórica.

Pero ni la Redacción de la nueva revista, ni las personas que pretendían orientarla y confeccionar su programa no se refirieron en absoluto a la dialéctica materialista en sus paginas. Como si se hubiesen puesto de acuerdo, todos eludieron esta cuestión principal y decisiva. Escribían y hablaban de lo que fuera, pero no de ella, no del “alma” del marxismo.

V. I. Lenin, que comprendía perfectamente la misión de la nueva revista y la necesidad de su aparición, no pudo dejar de advertir esa importante laguna en el primer numero programático. Por eso, en el número siguiente, el tercero (el primero fue doble), Lenin inserto su articulo, que paso a ser el documento programático para toda la labor siguiente de los marxistas en la esfera de la filosofía.

El punto central del artículo de Lenin La significación del materialismo militante es el problema de la dialéctica. Desde las primeras lineas, V. I. Lenin trato de enmendar la gravísima omisión teórica cometida por la Redacción. Antes de examinar como corrigió Lenin la linea que había trazado la revista y la puso en correspondencia con las tesis fundamentales de toda la doctrina marxista, es preciso, aunque solo sea en breves palabras, esclarecer en que consistía concretamente esa omisión o tergiversación.

Cómo se eludió el problema de la dialéctica en el primer número de la revista y por qué se trataba de una grave omisión.

En el Nº 1-2 de Pod známenem marksizma Lenin prestó atención, en primer lugar, a dos artículos: al de fondo, “De la Redacción”, y a la reseña del profesor A. Timiriázev10 al libro de A. Einstein sobre la teoría de la relatividad.

El artículo “De la Redacción” era sumamente débil, aunque a primera vista se planteaban en el grandes e importantes tareas. Comenzaba declarando que “marchamos bajo la bandera del marxismo ortodoxo” y que “no todos los que se han unido en tomo de nuestra revista son comunistas, nos aglutina la comunidad de la concepción filosófica del mundo: todos somos materialistas consecuentes”. V. I. Lenin remarcó particularmente estas palabras y probó la gran importancia de principio que tienen para elaborar la línea estratégica del partido en el terreno de la labor ideológica y teórica. Mas adelante la Redacción determinaba las tareas de la revista y anunciaba que “no aspiramos a ser investigadores que contemplan y estudian desde lejos el discurrir de las ideas, la lucha de las fuerzas de clases y las tendencias en nuestra sociedad, sino, por el contrario, somos luchadores” y, por eso, “la nuestra es una revista de lucha por la concepción materialista del mundo”. La Redacción finalizaba su declaración de un modo aun más definido: “Ya es hora de que nosotros, ante la creciente descomposición en el campo de los enemigos, despleguemos la bandera del materialismo militante”.

Así pues, la Redacción expuso su credo con nitidez luchar activamente por el materialismo, ser materialistas militantes consecuentes. Pero perdió de vista la condición mas importante para lograr ese objetivo: el requisito de ser materialistas dialécticos, pues el materialismo se hace consecuente hasta el fin solo si va unido a la dialéctica. Unicamente la dialéctica, al ser materialista, puede hacer militante el materialismo, puede pertrechar para combatir el eclecticismo, “la confusión ideológica que reinaba entre la intelectualidad burguesa”, el oportunismo, el pesimismo y el misticismo. En el articulo “De la Redacción” del número 1-2 de la revista se decía que esa lucha era necesaria.

En la reseña del profesor A. Timiriázev al libro de A. Einstein sobre la teoría de la relatividad se advertía de inmediato una laguna flagrante, un desconocimiento e incomprensión total de la dialéctica materialista, su sustitución por el positivismo, encubierto con remisiones al marxismo y a las tesis marxistas que figuraban en el libro de V. I. Lenin Materialismo y empiriocriticismo, cuya segunda edición había aparecido hacia un año y medio.

