Laura Rivas
Coordinación Democrática y la problemática nacional y regional
La creación de Coordinación Democrática es sin duda el acontecimiento político más importante en toda la historia de la oposición al franquismo y a sus formas actuales de continuidad. La conjunción de los partidos de la Plataforma de Convergencia Democrática con los de la Junta Democrática, bajo una común estrategia rupturista, abre la posibilidad de crear la correlación de fuerzas precisa para iniciar un nuevo periodo democrático. Por su amplia composición. Coordinación Democrática es el instrumento idóneo para negociar la ruptura democrática con las fuerzas de la derecha económica, con el Ejército, con la Iglesia.
Porque, en efecto, en Coordinación Democrática se encuentra prácticamente representado todo el espectro de fuerzas políticas del País, todas las fuerzas homologables con aquellas que representan algo a nivel europeo. Incluso los sectores liberales que no se encuentran encuadrados en Coordinación Democrática no se consideran "en contra" de ella, ni son favorables a la táctica reformista. Razones de distinto tipo dificultan su integración efectiva, sin que ello quiera decir que sea imposible llegar a acuerdos o colaboraciones concretas.
Sin embargo, Coordinación Democrática, formada por partidos de ámbito estatal, aún está necesitada, para ser un organismo a nivel de todo el Estado, de establecer vínculos con las instancias unitarias que existen o se constituyan en las tres nacionalidades.
El hecho nacional tiene un reflejo automático en la existencia de partidos en las diversas nacionalidades con características específicas. Muchos de ellos son homologables a los de ámbito estatal, si bien con claros caracteres nacionales. Otros, aunque también homologables, tienen sus estructuras orgánicas a nivel exclusivamente de su nacionalidad, ocurre con Convergencia Socialista Catalana, Esquerra, Reagrupament, PNV, ANV, UPG, etc.
La constitución de Coordinación Democrática ha sido el fruto de un largo proceso de discusión y acercamiento entre los partidos de ámbito estatal, en el que todavía no han participado los partidos de las tres nacionalidades, no por una voluntad de marginación por parte de nadie, sino porque la misma complejidad del proceso unitario exigía ir resolviendo los problemas con un cierto orden, atendiendo primero a la creación de un primer núcleo unitario con los partidos de Junta y Plataforma.
El panorama unitario dentro de cada nacionalidad está, tras la constitución de Coordinación Democrática, en la situación siguiente: En Galicia se ha dado un importante paso unitario con la constitución de “A Taboa democrática", que coordina a las principales fuerzas gallegas y que tiene en perspectiva la discusión con las fuerzas que aún forman parte del Consello con vistas a lograr la incorporación de éstas. En Euzkadi, el proceso unitario está avanzando gracias a los esfuerzos del PSOE y del PC de Euzkadi por ampliar la composición del Gobierno vasco, aunque aún se tropieza con la postura cerrada del PNV.
En Cataluña, el Consell de Forces Politiques y la Assemblea de Catalunya han celebrado recientemente conversaciones bilaterales con Coordinación Democrática. Estas conversaciones han sido un paso adelante muy serio hacia la creación de una instancia unitaria a nivel de todo el Estado. En el comunicado conjunto entre Coordinación y Consell, se afirma que la ruptura sólo es posible a nivel de todo el Estado y se reconoce por tanto la necesidad de que exista una articulación estatal. Coordinación y Consell han visto la necesidad de continuar las conversaciones en fecha breve para encontrar una forma operativa para estas nuevas relaciones.
Al tiempo, en los comunicados conjuntos se afirma el pleno reconocimiento del estatuto de 1932, lo que implica la existencia del Gobierno de la Generalitat de Catalunya desde el momento mismo de la ruptura. Este ha sido un paso muy importante dado por Coordinación Democrática, que supone una notable corrección de la fórmula inicial aprobada respecto del problema de las nacionalidades y regiones.
Es de esperar, en este mismo sentido, que en los contactos entre Coordinación y los órganos unitarios de Euzkadi y Galicia, se produzca el mismo apoyo explícito a los estatutos de autonomía de cada nacionalidad.
En las diferentes regiones se desarrolla un proceso de constitución de C.D. a partir de las fuerzas que componían las antiguas Juntas y Plataformas, aunque este proceso no está exento de la complejidad propia del actual resurgir de la conciencia regional. Coordinación Democrática ha quedado constituida en Andalucía, Aragón y las ciudades más importantes de la región Castellano-Leonesa. En Asturias y Canarias está en curso la discusión sobre el carácter de sus órganos unitarios. En el País Valenciano se ha constituido la Taula, que tiene el propósito de establecer vínculos con C.D.
