PROCLAMA A LOS DURANGUEÑOS

DURANGUEÑOS: Las huestes del Imperio tremolaron en vuestro suelo sus banderas triunfantes, y el Águila de Anahuac cubre ya con alas victoriosas toda la extensión de estas provincias, dejándolas purificadas de los esclavos insolentes que las tiranizaban. ¡Qué escenas tan indecentes nos han representado esos déspotas advenedizos en los últimos arranques de su humillado orgullo! Al espionaje, la amenaza e insulto, sucedieron la confusión, el desorden y desconcierto en todas sus operaciones; pero os habéis sobrepuesto a su impotente cólera, y burlado su vergonzosa ineptitud. Los anunciados triunfos, se han reducido a una retirada indecorosa, y ya corren a sepultar su ignominia más allá de las ondas del Océano, a pesar de que la generosidad americana accedió a los honores de la guerra, que postulaban suplicantes en medio del temor y desamparo; y sus cómplices domésticos que los protegían yacen sumergidos de susto y de rubor, esclarecidos los prestigios que los alucinaron, conociendo su ingratitud al país que debieron su fortuna, y consideración de algunos no merecida. Compadeced a los unos, perdonad a los otros, y servidlos a todos. En el país de la libertad el resentimiento debe hacer lugar a la benevolencia; solo al vil esclavo le son propios el odio y la venganza; mas si la libertad ensancha y rectifica los derechos del hombre, también señala y ajusta sus deberes; y si no basta la magnanimidad, la espada de la Ley caiga sobre el perturbador y el díscolo. De este modo dignos herederos e ilustres descendientes de vuestros antepasados, daréis el ejemplo de ser a un mismo tiempo benéficos y justos. Durango 6 de setiembre de 1821.

Dr. Mariano de Herrera,
Diputado de Provincia.

MÉXICO 1821.

Imprenta (contraria al despotismo) de D. José María Benavente y Socios.

( Transcripción íntegra y directa del texto impreso sobre el verso de una hoja de papel. )