La absoluta ineptitud filosófica del autor de la reseña se pone de manifiesto cuando intenta descubrir por qué causas se extraen de la teoría de Einstein deducciones filosóficas idealistas. “¿Por que razón –interroga Timiriázev– una ciencia sana, en la cual, como indica el camarada N. Lenin, el científico se convierte “espontáneamente” en materialista, surgen corrientes tan insanas? No puede haber más que una respuesta: las cuestiones relacionadas con la teoría de la relatividad atañen esferas en las que, con nuestros medios técnicos, no podemos aun resolver el asunto con experimentos de laboratorio. Y allí donde un científico naturalista se ve privado de su único apoyo seguro, su mente puede muy fácilmente descarriarse”.

Según Timiriázev, resultaba que el científico tan solo debe operar con postulados teóricos que puedan ser comprobados con experimentos de laboratorio, no debe adentrar en la esfera de las abstracciones teóricas (entre las cuales, dicho sea de paso, figura toda la dialéctica, que opera con abstracciones científicas y enseña a los científicos a manejarlas); en este caso, el científico se situará por sí solo, “espontáneamente”, en las posiciones del materialismo. Los experimentos de laboratorio son para Timiriázev el único apoyo seguro del materialismo. Privado de ellos, el científico puede fácilmente rodar hasta el idealismo.

En esta explicación no hay la menor defensa consciente del materialismo filosófico consecuente, como concepción científica del mundo, ni un ápice de dialéctica. A. Timiriázev se refería al libro Materialismo y empiriocriticismo sin haberlo comprendido en lo mas mínimo o, mucho peor, habiéndolo comprendido de un modo falso. Pensaba, por lo visto, situarse en las posiciones del materialismo espontaneo y exponer ideas que estén completamente de acuerdo con el «sano juicio», para estar a salvo del idealismo.

De este modo se eludió la dialéctica materialista en dos artículos del primer número de la nueva revista, señalados por V. I. Lenin. Sus autores, de común acuerdo, proponían luchar por el materialismo, pero no por el marxista ni por el dialéctico, sino por el primitivo o espontáneo, suponiendo que con ello ya se garantizaba la victoria sobre cualquier reacción idealista y sobre las tentativas de restaurar la concepción burguesa del mundo. Les satisfacía plenamente el materialismo ilustrador que ensalzaban. Consideran suficiente la sola declaración de que era preciso combatir la concepción idealista y religiosa del mundo para determinar la linea de principio de la revista marxista.

Por eso, V. I. Lenin estimó imprescindible publicar en sus páginas un articulo, exponiendo el programa verdadero, ya urgentemente necesario, de labor filosófica en nuestro país: el país de la revolución proletaria triunfante.

Lenin escribía al respecto: “Yo quisiera detenerme en algunos problemas que determinan más de cerca el contenido y el programa de la labor que se propone realizar la Redacción de la revista, según se declara en el preámbulo al núm. 1-2”11. Este deseo de Lenin de determinar mas de cerca el contenido y el programa de trabajo en lo concerniente al materialismo militante, indica que no le persuadieron los materiales publicados a título de guía y de orientación en el primer número de la nueva revista. Según Lenin, determinar mas de cerca el contenido y el programa de labor, significaba enmendar la línea erróneamente trazada por la revista y, en primer término, centrar la atención en la dialéctica materialista, omitida y eludida por completo, tanto por la Redacción como por A.Timiriázev.

Mas el hecho de que esos materiales fueran insatisfactorios en el sentido ideológico y teórico sirvió tan solo de motivo inmediato para que escribiera el artículo La significación del materialismo militante. En aquellos tiempos había madurado ya la necesidad de tal articulo programático, pues emanaba de la compleja situación existente en el frente ideológico a comienzos de la década del 20. Uno de los factores que requería se prestara redoblada atención a la labor teórica era que en los años de la revolución y de la guerra civil se habían incorporado al partido muchos miembros nuevos, que carecían de temple ideológico y teórico. Habían pasado la ardua experiencia de lucha por el triunfo de la revolución proletaria, defendiéndola de la intervención de los imperialistas y de la contrarrevolución interna. Pero, salvo raras excepciones, no habían podido cursar sistemáticamente estudios marxistas. Y el “alma” de ese estudio, como de toda la doctrina marxista, es y será la dialéctica materialista. De ahí que fuera una necesidad imperiosa promover cual programa principal el estudio y el dominio de la dialéctica. Así lo hizo Lenin en su artículo.

