Valeri Bosenko
El materialismo filosófico como principio*
¿Qué significa “con cada época de descubrimientos el materialismo cambia su forma”?
“Con cada época de descubrimientos, incluso en la historia de la naturaleza, el materialismo inevitablemente debe cambiar su forma”.1 A esta tesis planteada por Engels frecuentemente se la considera como un señalamiento de que a medida que se desarrolle la ciencia natural cambiarán (mudarán, emergerán nuevos, desaparecerán viejos, etc.) los principios, categorías, leyes y postulados filosóficos; en lugar de una filosofía vendrá otra, y así al infinito. En particular, existió un materialismo metafísico premarxista, luego llegó a sustituirlo el materialismo dialéctico, y en el futuro lo sustituirá algún otro materialismo, etc.
Sin hablar ya de que esta tendencia –la de colocar al desarrollo de la filosofía contemporánea en franca y directa dependencia del desarrollo de la ciencia natural– es errónea (pero nace del extendido prejuicio de que la filosofía como ciencia no tiene objeto propio, sino que ésta solo comenta, interpreta y generaliza los descubrimientos de las ciencias naturales, los hechos, es decir, se nutre de eso que cae de la mesa de las ciencias naturales). Notemos que en la mencionada observación de Engels la cuestión no trata en lo absoluto de la modificación de la filosofía, de los postulados filosóficos y los vínculos con los nuevos descubrimientos de las ciencias naturales. Sus palabras sobre el cambio de las formas del materialismo no se relacionan con el materialismo filosófico, sino con el naturalista. A medida que se profundiza el conocimiento sobre la cambiante realidad material ineludiblemente se modifica la representación materialista científica sobre el mundo circundante, esto es, cambia la forma (naturalista) del materialismo.
Pero en todos estos cambios se conserva eso que yace en la base del conocimiento científico (como reflejo) y comprende su esencia y contenido. Este es el principio mismo del materialismo: la materia es lo primario, la conciencia es lo secundario. Y aquí este principio materialista, que ya es materialismo filosófico, no sufre cambios. Ningún nuevo descubrimiento en la ciencia natural, ningún cambio en las representaciones de la gente (incluso en generaciones infinitamente distantes de nosotros) sobre el cuadro del mundo circundante, es decir, ningún cambio en la forma (naturalista) del materialismo puede sacudir o poner en duda este contenido filosófico (por esencia gnoseológico) del materialismo. En el mismo sentido dice Lenin, además, que cuando la cuestión trata de la “revisión de la forma” del materialismo de Engels, esto se debe sobreentender como “revisión de sus postulados naturfilosóficos”. “A los majistas2,dice, estamos lejos de hacerles reproches por esta revisión, sino por su método puramente revisionista de cambiar la esencia del materialismo bajo el disfraz de criticar su forma”3.
Las raíces de la incorrecta representación de que por el cambio en la forma del materialismo debe entenderse que en lugar del metafísico llegó el materialismo dialéctico, y que en adelante, puede esperarse la aparición incluso de cierto materialismo por encima del dialéctico, etc., consisten en que, como señala Engels, confunden al “materialismo como concepción general del mundo, basada en una comprensión determinada de la relación de la materia y del espíritu, con esa forma particular, en la cual se expresó esta cosmovisión en determinado escalón histórico, precisamente en el siglo XVIII”.4
Y se expresó ésta, es poco decirlo, en forma incorrecta y distorsionada. Es más, lo mezclan (inclusive en Feuerbach) con esa forma vulgarizada, trivial
“en la cual el materialismo del siglo XVIII continúa existiendo hoy en las cabezas de naturalistas y doctores, y en la que en los años 50 se presentó con los predicadores de feria Búchner, Vogt, Moleschott”.5
En una etapa temprana del desarrollo el materialismo filosófico y el materialismo científico natural no se diferenciaban. Las concepciones filosóficas materialistas eran, en grado considerable, de hecho naturalistas. Aquí tuvo lugar la concordancia del principio filosófico materialista con el cuadro científico del mundo. Entonces, cuando surgió la posibilidad de aislar el materialismo como principio universal y formular el concepto de materia en forma en extremo universal, no reducida a ninguna de las formas concretas de manifestación de la materia, a saber, como realidad objetiva, independiente de la conciencia y dada a nosotros en las sensaciones, entonces tales o cuales formas concretas de existencia de la materia se mantuvieron en el ámbito de competencia de la ciencia natural; el principio mismo siendo, como es gnoseológico, extremadamente universal, es competencia de la filosofía. En esto el materialismo filosófico sigue siendo el método, el alma principal de las representaciones materialistas sobre la naturaleza.
