Filosofía en español 
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Comentarios críticos al Diccionario soviético de filosofía

Estado

Estado en el Diccionario soviético de filosofía


 

Estado · David Alvargonzález · 14 de junio de 2018

En los comentarios que siguen a la entrada dedicada al Estado político en el Diccionario soviético de filosofía voy a proceder en dos partes: en primer lugar, haré un breve resumen de lo que creo que son las características del Estado, tal como las entiende el marxismo soviético y, posteriormente comentaré algunos aspectos que considero problemáticos de esa idea de Estado.

Para el marxismo, el Estado y, en general, las instituciones políticas y jurídicas son una parte de la superestructura y, por tanto, algo que surge como acompañamiento de una determinada base económica. Recordamos que, según el marxismo, en la base se encuentran las fuerzas y las relaciones de producción, mientras que, en la superestructura, están las instituciones y los diferentes regímenes políticos y jurídicos, así como las formas de conciencia social (la religión, la ciencia, la filosofía, las artes). Pues bien, cito textualmente, el Estado no es ni más ni menos que “la organización política de la clase económicamente gobernante, que tiene por objetivo proteger el régimen económico existente y aplastar la resistencia de las demás clases”. Por tanto, “el Estado, al igual que toda superestructura, tiende a conservar y a fortalecer el sistema económico que lo ha creado.”

En concreto, en el modo de producción capitalista, el Estado no es más que un instrumento que tienen los capitalistas para dominar a los asalariados. Y vuelvo a citar textualmente: “el Estado siempre es un instrumento de la clase explotadora dominante, de su dictadura, una fuerza especial destinada a reprimir a las masas explotadas, sean cuales fueren las formas de gobierno.”

En resumidas cuentas, las instituciones políticas y jurídicas son un mero instrumento al servicio del capital para reprimir a los explotados por medio del ejército, la policía y las cárceles. Los políticos y los juristas son los lacayos, los criados, de los capitalistas ya que el Estado surge y se mantiene “como el instrumento que tiene la clase explotadora para aplastar al pueblo explotado.”

La filosofía política marxista, por tanto, ve al Estado como un enemigo que está al servicio del capital explotador. Se dice que “[…] en la sociedad primitiva sin clases, no existía el Estado, que el mismo surgió al producirse la división de la sociedad en clases de explotadores y explotados.” Del mismo modo, después de la dictadura del proletariado aparecerá el llamado “Estado de todo el pueblo” que conducirá a la desaparición del Estado mismo. Dice el Diccionario:

“El Estado no existirá siempre. En el futuro cederá su lugar a la autogestión social comunista. El Estado de todo el pueblo que surge del de la dictadura de la clase obrera cuando se llega a un determinado nivel en la edificación de la sociedad comunista, constituye un escalón próximo ya a la futura sociedad sin Estado.”

“Engels decía que el estado proletario no podría ya considerarse como Estado en la acepción propia del término.”

Lenin lo llamó un “Estado en extinción”. En la misma línea de argumentación, dice Stalin:

“Seguimos avanzando, hacia el comunismo. ¿Se mantendrá en nuestro país el Estado, también durante el período del comunismo? Sí, se mantendrá, si no se liquida el cerco capitalista, si no se suprime el peligro de un ataque armado del exterior... No, no se mantendrá y se extinguirá, si el cerco capitalista se liquida, si lo sustituye un cerco socialista.”

Es decir, que la culpa de que hiciera falta mantener el Estado durante la época de la Unión Soviética no estaba en la propia sociedad comunista sino en el capitalismo que amenazaba desde fuera al comunismo. Así pues, en la filosofía política del marxismo, la historia se inicia con una etapa pre-estatal, en la que no existe la dominación del hombre por el hombre, y finaliza con una etapa pos-estatal en la que el Estado opresor habrá desaparecido, y habrán desaparecido la explotación y las clases sociales. En el medio, mientras haya Estado, habrá explotación pues el Estado está siempre al servicio de los explotadores. Precisamente, las tres variedades de explotación definen las tres variedades de Estado: esclavista, feudal y burgués. Hasta aquí las características de la filosofía política del marxismo soviético que quería destacar.

¿Qué comentarios críticos se pueden hacer a esta concepción marxista del Estado político?