Otro factor que requería igualmente poner la dialéctica en el primer plano de toda la labor ideológica y teórica del partido era que, a comienzos de los años 20, entre quienes pretendían ser teóricos del partido –pero estaban en realidad muy lejos del marxismo– surgieron tentativas, cada vez más activas y francas, de suplantar la dialéctica por el eclecticismo; el voluntarismo, la metafísica y la lógica formal. La discusión sobre los sindicatos, que tuvo lugar en 1921, dio claro testimonio de ello. Lenin criticó resueltamente esas tentativas en su trabajo Algo más sobre los sindicatos, el momento actual y los errores de Trotski y Bujarin.

Bujarin, con su “teoría de la nivelación” y su evidente propensión al machismo de A. Bogdanov, intensificó sus intervenciones teóricas precisamente en los primeros años de la década del 20. Publicó el libro Teoría del materialismo histórico, en el que suplantaba la dialéctica por el mecanicismo, y el materialismo histórico por la sociología vulgar. En su trabajo La economía del periodo de transición sustituía el marxismo y su dialéctica por el esquematismo y la escolástica de Bogdanov.

A fin de arrollar ese tipo de concepciones antimarxistas que, en esencia, manifestaban las tendencias revisionistas indisolublemente vinculadas con las concepciones políticas generales del trotskismo, por un lado, y con la corriente de derecha en el partido, por otro, era preciso afilar al máximo el arma principal ideológica y teórica del marxismo: su dialéctica. A eso encauzaba el programa de la nueva revista, promovido por Lenin en su artículo.

Por ultimo, la exigía la situación internacional y la que existía en el país, pues se habían activado los enemigos declarados del marxismo y los predicadores sin tapujos de la visión burguesa del mundo. La corriente de Smena vej12 en política, el cálculo de que el poder soviético perecería, pues no podría solucionar las dificultades económicas que se alzaban ante el y de que los brotes de socialismo serian arrollados por los elementos pequeñoburgueses de la economía mercantil combinaban con las intervenciones de los ideólogos de la burguesía y quienes les coreaban en cuestiones de filosofía, ciencias naturales y ciencias sociales. En este sentido, en aquellos años fue típico que apareciera una recopilación dedicada a la teoría de la relatividad, cuyos autores eran los mismos partidarios de Mach derrotados por V. I. Lenin en Materialismo y empiriocriticismo. Por entonces se aferraron a la teoría de la relatividad, y se proponían “refutar” con ella el materialismo, en general, y el dialéctico, en particular.

Esa fue la razón directa para que Lenin escribiera el articulo La significación del materialismo militante y esas fueron las causas de fondo que emanaban para ello de toda la situación a comienzos de los años del 20.

Elaboración de la dialéctica materialista, tarea central planteada por Lenin. Al enderezar la línea incorrecta trazada en el primer número de la revista Pod znamenem marksizma, V. I. Lenin ponía en primer plano, naturalmente, la tarea de elaborar con sentido creador la dialéctica materialista y dominarla. Solo de este modo veía la posibilidad de superar al enemigo filosófico –el idealismo, el agnosticismo y el fideísmo–, que a comienzos de la década del 20 de nuestro siglo había redoblado especialmente sus ataques contra el materialismo. Respondiendo en forma directa a la orientación –de hecho positivista– de A.Timiriázev, Lenin escribía que “sin una solida fundamentación filosófica ninguna ciencia natural (o sea, ni las ciencias experimentales. –N. del A.) ni materialismo alguno (o sea, ni el espontáneo. –N. del A.) podrían soportar la lucha contra el empuje de las ideas burguesas, contra la restauración de sus concepciones. Para sostener esta lucha y llevarla a buen termino el naturalista debe ser un materialista moderno, partidario consciente del materialismo representado por Marx, es decir, un materialista dialéctico”13.

