Antonio Zozaya
Socialismo liberal
Quienes afirman, como Duguit, que pasaron para siempre los antiguos partidos políticos tienen razón en cuanto reconocen que la incorporación de la Sociología a la investigación de lo que son y deben ser la Soberanía y el Estado y el nuevo estudio de las relaciones entre el Capital y el Trabajo han dado a la Política un contenido de que careció durante el siglo XIX.
Pero yerran al suponer que todas las conquistas realizadas durante la pasada centuria fueron baldías y que deben ser anuladas, en aras de un concepto sobrado materialista del cuerpo social, desconocedor de lo que significa para el progreso humano el concepto de Libertad.
La experiencia nos ha demostrado que el liberalismo abstracto y doctrinario dejó sin defensa a los débiles a merced de los fuertes; es precisa la intervención del Estado para que la libre competencia sea tal, dando la necesaria independencia económica al obrero frente al patrono; es obligado el aseguramiento por el Estado a todo hombro de un mínimo de bienestar, mas no para anular la Libertad, sino para que sea algo más que una vana palabra y pueda ser ejercitada por todos los hombres, con absoluta independencia.
Pero, ¡negar la Libertad! ¡Borrar de las Constituciones los Derechos del Hombre! Eso no puede ser. Ello equivaldría a dar al Capital el poder omnímodo. La lucha, hoy como ayer, se halla entablada entre la soberanía llamada trascendente de los autócratas y la inmanente que reside en el Pueblo, y el Pueblo es liberal, precisamente porque es soberano.
Así, tan absurdo es pensar en un liberalismo que no sea socialista como en un Socialismo que no sea liberal y que no proteste contra todos los despotismos: el de la tradición y el de los dogmas, el de la Propiedad y el de la fuerza, el del cheque y el del solideo, el de la cátedra y el de una supuesta intelectualidad pedantesca que, so capa de renovadora de meras formas, no se llama, ni se puede llamar, ni liberal ni socialista; porque ha sido criada en el ambiente de los centros burgueses, de las antesalas y de los seminarios.
Antonio Zozaya