XIX Congreso Mundial de Pax Romana España 1946

 
El Escorial
Día 1º de julio de 1946 a las diez treinta de la mañana

Introducción general al tema tercero:
«El universitario católico y la cuestión social.»

Bajo la presidencia del Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo de Cardiff y con la asistencia del Excmo. y Rvdmo. Obispo auxiliar de Valencia; de Mons. Zacarías de Vizcarra; Sr. Ruiz-Giménez, presidente internacional; Mr. Kirchner, Vicepresidente internacional, y del señor Martín Sánchez, se abre la sesión, en que el Rvdo. P. Angel Herrera va a hacer la introducción general a la tercera ponencia de este Congreso: «El universitario católico y la cuestión social.» Después de unas palabras de presentación del Presidente, Ruiz-Giménez, en las que hace resaltar la relevante personalidad del P. Herrera y la innecesidad de presentarle, por ser de todos conocido, comienza éste su disertación. Dice el P. Herrera que desde que inició sus tareas de apostolado tuvo la suerte de verse siempre rodeado de un grupo selectísimo de jóvenes, que laboraron con él en aquella tarea, entre los cuales ocupó destacado lugar D. Fernando Martín-Sánchez Julián, presente hoy en la presidencia de esta sesión, y para el cual solicita un aplauso caluroso. Dice que hasta dos días antes de serle anunciada su participación y la fecha de su disertación no recibió el anteproyecto de ponencia que ha de servir de base para las tareas de las comisiones, y de la cual tiene que decir que es magnífica, plena de eficacia, vigor, ardor juvenil y, al mismo tiempo, prudencia. Magníficamente enfocada en el orden científico, teológico y económico, y que pone de relieve la perentoriedad de sentir la necesidad del momento y actualizarla. Ya decía Donoso Cortés que no hay palabras bastantes para expresar la ineficacia del liberalismo por su falta de base teológica; al menos, continuaba, el protestantismo la tiene, aunque sea satánica. Se necesita inexcusablemente un orden, un principio fijo, una teología; pero es necesario, además, una Economía, un Derecho y una Sociología. Es necesaria la acción. Hace falta un motor, no precisamente el progreso, sino el mismo Jesucristo, que pedirá cuenta de los talentos entregados.

Dice el P. Herrera que en las conclusiones del anteproyecto presentado se plantean justamente los problemas modernos en torno a la cuestión debatida. La definición de empresa es, según la ponencia, no una entidad que jurídicamente personifique un capital, sino una comunidad personal de trabajo que reclama un capital. Se trata de levantar el capital espiritual (Quadragesimo anno), sustituir el contrato de trabajo por el de sociedad (participación en los beneficios y otras formas adecuadas). Igual cabe decir del concepto de salario presentado por la ponencia; salario que debe comprender no sólo el [87] salario vital individual, sino también el familiar, el social y el supersalario que dé ocasión al ahorro y a las condiciones técnicas y de productividad necesarias para poder crear propietarios, ajustándose en un todo a la Rerum Novarum. Sin embargo, manifiesta el P. Herrera considera también algunas de las proposiciones del anteproyecto como excesivas, y pone como ejemplo la referente al caudal relicto del empresario, sobre el que el anteproyecto entiende existe un doble derecho, el de los hijos y el de los obreros; pero si se ha reconocido el derecho a la participación en los beneficios y éste se hizo con justicia, en el resto los únicos llamados deben ser los hijos.

Hablando de la conducta del universitario ante estos problemas, el P. Herrera dice que no queremos un cientificismo deshumanizado; es conveniente unir a la ciencia una educación clásica y la filosofía perenne, no simplemente un verbalismo vago ni unas reformas menores, ni tampoco con una postura muelle abandonar la reforma social solamente al Estado. Tampoco queremos sustituir la justicia por la caridad, ni se trata simplemente de un espíritu crítico y demoledor, sino de proclamar la verdad y realizarla en la vida.

¿Qué puede ofrecer la Universidad a la cuestión social? En primer lugar, pone a la cabeza de los universitarios llamados a un apostolado social a los ingenieros, por el sentido propio de realidad que tiene su carrera, por su contacto con los obreros, por su posición intermedia en la fábrica. Menos función social pueden desarrollar los estudiosos del Derecho y menos aún los especializados en el privado, ante lo social eminentemente público. Mucho cabe esperar de las ciencias políticas y mucho de la economía y de las escuelas de obreros; hay que evitar que el hijo de un obrero, a los catorce años, vaya a la fábrica; es necesario que pase antes por la escuela profesional; la fábrica es corruptora, quizá entre en contacto con almas apagadas, sin tener aún una voluntad formada y sólido criterio; de ahí la eminente función de estas escuelas profesionales, aspiración ésta ya recogida en la ponencia. Un paso más serán los Institutos Sociales Obreros: muchos no tienen alma sino de peones; pero otros, entre los obreros, tienen alma de jefes; hay que recoger lo selecto y llevarlo al Instituto. Se precisa también una institución de enlace de la Universidad y de la vida, y pone como ejemplo el P. Herrera la Unión de Friburgo, de 1941, y la de Malinas. En España, el Ministerio de Educación ha creado en la Universidad Internacional de Santander una tercera Sección dedicada a cuestiones contemporáneas, en la cual estos problemas sociales serán abordados y estudiados.

