Oscar Miró Quesada
Naturaleza
En una de las reuniones semanales del Mercurio, leyó Oscar Miró Quesada, a solicitud del director, este bello poema metafísico. Hoy lo ofrecemos al público, seguros de que lo recibirá con los mismos aplausos que tributamos a su autor en esa velada y admirará como nosotros este raro arte de reflejar en forma poética elevadas concepciones metafísicas en que se funden ideas de Spinoza y Schopenhauer.
A ti, ¡oh gran Naturaleza!,
Virtualidad de lo creado,
Donde el presente y el pasado
Han de anularse en lo que empieza.
A ti, ¡oh gran Naturaleza!,
Que realidades has soñado
Y que ficciones has forjado
Con apariencias de certeza.
A ti, visión de una ilusión,
Apocalíptica visión
Incomparable en su grandeza;
A ti, ¡oh gran Naturaleza,
Quiero ofrendar mi corazón. [28]
Natura naturans
En el principio todo era virtualidad.
El poder infinito en su eterna unidad
Flotaba solitario sobre el Haz del abismo,
Y era el poder creador y el acto de sí mismo.
Perfecto y absoluto, total y necesario,
Incontingente y libre en su necesidad,
Sobre el Haz del abismo flotaba solitario;
Que en el principio todo era virtualidad.
Reposo y movimiento, forma y acto esencial,
Plenitud absoluta, potencia eminencial,
Síntesis de contrarios y unificación
De los antagonismos y de la confusión,
Así era la potencia germen de toda cosa
Encerrada en sí misma, en unidad hermosa.
Como el mar, que es espacio capaz de movimiento
Y que es uno y es múltiple y que, al soplo del viento
Cuando cantan las olas su divino cantar,
Se torna multiforme sin dejar de ser mar;
Así era la infinita natura naturante
Origen de la vida, realidad potencial,
Conjunto de tendencias, dinamismo gigante,
Reposo y movimiento, forma y acto esencial.
Así era la substancia que es lo que ha sido y es
Lo que en sí mismo tiene la razón de su ser,
Lo que antes fue la fuerza, lo que será después
Lo inmóvil, bajo el vano variar del suceder:
Como inmortal Proteo cambiante y multiforme
Capaz de todo aspecto y toda adaptación
La substancia infinita absoluta y enorme
Llenaba con su esencia la eterna creación.
Era única e idéntica sin restricción ninguna.
Que lo diverso es hijo del tiempo y de la forma,
Y no fuera substancia si fuera más de una
y si la dualidad le impusiera su norma.
Era causa de sí, porque si no lo fuera
De alguna causa extraña su ser dependería, [29]
Y si es que en la substancia aquello aconteciera
Esa causa eficiente la substancia sería;
También era infinita, pues siendo de otro modo
Con otras magnitudes se relacionaría,
Y como la substancia en sí misma es el todo
Al no ser infinita su esencia perdería.
El tiempo no existía, el futuro, el pasado
En eterno presente duraban sin durar;
El tiempo es movimiento, y el dios Saturno alado
Prisionero en la esencia no podía volar.
Pero por un misterio extraño y caprichoso
La natura naturans de sí misma se hastió,
La fuerza se hizo forma, sucesión el reposo,
Y la substancia única se diversificó,
Y aparecieron mundos y el espacio gigante
De estrellas y planetas y soles se pobló,
Y en la noche infinita solitaria y errante
La tierra apareció.
Natura naturata
Y apareció la tierra, natura naturata,
Materia que tortura constante evolución,
Angustia de la forma que su inquietud dilata
En el principio múltiple de la individuación.
Y apareció la tierra y todo lo que encierra
En su fecundo seno,
Y apareció la tierra
Esa cambiante y vana transformación del cieno.
Y fueron las disformes rocas inaccesibles
Y los profundos mares inmensos y desiertos
Y el ondular grandioso de formas insensibles
De los cerros enormes como gigantes muertos
Fueron los minerales opacos y brillantes
De vida inconmovible que la pasión no inmuta, [30]
Y las oscuras piedras y los claros diamantes
Y todo el reino estático de la materia bruta.
Mas reposar no quiso la evolución inquieta
En la tranquilidad del mundo mineral,
Y concibió en un ritmo sublime de poeta
Como un divino ensueño la vida vegetal.
Lo inerte se hizo vivo, lo rígido ondulante,
La piedra fue corteza y la roca fue flor,
Lo oscuro y silencioso se tornó susurrante
Y sobre los contornos, apareció el color.
Fueron verdes los bosques inmensos y frondosos
Y polícromos fueron los campos florecidos
Donde cantan eólicos arbustos aromosos
Por el soplo del viento suavemente mecidos.
Pero los vegetales son seres sin conciencia.
Fenómenos sin alma que ignoran su existir,
Y en el principio mismo de la perenne esencia
Vibraba el apetito del consciente vivir.
La substancia infinita modificó su forma,
Y rompiendo la norma
Del mundo vegetal
Multiplicó sus modos, transformando su impulso,
Y agitado y convulso
Erró sobre los mundos el deseo animal.
Las hojas fueron ojos, las ramas fueron brazos.
En pieles coloreadas se transformó la flor;
Los nudos de los troncos fueron los espinazos,
Y en la naturaleza apareció el dolor.
Dolor que en la inconsciencia del animal es grito;
Reflejo de la pobre sensible carne herida,
Y que en el pensamiento del hombre es infinito
Disgusto de la vida.