Eso que comúnmente se tiene en mente, cuando se habla sobré la forma superior de materialismo (se sobreentiende, el materialismo dialéctico), no es la forma sobre cuyo cambio habló Engels en la tesis mencionada, e incluso tampoco es la forma en relación a ese materialismo, sobre lo que trataba la tesis.
En realidad, el materialismo filosófico como principio, siendo dialéctico y recibiendo una forma en extremo universal de expresión, está en la forma que justamente nunca más sufrirá cambios. Para entender esto, es necesario no olvidar que el materialismo dialéctico no es simplemente una de las posibles formas transitorias del materialismo (en cuyo caso no podria pretender el rol de método universal general), sino la etapa superior y final que da término al desarrollo del único posible e íntegro materialismo filosófico (el monismo materialista), que interviene como principio universal, como cosmovisión general, basado en una determinada comprensión de la relación de la materia y el espíritu.
A algunos desconcierta la afirmación de que el materialismo pueda dársele una cima: en esta expresión no ven otra cosa, salvo la interrupción del desarrollo. ¿Pero cómo es posible representarse, por ejemplo, un cambio en el concepto de materia y del principio del materialismo, contenido en este, un cambio de la cuestión fundamental de la filosofía? ¿Qué es posible decir aún, en general, sobre la materia como tal, además del hecho de que es la realidad objetiva, independiente de la conciencia y dada en las sensaciones? Aquí, como dice F. Engels, tras alcanzar la forma de juicio universal,
“la ley alcanzó su expresión máxima (...) en su universalidad, en la cual tanto la forma como el contenido son igualmente universales, esta (la ley V.B.) no es posible extenderla más: es una ley absoluta de la naturaleza... (...) por medio de nuevos descubrimientos podemos obtener mayores confirmaciones, darle a esta un contenido nuevo, más rico. Pero a la ley en sí, como está aquí expresada, no podemos añadirle nada más”.6
La indicación del carácter final7 del principio filosófico materialista puede verse como el llamado dogmático de los conservadores que reducen la esencia del materialismo a la tediosa repetición del hecho de que la materia es lo primario y la conciencia lo secundario. Pero tales imputaciones desde la posición de los “nuevos descubrimientos” no son nuevas, y en su época Lenin ya dio respuesta a pretensiones similares. Y es característico que se viera compelido a responder precisamente a la acusación de repetición de la cuestión sobre la relación del ser y la conciencia: “Es suficientemente claro plantear la cuestión para comprender qué enorme absurdo dicen los majistas cuando exigen de los materialistas una definición tal de materia que no se reduzca a repetir que la materia, la naturaleza, el ser, lo físico es lo primario, y el espíritu, la consciencia, la sensación, lo psíquico es lo secundario.”8
Luego del logro por el principio filosófico materialista de la expresión acabada, el desarrollo ulterior del materialismo no se interrumpe en forma alguna. Por lo visto, corresponde llevar a la identidad, a la solución, a los contrarios que surgen como resultado de la bifurcación de lo uno en el materialismo en los campos filosófico y científico-natural, en concordancia con el principio dialéctico del desarrollo. Y en verdad, la formulación del principio filosófico materialista no es en absoluto un fin en sí mismo, este penetra todos los campos concretos del conocimiento sobre la naturaleza y la sociedad y “trabaja" allí como fundamento, como pasaje a la realidad, como principio universal del reflejo (incluyendo también la asimilación práctica de la realidad), como expresión de la posibilidad por principio de conocer la naturaleza, como el contenido inevitable de toda verdad científica, como cosmovisión.
Llamar en este caso a la ciencia (más exactamente, al sistema de ciencias concretas) fundada en el principio materialista del reflejo, ciencia natural o materialismo, o, al fin y al cabo, simplemente historia (que se constituye tanto de la historia de la naturaleza como de la historia de la sociedad) es lo mismo. Por esto se va a sobreentender el cuadro científico del mundo material, en permanente perfeccionamiento e interpretado materialistamente con exactitud, esto es, la genuina historia de la realidad. El principio gnoseológico universal del materialismo va a funcionar permanentemente y dominar absolutamente en las ciencias concretas9 y, al estar, por supuesto, investigando la realidad, aparentemente, cesa simplemente de ser un postulado que necesita ser “extendido” a las ciencias concretas (positivas). Este literalmente va a “vivir” (“trabajar”) en las propias ciencias acerca de la naturaleza (más exactamente, en la ciencia única de la historia como su alma, su método, su propulsor, su motor). Al mismo tiempo se derrumba la necesidad de una ciencia especial, que fuere la única depositaria de estos principios universales, que han alcanzado la expresión extremadamente amplia tanto en contenido como en forma de los principios (en lo que estaba la necesidad de la formación de estos últimos en el curso del devenir).