Para realizar todas estas labores son necesarios grupos selectos, minorías, impulso y levadura de la paz; Pío XII habla de la necesidad de estas minorías, pero no restringiendo su concepto simplemente al de minorías de clase, sino considerando uno amplísimo que abarque el sentir del pueblo; dice son necesarios «hombres espiritualmente eminentes, de convicciones profundas, de clara doctrina, coherentes, con gran autoridad social, constructores y abiertos a toda colaboración noble». Espíritus como Moisés, que se abran paso sobre la confusión. Ya advierte Donoso Cortés que los tiempos modernos serían tan difíciles que las soluciones las darían no precisamente los políticos, los economistas o los sociólogos, sino los místicos, gobernados por los dones del Espíritu Santo. De ahí la necesidad de la oración y el sacrificio y de que sean los directores solícitos, y que lo hagan todo por la gloria de Dios.

Terminada la intervención del P. Herrera, el Presidente, Ruiz-Giménez, declara abierta la discusión general de la tercera ponencia, haciendo uso de la palabra el delegado por Canarias, González Aledo, que presenta seis puntos que pudieran servir de preámbulo de conclusiones y que son los siguientes:

«1º Todo hombre tiene derecho a poseer y disponer exclusivamente por sí y para sí de los medios necesarios para conseguir su propio fin.

2º Ningún hombre puede ser privado, a no ser por su culpa o por causas ajenas a la voluntad humana, de los medios económicos suficientes para conseguir dignamente su propio fin.

3º Todo hombre, además, tiene derecho a adquirir y disponer de bienes que, sin ser necesarios, sean útiles, sin detrimento del bien común, para más fácilmente conseguir su fin.

4º Nadie tiene derecho a poseer ilimitadamente bienes superfluos, ni a usar de los mismos según su personal arbitrio, mientras haya quienes carecen de lo necesario sin culpa propia o por causas ajenas a la humana voluntad.

5º La autoridad social está obligada a regular la vida económica de tal modo que desaparezca la injusta desigualdad entre la acumulación de riquezas en unos pocos y la carencia de propiedad en la mayor parte de los hombres, privados así de lo necesario para la vida. [88]

6º La propiedad privada que sea superflua en manos de los actuales poseedores, podrá ser expropiada, con la adecuada indemnización, cuando ésta procediere y fuere posible, en favor de los que carezcan, sin culpa propia, de lo necesario para la vida.»

El Presidente de la Delegación italiana, Ivo Murgia, propone tratar, con objeto de ganar tiempo, únicamente de lo referente a la posición del universitario y suprimir totalmente la sexta ponencia. A lo cual el Presidente, Ruiz-Giménez, le contesta que será suficiente con reducir las Comisiones a dos, en la primera de las cuales pueden tratarse los problemas urgentes de carácter social, y en la segunda, los deberes del universitario. Y que respecto a la sexta ponencia, se ha pensado hacer una introducción general y discutirla rápidamente. El Sr. Gerin-Lajoie, de la Delegación del Canadá, dice que es fundamental estudiar el punto I, A) de la tercera ponencia como un principio de base del papel de la Iglesia, el Estado y la Sociedad y su colaboración. El Presidente de la Delegación de Málaga, Sr. Oliva, presenta a la mesa un proyecto de apostolado social obrero, sin hacer exposición de él, con el fin de ahorrar tiempo y descargar la sesión plenaria, proponiendo sea discutido únicamente en las Comisiones.

Como no se hacen más sugerencias de tipo general a la introducción, el Presidente, Ruiz-Giménez, propone el nombramiento de las Comisiones y somete a la aprobación del Pleno el nombramiento de un Comité de cinco miembros para la redacción de los principios generales y que sean el Brasil y Holanda los Presidentes, en la persona de los jefes de sus respectivas Delegaciones o miembros en que aquéllos deleguen, de las Comisiones en que se divide la ponencia.

Quiroga, de la Delegación de Méjico, propone una ordenación de la labor de las Comisiones, con objeto de ganar tiempo y producir más, y también propone den cuenta al Pleno las Comisiones que aún no han terminado sus trabajos.

