Crónica Americana
Una obra de cultura hispano-americana
Con este título trae El Tiempo, de Bogotá, dirigido por don Eduardo Santos, el siguiente artículo:
«La casa Editorial-América, de Madrid, continúa sirviendo a la literatura y a la historia de la América hispana con un celo, una inteligencia y una eficacia dignas del alto espíritu de Rufino Blanco-Fombona, que inspira las labores de aquella magnífica Empresa editorial.
Publica ella no menos de siete bibliotecas: la Andrés Bello (literatura), la Ayacucho (historia), la de Ciencias políticas y sociales, la de la Juventud hispano-americana, la de Historia colonial de América, la de Obras varias españolas e hispanoamericanas y la de Autores célebres extranjeros. Con ellas puede decirse que está levantado el más duradero monumento a la vida, a la mentalidad, a los esfuerzos todos de la América hispana, que tiene en Blanco-Fombona al más esforzado y genuino heraldo de lo que ella ha sido y puede ser.
La Biblioteca Ayacucho nos da en sus últimas entregas (XXVIII, XXIX y XXX) una edición modernizada, con prólogo y notas de Blanco-Fombona, de la Vida del Libertador Bolívar, por Felipe Larrazábal, obra hoy rara y cuyo excepcional mérito no es preciso encarecer a los conocedores de la Historia. Ya antes esa Biblioteca nos había dado las Memorias de Páez, de Lord Cochrane, del General Urdaneta, del General O'Leary, de O'Connor, etc.; la admirable Vida de Miranda, por Ricardo Becerra; la Vida y Memorias de Iturbide, la Correspondencia de Sucre, la Correspondencia de San Martín y otros interesantísimos [688] libros, escasos antes y puestos al alcance de todos los lectores.
En la Biblioteca de la juventud hispano-americana acaban de aparecer el libro de Vicuña Mackenna sobre el Almirante Blanco Encalada (seguido de la Correspondencia de Blanco Encalada y otros chilenos eminentes con el Libertador) y las relaciones de mando de los últimos Virreyes de Nueva Granada, Francisco Montalvo y Juan Sámano, que dan luz curiosísima sobre la época más aguda de nuestra guerra de independencia.
Entre los libros sobre americanismo —sobre nuestro americanismo— publicados recientemente por esa Casa se encuentra el de Antonio Mañero sobre México y la solidaridad americana, el estudio de Daniel Mendoza sobre El Llanero, el vibrante panfleto de Carlos Pereyra sobre el imperialismo yanqui, y en otras de las citadas bibliotecas se encuentran las obras principales de Rodó y de Ingenieros, de Sarmiento y de Martí; los estudios sociales de Mostos, de Gil Fortoul, de Orestes Ferrara; las críticas de Bello, de Caro, de Carlos Arturo Torres; los estudios diplomáticos del chileno Alvarez; libros de Rubén Darío, de Montalvo; novelas de Blanco-Fombona, de Díaz Rodríguez; versos de Julián del Casal, de Guillermo Valencia, de Gutiérrez Nájera; viajes de Gómez Carrillo... Toda nuestra América, en lo que tiene de mejor y de más noble, desfila por aquellas páginas, coleccionadas con tanto amor como talento.
Una vez más queremos llamar la atención de la opinión colombiana, de cuantos entre nosotros amen las cosas del espíritu y el alma característica de nuestro Continente, sobre la labor que realiza la casa Editorial-América y sobre el esfuerzo que representa para el americanismo latino lo que en ella está haciendo Rufino Blanco-Fombona.
Es necesario apoyar esa noble labor, secundarla y estimularla, y esa obra debiera ser, no sólo individual, sino también oficial. En Colombia hacen gran falta las bibliotecas públicas, y para formar las que deben crearse y completar las que existen deberían tomarse como base los dos o tres centenares de volúmenes que ha publicado aquella Casa americanista y los que siga publicando; en ellos se afirma y esclarece la conciencia de [689] nuestros pueblos, se acercan ellos por el mutuo conocimiento y se va creando esa solidaridad necesaria para la supervivencia y vitalidad de la raza.»