La “sólida fundamentación filosófica” a que se refiere Lenin presupone precisamente que se domine la dialéctica materialista y se sepa operar con ella. Desde las primeras páginas del artículo Lenin lleva al lector hacia esa deducción. Se apoya en la dialéctica y cita constantemente sus principios cuando argumenta la necesidad de la alianza entre los comunistas y los no comunistas que son materialistas consecuentes y, en general, cuando dice cómo debe arrastrar a las masas la vanguardia revolucionaria. Lenin utiliza la dialéctica cuando compone el programa de labor ateísta y fundamenta los principios del espíritu de partido en la filosofía (aunque en este apartado del artículo Lenin no usa esta expresión).

En la primera parte de su articulo, Lenin no menciona directamente a la dialéctica, aunque le dedica toda la atención. Pero se remite en forma directa a la dialéctica cuando pasa a las ciencias naturales, porque Lenin concibe que la alianza de los filósofos marxistas con los naturalistas avanzados solo es posible si se domina la dialéctica.

«Los naturalistas modernos –escribía– encontrarán (si saben investigar y si nosotros aprendemos a ayudarles) en la interpretación materialista de la dialéctica de Hegel una serie de respuestas a los problemas filosóficos que plantea la revolución en las ciencias naturales y ante los cuales "caen" en la reacción los admiradores intelectuales de las modas burguesas. El materialismo no puede ser combativo si no se plantea semejante objetivo y lo pone en ejecución de modo sistemático; de otro modo seguirá siendo, para usar una expresión de Schedrín, no tan combativo como combatido. Sin ello, los grandes naturalistas seguirán siendo, con la misma frecuencia que hasta ahora, tan impotentes en sus conclusiones y generalizaciones filosóficas»14.

¿Por qué razón? Porque cualquier materialismo o ateísmo, si no esta pertrechado con la dialéctica, no podrá hacer frente a los métodos refinados de lucha que posee el idealismo. Al respecto, puede subrayarse que entre las ideas en las que basa V. I. Lenin su artículo del año 1922 y las que acudían a su mente en 1914-1915 cuando escribía los Cuadernos filosóficos, existe un nexo directo, que, en primer termino, pasa a través de la dialéctica. Ya se dijo que el articulo de 1922 encierra la idea de que, frente al empuje de la reacción idealista, solo se mantendrá en pie el materialismo dialéctico, pertrechado plenamente con el método dialéctico. Cualquier otro materialismo, por ejemplo, el de las ciencias naturales y el espontáneo, sera inevitablemente derrotado y no podrá vencer a su adversario filosófico.

Lenin expuso la misma idea, pero con otro motivo, en los Cuadernos filosóficos, cuando inserto una cita de las Lecciones de historia de la filosofía, de Hegel: “El hecho de que a lo universal se le conceda en filosofía un lugar de tanta importancia que solo lo universal pueda ser expresado, y no el (eso) en que se piensa, indica un estado de conciencia y de pensamiento a que no ha llegado aun la cultura filosófica de nuestro tiempo”15.

Lenin señala más adelante que, entre las personas que no han llegado aún hasta la cultura filosófica, Hegel incluye a quienes dicen que la autenticidad sensorial posee verdad, pues, según ellos, lo sensorial es algo universal. Al respecto, Lenin remarca: “Con lo cual Hegel ataca todos los materialismos, salvo el dialéctico. –NB.”16. Conclusión: por lo tanto, para vencer el idealismo también aquí es preciso ser materialista dialéctico.