Inmediatamente se entra en la discusión de los proyectos de conclusiones presentados por las Comisiones que han estudiado los puntos a que hace referencia la segunda ponencia de este Congreso: «El universitario y la Universidad.» Quiroga, de la Delegación de Méjico, lee un proyecto de conclusiones que pudieran servir de preámbulo a las de la segunda ponencia, elaboradas por un Comité de sacerdotes y seglares, que están totalmente de acuerdo en lo que proponen, habiéndose utilizado como método de trabajo el siguiente: El proyecto ha sido elaborado por los sacerdotes y seguidamente estudiado por los seglares, que le han concedido su completa aprobación. El proyecto, en sustancia, dice:

«1º Que los miembros del XIX Congreso Mundial de PAX ROMANA afirman el principio de libertad de enseñanza, según las encíclicas pontificias.

2º La Iglesia tiene poder de enseñar la verdad divina y debe gozar de la más amplia libertad para hacerlo.

3º La Iglesia ha procurado siempre desenvolver las instituciones culturales.

4º La Iglesia posee el poder de enseñanza profana con Escuelas y Universidades.

5º Los padres tienen el derecho de mandar a sus hijos a estas instituciones y el Estado no puede evitarlo.

6º La Universidad es pieza fundamental para la instrucción y la educación en la sociedad.

7º La Universidad exige una autonomía de régimen y administración limitada por los derechos naturales de enseñanza de la Familia, la Iglesia y el Estado.

8º La Familia y la Iglesia tienen el deber de cuidar que la Universidad dé enseñanza según los principios morales.

9º Corresponde a la jerarquía el juzgar la necesidad y la oportunidad de la creación de Universidades Católicas dependientes de la autoridad eclesiástica, a pesar incluso de la existencia de Universidades confesionalmente católicas.

10. En el caso de una falta colectiva, el Estado tiene el derecho de promover el estudio de la ciencia y la práctica de las artes.»

El Presidente de la Delegación de Estados Unidos, Mr. Kirchner, propone que puesto que el anterior preámbulo ha sido elaborado por teólogos y según las doctrinas de la Santa Sede, sea aprobado sin ulterior discusión. Proposición que es aceptada por el Congreso. A continuación se pasa a leer las conclusiones elaboradas por la primera Comisión. La primera de ellas dice como sigue: «PAX ROMANA proclama que la Universidad, como institución que continúa la formación integral del hombre, para preparar a los futuros elementos rectores de la Sociedad, tiene dentro de su esfera, como funciones especiales:

A) Formar la mentalidad científica y dotar de un método científico (formación de sentido crítico). [89]

B) Dar las bases necesarias para la vida profesional.

C) Promover la investigación.

D) Formar el sentido de responsabilidad para consigo mismo, para la Sociedad y para con Dios.»

Conclusión que es aprobada por unanimidad. Seguidamente se lee la segunda:

«II. La Universidad debe poseer un sistema orgánico de enseñanza, orientada en los mismos principios doctrinales, y tener en cuenta la vida total y armónica del hombre y buscar la convivencia de maestros y alumnos por el contacto directo y continuo. Por ello:

A) La enseñanza de todas las materias fundamentales debe ir acompañada de ejercicios teóricos y prácticos que se desarrollarán en los Institutos científicos y en los ambientes profesionales específicos.

B) Cada Facultad debe tener formación filosófica y de cultura religiosa superior para ayudar a realizar la síntesis y la unidad del saber y de la vida.» Esta conclusión es aprobada.

Con objeto de dar un descanso al Presidente, Ruiz-Giménez, a partir de este momento actúa como Director de debates el Sr. Pascal, de la Delegación de Chile.

La tercera conclusión dice como sigue:

«PAX ROMANA reconoce y afirma que, en relación con la Sociedad, la Universidad tiene las siguientes funciones:

Cultural. La Universidad debe ser foco irradiador de valores culturales y fermento de nuevas orientaciones vitales.

Moral. La Universidad ha de observar una conducta ejemplar como institución y después ejercer una crítica limpia, noble y constructiva de todo lo que encuentre deficiente y subsanable en la Sociedad.

Unitiva. La Universidad ha de procurar la unidad de personas de distintas condiciones económicas, raciales y profesionales, siendo abierta y asequible por igual a todo hombre capaz de seguir estudios superiores, procurando la convivencia de futuros profesionales de distintas carreras en entidades y actividades idóneas.

Nacional. La Universidad ha de fomentar y fundamentar el espíritu cívico y nacional estudiando las necesidades concretas y actuales de la nación, a fin de aplicar a ellas los conocimientos de las diversas especialidades.

Supranacional. La Universidad debe ocupar un firme puesto en el acercamiento de unas naciones a otras, creando ese clima, más que internacional, supranacional, como lo llamó Pío XII, donde los hombres de estudio se comprendan, se abracen y trabajen juntos en tarea común, utilizando todos los sanos medios que llevan, tanto a ese acercamiento como a la comprensión y ayuda de unas Universidades respecto a otras.»

