Filosofía en español 
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Sepulcro de Marcelino Menéndez Pelayo

Sepulcro

sepulcro de Marcelino Menéndez Pelayo

Durante el verano de 1956, año en el que numerosas instituciones concurrieron a la celebración del centenario del nacimiento de Marcelino Menéndez Pelayo, se procedió al traslado de los restos mortales de don Marcelino (y también de los restos de sus padres), desde el cementerio de Ciriego a la catedral de Santander. Esta necrófila ceremonia tuvo lugar el 26 de agosto de 1956, y se completó con una sesión académica que, dos días después, tuvo lugar en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander, en la que intervino, entre otros, Monseñor Ángel Herrera Oria, Obispo de Málaga, cofundador en 1910 de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas.

En la catedral de Santander, en el brazo izquierdo del crucero, los restos de Marcelino Menéndez Pelayo fueron colocados en un sepulcro realizado por el escultor Victorio Macho (Palencia 1887-Toledo 1966, exilado en Lima por republicano desde el final de la guerra civil, acababa de regresar en 1952 a la España del general Franco).

Victorio Macho dispuso una figura yacente de piedra que representa a Menéndez Pelayo vestido con sayal de fraile, tal como su cadáver fue amortajado, la cabeza reposando sobre dos grandes infolios, el brazo derecho desfallecido, mientras el otro sostiene sobre el pecho un libro y una cruz. Al pie del sepulcro, la siguiente leyenda atribuida a don Marcelino: «¡Qué lástima tener que morir cuando me quedaba tanto por leer!» También es de Victorio Macho la Piedad de bronce que completa este monumento funerario.

 

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