Las causas del fuerte resurgimiento de la conciencia nacional y regional al que asistimos hoy no son difíciles de explicar.. El Régimen franquista ha llevado a sus últimos límites el centralismo burocrático, tradicional en las diferentes formas de Gobierno que ha adoptado la oligarquía en nuestro país. El centralismo y el desprecio hacia las peculiaridades nacionales y regionales ha tomado estos últimos cuarenta años formas particularmente brutales. Se han acentuado los desequilibrios regionales, determinando que regiones que podían ser prósperas, como Andalucía, Canarias, Asturias, el País Valenciano, atraviesen por graves dificultades económicas, al tiempo que se han pisoteado los derechos a una lengua, una cultura y una personalidad propias, lo que es particularmente evidente en el caso de las tres nacionalidades, pero también en el País Valenciano, las Islas, Asturias, etc.
A gravedad del problema ha obligado a los políticos reformistas del gobierno Arias a improvisar unos insuficientes regímenes especiales para Cataluña de un lado y Vizcaya y guipúzcoa por otro que no pueden dar satisfacción a nadie.
La ruptura democrática abre la única posibilidad para que la problemática nacional y regional encuentre vías de solución. Los comunistas, y con nosotros otras fuerzas, nos esforzamos porque la ruptura democrática conlleve automáticamente el reconocimiento de los estatutos de Autonomía conquistados por los pueblos catalán, vasco y gallego en el periodo 32-36. Dentro del amplio abanico de fuerzas que constituyen Coordinación Democrática nuestra postura a este respecto es inquebrantable. Al mismo tiempo, creemos que consquistadas las libertades, abierto el periodo constituyente, habrá que abordar la solución de los problemas de las diferentes regiones, de las reivindicaciones de los estatutos autonómicos, dentro del marco de la descentralización del aparato del Estado y de la búsqueda de fórmulas federativas.
En el periodo constituyente, las masas de las diferentes regiones podrán expresarse libremente y dar su apoyo masivo a las fórmulas autónomas y descentralizadoras que les sean propuestas, fórmulas que hoy, sin la evidencia del consenso popular, podrían tomar en determinados casos un carácter especulativo.
Por ello no creemos que sea correcto pretender generalizar la inclusión en el programa de la ruptura la reivindicación de órganos de autogobierno en las diferentes regiones. Ello significará además disminuir la problemática de las nacionalidades que SÍ tienen derecho a incluir esta reivindicación conquistada tras una larga lucha y tras 40 años de represión sistemática, y que constituyen naciones diferenciadas dentro de un Estado multinacional.
En el período democrático, la diversidad regional exigirá la adopción de fórmulas específicas para las regiones que hoy aparecen con una problemática diferenciada como pueden ser el País Valenciano, Navarra, Canarias, las Islas Baleares. Al tiempo, la descentralización del aparato estatal colocará en manos de las regiones el derecho a disponer de sus propios recursos. Será posible abordar el problema de los desequilibrios regionales, de las zonas de atraso y subdesarrollo.
La plena legitimidad de la problemática nacional y del resurgir de la conciencia regional no puede llevarnos a ignorar la existencia de determinados peligros que se derivarían de un enfoque incorrecto de estos problemas. Un ejemplo de este enfoque incorrecto es el de determinadas fuerzas políticas de alguna nacionalidad, e incluso de alguna región, que parecen creer que la solución a la problemática nacional o regional va a poder obtenerse al margen del proceso de ruptura general de todo el Estado. El resultado de este enfoque sería caer en la táctica reformista: poner obstáculos serios al logro de la democracia en España, retrasar, por tanto, la solución de la problemática nacional y regional.
Este peligro no es fantasmagórico. El Poder actual cultiva minuciosamente la posible división entre las fuerzas de las diferentes nacionalidades y regiones. No a otra cosa responden los frecuentes viajes y entrevistas con miembros del Consell que practican tan asiduamente Fraga y Areilza en Barcelona. Sus tentativas no son tan inútiles cuando dos destacados políticos catalanes, pertenecientes al Consell, —Pallach y Barrera— han afirmado que "el Sr. Fraga comprende el problema catalán mejor que el PSOE". Frase que si reflejasen una concepción política llevaría implícita una renuncia a las libertades, una renuncia a la ruptura, una renuncia a la defensa de los derechos del pueblo catalán a cambio de... nada. Porque ni Fraga ni Areilza, ni ningún político, ni ningún Gobierno que se mueva en el esquema reformista-continuista, concederán el Gobierno de la Generalitat ni el marco autonómico contenido en el Estatuto del 32. Aunque sí pueden ofrecer posiciones ventajosas, e incluso algún cargo ministerial, a aquellos políticos catalanes que acepten a su vez olvidar los objetivos por los que todo el pueblo catalán clama: ¡¡Llibertat, amnistía, estatut d'autonomía!!
La. forma de evitar este peligro, de cortar las maniobras reformistas, exige superar toda tendencia aislacionista y avanzar decididamente hacia la creación de una instancia unitaria a nivel de todo el Estado. De ahí la importancia de los contactos entre Coordinación Democrática y el Consell de F.P.C., y la que tendrán los que mantenga, en lo sucesivo, C.D. con "A taboa democrática", y con la instancia unitaria que se constituya en Euzkadi. De ahí la importancia también de acelerar el proceso de constitución de Coordinación Democrática en las regiones en que todavía no se haya llevado a término.