Como vemos, aquí tiene lugar el “regreso” de los principios (que reciben la expresión y la formulación en una forma conceptual en extremo universal, es decir, en el más alto nivel) allá, de donde son deducidos (de la práctica); y a la práctica también, en todas las ciencias concretas, como resultado de lo cual surge una nueva síntesis: la ciencia de la historia y el materialismo práctico. Este regreso no es un paso atrás al punto de partida, sino un movimiento hacia adelante, a un escalón superior. Es cierto que no siempre los contemporáneos tienen consciencia adecuada de este proceso. Algunos lo perciben como un regreso a la filosofía natural, a otros les parece que es necesario “revisar los criterios de Engels”; aquí se recurre al uso del término “filosofía de las ciencias naturales”.
Pero las ilusiones de la necesidad de creación de una peculiar ciencia de la naturfilosofía, de la filosofía de las ciencias naturales, etc., son, a fin de cuentas, resultado de la incapacidad de ver el rol de la actividad del hombre social en la asimilación de la naturaleza. Es producto de la separación del hombre de las fuerzas productivas, representadas como “un mundo particular junto a los individuos”.10 La nueva “naturfilosofía” está llamada a complementar en sí la ruptura entre el hombre comprendido abstractamente y la naturaleza, y a complementar de hecho las lagunas en el conocimiento de la esencia genuina del hombre y de su relación mutua con la naturaleza. Por esta vía se puede entender la contraposición de la naturaleza y el hombre, pero no se no se puede comprender la esencia de su unidad (no van más allá de la unidad puramente científico-natural, naturalista; tanto el hombre como la naturaleza son contemplados así de modo abstracto). La metamorfosis mutua de la naturaleza en hombre y del hombre en naturaleza o no se la comprende en absoluto, o se la comprende de modo naturalista. F. Engels estaba del todo en lo cierto cuando dijo que “(...) a la filosofía natural le ha llegado su fin. Todo intento de reavivarla no solo es superfluo, sino “que sería un paso atrás”11.
{*} “Философский материализм как принцип” (Filosofskii materializm kak printzip) se publicó por primera vez en el libro Dialektika i sovremennoie estestvoznanie (Dialéctica y ciencia natural contemporánea), Nauka, Moscú, 1970. Se traduce según la versión publicada en la Revista Propaganda, Kiev, el 09 de abril de 2009. Este texto fue traducido por Víctor Carrión y la traducción fue revisada por el Dr. Rafael Plá León. (N. del trad.)
{1} K. Marx y F. Engels, Obras, t. 21, p. 286 (ed. rusa).
{2} Apelativo dado a los seguidores los planteamientos filosóficos de Ernst Mach. En las traducciones de las obras de Lenin lo usual fue la introducción del neologismo "machismo” en relación al vocablo ruso utilizado por Lenin que era “маxизм" (majizm). En esta traducción partiendo del hecho que fonéticamente la “ch” en alemán equivale a “j" se traduce el término como "majismo" lo que al tiempo permite evitar confusiones con las otras acepciones que en la actualidad tiene el término "machismo” (N. del trad.).
{3} V. I. Lenin, Obras Completas, t. 18, p. 266 (ed. rusa).
{4} K. Marx y F. Engels, Obras Completas, t. 21, p. 286 (ed. rusa).
{5} Incluso en nuestros días es posible tropezarse con la representación de que el idealista es un hombre que tiene ideas, y el materialista es aquel para quien lo principal es comer, entregarse a vicios dudosos, etc. Por supuesto, esto no tiene relación alguna con el materialismo y el idealismo.
{6} K. Marx y F. Engels, Obras, t. 20, p. 540 (ed. rusa).
{7} Y este completamiento y culminación hasta la cima, tiene lugar allí cuando aparece la concepción materialista de la historia y el auténtico materialismo dialéctico es aquel que es materialismo histórico, esto es, que ha sido llevado hasta el materialismo histórico. Y más aún, hasta el socialismo científico. Si, como dice Engels, los marxistas son •materialistas prácticos'. Que aparte de lo demás significa que ellos parten no de la explicación del mundo, sino de su transformación (de modo revolucionario y práctico), y ante todo, del mundo social, entonces es plenamente claro cómo es necesario comprender el cambio de forma del materialismo con cada nuevo descubrimiento que hace época sin hablar ya de un descubrimiento social”.
{8} V. I. Lenin, Obras Completas, t. 18, p. 150 (edición rusa).
{9} Más exactamente, ya en la ciencia, única. Marx dice que en esencia hay una sola ciencia, la historia, la cual se forma de la historia de la naturaleza y de la historia social (como una continuación del movimiento en la forma social).
{10} K. Marx y F. Engels, Obras, t. 3, p. 67 (edición rusa).
{11} K. Marx y F. Engels, Obras, t. 21, p. 305 (edición rusa).