Epistolario
Carta de Rufino Blanco Fombona a Miguel de Unamuno
EDITORIAL AMERICA
de R. Blanco-Fombona
Apartado 117
Madrid (España)
Piedrahíta (Avila) 25 de set. 1920
Sr. Don Miguel de Unamuno
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Salamanca
Mi querido Unamuno:
Me entero, aunque tarde, a causa de estar perdido en estas montañas avileñas, de que a usted se le condena a presidio -a usted- por supuestos delitos de lesa majestad.
Yo creo que usted es, querido Unamuno, uno de los tres o cuatro grandes hombres máximos que hoy representan en el mundo a la raza hispánica. Y digo hispánica y no solamente española para comprender un mundo mayor que el exclusivamente peninsular y europeo. Atentar contra U. me parece ir contra lo más vivo hoy, contra la esencia de la españolidad. Así, pues, si a usted lo acusan de lesa majestad, es decir, de atacar una ficción política, nosotros tenemos el derecho de acusar a sus jueces de lesa patria, es decir, de ataca? una realidad social del más alto valor. Que se saquen las cuentas y se averigüe de parte de quién en última instancia, están la justicia, la equidad y la razón.
Supongo -porque creo en España- que todo esto parará en unas cuantas molestias transitorias para usted y que de esa condena -a otros apóstoles también los han condenado- saldrá usted para los escaños del Congreso, como una reivindicación y porque el país convertirá en verbo inmune esa palabra a la que justicias oficiales, ciegas y retardatarias, quieren enmudecer y castigar.
Pero de todas suertes, querido Unamuno, yo quiero que sepa que mi afecto y mi admiración están con usted. No deseo que parezca esta verdad sincera, una vana fórmula. Deseo serle útil de veras. Dígame qué debo hacer, si usted cree que en algo puedo servirle. Estoy dispuesto a hacer cuanto fuere necesario en cualquier orden que sea, sin escatimar nada. Me parece que esto es bien explícito. Usted mande.
Como supongo que la actuación del Dr. Limarro y sus amigos será de carácter exclusivamente político, no le he escrito adhiriéndome a lo que hagan recordando que carezco de la nacionalidad española y, por tanto, de derechos políticos en España. De todos modos te envío una carta para él. Si usted lo cree oportuno porque el país convertirá en verbo inmune esa palabra a la que justicias oficiales, ciegas y retardatarias, quieren enmudecer y castigar.
Pero de todas suertes, querido Unamuno, yo quiero que sepa que mi afecto y mi admiración están con usted. No deseo que parezca esta verdad sincera, una vana fórmula. Deseo serle útil de veras. Dígame qué debo hacer, si usted cree que en algo puedo servirle. Estoy dispuesto a hacer cuanto fuere necesario en cualquier orden que sea, sin escatimar nada. Me parece que esto es bien explícito. Usted mande.
Como supongo que la actuación del Dr. Limarro y sus amigos será de carácter exclusivamente político, no le he escrito adhiriéndome a lo que hagan recordando que carezco de la nacionalidad española y, por tanto, de derechos políticos en España. De todos modos le envío una carta para él. Si usted lo cree oportuno, envíesela. Pronto regreso a Madrid: allí sabré de usted. Su admirador entusiasta y amigo de corazón.
R. Blanco-Fombona
[Tomada de Marcos Falcón Briceño,Cartas de Blanco-Fombona a Unamuno, Ed. Arte, Caracas 1968]