Las ideas expuestas por Lenin en trabajos de diferentes épocas se hacen eco al cabo de casi dos lustros, porque están orgánicamente conexionadas.

La tarea planteada por Lenin de estudiar y dominar la dialéctica, es la quintaesencia de su artículo de 1922, y la resume en los siguientes términos: se debe “organizar el estudio sistemático de la dialéctica de Hegel desde el punto de vista materialista, o sea, de la dialéctica que Marx aplicó también prácticamente en su obra El Capital y en sus trabajos históricos y políticos con tal éxito, que en la actualidad... cada día del despertar a la vida de nuevos pueblos y nuevas clases confirma mas y más el marxismo”17.

Lenin advierte que tal estudio, tal interpretación y tal propaganda de la dialéctica hegeliana es una labor sumamente difícil y que en los primeros pasos en esta dirección se incurrirá en errores. “Pero solo quien nada hace no se equivoca”, resume. Mas de una vez se recordaron mas tarde las palabras de Lenin. Por desgracia, mas que nadie ponían el grito en el cielo acerca de los errores cometidos al estudiar e interpretar con sentido materialista la dialéctica de Hegel precisamente quienes no se equivocaban porque no hacían nada positivo en esta esfera, pero se especializaban en descubrir y, con mayor frecuencia, inventar los errores de los demás.

Recordando, por lo visto, con cuanta diligencia se había dedicado hacia 14 años a la dialéctica hegeliana, Lenin escribía en el artículo: “En base a la forma en que Marx aplicaba la dialéctica de Hegel, concebida de manera materialista, podemos y debemos desarrollarla en todos sus aspectos, publicar en la revista trozos de las principales obras de Hegel, interpretarlas de modo materialista, comentándolas con ayuda de ejemplos de la aplicación de la dialéctica por Marx y con ejemplos de la dialéctica aplicada al terreno de las relaciones económicas y políticas...”18.

Así estudiaba V. I. Lenin la dialéctica en las obras de Hegel, de lo que dan testimonio sus Cuadernos filosóficos y las memorias de Krupskaia.

Un ejemplo aleccionador de cómo debe enfocarse –desde las posiciones de la dialéctica– la apreciación de los adelantos logrados por la ciencia contemporánea, es la actitud de V. I. Lenin hacia la teoría de la relatividad y hacia su autor. Lenin no era especialista en física, pero dominaba a la perfección el método de la dialéctica materialista, y a través de la nebulosa “critica” de Timiriázev discernió el contenido dialéctico y materialista de esta teoría. Por eso la colocó al lado de los grandes descubrimientos de la física, tales como el descubrimiento del radio, y a Alberto Einstein, su autor, entre “los grandes transformadores de las ciencias naturales a partir de fines del siglo XIX”19.

Así pues, V. I. Lenin advirtió que esta teoría dice, en primer término, que entre el espacio y el tiempo debe existir dependencia e influjo reciproco y, en segundo, que el espacio y el tiempo, como formas principales de cualquier existencia, deben depender de su propio contenido material, o sea, del movimiento de la materia. Estas dos tesis emanan, de una u otra forma, precisamente de los principios generales del materialismo dialéctico: por cuanto el espacio y el tiempo son diferentes formas de una misma existencia, de una misma materia en movimiento que constituye lo que se denomina mundo, ambas formas no pueden ser externas, independientes, ni respecto una de la otra, ni respecto del movimiento de la materia, ni respecto de la propia materia, como ensenaba la mecánica de Newton.

La teoría de la relatividad deducía estas tesis basándose en consideraciones puramente físicas (métricas), que no entendieron A.Timiriázev ni sus continuadores, los mecanicistas. Por el contrario, la dialéctica materialista le permitió a Lenin penetrar en la esencia filosófica de la cuestión.

