XIX Congreso Mundial de Pax Romana | España 1946 |
Continúa la discusión de la quinta ponencia Bajo la presidencia del Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo de Cardiff [Michael Joseph McGrath]; Mr. Vizcarra; Presidente internacional de PAX ROMANA, Ruiz-Giménez; Vicepresidente, Mr. Kirchner, y otras personalidades, se continúa la discusión de la cuestión referente al Congreso de Praga, iniciada en el pleno celebrado a las cuatro de la tarde del mismo día. El observador ucraniano, Sr. Kischka, habla de la existencia de dos concepciones del Mundo, el materialismo y el cristianismo, que se enfrentan; hay que prepararse a oponerse al peligro. Para ello hay que prepararse, ya que no caben concesiones por parte del comunismo. Lo sabe por experiencia: es un peligro permanente, ya que no existe evolución ninguna en él. Si hay alguna aparente es simplemente medio para alcanzar su fin. Hay que ir al Congreso, pero con gente profundamente especializada, para conocer perfectamente la situación del enemigo. El P. Fuentes, de El Salvador, propone que se estudie el problema de las relaciones entre católicos y comunistas, rechazando en absoluto, como perniciosa, la doctrina de la mano extendida de Maritain. Interviene a continuación Ivo Murgia, Presidente de la Delegación italiana, quien dice que Italia va a participar en Praga con una Delegación universitaria elegida democráticamente, de la cual forman parte 10 católicos, cinco comunistas y cinco sin clima político especial y posiblemente manejables. Hace la advertencia de que los católicos han sido escogidos no como católicos, sino como universitarios. Se debe ir como hombre católico, desde luego; pero en función de la calidad de universitario. Y nuestra función allí no ha de ser simplemente una apología, sino consistir en presentar realidades vivas, no tratar de dividir el Mundo en dos campos, ya que el catolicismo tiene soluciones tan amplias como el comunismo en la vida económica y superiores en la vida espiritual. Puede crearse una fraternidad intelectual cristiana, de la cual formen parte incluso no católicos. El jefe de la Delegación del Perú propone que se trate aparte este problema en la reunión privada que Mr. Kirchner ha ofrecido, con objeto de dar a conocer determinados detalles respecto a este asunto. A lo cual se adhiere el Sr. Ducret, del Secretariado de Friburgo, añadiendo sería interesante asistieran también a la reunión los asesores eclesiásticos. En este momento, y a propuesta de la representación en el Congreso de la Jerarquía Eclesiástica, Mons. Zacarías de Vizcarra, el Presidente internacional, Sr. Ruiz-Giménez, lee un párrafo de la Encíclica Divinis Redemptoris, en la cual se condena al comunismo [62] como algo intrínsecamente perverso y con el cual no cabe colaborar en ninguno de los campos. El Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo de Cardiff dice es su deber darnos una información detallada de un punto que considera interesante a este respecto. Añade que en una conversación con un Obispo australiano, aquél le dijo que se cree comúnmente que el comunismo tiene oportunidad de desarrollarse cuando hay problemas económicos que lo justifican. Así, en Australia la propaganda comunista es muy activa, pero realmente existen problemas sociales que, al menos exteriormente, podrían justificarlo. Pero hay un país, Nueva Zelanda, en el cual el hombre está protegido desde el momento de su nacimiento al de su muerte, y, sin embargo, también allí hay comunismo. Lo que sucede es que el comunismo no tiene un origen meramente económico, sino que es un aspecto de la obra del demonio. El delegado de Polonia, Sr. Tarnowsky, señaló que no sólo se trata de palabras, sino que hay que afrontar el problema y unirse en la lucha común. Después aludió a la ignorancia casi criminal con respecto a algunos problemas urgentísimos por parte de muchas personas, al materialismo, y a un intelectualismo exagerado, sin poder de síntesis, como las tres causas fundamentales de la difusión del comunismo. No hay dos problemas, liberalismo o comunismo; lo que existe es una falta de confianza en sí mismo para dar soluciones, soluciones perfectamente proporcionadas por el Cristianismo. El comunismo es el mal encarnado. Es preciso oponerse valientemente ante los hechos y no cerrar los ojos porque la visión sea desagradable. El delegado de Colombia, Sr. Mariño, dice ya ha explicado el Sr. Arzobispo de Cardiff la actitud de la Jerarquía. Ni nos podemos ni nos queremos salir de ello. Pero no hay que personalizar. Hay que atacar la ideología, pero respetando la dignidad de la persona humana. No hay que temer el afrontarlo; pero ha de existir fraternidad, amor y caridad. Refiriéndose a la quinta ponencia, señala como uno de los principales problemas de la Cristiandad, sobre el cual ya ha llamado la atención S. S. Pío XII, la miseria dantesca de los países europeos asolados por la guerra, y propugna una campaña a favor de las víctimas de ella. El P. Viviani, de Chile, hace un estudio de la táctica comunista en sus dos aspectos, de contacto y de conquista. Del primero deduce la consecuencia de que es ingenuo creer que se logre convertir a los comunistas, y del segundo, habla de la formación de sus células y de su desarrollo posterior. Isabel Robalinos, delegada ecuatoriana y Secretaria general de la C. I. D. E. C., sugirió un mutuo respeto y conocimiento de la personalidad de cada nación para fundamentar una paz cristiana. Seguidamente, M. Ducret, del Secretariado de Friburgo, afirma que estamos convencidos de la maldad y del peligro del comunismo; pero que lo que ahora urge es hallar medios prácticos para combatirlo. El Presidente internacional, Ruiz-Giménez, contesta que a ello se va con la tercera ponencia. Pablo Antonio Cuadra, delegado de Nicaragua, denuncia el protestantismo como uno de los mayores problemas que tiene planteados el catolicismo en Hispanoamérica. Interviene a continuación José María Mohedano, Presidente de los jóvenes de Acción Católica de España y jefe de la Delegación española; dice que el universitario español conoce ya lo que es el comunismo, y lo conoce no sólo porque estudia las encíclicas, sino también por la experiencia de sus mártires. Por eso, nuestra postura no puede ser más que una: luchar para destruir las razones o pretextos del comunismo y luego combatirlo hasta la extinción. El delegado de Valencia y Catedrático de aquella Universidad, Sr. Corts Grau, hace las siguientes consideraciones: Dice que le parece advertir que algunos católicos creen debe haber varias tácticas frente al comunismo, según la que aquél observe frente a los católicos. Esto es ingenuo, ya que nuestra actuación católica no depende de la actitud comunista, sino de nuestro amor ardiente a la verdad. Es un error creer que podamos combatirlo económicamente, ya que el fondo del comunismo no es sino de tipo puramente pasional. Además de que ni él mismo ha resuelto los problemas de aquel tipo que tenía planteados. Nosotros, no sólo somos anticomunistas por católicos, sino por patriotas, pues si de un lado el catolicismo ha hecho posible y ha informado la existencia de muchas naciones, el comunismo no aspira sino a su desaparición. Con esta intervención se cerró esta sesión plenaria especial, a las nueve y media de la tarde. |
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Pax Romana XIX Congreso |
XIX Congreso Mundial de Pax Romana Madrid 1946, páginas 61-62 |