Filosofía en español 
Filosofía en español


Editorial

Cuatro años ha cumplido la REVISTA NACIONAL DE EDUCACIÓN. Durante ese período ha seguido paso a paso con ambicioso espíritu informativo el hondo resurgir de la cultura patria. Fue primero la organización sistematizada de la alta cultura española. El Ministerio supo llevar a la práctica la noble ambición de renovar nuestra gloriosa tradición científica y exigir a los intelectuales una aportación valiosa y decisiva al resurgir patrio. Para ello fue preciso restaurar la clásica y cristiana unidad de todas las ciencias, destruida en el siglo XVIII y proclamar el valor de nuestro saber como aglutinante para la unidad política y como norma de servicio al interés público que personaliza el Estado, y crear el órgano adecuado que fomentase, orientase y coordinase la investigación científica nacional. Surgió así el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas, que, sin mediatizar los Centros e Instituciones que se desarrollan en vida propia, fomentando y aunando iniciativas particulares, permite volvamos a anunciar al mundo ideales ecuménicos y devolvernos, como anhelaba Menéndez y Pelayo, claro y nítido el honor de España. Publicáronse la ley y el Reglamento, y al amparo de ellos se desarrollaron los Patronatos y los Institutos del Consejo, cuya amplia labor, cuajada de ubérrimos frutos, quedó recogida a lo largo de nuestra Revista. Nuestras páginas dieron cabida a tan gigantesco esfuerzo, que no sólo abarcó la restauración y renacionalización de nuestra ciencia en su aspecto doctrinal, sino incluso el aspecto material de los edificios. En un afán de superación, el Departamento docente restauró inmuebles destrozados durante la guerra y levantó nuevas sedes para los distintos Patronatos e Institutos. Nuestras columnas recogieron en cifras tan gigantesco esfuerzo, y planos, maquetas, fotografías de edificios ya terminados, ilustraron las informaciones que demostraban la realidad de la política docente de España.

Quedó asimismo patente la magna tarea desarrollada por el Consejo, recogida en los discursos del Ministro de Educación, pronunciados en las sesiones plenarias, en las que el Consejo acude anualmente a rendir cuenta de su labor ante la alta magistratura del Jefe del Estado, y publicados íntegros en nuestra Revista. Como también dimos cuenta de la exuberante floración bibliográfica del árbol luliano, que cuenta ya por centenas sus publicaciones.

Vino después el empeño tenaz de nuestro Ministro de devolver a la Universidad española su auténtico sentido nacional, empeño anunciado en discursos y alocuciones y llevado a la práctica con la promulgación del nuevo Estatuto Universitario en julio de 1943, inserto íntegramente en nuestra Revista. La nueva ley fecundó de contenido orgánico el concepto universitario, ampliando su enteco funcionalismo, robusteciendo y garantizando la función docente, revalorando las Facultades y colocándolas en condiciones de rendir hasta el máximo en el empeño generoso de transmitir la cultura superior a las inteligencias juveniles. Con este empeño felizmente resuelto, nos vinieron también una era gigantesca de construcción de nuevos edificios y renovación de los existentes, un mejoramiento de los haberes de los Catedráticos y Auxiliares y un aumento notable de las consignaciones para atenciones de las cátedras universitarias. Se implantó la Enseñanza religiosa obligatoria y se atendió a la formación política y a la educación física de los educandos universitarios. Editoriales, artículos, informaciones, reportajes, recogieron cumplidamente en nuestras páginas la vigorosa renovación de la caduca legislación universitaria.

Nuestra Enseñanza Media fue asimismo objeto de atención preferente. Promulgóse la Carta Magna de los Institutos, donde se perfiló concienzudamente la misión educativa de nuestros Centros de Enseñanza Media. A los Institutos llegó también la era de reconstrucción y nuestras páginas dieron cuenta de los nuevos edificios levantados o reconstruidos bajo el signo de Franco.

En la Revista quedaron recogidas las plantillas del Magisterio Nacional, que por tercera vez en la nueva España ve aumentados sus haberes y duplicado en sólo cinco años su sueldo mínimo. No se olvidó el Departamento de la ley de Primera Enseñanza y su pronta aprobación por el Gobierno y las Cortes fue ya anunciada en nuestra Revista.

Inauguración de numerosos edificios en la Ciudad Universitaria de Madrid, nuevos Museos que se abrieron en España, multitud de edificios declarados monumentos nacionales y salvados, por tanto, de la incuria y del abandono, apertura de nuevas Bibliotecas, entre ellas la red densísima trazada sobre nuestro Protectorado en África; ordenación sistemática de las enseñanzas obreras en sus ramas de peritaje, aspectos todos del resurgir cultural de nuestra Patria, recogidos en nuestras informaciones y comentarios. Porque nuestra Revista se propuso desde el primer momento ser fiel reflejo de la magna labor, la honda transformación cultural de España.

Inicia ahora la Revista Nacional de Educación una nueva etapa. Su trayectoria será sustancialmente la misma, pero ha de aumentar su caudal informativo, porque ha aumentado la labor ministerial digna de ser recogida. Este afán que nos mueve a ampliar el sector informativo corresponde a la honda transformación cultural de nuestra Patria. Todo lo que acontezca en el campo de la ciencia, grandes publicaciones, ensayos, conferencias culturales, personalidades extranjeras que nos visiten, realidades universitarias, nuevos Catedráticos, movimiento cultural en el extranjero, edificios y obras, acontecimientos literarios, e incluso la legislación que convenga destacar, nutrirán ahora nuestras secciones con un mayor sentido valorativo. Ello sin perjuicio de recoger los artículos que enmarquen el pensamiento español o abarquen temas docentes o versen sobre las letras y las artes o ilustren sobre nuevas ideas en el mundo del saber, o exhumen al calor de la investigación figuras y hechos cumbres de nuestro pasado glorioso.

La política del Estado español tiene una profunda significación espiritual. Vocingleros de esa jerarquía de los valores del espíritu hemos de convertirnos para anunciar a los hombres de buena voluntad la feliz nueva del resurgir científico de nuestra Patria.