El delegado inglés pregunta, sin oponerse al espíritu de la conclusión, cuál es el valor que tienen las afirmaciones de PAX ROMANA en aquello que no ha sido definido por los Romanos Pontífices. Le contesta el Presidente, Ruiz-Giménez, diciendo que se trata de un ideal que todos los países deben tratar de conseguir, y que al menos es bueno conocer; recordando que, por otra parte, PAX ROMANA no impone a las distintas Federaciones asociadas, sino simplemente propone sugerencias. La proposición tercera es aprobada en la redacción presentada.

La cuarta conclusión dice: «Además de la misión y funciones señaladas a las Universidades que se profesan católicas, tienen una prevalente función apostólica; ésta la realizarán:

1º Formando cristianamente las mentes y conciencias de las futuras selecciones del país.

2º Haciendo verdadera ciencia conforme al dogma y la moral católicos y, consecuentemente, proporcionando a la Iglesia elementos para el desarrollo de las ciencias eclesiásticas, armas para su defensa y prestigio intelectual ante los extraños.

3º Estudiando, dentro del ámbito de sus propias disciplinas, los diversos problemas actuales de la Iglesia.»

El delegado del Canadá pide aclaración de la frase «disciplina propia», inserta en el tercer párrafo de la cuarta conclusión, y Quiroga, de la Delegación de Méjico, aclara en el sentido de que la Universidad debe estudiar problemas tales como Misiones, herejías, etcétera.

El delegado inglés prefiere que en el segundo párrafo de la cuarta conclusión, en vez de ciencias, se ponga conocimiento o doctrinas, ya que en idioma inglés aquella primera palabra tiene un sentido exclusivamente experimental. Con estas aclaraciones, queda aprobada la cuarta conclusión. [90]

Se inicia la lectura de las conclusiones de la segunda Comisión de la segunda ponencia, la primera de las cuales, en forma de preámbulo, dice, en esencia, que el universitario católico debe trabajar por la recristianización y propagación de los principios católicos, siendo necesario la conquista del medio universitario, lo cual impone la conquista de sí mismo y la formación universitaria moral y social. Conclusión que es aprobada.

La segunda conclusión dice que la conquista no es posible, si no se llega, gracias al apostolado colectivo y personal, a hacer al universitario indiferente o no católico, copartícipe de las concepciones católicas. El delegado de Suiza pide una aclaración respecto al sentido de la frase «apostolado colectivo», contestándole el delegado del Canadá en el sentido de que se trata del apostolado de las asociaciones como tales asociaciones. La conclusión es aprobada.

La tercera conclusión dice: «Insistimos:

1º En la necesidad de afirmaciones como católicos en todas las actividades universitarias.

2º La necesidad de la penetración por los métodos del equipo inspirados en la camaradería y la intransigencia ante el error.

3º En la perseverancia sobre la conciencia sobrenatural de nuestra responsabilidad y la confianza en el premio sobrenatural.»

El Presidente de la Delegación de Murcia, Dr. Isidoro Martín, quiere hacer la aclaración de que el equipo no suponga una merma de la justicia. El Presidente, Ruiz-Giménez, dice a esto que no es un privilegio, sino una responsabilidad y una carga; es un conjunto de almas unidas que aceptan todos los sacrificios. La conclusión es aprobada.

La cuarta conclusión dice que los órganos de Acción Católica deben ejercer su actividad en todas las esferas de la Universidad. Deben tratar, ante los indiferentes, a llevarles a la práctica, y ante los anticatólicos, tratar de que abandonen sus prejuicios y, si no los abandonan, tratar de evitar su perniciosa influencia.

El P. Almeida, de Portugal, dice que esta conclusión puede estar incluida en la preferencia. José de Cuadra, de la Delegación española, quiere hacer la aclaración de que en vez de Acción Católica se trata, en un sentido más extenso, de organizaciones católicas universitarias. El Sr. Salat, Secretario administrativo de PAX ROMANA, en Friburgo, especifica que esa penetración de que se habla en las dos últimas conclusiones se realice por medios cristianos, a cuya proposición se adhiere el Delegado venezolano. Sánchez Varela, de la Delegación del Uruguay, dice que está sobreentendido y que se trata exclusivamente de dar consignas prácticas. Con estas aclaraciones es aprobada la conclusión.

La quinta conclusión dice que los órganos universitarios de las organizaciones católicas podrán contribuir a formar un espíritu de juventud, cooperación y unidad, organizando los hogares universitarios, resolviendo los problemas materiales de los estudiantes (alojamientos, financieros, &c.).

Con la aprobación de esta conclusión, se levanta la sesión a las dos en punto de la tarde.

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Pax Romana
XIX Congreso
XIX Congreso Mundial de Pax Romana
Madrid 1946, páginas 86-90