Problemas concretos de la dialéctica que, en opinión de Lenin, debían elaborarse. Al guiarse por lo formulado por Lenin en cuanto a la dialéctica y a los modos de aplicarla en la ciencia cuando se elaboran los problemas teóricos –incluidos los que atañen propiamente a ella–, puede esbozarse un plan concreto de trabajo en esta esfera. Hasta no hace mucho, y en ocasiones también hoy, la exposición de la dialéctica se reduce a la selección escolástica de ejemplos para ilustrar unos u otros postulados de la dialéctica o a endosar términos filosóficos, en forma no menos escolástica, a los materiales de las ciencias particulares. De la inconsistencia de semejantes procedimientos ya se ha hablado con bastante persuasión, remitiéndose para el caso a los criterios de Lenin, quien se oponía enérgicamente a que se redujera la dialéctica y sus leyes a una suma de ejemplos. Entre los problemas y tareas concretas que se plantean ante la dialéctica en el terreno de las ciencias naturales puede mencionarse el análisis de los conceptos.

En virtud de que en la ciencia se han extendido mucho los métodos formales y matemáticos de investigación –lo cual, por sí solo, es un proceso progresivo– surge la tendencia a esquivar el análisis del contenido de las categorías y conceptos de la ciencia moderna y limitarse al sistema de símbolos y designaciones convencionales. Con tal enfoque se desplaza a segundo plano, e inclusive se retira por completo, la tarea primordial de la dialéctica en la esfera del pensamiento científico: operar con los conceptos.

Entretanto, cada vez se va esbozando con mayor nitidez la tarea, inmensurablemente más trascendental e interesante, aunque incomparablemente más difícil, de hacer el análisis conceptual de todo el contenido del saber científico natural actual, a fin de confeccionar los métodos para operar correctamente con los conceptos científicos. Es de todo punto imprescindible hacerlo, y no olvidar las palabras de V. I. Lenin: “La dialéctica en general es el “puro movimiento del pensamiento en los conceptos” [entre comillas, las palabras de Hegel citadas por Lenin. –N. del A.] (o sea, para decirlo sin el misticismo del idealismo: los conceptos humanos no son fijos, sino que se encuentran en eterno movimiento, pasan de uno a otro, fluyen uno en el otro, o de lo contrario no reflejan la vida viviente. El análisis de los conceptos, su estudio, el “arte de operar con ellos” [Engels], exige siempre el estudio del movimiento de los conceptos, de su interconexión, de sus transiciones mutuas)”20.

En otro pasaje, respondiendo a la pregunta: “¿En que consiste la dialéctica?”, Lenin dice que consiste en descubrir la interdependencia y las transiciones, de uno a otro, de todos los conceptos sin excepción, en la relatividad y la identidad de los contrarios entre los conceptos, en que “todo concepto tiene cierta RELACIÓN, en cierta vinculación con todos los otros”21.

Todos estos postulados de Lenin deben concretarse en cada caso por separado cuando se aplica la dialéctica hegeliana, interpretada al modo materialista, o sea, la dialéctica materialista, a las ciencias naturales y a su historia.

Otro problema y otra tarea que se plantea ante la dialéctica es la correlación de lo histórico y lo lógico. Al respecto, adquieren particular significación las ideas de Lenin referentes a la dialéctica de la historia y la lógica del conocimiento científico de la unidad. Según Lenin, de la correlación de lo histórico y lo lógico, de la unidad de ambos, puede y debe deducirse la dialéctica cual lógica y teoría del conocimiento. Es necesaria “la historia del pensamiento desde el punto de vista del desarrollo y aplicación de los conceptos y categorías generales de la lógica”22. Por cuanto el curso general del conocimiento humano y de toda la ciencia en general discurre ajustándose estrictamente a la dialéctica, “EN ESA MEDIDA la dialéctica de Hegel es una generalización de la historia del pensamiento”23 –razonaba Lenin.

De aquí se desprende la misión general planteada por V. I. Lenin con toda energía: “La continuación de la obra de Hegel y de Marx debe consistir en la elaboración dialéctica de la historia del pensamiento humano, de la ciencia y la técnica”24.