Pues en general se puede decir que la idea de Estado tiene una valoración claramente negativa y, en este punto, el marxismo teórico tiene ciertas conexiones con el anarquismo: por un lado, la “nostalgia de la barbarie”, la nostalgia hacia las sociedades pre-estatales, las sociedades de tribus y aldeas, que son presentadas como sociedades auténticas, comunitarias, de unos hombres buenos y cooperativos; por otro lado, el anhelo de acabar con el Estado político, fuente y condición necesaria de toda explotación, para dejar paso a esa “sociedad autogestionada comunista” que parece algo así como la Ciudad de Dios de San Agustín, frente a la ciudad terrena que sería el Estado. Quizás no hubiera sino mala cosa que el marxismo, en vez de dedicarse a condenar al Estado y a profetizar su desaparición, se hubiera molestado primero en entenderlo. Pero ya se sabe que Marx había dicho que "Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo". La cuestión es si se puede transformar una institución histórica cuyo funcionamiento no se entiende correctamente.

Como sabemos hoy, las sociedades pre-estatales no son ese paraíso que nos pintó el mito del buen salvaje, sino que son las sociedades de los fueguinos, de los inuit, de los nómadas ¡kung, de los yanomamos, y otras parecidas, en las que los hombres tienen una esperanza de vida de treinta años y viven en condiciones paupérrimas. También sabemos hoy que el socialismo real no encontró el camino para llegar a esa “sociedad autogestionada comunista” porque nadie supo nunca cómo se pasaba de la dictadura del proletariado a ese paraíso pos-estatal. En todo caso, como se puede ver en la entrada del diccionario dedicada al anarquismo, el marxismo se diferencia del anarquismo en que es comunitarista, frente al anarquismo que implica un individualismo burgués contrario a los intereses de la clase trabajadora.

Aparte de esta valoración negativa general acerca del Estado, la teoría del marxismo soviético tiene varias limitaciones importantes que la incapacitan para entender los procesos políticos:

En primer lugar, es una doctrina idealista ya que supone que el Estado es una mera superestructura al servicio de la economía. En este punto se pueden aplicar todos los comentarios críticos que se han hecho en la entrada base superestructura. Desde las teorías no marxistas, el Estado no son sólo las instituciones directamente políticas o jurídicas ya que el Estado incluye el territorio, la población, los recursos y tantas otras cosas materiales que están involucradas internamente en su funcionamiento.

La segunda limitación de la idea de Estado marxista es la hiper-simplificación que implica suponer que en un Estado sólo hay dos grupos significativos: los propietarios y el resto. Efectivamente, el Estado cumple la función de mediar en las divergencias entre grupos, pero los grupos que hay dentro de un Estado son muy variados: ciudades, aldeas, regiones, barrios, grupos de sexo, de edad, estamentos, gremios, sindicatos, partidos, grupos profesionales, grupos religiosos, comerciantes, consumidores, etcétera. Por eso el Estado es algo mucho más complejo que ese “consejo de administración de capitalistas explotadores” que imagina el marxismo. Aquí el materialismo marxista acaba siendo un reduccionismo economicista que es incapaz de dar cuenta de la compleja morfología interna del Estado.

En tercer lugar, un Estado secundario (y, desde hace mucho tiempo, todos los Estados son Estados secundarios) es ininteligible si no se tienen en cuenta sus relaciones con otros Estados. Las clases y los grupos no son “transversales” ni atraviesan las fronteras de los Estados, como suponía el comunismo internacionalista con su lema de “proletarios de todos los países uníos”, porque, cuando se declara una guerra, los proletarios de un Estado luchan con los proletarios de los Estados vecinos. Por eso hace falta tomar en consideración la dialéctica entre los Estados (y no sólo la dialéctica entre las clases) para poder entender la marcha de los Estados en la historia política.

David Alvargonzález

 
→ Edición conjunta del Diccionario soviético de filosofía · índice de artículos del DSF
Las cuatro versiones soviéticas del Diccionario filosófico de Rosental e Iudin
Diccionario filosófico marxista · Rosental & Iudin · Montevideo 1946
Diccionario de filosofía y sociología marxista · Iudin & Rosental · Buenos Aires 1959
Diccionario filosófico abreviado · Rosental & Iudin · Montevideo 1959
Diccionario filosófico · Rosental & Iudin · Montevideo 1965
Diccionario marxista de filosofía · Blauberg · México 1971
Diccionario de comunismo científico · Rumiántsev · Moscú 1981
Diccionario de filosofía · Frolov · Moscú 1984