Hamza Alavi
Viejo y nuevo imperialismo
Pensamiento Crítico, La Habana, enero de 1968, número 12, páginas 120-150.
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«El imperialismo es la víspera de la revolución socialista», escribió Lenin mientras los corazones revolucionarios se enardecían con la visión apocalíptica de la transformación social que estaba a punto de tener lugar a continuación de la desintegración del capitalismo moribundo.
El capitalismo monopolista estaba en los últimos estertores de su crisis general; el imperialismo era la fase superior de su desarrollo. Los movimientos de liberación nacional en los territorios coloniales eran una parte importante del proceso revolucionario, porque socavaban las posiciones del imperialismo e intensificaban sus contradiciones.
Desde que Lenin escribió esto, las luchas de los movimientos de liberación nacional de los territorios coloniales han culminado, por lo menos, en la independencia formal del dominio directo. También ha surgido un grupo de estados socialistas que está inequívocamente fuera de la órbita imperialista. Dos décadas han transcurrido desde que empezó en todo el mundo la liberación de los territorios coloniales después de la última guerra. Si este es el fin del dominio colonial directo, todavía no ha precipitado la crisis final que habría de presenciar el final del capitalismo monopolista y preceder la era del socialismo.
Surgen dos series de interrogantes. En primer lugar, podemos preguntar ¿cuál fue el papel de la expansión imperialista en el mantenimiento de la dinámica del desarrollo capitalista? ¿Cómo es éste afectado por los logros de independencia nacional obtenidos por las colonias?