V. I. Lenin dilucida la correlación de lo histórico y lo lógico también en el plano gnoseológico, cuando la enlaza con el problema de la verdad. «La verdad es un proceso –dice–. De la idea subjetiva, el hombre avanza hacia la verdad objetiva a través de la "práctica" (y la técnica)»25. Lenin interpreta aquí la verdad en el aspecto histórico, como movimiento del conocimiento. Expuso la misma idea, pero en otro contexto, en el postulado de que el problema de la verdad es la esencia de la lógica (Lenin pone un signo de igualdad entre el problema de la verdad y la lógica).

La tarea de elaborar con sentido creador la dialéctica, basándose en la unidad de lo histórico y lo lógico, es enorme por su envergadura y difícil de cumplir. Requiere llevar a buen fin el balance de toda la historia del pensamiento de las ciencias naturales (si se trata de las ciencias naturales y de su desarrollo histórico).

Esto incumbe también a los filósofos marxistas, a los naturalistas e historiadores de la ciencia y la técnica contemporáneos. La labor que se haga en esta dirección podría permitir confeccionar una plataforma general, para continuar ampliando la alianza entre ellos y le comunicaría mayor contenido y orientación creadora. Es una misión en extremo compleja. En realidad, los científicos soviéticos solo acaban de abordarla. Mas es absolutamente justa la tesis de que no se puede elaborar la historia del conocimiento y la historia de la ciencia sin enlazarlas con la lógica del conocimiento, con la lógica de la ciencia y, viceversa, tampoco se puede tomar la lógica en abstracto, de un modo formal, al margen de la historia del pensamiento humano. Los científicos de diferentes países comienzan a sustentar este criterio. Por ejemplo, la idea de que es preciso aproximar las investigaciones, tanto en historia de la ciencia como en logica de la ciencia, fue expuesta y apoyada activamente en dos Congresos internacionales celebrados en 1971: en el XII Congreso sobre historia de la ciencia (en Moscú), y en el IV Congreso sobre lógica, metodología y filosofía de la ciencia (en Bucarest). La dialéctica exige infaliblemente que se la tenga en cuenta por doquier, de lo contrario, no se pueden plantear ni resolver los problemas ya maduros de la ciencia contemporánea y de su historia.

He aquí otro problema que se plantea ante la dialéctica en el terreno de las ciencias naturales: continuar elaborando y aplicando en la practica el método dialéctico marxista ascensional de lo abstracto a lo concreto. ¿En qué consiste el valor de este método para toda ciencia, incluida cualquier ciencia natural y matemática? En que sirve, en forma ideal, de reflejo del principio general del desarrollo, en su refracción al problema de la exposición consecuente lógica del contenido de la ciencia concreta. Al igual que el objeto de estudio asciende desde los escalones inferiores de su ser (de su “célula”) a escalones cada vez mas elevados de su desarrollo, asimismo al reproducir en forma sistemática en la mente el proceso de su desarrollo –o sea, en forma idealizada–, el método ascensional muestra en un aspecto sintetizado, el mismo orden de sucesión de los escalones del proceso dado.

Así es como se exponen en la actualidad las ciencias naturales, basadas en el experimento directo y en su síntesis teórica, y las ciencias matemático-deductivas, que reproducen en forma idealizada el proceso del conocimiento de uno u otro aspecto –destacado por medio de la abstracción del mundo objetivo.

La idea de Lenin consistía en aplicar el método dialéctico marxista a la exposición y el estudio de la propia dialéctica: En realidad, resulta extraño que todas las ciencias desarrolladas, sin excepción, se apoyen de hecho precisamente en el método ascensional de lo abstracto a lo concreto cuando explican su contenido o sintetizan los resultados del estudio de su materia, en tanto que la dialéctica materialista, cual ciencia (y, sin lugar a dudas, es una verdadera ciencia, en el mas estricto sentido de la palabra), deba exponerse sin ajustarse al método que le pertenece, sino a cualquier otro, como, por ejemplo, al de aducir ejemplos a cada uno de sus postulados, método que Lenin siempre censuraba.

Definiendo el método de la dialéctica usado por Marx en El Capital (y aquí se trata precisamente del método ascensional de lo abstracto a lo concreto), V. I. Lenin escribió: “tal debe ser también el método de exposición (o estudio) de la dialéctica en general (porque para Marx la dialéctica de la sociedad burguesa es solo un caso particular de la dialéctica)”26.

La tarea planteada por V. I. Lenin en el articulo La significación del materialismo militante, en lo que hace al método de la exposición y el estudio de la dialéctica, espera su solución. Ha llegado la hora de que los filósofos marxistas la emprendan con toda seriedad. Cabe recordar una vez más el legado que ha dejado en el V. I. Lenin: elaborar desde todos los aspectos la dialéctica materialista y ayudar a los científicos a dominarla con sentido creador, pues la dialéctica es el “alma” de toda la doctrina marxista. Ademas, siempre ha de tenerse presente el nexo de sucesión que enlaza en forma indisoluble, el artículo escrito por Lenin en 1922 y todos sus trabajos, especialmente Materialismo y empiriocriticismo y los Cuadernos filosóficos.




{1}N. K. Krúpskaya. Sobre Lenin, Moscú, 1971, pág.59 (en ruso).

{2}V. I. Lenin. "Cuadernos filosóficos", Obras completas, Buenos Aires, 1960, t. 38, pag. 351.

{3}Ibid., pág. 215.

{4}V. I. Lenin. “Estadística y sociología”, Obras Completas, ed. cit., t. 23, pág. 274.

{5}V. I. Lenin. "Cuadernos filosóficos", Obras completas, ed. cit., t. 38, pag. 214.

{6}Véase Ibid., págs. 213-215, 310-312, 344-345, 351-360.

{7}Ibid., pág. 344.

{8}Ibid., pág. 310.

{9}Ibid., pág. 311.

{10}Físico soviético, hijo del conocido biólogo darwinista K. A. Timiriázev (1843-1920).

{11}V. I. Lenin. “La significación del materialismo militante”, Obras completas, Buenos Aires, 1960, t. 33, pág .208.

{12}Smena Vej ("Cambio de Jalones"). Corriente sociopolítica, surgida entre la intelectualidad rusa de la emigración, que llamaba a colaborar con el poder soviético con miras a la degeneración burguesa del Estado soviético y del Partido Comunista. La base social de los de Smena Vej fue cierta animación de los elementos capitalistas en la URSS al comenzar el periodo de la NEP. El término proviene de la recopilación homónima (a diferencia de la recopilación Veji (“Jalones”), Moscú, 1909), que publicaba en Praga en 1921 y 1922 un grupo de emigrantes rusos. (N. de la R.)

{13}V. I. Lenin. “La significación del materialismo militante”, Obras Completas, ed. cit., t. 33, pág. 214.

{14}Ibid., pág. 215.

{15}V. I. Lenin. “Resumen del libro de Hegel Lecciones de historia de la filosofía”. Obras Completas, ed. cit., t. 38, págs. 269-70.

{16}Ibid., pág. 270.

{17}V. I. Lenin. “La significación del materialismo militante”, Obras Completas, ed. cit., t. 33, pág. 214.

{18}Ibid., págs. 214-215.

{19}Ibid., pág. 214.

{20}V. I. Lenin. “Cuadernos filosóficos”, Obras completas, ed. cit., t. 38, pág. 245.

{21}Ibid., pág. 190.

{22}Ibid., pág. 171.

{23}Ibid., pág. 310.

{24}Ibid., pág. 140.

{25}Ibid., pág. 193.

{26}Ibid., pág. 353.


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